Avatar, el Último Maestro del Aire no me pertenece. Sólo me divierto escribiendo historias con ellos. Tampoco me pertenecen las canciones, libros, marcas o aplicaciones mencionados en esta historia.

Nota del autor: ¡Hola! TheGirlInGlasses habla y les presenta su más reciente historia. Y dirán: ¡demonios! Pero si tienes otras dos en proceso y paraste por un tiempo para dedicarte a la universidad... y así es, pero la semana Maiko acaba de pasar y no pude evitar inspirarme para seguir esta historial, la cual ya tenía escrita. ¿De qué va? Bueno, es un tiempo moderno y básicamente Mai y Zuko han sido mejores amigos desde la infancia, con sentimientos muy fuertes entre ellos, los cuales nunca han admitido. Espero les guste... sin nada más que decir, aquí les dejo el primer capítulo.


Capítulo 1:

Inconvenientes de un Accidente.


- Sólo conduce, Zuko. No tenemos por qué hablar… - dijo Mai tratando de ignorