Atrapado en el corazón de una explosión de sentimientos y emociones, Hyodo Issei se transforma en un reflejo poderoso, oscuro y distorsionado de sí mismo… el Señor Oscuro Vampiro.
En un gran salón de un castillo, con enormes candelabros de velas, se encontraban sentados cuatro personas.
Era de día, pero los enormes ventanales estaban cubiertos por gruesas cortinas de hermosos diseños.
Las cuatro personas estaban cerca de una chimenea en la cual ardían lentamente los troncos de madera recientemente cortados.
Carmilla, la esposa de Issei y la Reina de los Vampiros era quién se encontraban frente a los tres hombres. Dos de los hombres se encontraban pensativos a la espera de alguna palabra proveniente de alguno de los otros presentes, el último de ellos tenía la mirada vacía.
Como si estuviera inconsciente, no hacía nada. Se mantenía completamente estático sin hacer nada, apenas respirando de forma silenciosa.
Carmilla quién vestía el mismo hábito de monja que cuando conoció a Issei también permanecía en silencio hasta que decidió hablar.
-Bienvenidos, caballeros, a un estado genuinamente irreal, la mente de Issei- dijo utilizando el mismo tono sensual de antaño- Supongo que se preguntarán por qué los he convocado aquí.
Uno de los hombres se levantó de su silla y apuntó con su dedo a quién se encontraba sentado en el otro extremo. Ese hombre era el mismo Issei adulto vestido con su traje de combate regalado por Odín antes de convertirse en Vampiro.
-¡Yo no me pregunto nada, Carmilla! ¡Salvo que hace este mocoso aquí!
El apuntado era también Issei, solo que este era él cuando aún era adolescente. Estaba vestido con el traje de la época victoriana que usó cuando fue ascendido a Demonio de Clase Alta.
-¡Ten cuidado en cómo te diriges a mí! ¡Estás hablando con el héroe del Inframundo!
Ambos se lanzaron contra el otro para agredirse.
-¡Te mostraré quién es el más fuerte de los jóvenes demonios!- dijo Issei adolescente.
-¡Yo te convertiré en el más fuerte de la morgue!- contestó Issei adulto.
Ninguno de los dos pudo tocar al otro, ambos se atravesaron como si no existieran.
Se dieron la vuelta rápidamente para intentar golpearse pero no podía tocarse, la única explicación que pudieron hallar era que se encontraban bajo los efectos de una muy poderosa magia para evitar el contacto corporal.
Carmilla alzó la voz e impuso.
-¡Ambos! ¡Siéntense y cállense!
-¡Yo me quedo de pié!- contestó agresivamente Issei adolescente.
-¿A quién le importa?- agregó Issei adulto.
Carmilla dejó escapar un suspiro antes de continuar.
-Escúchenme, una sugestión post-hipnótica de la misma mente en donde nos encontramos les impide golpearse… para que podamos concentrarnos en el problema más importante.
-¿Y cuál sería ese problema, Carmilla?- cuestionó Issei adulto.
-Él- respondió ella apuntando al tercer hombre que durante todo ese tiempo se había quedado completamente inmóvil- Hyodo Issei, mi esposo.
En efecto el tercer hombre era nada más y nada menos que Issei. Pero era él cuando ya se había convertido en Vampiro, vestía su armadura y llevaba a Ascalon en su cinturón, el Guantelete Oscuro en su brazo, las Botas Ciclón en sus piernas y las Hombreras de Serafín en su espalda.
El Issei adulto dirigió su vista a su contraparte Vampiro. Solo le tomó unos instantes darse cuenta que se trataba de sí mismo pero en el futuro.
-¿Qué es todo esto Carmilla? Además ¿Dónde estamos? ¿Qué haces tú aquí?
Issei adulto recorrió el salón donde se encontraban con la mirada.
-¿Por qué me parece tan familiar este lugar?
-Pronto lo sabrás- respondió ella.
-¿Acaso este sujeto seré yo en el futuro?- cuestionó ahora Issei adolescente.
-Hasta que te das cuenta- le respondió Issei adulto- ¡Aun así, nada de esto puede ser posible! ¿Cómo es que nos encontramos los tres aquí si somos la misma persona?
-Siéntense y se los explicaré- contestó amablemente ella.
Ambos volvieron a sus asientos esperando las respuestas a dicha situación.
-¡Nos encontramos en la mente de Issei! ¡Él fue vencido y se encuentra en un estado de profundo sueño del cual no puede despertar!
-¿A qué te refieres? ¡Yo nunca fui derrotado! ¡Yo soy quién derrotó a la Bestia del Apocalipsis!- comentó Issei adolescente.
-Dime ¿Qué es lo último que recuerdas?
Issei adolescente se quedó pensando durante unos minutos antes de poder responder.
-Y-yo… fui dejado por ellas. Rias, Akeno, Asia y las demás… incluso Rossweisse. Todas… me dejaron- respondió suavizando su tono de voz- No recuerdo… nada más.
-¿Y tú? ¿Qué es lo último que recuerdas?- le preguntó Carmilla a Issei adulto.
-Haberte conocido. Después de eso mis recuerdos están en blanco.
-¡Exacto! ¡Ustedes dos representan el pasado de Issei! ¡Las diferentes personalidades de su ser a través del tiempo que han tomado forma física! ¡Ustedes son él pero en distintas etapas de su vida! ¡Esa es la razón por la que no pueden recordar nada más!
-Un momento, aunque así fuera ¿Cómo es que nos encontramos separados si somos la misma persona?- cuestionó Issei adolescente.
-¡Su mente se ha fragmentado! ¡Issei y yo nos casamos, y durante más de mil años vivimos en paz! ¡Fue por mí que logró dejar atrás sus miedos, el terror que se agitaba en su corazón! ¡Pero yo fui asesinada, incapaz de aceptar mi muerte la psique de Issei se fracturó dándoles vida a ustedes! ¡Él creé que ya no le queda nada por vivir, pero está equivocado! ¡Ahora necesitamos que ustedes vuelvan a unirse con él para que pueda despertar!
-Bien. Suponiendo que todo esto es cierto ¿Qué debemos hacer para volver a unirnos?- dijo Issei adulto.
-¡Ahora que se encuentran separados sus temores han vuelto! ¡Deberán superarlos y dejarlos atrás así como Issei lo hizo para que puedan ser uno solo nuevamente! ¡Todos se fusionarán para dar paso a un único ser! ¡Solo de esa forma él podrá hacer frente a la realidad y despertará!
Ambos se quedaron en silencio durante varios minutos en donde el único sonido audible era la leña ardiendo en la chimenea.
-¡Lo haré!- dijo con determinación Issei adolescente.
-¡Yo también!- agregó Issei adulto.
-Bien. Entonces empecemos.
Todo el lugar se tornó completamente oscuro, Carmilla, Issei adulto e Issei Vampiro desaparecieron dejando solo a Issei adolescente.
POV Issei adolescente.
¿Dónde se fueron todos? ¿Por qué me dejaron solo?
No puedo ver nada. ¿Qué es todo este espacio negro? ¿Este es mi miedo? ¿Acaso le temo a la oscuridad?
Repentinamente mi vista también se volvió negra. ¿Ahora que sucede?
Me he quedado ciego. Carmilla, si tú estás haciendo esto no es gracioso. Déjame salir de aquí.
-Abre los ojos- escuché una voz diciendo eso.
Efectivamente, abrí mis ojos y la oscuridad desapareció. Pero no estoy en el mismo lugar.
Me encuentro sentado en una silla de ruedas, en medio de una fiesta. Los músicos tocan hermosa música, los hombres sacan a las mujeres a bailar. Hay una gran mesa de bocadillos y bebidas.
Ahora lo recuerdo, esta es la fiesta organizada por los padres de Rias para celebrar mi ascenso a Demonio de Clase Alta.
Esta es la noche donde todo comenzó. Yo me encuentro sentado en esta estúpida silla de ruedas recibiendo felicitaciones de varios nobles interesados que solo buscan congraciarse conmigo por mi nueva posición social.
Gracias, gracias y más gracias es lo único que les respondo a esta multitud de interesados. Déjenme tranquilo de una maldita vez.
Y ahora viene Azazel a decirme que ponga más atención a Rias y Akeno que están bailando y charlando muy amigablemente con dos jóvenes.
-Issei, ahora que la crisis pasó es buen momento para que avances en tu relación con las chicas- me dijo apoyando una de sus manos en mi hombro.
Un momento, eso no fue lo que me dijo Azazel en el pasado. Quizás algunas cosas han cambiado.
Después de algunas horas la fiesta terminó, yo me he pasado todo ese tiempo recibiendo halagos y felicitaciones de varios nobles. Las chicas se lo han pasado todo el rato con esos jóvenes.
Un momento. ¿Acaso siento celos? ¿Cómo es posible si ellas ya no me importaban?
A la única a quién amo es a Rossweisse.
Carmilla dijo que mis temores habían vuelto. ¿Eso significa que tendré pasar por esta situación de nuevo?
No. Se supone que debo superar esta situación para que volvamos a ser uno solo. Debo mantener la mente fría y afrontar todo esto.
Estábamos regresando a casa de los padres de Rias en un carruaje. La capacidad era de cuatro personas, íbamos Rias, Akeno, Rossweisse y yo.
Rossweisse, que hermosa estás con ese vestido negro. Las otras dos están hablando entre ellas en voz baja tratando que no las oiga. Están tan concentradas en ocultar de mí a esos dos jóvenes que se les ha olvidado que al ser demonios nuestro oído es mucho más agudo.
Pero no importa, debo seguirles el juego.
-¿Se divirtieron?- les pregunté repentinamente a ambas sacándolas de su conversación.
Rias fue la primera en contestar.
-No tanto, la fiesta estuvo un poco aburrida Issei.
-Ya veo. ¿Y tú Akeno?
-¿M-me llamaste Akeno?-me respondió con otra pregunta. Al parecer está sorprendida.
Ahora recuerdo, solo la había llamado por su nombre sin honoríficos en contadas ocasiones.
-¿Tiene algo de malo que te llame así? Tú me dijiste que querías que te llamara por tu nombre.
-Sí… pero…
-¿Pero qué? Si no quieres que lo haga solo dímelo. Lo entenderé si no quieres que te llame así.
-No… no es eso. ¡Por favor llámame de esa forma siempre!- me respondió con una sonrisa llena de brillo.
Que extraño. Ella se ve realmente feliz. Por unos momentos incluso me pareció la mujer más hermosa que he visto.
No, no, no. ¿Qué estoy diciendo? No me puedo dejar llevar por esta situación.
Volteé a mirar a Rossweisse que se había mantenido callada todo ese tiempo.
Cuando se percató que la observaba fijamente se volteo hacia la ventana para evitar tener contacto visual conmigo.
Apoyé mi mano sobre la suya con delicadeza. Eso la sorprendió y rápidamente dirigió su mirada hacia mí. Nuestras miradas se encontraron, sus mejillas se tiñeron con un leve tono rojo. Te ves tan hermosa Rossweisse, no me canso de verte.
-Issei-kun- dijo con ternura.
Acerqué lentamente mi rostro al suyo buscando sus labios y para mi sorpresa, ella no me rechazó sino que cerró los ojos esperando el beso.
Nuestros labios se rozaron cuando.
-¡Issei! ¿Qué estás haciendo?- me preguntó Rias con un evidente tono de molestia.
-Ara, ara ¿Acaso Issei-kun está intentando seducir a Rossweisse aun estando frente a mí?- agregó Akeno usando su habitual tono de Onee-sama.
Rossweisse se separó de mí velozmente avergonzada.
¿Tenían que interrumpirnos en el mejor momento?
El resto del camino Rossweisse permaneció callada evitándome. Rias y Akeno estaban molestas.
¿Realmente creen que pueden reprocharme algo? ¿Ustedes que se fijaron en alguien más? ¿Ustedes que ignoraron todo lo que he hecho por ustedes?
Pisotearon mis sentimientos y jugaron con mi amor.
No. Cálmate, eso aún no sucede. Debo arreglar las cosas.
Regresamos a casa. Aquella noche dormí solo. Al estar lastimado no debía dormir con ninguna persona, realmente habría querido dormir utilizando los pechos de Rossweisse como almohada aunque seguramente se habría negado argumentando que era algo indebido.
Pasaron algunos días, Rias y Akeno debían de asistir a fiestas como en el pasado pero en lugar de eso se quedaron cuidándome. En esos días pude dejar la silla de ruedas pero aún me encontraba débil.
Yo me encontraba sentado en el comedor. Akeno me había preparado un estofado y me estaba dando de comer sentada en mi regazo.
Hacía tiempo que no habíamos hecho esto.
-Abre la boca, Issei-kun- dijo tiernamente acercando los palillos con comida a mi boca.
Yo le correspondía y me comía golosamente lo que me daba.
-¿Esta delicioso, cariño?
-Sí, me encanta- le respondí.
Una vez que me acabé toda la comida me limpié los labios con una servilleta. Akeno tomó mi mano y me quitó la servilleta.
-Deja que yo lo haga.
Me sujeto de las mejillas con ambas manos, acercó su rostro al mío y pasó su lengua por la comisura de mis labios para después introducirla en mi boca. Nuestras lenguas se entrelazaron, moviéndose intentando dominar a la otra, después de unos momentos nos separamos por falta de aire dejando un puente de saliva entre nuestras bocas.
Akeno se bajó de mi regazo y me tomó de la mano invitándome a que la siguiera, fuimos hasta su habitación donde nos entregamos a la pasión.
Después de ese acalorado momento fui al baño para darme una ducha fría y aclarar mis pensamientos.
¿Cómo es posible que me haya dejado llevar por el momento?
Esto no me puede estar pasando.
Me quité todas mis ropas y de puse debajo de la ducha.
Escuché la puerta del baño abrirse y los pasos de alguien viniendo hacia aquí.
-Issei, deja que te ayude a lavarte.
Era Rias quién se encontraba sin prenda alguna. Casi me da una hemorragia nasal como me sucedía antes que nos hiciéramos novios.
Me senté en un banco mientras ella me tallaba la espalda. Ahora que recuerdo algo así sucedió con Grayfia aquella ocasión en que se emborrachó.
-¿Por qué haces esto Rias?- le pregunté de buenas a primeras.
Ella se detuvo.
-¿Hacer qué?
-Quedarte aquí junto con Akeno a cuidarme. Ustedes podrían asistir a esas fiestas que se realizan para celebrar la derrota del Trihexa.
Rias pegó sus voluptuosos pechos a mi espalda y me dio un sonoro beso en el cuello.
-¿Qué no es obvio?
Me acaricio el rostro con una de sus manos, giró mi rostro y me dio un profundo beso en el cual me transmitió sus sentimientos.
-¡Es porque te amo!
Nos seguimos besando e hicimos algunas cosas más.
Algo está sucediendo. Así no es como fueron las cosas en el pasado. Se supone que Rias y Akeno debían fijarse en esos jóvenes pero solo se han visto una vez en mi fiesta de celebración, en cambio están más apegadas a mí que nunca.
Transcurrieron algunos días más.
Xenovia e Irina partieron a Italia a participar del seminario de la Iglesia.
En el pasado yo retuve a Asia quién también quería ir para que me ayudara a recuperarme de mis heridas más rápido.
Asia y yo nos encontrábamos en mi cuarto. Yo tenía el torso desnudo mientras Asia me aplicaba la magia curativa de su Twilight Healing en mi espalda.
Realmente el que ella me haya dejado en el pasado me afectó más que las demás ya que ella junto a Rossweisse eran de quienes menos lo esperaba.
Durante ese tiempo ninguno de los dos dijo palabra alguna. Esto se está tornando incómodo en muchas formas.
Al cabo de algunos minutos Asia terminó de aplicarme el tratamiento, yo intenté volver a ponerme la camisa pero ella me lo impidió.
¿Qué sucede? ¿Por qué me detienes?
Volteé a verla, tenía el rostro completamente rojo y respiraba agitadamente.
¿Será que está enferma?
Empezó a dar pequeños gemidos que fueron aumentando conforme deslizaba sus manos por mi pecho. La Asia que recuerdo nunca hizo algo así, nunca la vi excitada como ahora.
Empezó a jadear más y más, y se abalanzó sobre mí. Me caí del sillón donde había estado sentado todo ese tiempo con ella sobre mí. Y empezó a lamer mis pezones, esto es malo, yo también estoy empezando a excitarme.
-¡Asia! ¡Detente, por favor!
-¡No! ¡Quiero ser más cercana a ti, Issei-san! ¡No quiero perder con Rias Onee-sama o Akeno-san!
Al escuchar eso la sujeté por los hombros y la separé de mí.
-¡Espera, espera! ¿Esto lo haces por Rias y Akeno?
-A decir verdad, siempre he querido hacer esto contigo, pero soy muy tímida como para atreverme a hacerlo antes y solo me decidí cuando Rias Onee-sama y Akeno-san se acercaron más a ti.
Así que Asia se sentía así, y yo fui incapaz de darme cuenta.
-Escúchame Asia, no tienes que hacer esto. Seguramente quieres hacer otras cosas ¿No ibas a ir a Italia con Xenovia e Irina?
-No, lo pensé mucho y decidí que hay algo que deseo más que servir a la Iglesia.
-¿Puedo saber qué es eso?
-¡Dar a luz a tus hijos!
Nunca esperé tal respuesta y menos de Asia, no me sorprendería si la que me lo dijera fuera Akeno o Xenovia.
Asia acercó su rostro al mío. Nos besamos varias veces, cada beso era más intenso que el anterior.
Una vez más me dejé llevar y finalmente terminamos haciendo el amor en la cama.
Las cosas que me han sucedido, la actitud de las chicas, todo esto es como un sueño hecho realidad, mis fantasías se han materializado. Por favor, no quiero despertar.
Esta es una segunda oportunidad para ser feliz.
Al día siguiente fuimos a un día de campo con Rias, Akeno, Asia, Koneko y Ravel. Rossweisse se quedó en casa, cuando le pregunté si quería venir me evitó, pude notar que estaba enojada en cierta medida por sus palabras.
El lugar que elegimos es un pequeño bosque al pie de una montaña. El sonido de las hojas mientras sopla una leve brisa le dan una sensación relajante a este lugar.
El aroma de las flores aromáticas que crecen aquí estimula mi nariz.
Qué día tan agradable, estoy usando las piernas de Akeno como almohada mientras ella me acaricia la frente con sus delicadas manos. El tacto de su piel es lo mejor.
Rias me da de comer en la boca y Asia sujeta una de mis manos. Koneko y Ravel han ido a un lago que hay cerca de aquí.
Akeno y yo no dejamos de vernos mutuamente, su sonrisa, esa que solo me dedica a mí me reafirma su amor.
Alcé mi mano izquierda, tomándola de la nuca, trayéndola hacía mí. Nuestros labios se conectaron, solo era un beso simple pero apenas nos separamos ella me besó nuevamente solo que con mucha más pasión.
-¡Esa es la clase de beso que quiero recibir de ti siempre!- me dice.
-¿Quieres otro?
-¡Por supuesto!
-¡Un momento, Akeno! ¡Ahora me toca a mí!- nos dice Rias un tanto molesta.
-¡Yo también quiero que Issei-san me bese!- Asia se une a la discusión.
-¡Oigan, no peleen! ¡Las besaré a todas!- le dije a las tres intentando calmarlas.
-¡Yo seré la primera!- exclamó Rias.
-¿Por qué tienes que ser tú, Rias?- Akeno dijo eso.
-¡No, yo quiero ser la primera!- agregó Asia.
Luego de una acalorada discusión donde el tema central fue a quién besaría primero, se decidieron a dejarlo a la suerte jugando piedra, papel y tijeras. Asia fue la primera, luego Akeno y finalmente Rias.
Después fui a buscar a Koneko y Ravel a dicho lago.
Ambas se encontraban nadando. Al verme salieron del agua permitiéndome ver sus trajes de baño. Koneko llevaba su traje de baño escolar, Ravel trae puesto un bikini de dos piezas.
Que lindas que se ven ambas.
-¡Issei-sama, venga a nadar con nosotras!- me dice Ravel tirándome del brazo.
-¡Issei-sempai, vamos!- Koneko agrega.
Es una pena que yo no haya traído mi traje de baño.
-¡Pero yo no tengo traje de baño!
-¡Solo quítese la ropa Issei-sama!
Vaya, que Ravel me diga algo así.
-¡Oye, oye! Alguien podría venir, no es una buena idea.
-¡Vamos!- agregó Koneko.
-¡Ya les dije que no!
-¡Entonces, tendremos que desnudarlo!
Ambas saltaron sobre mí, Koneko me sujetó de los brazos mientras Ravel abría mi camisa y me bajaba los pantalones. Esperen, deténganse por favor. Ambas miran fijamente la parte inferior de mi cuerpo.
¿Qué es esa mirada de sumo interés que tienen?
-Ara, ara ¿Acaso mis kouhai intentan adelantárseme?
Esa es la voz de Akeno.
Cuando volteé a verla me sorprendí ya que no llevaba prenda alguna.
-¿Por qué estas desnuda?
-¿Qué no es obvio? Venía a bañarme contigo.
Qué situación tan placentera y problemática a la vez. Bueno, no es como si me molestara.
Akeno se acercó a nosotros, y junto con Ravel y Koneko me quitaron la ropa. Y Pensar que hace unos instantes estaba un poco asustado, debe haber sido el calor del momento que me hizo poner nervioso.
En ese momento Rias y Asia también llegan.
-¡Oigan, yo soy su Rey, quién debe bañarse con Issei soy yo!- dice Rias mientras se quita su blusa.
-¡Y-yo también lo haré!- Asia dice eso quitándose su vestido.
Al final los seis nadamos desnudos en aquel lago. Aunque ellas no se conformaron, ya que al salir del agua rápidamente se abalanzaron sobre mí.
Transcurrió una semana. Xenovia e Irina regresaron. Una vez más las cosas están sucediendo de otra forma, se supone que ellas se quedarían varias semanas en Italia.
Uno de los mayordomos me informó de su llegada y yo bajé a recibirlas.
Al verme Irina viene corriendo a abrazarme, la recibí gustoso. La sujeté con ambos brazos por su cadera, la giré un par de veces.
-Issei-kun, yo qu…
La besé sin esperar a que terminara de hablar. Al principio se sorprendió pero no tardó en corresponderme.
Nos separamos por falta de aire.
-¿No hay beso para mí, Issei?- Xenovia me dijo.
-Claro, ven.
Ella se acercó rodeando mi cuello con sus brazos, cerró sus ojos esperando el beso.
No la hice esperar, uní mis labios con los suyos.
Cuando nos separamos, la tomé de una mano y con la otra sujeté la mano de Irina.
-Vamos.
Subimos a mi habitación de donde no salimos en varias horas.
Mi relación con las chicas ha mejorado de una forma que nunca hubiera imaginado.
Pero Rossweisse se ha mantenido distante de mí todo este tiempo, he de hablar con ella. Si hice algo que la molestara debo saberlo para enmendarlo.
Al día siguiente me levanté temprano y fui en busca de ella.
Toque a su puerta.
-Rossweisse, soy yo ¿Podemos hablar?
No hubo respuesta durante minutos. Después pude oír sus pasos acercándose a la puerta.
Escuché el sonido de la llave girando en la cerradura. Ella se asomó con la puerta ligeramente abierta.
-Issei-kun ¿Qué necesitas?
-Bueno… no sé cómo decirlo apropiadamente… pero… ¿Quieres ir a una cita conmigo?- le dije con nerviosismo.
-¿U-una cita?- dijo eso sorprendida.
-Sí.
-¿Tú y yo… solos?- me preguntó bajando la mirada mientras jugaba con sus dedos.
-Solo nosotros dos… ¿Aceptas?
-Me encantaría- me contestó con una gran sonrisa.
Que hermosa es.
-Entonces prepárate por favor. Saldremos al mediodía.
-Claro.
Mientras Rossweisse se preparaba yo fui a mi habitación a cambiarme de ropa. Me puse un traje de etiqueta negro de estilo victoriano. Arreglé mi cabello y me perfumé. No quería descuidar ningún detalle.
Esperé en el salón hasta el mediodía. Estaba muy nervioso.
Ella bajó. Traía puesto un hermoso vestido turquesa que resaltaba su figura.
-¿M-me veo bien?
-¡Sí, te ves hermosa!
Mi comentario la sonrojó.
-¿Vamos?- le pregunté extendiéndole mi mano. Ella la tomó asintiendo.
Fuimos en un coche que ya había preparado el día anterior. Lo primero que haría sería llevarla a un elegante restaurant.
Durante el trayecto ella se sentó a mi lado y reposó su cabeza sobre mi hombro. Nunca antes ella había hecho algo como esto conmigo.
Llegamos al restaurant. Este era el establecimiento más ostentoso de la ciudad, gracias a mi nuevo estatus como Demonio de Clase Alta pude reservar el lugar completamente para nosotros dos.
-¿Qué te parece?
-¿Lo reservaste todo solo para nosotros?
-¡No!... ¡Solo para ti!
Una vez más ha vuelto a sonrojarse.
Varios mozos nos sirvieron un frugal almuerzo acompañado de bebidas sin alcohol, sería problemático que ella se emborrachara en este momento, ahora que puedo estar con ella a solas.
Después del almuerzo, seguimos hablando de temas casuales un par de horas.
Ya era de tarde cuando salimos del restaurant.
El siguiente lugar al que nos dirigimos fue a un jardín de flores artificiales de diferentes partes del mundo.
Este jardín fue creado por Grigory bajo supervisión de Azazel, las plantas fueron modificadas para que pudieran crecer en el Inframundo. Aún no ha sido abierto oficialmente pero yo podía ingresar gracias a Azazel.
-¡Que hermoso es todo esto!- dijo observando maravillada la diversidad de flores y plantas que cubrían el campo.
-¿Te gusta? Quería que lo vieras.
-Sí, mucho.
Rossweisse siguió caminando. Yo me detuve.
-Hay algo que quiero decirte.
Ella se detuvo y sin girar a verme me respondió con un tono serio muy diferente al que había usado hasta ese entonces.
-Qué casualidad. Yo también tengo algo que decirte. Déjame hablar primero.
-Adelante- le respondí.
-Cuando estoy contigo me siento feliz, tanto que me es difícil explicarlo con palabras. Durante todo este tiempo que has pasado con las demás llegué a una conclusión.
-¿Puedo saber que conclusión es esa?
-¡Quiero que seas mío!- me dijo seriamente.
Prácticamente lo que me has dicho es una confesión. Yo también quiero estar contigo.
-¡Pero…
-¿Pero?
-¡No estoy dispuesta a compartirte con las demás! ¡Quiero ser la primera y la única!
Esto no me lo esperaba.
-Oye, oye… yo también quiero estar contigo... porque te amo… pero también amo a las demás.
Rossweisse se enfada por mi respuesta.
-¡No! ¡No lo acepto! ¡No quiero compartirte!
-¡Escucha, yo…
-¡No! ¡Elige! ¡Ellas o yo!
¿Por qué me pides algo así? No puedo hacer algo como eso. No ahora que las chicas me han demostrado su amor.
-¡Rossweisse! ¡Te amo! ¡Como las amo a ellas! ¡No me pidas que las abandone!
Su enfado no hizo más que aumentar con mi respuesta.
Intenté abrazarla pero ella me alejó bruscamente.
-¡No me toques!
Me dio una fuerte bofetada en la cara.
-¡No eres nada sino un grandísimo idiota! ¡No eres el hombre que creí que eras! ¡Dices que me amas, que me quieres, pero aun así no me elegirás!
Rossweisse se fue allí dejándome destruido sentimentalmente.
¿Por qué tenía que pasar esto?
Todo estaba saliendo tan bien. ¿Qué es lo que hice mal? Yo las amo a todas.
Pedirme que elija es algo que definitivamente no soy capaz de hacer.
Las flores del campo empezaron a marchitarse, sus colores se fueron desvaneciendo para tornarse completamente grises.
Nuevamente la oscuridad hace acto de presencia. No veo nada, ni siquiera a mí mismo.
Ya veo. Esto no es real, nada fue real. Solo es una fantasía. Una dulce fantasía que me atrapó.
Qué estúpido he sido. La realidad no es así.
Esto no es sino una realidad alternativa de cómo pudieron suceder las cosas. No importa que decisiones tome o que haga. Nada saldría como quisiera, tener tantas mujeres que te amen es ridículo.
Me abandona una, me abandona la otra, me aman todas menos una, me ama una sola, no me ama ninguna.
¿A que le temo? Carmilla dijo que debía superar mi miedo.
Que tonto he sido, es tan simple.
Le temo al rechazo, ya sea de una o todas. Mi amor no correspondido a dado paso a un estigma, una cicatriz que no sana.
Similar a cuando fui asesinado por mi primera novia Raynare.
Sin ella, sin ellas. De una u otra forma saldré herido. Y siempre será así.
No se puede hacer nada para cambiar lo inevitable.
Lo único que puedo hacer es… aceptar la realidad.
¿A qué le tengo miedo?
¡Al rechazo!
Toda la oscuridad desapareció. Otra vez me encuentro en este extraño salón acompañado de Carmilla y mis contrapartes adultas.
Fin de POV Issei adolescente
Carmilla e Issei adulto se acercaron a Issei adolescente una vez que logró superar su miedo. Para él transcurrieron muchos días pero en realidad solo fueron unos momentos los que permaneció inconsciente.
-¿Tuviste problemas?- le preguntó Carmilla.
-¡Eso fue intenso! ¡Pero pude superar mi miedo!- le respondió. Ese sueño fue tan real, tan hermoso y por momentos tan frío que casi lo atrapa permanentemente. El mundo no es así, el mundo es cruel, y frío y estúpido.
La mente y los sentimientos de los seres vivos son fáciles de manipular y destruir, él lo había comprobado viviendo una realidad diferente de cómo pudieron darse los hechos de su pasado. Negar la realidad obstruye y ciega la razón.
Issei adolescente se incorporó y dirigió sus palabras a su contraparte adulta.
-¡Ahora solo faltas tú!
-Lo sé- le respondió para luego dirigirse a Carmilla- Adelante- le dijo invitándola a que lo sumergiera en ese peligroso sueño que podría atraparlo si no era capaz de superar su miedo.
-De acuerdo. Trata de no perder de vista tu objetivo, tu miedo es mayor y superarlo será más difícil.
En esta ocasión Issei adulto se vio inmerso en la oscuridad para dar paso a su enfrentamiento contra sus temores.
POV Issei adulto.
Oscuridad. No veo nada. Tengo una idea de lo que me espera, espero equivocarme.
Si la veo ella, no sé qué podría suceder. Se supone que debía alegrarme por ella, pero no pude. No se puede ser feliz sabiendo que la única persona en la cual tenías esperanza no podrá estar contigo. Que esa persona no pueda ser para ti.
-¿Qué es lo que deseas?
¿De quién es esa voz? ¿De dónde vino? Esta oscuridad no me deja ver nada.
La oscuridad desaparece. Ahora estoy en una playa. El sonido del agua golpeando la arena, es todo lo que se oye, no hay nada más aquí. Me agacho a recoger un poco de arena en mi mano, esta se cae lentamente de mi mano.
Estoy solo en este lugar, no hay nadie conmigo, nadie ríe conmigo, nadie habla conmigo, nadie se enoja conmigo. Nadie me acepta.
Nadie realmente me ha amado, solo buscan que los proteja. Solo quieren que los salve para luego pretender estar agradecidos y ofrecerme regalos para que me quede con ellos. Quieren convertirme en un Dios, Odín, Zeus y todos los demás.
Todos son tan falsos. ¡No quiero nada de ustedes!
-¡Me haces enojar cada vez que veo actuando tan patético!
¡Esa es la voz de Rossweisse! ¿Realmente res tú? ¿Dónde estás?
He estado buscándote durante tanto tiempo. Yo a ti…
-¡Pero yo no!
¿Por qué? ¿Por qué no puedes amarme?
El lugar donde me encuentro cambia una vez más. Ahora estoy en un cuarto ostentoso, si no me equivoco esta es una de las tantas habitaciones de la mansión de los padres de Rias.
Todo el lugar se encuentra muy desordenado, hay ropas tiradas por el piso.
Hay dos personas acostadas en la cama cubiertas por una fina sábana blanca.
Un hombre y una mujer, pero no cualquier mujer. ¡Es Rossweisse!
-Oye, una vez más- le dice a él acariciándole el cabello.
-¿De nuevo?- le responde suspirando- ¿No tenías que ver a tu amigo?
-¿Issei-kun? Aún tengo algo de tiempo.
-Solo hemos estado haciendo esto por días.
-No me molesta. Ya me he acostumbrado, así que por favor.
Él se coloca sobre ella, ambos se dan un beso y…
¡No! ¡No! ¡No! ¿Por qué me haces ver esto? Tú sabes lo que siento por ti.
Una vez más la oscuridad no me deja ver nada.
-¡Hago esto para demostrarme que yo no te amo!
¿Qué estás diciendo?
-¿Qué clase de mujer podría amarte? Ni siquiera yo que nunca he tenido novio podría siquiera pensar en enamorarme de ti.
¿Nunca has tenido novio dices? ¿Entonces quién es él? ¡Dímelo!
-¡Solo somos dos adultos reconfortándonos! ¡No necesito amor de nadie! ¡Mucho menos el tuyo!
¿No necesitas mi amor? Entonces dime que es lo que necesitas. ¿Qué puedo darte?
-Aunque así fuera, no quiero recibir nada de ti. Nada es necesario para mí.
¡Mientes! ¡Estás mintiendo! ¡Necesitas tu cuerpo, lo necesitas para reconfortarte con alguien!
¡Al menos de esta forma sabes que vales algo!
-Tú no sabes muchas cosas de mí. Solo te interesaba mi cuerpo. Nunca intentaste comprenderme
¡Eso es mentira! ¡Mis sentimientos son reales!
-¡Es la verdad! ¡La verdad es dolorosa pero tienes que vivir con ella!
¡Basta, no quiero escuchar más esto!
¡Llévame a otro lugar! ¡Muéstrame algo diferente!
La oscuridad desaparece y ahora estoy en mi vieja casa. La casa de mis padres cuando fue remodelada por la familia de Rias.
Me encuentro en el salón VIP junto con Rossweisse, ella se encuentra sentada en uno de los sillones y yo de pié a su lado.
Esto es igual a cuando fingí ser su novio durante el tiempo que su abuela Gondul vino de visita.
-Issei-kun- me llama.
-¿Qué? Le respondo con cierto grado de enojo.
-¿Por qué no nos damos un beso?
-¡No!
-¿Tienes miedo? ¿Aún es muy pronto para un niño como tú?
¿Cómo te atreves a pedirme un beso cuando todo este tiempo solo te has estado burlando de mí? No trates de tomarme como un tonto.
Me doy la vuelta e intento salir de la habitación cuando ella me toma del brazo con fuerza. Me obliga a darme la vuelta arrinconándome contra la puerta.
No recuerdo que tuviera tanta fuerza aún a pesar de ser una Torre.
Coloca sus brazos a ambos lados de mi cabeza para no dejarme ir.
-¡Hagámoslo!
No soy capaz de articular una respuesta, así que solo me quedo en silencio. Su ceño se frunce, señal de que se ha molestado.
-¡No entiendes nada!
Ella retrocede un par de pasos observándome fijamente.
¡No te acerques a mí!
¡Espera! ¡Lo siento! ¡No quería hacerte enojar!
Haré lo que quieras pero no te alejes de mí, por favor.
-¡Sí, quiero!
-¡No quieres! ¡Idiota! ¡No quieres estar conmigo!
Rossweisse me da una bofetada en la cara.
-¿Crees que me comprendes? ¿Crees que puedes complacerme? ¡Nunca entenderás!- me grita con furia.
En esta ocasión o yo también empiezo a molestarme.
-¿Cómo puedo?
Ella se sorprende porque le he gritado.
-¡Tú nunca me dijiste nada! ¡Tú no me hablaste claramente de cómo te sentías! ¡No decías nada! ¡Nunca expresaste si sentías algo por mí!
Ella empieza a asustarse por la forma en que le hablo.
-¡Era imposible comprenderte!
Todo a mi alrededor incluida ella desaparecen una vez más ¿Ahora qué vas a mostrarme? Ya fue suficiente de esta porquería.
-¿Es imposible comprenderme? ¿Acaso tú trataste de comprenderme?
Sí, claro que lo intenté.
Intenté comprenderte. Quise conocerte mejor pero tú siempre me alejabas, con tu sentido de la moral. Tú siendo profesora y yo tú alumno. Siendo tú mayor que yo. ¡Como si esas cosas importaran siendo que ambos éramos demonios!
¡Tú inseguridad, tu miedo de avanzar! ¿O ya olvidaste lo que me dijiste cuando te dije que te amaba?
Qué no sabías lo que sentías por mí, que sería mejor que dejáramos nuestra relación tal como estaba.
Estaba dispuesto a cambiar por ti, sería lo que tú quisieras con tal de que no me dejaras. ¡Pero no fue suficiente para ti!
Las tinieblas retroceden una vez más, ahora estoy tirado en el suelo y Rossweisse está pisándome con uno de sus pies.
-¡Imbécil! ¡No me vengas con eso! ¡Sé que tan solo me quieres para consolarte! ¿Qué hay de las demás?
Rossweisse se enoja cada vez más.
-¡Si no puedes ser solo mío, no quiero nada de ti!
-¿Por qué no puedes ser amable conmigo?
Rossweisse cambia por completo su actitud con lo que dije, su enfado cambia por una radiante sonrisa.
-Lo soy.
-¡Mientes! ¡Me engañas con tu sonrisa! ¡Solo quieres jugar conmigo!
La oscuridad hace acto de presencia otra vez.
No puedo ver nada. ¡Deja de utilizar este truco y hazme frente!
-Siempre estoy contigo. La verdad te hace daño. Es doloroso pero las dudas te acorralan.
¿Qué se supone que significa eso?
No oigo respuesta alguna.
¡Responde! ¡Ven aquí!
No oigo nada. Solo silencio.
Me siento extraño. ¡No puedo permanecer tranquilo! ¡Deja que oiga tu voz!
¡No me dejes solo! ¡No me ignores!
Otra vez la oscuridad retrocede. Este lugar es el salón del castillo Gremory.
-¿Rossweisse? ¿Dónde estás?
Empiezo a recorrer todo el lugar buscándola. No está aquí, tal vez en los jardines. Salí afuera para buscarla, tampoco la encontré.
El comedor, o las habitaciones. Tiene que estar allí en uno de esos lugares. Revisé el comedor y al no hallarla subí las escaleras a revisar cuarto por cuarto.
Después de haber visto en por lo menos cuarenta habitaciones la encontré.
Se encontraba sentada en un sillón con la cabeza baja.
-Rossweisse. Quiero estar siempre contigo- le dije arrodillándome junto a ella. Espero que puedas corresponderme esta vez.
-Por favor no hagas nada… no te acerques más a mí… porque lo único que puedes hacer es herirme- pude sentir malicia en su tono.
-Rossweisse ¡Ayúdame! ¡Sólo tú puedes hacerlo!
-¡Mentiroso!
Ella levanta la cabeza permitiéndome ver su rostro.
-¡No te importa quién sea! Porque Rias y Akeno salen con dos muchachos más caballerosos que tú.
Empiezo a retroceder a medida que ella avanza hacia mí.
-¡Porque Asia, Xenovia e Irina han preferido seguir en la Iglesia!
-¡Ayúdame!
-¡Porque Ravel ha aceptado un matrimonio arreglado y Koneko no quiere estar con alguien como tú!
-¡Por favor!
-¡Tú solo estas tratando de escapar hacía mí!
-¡Detente!
-¡Es lo menos doloroso para ti! ¡Nunca has amado a nadie en serio!
Rossweisse me empuja y caigo al suelo.
-¡Solo te preocupas por ti mismo pero ni siquiera eres capaz de aceptarte! ¿Crees que no sé qué planeabas reemplazarme con aquella niña?
Empiezo a levantarme lentamente.
-Por favor… alguien… ayúdame…
Cada vez empiezo a desesperarme más y más.
-¡NO ME DEJES SOLO! ¡NO ME ABANDONES!- le grité con todas las fuerzas de mis pulmones.
Y su respuesta.
-¡No!
Una vez más la oscuridad inunda todo.
Nadie me entiende. Pensé que una vez que derrotara a la bestia del apocalipsis, sería un mundo maravilloso. Un mundo en el que nadie me traicionaría.
-Creíste que los demás eran como tú.
¡Me engañaste! ¡Tú pisoteaste mi corazón!
-Te juzgaste mal desde el principio. Fue tu imaginación.
Nadie me necesita, así que debería morir. Eso es lo que pensaba cuando te perdí y por eso combatí a tantos enemigos.
-¿Me perdiste? ¿Alguna vez dije que te perteneciera?
Es cierto. Tú y yo nunca fuimos nada.
No le importo a nadie y nada cambiará, incluso si muero. Sería mejor si yo no existiese.
-Entonces ¿Cuál es el significado de tu existencia?
¿Puedo estar aquí? ¿Merezco estar aquí?
-Eres persistente. Eres la clase de hombre que odio. No te acerques a mí.
¡Basta por favor, ya no me tortures! ¡Ya no quiero ver nada más!
-¡Si tanto estás sufriendo, puedes rendirte! ¡Si lo odias tanto puedes rendirte!
¡No, no puedo hacer eso! ¡Sí lo hago, no podremos volver a ser uno!
-Quieres alivio ¿Verdad?
Sí, pero…
-Quieres paz ¿Verdad?
¡Ya detente!
-¡Sí eres tú no quiero, aunque muera!
¡Ya Carmilla, despiértame! ¡Ya tuve suficiente! ¡Ya comprendo que nunca hubiéramos podido estar juntos!
Súbitamente la oscuridad se va para dar paso a un espacio completamente blanco donde solo estamos Rossweisse y yo.
-Al fin lo entiendes- me dice ella.
-No comprendo la realidad.
-No puedes distinguir tu propia realidad y la de los demás.
-¿Por qué?
-Porque no entiendes los sentimientos de quienes te rodean.
-¿Por qué no sé qué es la felicidad?
-Por qué nunca supiste lo que era. O al menos lo que creías que era no fue verdad. Solo encuentras felicidad en un sueño.
-Así que esto no es la realidad, sino un mundo vacío.
-Exacto, solo es un sueño. Este mundo se ha creado en base a tu miedo.
-¿Entonces todo lo que he visto no fue real?
-¿Tú que crees?
-Que no fue real.
Rossweisse se acerca a mí y me acaricia la mejilla.
-¿Tú realmente me amaste?
-Creo que… lo que sentí en aquel momento era… verdadero. ¡Yo te amé!
-Entonces… si tuvieras la posibilidad de hacer las cosas de nuevo ¿Me elegirías solo a mí?- me dice con timidez.
-¡Sí, te prometo que si pudiera hacer las cosas de nuevo, serías la única!
-¡Gracias! ¡Es por eso que yo también te amo! ¡Aunque solo sea una ilusión que ha tomado forma de tu subconsciente!
Rossweisse me rodea el cuello con ambas manos y cierra los ojos.
Yo también cierro los míos y me acerco a sus labios.
Fin de POV Issei adulto.
Issei adulto despierta.
Carmilla habla.
-Pudiste lograrlo.
-Creo que sí, fue traumático pero pude hacerlo.
-Ahora que han dejado sus miedos atrás podrán volver a unirse.
-¿Qué sucederá cuando nos unamos?- preguntó Issei adolescente.
-Issei tendrá que pasar una última prueba, pero no podrá hacerlo sin ustedes. Solo de esa forma podrá despertar.
-¿Eso es todo lo que tienes que decirnos Carmilla? Siento que hay algo que no nos has dicho- dijo Issei adulto.
-Eres perspicaz. En efecto, hay algo que no les he dicho.
-¿Qué es?
-En realidad, ustedes tres nunca han estado juntos. Ustedes son las diferentes etapas mentales por las que ha atravesado Issei, tres etapas que siempre han estado en conflicto, incapaces de coexistir
Carmilla, señalo a Issei adolescente.
-Tú eres su yo simplón, infantil, el que se deja llevar por sus deseos, solo querías placer.
Ahora señala a Issei adulto.
-Tú eres él de grande, antipático y pesimista, solo querías morir por qué esa mujer no podía ser tuya. Cuando tú me conociste a mí, nació su tercera personalidad que está ahí- dijo señalando al Issei que se mantenía inmóvil sentado.
-Una vez que se hayan unido, serán más fuertes que nunca, sin miedo, sin temor, recuperarán todo el poder perdido.
Issei adolescente y adulto empezaron a derramar lágrimas.
-Pero, pero yo…- decía Issei adolescente.
-No quiero… - decía Issei adulto.
-Si quieren, los tres se necesitan mutuamente- les respondió Carmilla acariciándoles la barbilla.
-No queremos morir, Carmilla- protestó Issei adulto.
-No morirán, todos vivirán como uno solo y los querré a todos.
Los dos fueron persuadidos por sus palabras y procedieron a acercarse a su contraparte, ambos pusieron sus manos sobre los hombros de él y lentamente empezaron a desvanecerse en partículas de luz, antes de desaparecer por completo giraron para contemplar a Carmilla por última vez.
-Juntos por primera y única vez- fue lo último que escucharon de ella.
Cuando todas las partículas desaparecieron Issei abrió los ojos.
Sus ojos recuperaron el brillo perdido.
Se encontraba completamente solo, sentado a un lado de la chimenea que aun ardía pero débilmente debido al paso del tiempo y el consumo de la leña que alimentaba el fuego.
Se levantó y observó en todas direcciones en busca de alguien.
El lugar le era conocido pero no era capaz de recordar que lugar era, seguramente ya había estado aquí pensó. A paso lento salió del salón para buscar a alguien.
Recorrió un largo pasillo apenas iluminado por velas, sólo escuchando el sonido de sus pasos sobre el suelo de piedra. Llegó a un corredor al aire libre, el lugar donde estaba era una torre de un enorme castillo antiguo. Pero no cualquier castillo, era el suyo.
O mejor dicho, era de Carmilla antes de su llegada al territorio de los Vampiros. La edificación se encontraba tal cual como era antes de que él la restaurara después de casarse con ella.
Se acercó a la baranda de metal del corredor para contemplar el paisaje, el mismo clima inhóspito, salvaje y frío. La misma nieve que cubría por completo el territorio.
¿Qué está sucediendo aquí? Pensó.
¿Cómo era posible que se encontrara aquí si él había muerto a manos de Ajuka Beelzebub? ¿Cómo era posible que el castillo estuviera de pié cuando fue destruido durante la invasión de Sirzechs Lucifer?
Nada tenía sentido, o al menos él no podía encontrarlo a la situación.
Desde su posición podía observar claramente el ala norte del castillo, allí se alzaba la torre más alta. El lugar donde la conoció a ella.
Si el castillo había vuelto a su antigua forma, quizás ella se encontraría en él.
La única explicación que encontró, por más descabellada que fuera, era que había regresado en el tiempo.
Debía comprobarlo, si efectivamente era así, entonces ella debía estar allí.
Issei desplegó las alas de las Hombreras del Serafín y levantó vuelo rumbo a la torre de su amada, no se detuvo ante nada y entró atravesando uno de los ventanales.
Guardó las alas y aterrizó pesadamente.
El lugar se encontraba completamente a oscuras, apenas iluminado por la luz de la luna.
No había nadie, ella no estaba. Y no había indicios de que alguien hubiera estado allí en mucho tiempo. Algo desconcertante para él.
Si no había regresado en el tiempo ¿En dónde estaba?
Decidió abandonar el lugar cuando cierto objeto llamó su atención.
Allí había un gran espejo, pero no cualquiera. Era el Espejo del Destino, una reliquia muy antigua que se dice, tiene el poder de mostrar el futuro a quién se vea en él.
Issei lo recordaba muy bien, le trajo un poco de nostalgia. La primera vez que se vio en él, nada le fue mostrado. Se posó frente a él para intentarlo otra vez.
Durante unos segundos no vio nada más, salvo su reflejo. Pero la imagen empezó a distorsionarse.
Lentamente su reflejo se fue convirtiendo en la imagen de Carmilla.
No pudo contener su emoción y dejó salir pequeñas lágrimas.
-¡Mi amor! ¡Ven conmigo!- sorprendentemente ella habló.
Ella le invitó a ir con ella. ¿Pero cómo sería posible eso?
Issei en ningún momento lo pensó y solo extendió su mano. Nunca pensó en la posibilidad de que su mano chocara contra el espejo quitándole toda ilusión. Pero no sucedió así. Al contrario, su mano se hundió en el espejo, luego su brazo y luego todo su cuerpo.
Había atravesado el espejo y se encontraba en el mismo lugar, solo que completamente destruido.
Y no solo esa torre, todo el castillo se encontraba derruido. Tal como había quedado luego de la invasión de Sirzechs.
Carmilla, se encontraba allí también.
Él corrió hacia ella, sin poder contener su emoción de volver a tenerla en sus brazos.
Cuando él se acercó lo suficiente ella abrió sus brazos para recibirlo y ambos se fundieron en un abrazo.
-¡Carmilla! ¡No sabes cómo te he extrañado!- musitó entre lágrimas.
-¡Tranquilo! ¡Todo estará bien!- le respondió acariciándole el cabello intentando calmarlo.
-¿Cómo es esto posible? ¿Cómo es que estas aquí?
-Escucha con atención. Debes prepararte para el momento destinado. Cuando despiertes, deberás hacerle frente al mundo real.
-El momento destinado, el mundo real ¿A qué te refieres?
-Es tal como lo oyes. Nada de esto es real, fuiste vencido por Ajuka Beelzebub. Mejor dicho te dejaste vencer, desde entonces has estado dormido. Pero ha llegado el momento de despertar.
-¿Qué estás diciendo? ¡Yo morí! ¡Estoy muerto!
-¡No es así! ¡Tenías miedo se seguir con vida! ¡Miedo a un mundo en el que yo ya no exista! ¡Por eso uní todas tus personalidades para crear un solo ser! ¡Reconstruí tu psique fracturada! ¡De esta forma, podrás hacerle frente al mundo real!
Issei no entendía lo que su esposa decía.
-¿Recuerdas que no podías usar la Boosted Gear? Ahora podrás hacerlo, es hora de que regrese el Dragón.
-Lo que me dices no tiene sentido, Carmilla.
-Inténtalo
Issei dudaba, pero ante la determinación de ella, intentó materializar el guantelete de la Boosted Gear y para su sorpresa pudo hacerlo. Una vez más el guantelete del Sekiryuutei cubría su brazo.
-¿Ahora lo ves?
-¡No! ¡No! ¡No puedo hacerlo! ¡No quiero perderte!- le respondió sujetando firmemente sus manos.
Ella empezó a derramar lágrimas.
-¡Temo qué no hay nada que puedas hacer! Durante todo el tiempo que has estado durmiendo he intentado reconstruir tu psique para que pudieras afrontar la realidad, y solo ahora lo conseguí. El mundo al otro lado del espejo era un mundo que creó tu subconsciente para protegerse a sí mismo de la verdad, es un mundo donde solo estabas tú, donde no había nada que pudiera hacerte daño. Ahora que he cumplido mi deber es hora de partir.
Ella le soltó las manos y empezó a retroceder.
-¡Yo tampoco soy real! ¡Solo soy un vestigio de la verdadera Carmilla grabado en tu mente!
-¡No te vayas! ¡Te necesito!
Ella se acercó nuevamente a él, lo abrazó y reposó su cabeza sobre su pecho.
-Realmente… quería experimentarlo más… como era estar enamorada.
Él se asombró por lo que escuchó.
Se separó de él y empezó a desvanecerse en partículas de luz.
-Recuerda que… la verdadera Carmilla te amó más que a nada.
Desapareció por completo dejándolo lleno de tristeza, sentimientos encontrados llenaban su corazón.
Se desplomó en el suelo a llorar, a dejar salir todo lo que había guardado para sí mismo. Lo que no había dejado que nadie viera. Cuando Carmilla murió él no derramó una sola lágrima en presencia de alguien.
Y estuvo tan concentrado preparando el asalto al Inframundo que no se dio tiempo de llorar a su difunta esposa.
Luego de varios minutos, se le acabaron las lágrimas.
Y durante varios minutos más permaneció tirado sin hacer nada.
Hasta que oyó a alguien acercándose.
Una niña rubia, con las manos en su espalda, caminando alegremente.
Claudia, la niña que había encontrado en Agharta. La niña que una vez amó.
Ella solamente le dedicó una dulce sonrisa que bastó para sacarlo de ese estado de ánimo.
En ese momento toda esa dimensión de su mente empezó a deshacerse. Todo a su alrededor empezó derrumbarse. Poco a poco una luz cegadora nublaba su vista. Empezó a sentir agua.
Agua por todo su cuerpo, estaba completamente rodeado de agua, sumergido en el fondo de un lago.
Sus ojos empezaron a brillar en rojo.
Su cuerpo empezó a moverse.
Hubo una gran explosión en el lago, un hombre salió caminando torpemente de sus aguas.
Se encontraba débil, desorientado pero sobretodo hambriento. Por alguna razón que desconocía su apariencia era la misma que cuando "murió". Su reflejo en el agua le permitió darse cuenta de ello.
Era de noche, las tinieblas y la penumbra serían sus aliadas.
Como pudo levantó vuelo usando las Hombreras del Serafín, casi no tenía fuerzas por lo que cayó al suelo rápidamente. El tiempo que se mantuvo arriba le permitió obtener una vista panorámica del lugar donde se encontraba. Un frondoso bosque que se extendía hasta donde llegaba su vista.
Usar las Botas Ciclón para salir de allí no era una opción en su estado, por lo que solo pudo caminar tan rápido como le permitieron sus débiles piernas. Caminó y caminó durante horas hasta por fin salir a un claro, era la entrada al bosque.
No tan lejos de allí había un camino, tenía marcas de ruedas. Debía ser una ruta transitada.
Camino hasta ella y se recostó en medio esperando a que alguien se detuviera.
Al cabo de varios minutos una mujer en un pequeño carruaje recorría la zona, se alarmó al verlo tirado inmóvil. Detuvo su carruaje y bajó para auxiliarlo, se acercó a él y lo levantó.
-¿Te encuentras bien?- le dijo con preocupación dándole palmadas en la mejilla para que reaccionara.
Issei abrió sus párpados permitiéndole a la mujer ver sus penetrantes ojos brillando en rojo.
Eso fue lo último que ella vio. Él se abalanzo sobre ella, directo a su cuello.
Gritó desesperadamente, dándole golpes en la espalda para intentar liberarse.
Cada vez se resistía menos, sus fuerzas mermaban a medida que su sangre era succionada. Issei bebió hasta dejarla seca, le quedó la boca cubierta del líquido vital.
Issei recuperó gran parte de sus fuerzas, pero aún no era suficiente. Necesitaba más, quería más y nada le impediría tomarlo.
Desplegó las Alas del Serafín y levantó vuelo en busca de alimento. Se dirigió a una ciudad que divisó desde lo alto. Antes de llegar se percató de un vehículo de transporte que se dirigía a la ciudad, lo más sorprendente era que cargaba una de las máquinas de asedio que había construido para atacar el Inframundo.
En la cabina el conductor y un acompañante charlaban, sin imaginarse lo que les ocurriría.
El vehículo se sacudió con una fuerza considerable, como si alguien hubiera saltado encima de la parte de carga del vehículo.
-¿Qué fue eso?- se cuestionó el conductor.
Súbitamente las cadenas que sujetaban la máquina de asedio se soltaron, sus ruedas giraron hacia atrás cayéndose de la parte de carga del vehículo.
El conductor detuvo el vehículo, ambos se bajaron para investigar.
La máquina de asedio fue activada, las ruedas se movieron dirigiéndose hacia ellos.
¿Qué es lo que estaba pasando? Se preguntaron ambos.
La máquina siguió su curso, cuando pasó al lado de ellos vieron con terror a una persona de pie encima de ella, sonriéndoles de forma aterradora con la boca manchada de sangre y dos prominentes colmillos.
La máquina siguió andando hasta perderse de la vista de ambos, estaba oscuro y el camino no estaba muy iluminado.
-¿Qué rayos fue eso? ¿Quién era ese tipo?- le preguntó con miedo el acompañante al conductor.
-N-no lo sé. Llamaré a las autoridades.
El conductor se dio la vuelta para utilizar un círculo de comunicación.
En ese momento Issei cayó sobre el acompañante, inmovilizándole por el cuello con uno de sus brazos.
-¡A-Ayúdame!- le gritó al conductor.
El conductor se giró rápidamente, al ver la escena sacó intentó activar un hechizo de ataque de fuego para intentar auxiliarlo, pero la sola presencia atemorizante de Issei lo paralizó.
-¡Haz algo!- volvió a gritarle.
El conductor al escuchar los gritos desesperados de su compañero, intentó acercarse.
Issei lo miró fijamente, levantó su mano libre e hizo un signo de negación con su dedo índice, advirtiéndole que no se acercara. Issei levantó vuelo nuevamente mientras el acompañante gritaba pidiendo auxilio, sus gritos desaparecieron en la distancia, y su silueta en la oscuridad.
Solo quedaron sus zapatos que cayeron desde arriba.
El conductor utilizó el círculo de comunicación para informar al Ejército del Inframundo que lo que parecía ser un Vampiro, como los que habían atacado el Inframundo años atrás, había aparecido y se había llevado a su compañero.
Horas después se reportaron ataques en aquella ciudad, los testigos aseguraron que un Vampiro se había llevado a varias personas.
También se encontró el cuerpo de la mujer en el camino cercano al bosque.
Ya no quedaban dudas, un Vampiro andaba suelto en el Inframundo.
Issei siguió recorriendo el territorio alimentándose. Una vez que estuvo satisfecho y recuperado todas sus fuerzas, subió a la cima de una montaña a descansar.
Desde que había despertado, lo único que lo motivó fue su sed de sangre, se había dejado llevar por sus instintos.
Su mente se encontraba nublada, casi sin poder recordar nada de lo que había vivido en su subconsciente. Solo una cosa le era tan clara como el agua del lago donde había estado sumergido, seguía con vida.
¿Qué podía hacer ahora?
No lo sabía. No quería pensar en razones para continuar su existencia.
En ese momento vino a su mente, el vehículo que transportaba una de sus máquinas de asedio.
Decidió indagar sobre el hecho y partió raudamente al territorio del fallecido Maou Lucifer.
Después de volar durante media hora llegó a su destino. El territorio junto con la mansión que fueran de Sirzechs aún se encontraban destruidos, pero había cientos de obreros trabajando, retirando los escombros y lo que quedaba de las máquinas de asedio y los vehículos de combate.
Estaban reconstruyendo. Y llevándose los restos de las armas de guerra que habían construido sus Vampiros. ¿Pero para qué? Él lo descubriría más adelante.
Partió nuevamente, esta vez en dirección a su antiguo castillo, el que construyó cuando fue ascendido a Demonio de Clase Alta.
Se encontraba en ruinas, tal como había quedado después del asalto del ejército de Demonios comandado por Ajuka Beelzebub y Serafall Leviatán.
Solo faltaba una cosa, el Titán de Asedio que había hecho caer sobre los Demonios, ya no estaba.
Issei entró al castillo, o lo que quedaba de él. Aún más deteriorado que antes.
Entró al salón principal, subió las escaleras hasta su antiguo cuarto. En ese momento vinieron a su mente recuerdos de cuando se había permanecido encerrado durante doce años.
No pudo evitar pensar en qué había sido de las vidas de Rias y las demás.
Ahora que había regresado, sintió curiosidad por volver a verlas. Cuando Sirzechs invadió su castillo le dijo que Rias nunca pudo olvidarlo.
Durante mucho tiempo la odió por haberlo dejado. Con el tiempo se olvidó de ella, y dejó su recuerdo atrás y nunca volvió a pensar en ella.
Pero en esta ocasión, ahora que estaba de vuelta en el Inframundo, la idea de una "visita" no le desagradaba.
Desplegó sus alas y partió en dirección al territorio Gremory.
Zeoticus y Venelana Gremory dormían en su habitación. Rias, quién aún vivía con sus padres, también descansaba en su habitación.
Rias conservaba el mismo aspecto, al igual que su madre mantenía su apariencia jovial.
Todos fueron despertados por el sonido de una gran explosión que sacudió levemente la mansión.
Inmediatamente empezaron a escuchar gritos pidiendo auxilio.
Alarmada, Rias se puso una bata y salió de su habitación para dirigirse donde sus padres.
Zeoticus y Venelana también se levantaron y se encontraron con Rias en el pasillo principal.
-¡Otou-sama, Oka-sama! ¿Qué está sucediendo?- les preguntó alarmada Rias.
-¡No lo sé, hija!- le respondió su madre.
-¡No teman! ¡Sea lo que sea, me haré cargo!- agregó su padre intentando calmar a su esposa e hija.
Los tres bajaron las escaleras para encontrar el origen de los gritos.
Uno de sus mayordomos y varias sirvientas fueron corriendo hacia ellos. Traían la ropa notablemente destruidas.
-¡Zeoticus-sama! ¡Hay peligro! ¡Hay que huir!- gritó con pánico el mayordomo.
-¡Tranquilos! ¿Qué es lo que sucede?
-¡H-hay un Vampiro… un Vampiro aquí!
Zeoticus sudó frío. La sola mención de un Vampiro suelto, y más aún en su propia casa lo asustó.
Después de la invasión al Inframundo, los Demonios habían perdido cerca de un millón de sus habitantes y apenas empezaban a recuperarse de los daños sufridos. Ahora, la gran mayoría vivía con miedo de esos seres chupasangre y Zeoticus no era la excepción.
Rias y Venelana también se aterraron ante la mención del invasor.
Zeoticus trató de serenarse, para actuar de la forma adecuada. Reunió valor y acompañado del mayordomo se dirigió al salón de donde se escuchaban ruidos extraños.
Las mujeres se quedaron atrás a esperarlos.
Ambos hombres se adentraron al comedor, el lugar presentaba indicios de que una lucha se había librado allí.
Lo más impactante eran varios cadáveres, con marcas en el cuello de donde se escurrían pequeñas gotas de sangre.
Al parecer no había nadie más allí, o eso creían. Sintieron un fuerte olor nauseabundo, como ropa vieja y sucia combinado con el hedor de la sangre reseca.
Ambos levantaron sus rostros para identificar el origen de tan repugnante aroma, solo para contemplar con horror a un Vampiro que le sonreía con malicia.
El mayordomo entró en pánico e intentó salir corriendo, Issei saltó hacia él, cayó encima de él y hundió sus colmillos en su cuello, peor no bebió su sangre sino que mordió con una presión extraordinaria y desgarró su carne tirando con la boca.
Zeoticus le arrojó una ráfaga de energía, Issei desvió el ataque con el Guantelete Oscuro. Al ver su ataque frustrado con tanta facilidad Zeoticus intentó acumular más poder en ambas manos pero Issei se lanzó sobre él.
Lo sujetó de uno de sus brazos y azotó violentamente contra el suelo, luego giró sobre sí mismo y lo lanzó contra una de las paredes del salón, la fuerza con que fue despedido lo hizo atravesar la estructura, cayendo cerca de su esposa, hija y las criadas.
Zeoticus se incorporó rápidamente y les ordenó a todas salir de la mansión.
Todos corrieron fuera, en el exterior tendrían mayores posibilidades de defenderse.
Miraron atrás, observaron al invasor parado en la puerta.
-¡Todas quédense atrás de mí! Ordenó Zeoticus.
Issei empezó a acercarse a ellos lentamente.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Rias se percató de quién se trataba. Había cambiado significativamente su aspecto pero aún era reconocible para ella. Su caballero de armadura roja que durante muchos años creyó muerto.
Rias empezó a caminar hacia él.
-¡Rias! ¡No te acerques!- le gritó asustada su madre.
-¡Oka-sama! ¡Es él! ¡Es Issei!- le respondió con alegría.
-¿Issei? ¿Cómo puede ser posible?- se preguntó Zeoticus.
Rias se paró frente a Issei que se mantenía inmóvil. Ella le acaricio la mejilla esperando una respuesta. Miraba maravillada el hombre en que se había convertido su amado. Era como un sueño, había vuelto para estar con ella finalmente, creía.
Issei deslizó su dedo índice y anular por su rostro. Rias cerró sus ojos ante la caricia dejándose llevar por el momento.
En ese instante sintió como la sujetaban firmemente de los hombros para no dejarla ir, Issei sacó sus colmillos y los acercó a su cuello.
-¡Issei! ¿Qué estás haciendo? ¡Issei!- Rias gritó asustada intentando liberarse.
-¡Noooooooo!- gritaron sus padres.
Antes de que él pudiera probar su sangre una poderosa ráfaga de energía lo impactó hundiéndolo en la tierra.
Rias corrió a los brazos de sus padres.
Quién había lanzado el ataque era el mismísimo Maou Ajuka Beelzebub.
-¡Lo sabía! ¡Cuando sentí esa energía, supe que solo podía tratarse de ti!
Issei se incorporó de espaldas al Maou.
-¿Cómo es posible que sigas con vida? ¡Yo te maté!- le gritó fúrico.
Issei se dio la vuelta y le sonrió a modo de burla.
Issei materializó el Guantelete de la Boosted Gear, su cuerpo empezó a crecer y cambiar de forma.
Ajuka solo pudo observar atónito como un enorme dragón oscuro con escamas de metal, ojos rojos brillantes, y de cuyas escamas y alas desprendía cenizas ardientes, se alejaba de allí.
Serafall Leviatán sintió como el campo de energía que protegía el lago en el bosque había sido perturbado, por lo que acudió allí para investigar. El cuerpo de Issei ya no estaba. Ella se lo comunicó al ex-gobernador de los Ángeles Caídos, Azazel.
Ese fue el día que Ajuka Beelzebub esperaba que nunca llegara, el día que regresó el Señor Oscuro, quién de ahora en adelante sería conocido como Dracul, el Dragón.
Todo el mundo sobrenatural vivió con miedo desde entonces. El tan temido Dracul, quién había vencido incluso al más grande héroe de la historia Hyodo Issei, había vuelto. Aunque durante más de un milenio tan temido ser no volvió a hacer acto de presencia.
Sin embargo, ciertos acontecimientos que involucran a su hija, Elizabeth y alguien más, terminarían desencadenando nuevamente la furia del Dragón, solo que esta vez todo el mundo sobrenatural sufriría las consecuencias.
Bueno, lo prometido es deuda.
Aquí está la secuela del Señor Oscuro Vampiro, que dentro de unos días le cambiaré el nombre al Inglés. Esta secuela estará basada principalmente en los acontecimientos de Castlevania Lord of Shadows Mirror of Fate. Por favor díganme que les ha parecido. Traté de hacerlo más psicológico y con más drama, principalmente en la parte en que Issei está perdido en sus subconsciente luchando con sus miedos internos, los cuales no pudo superar por completo.
No queda nada más que decir, solo espero que les guste.
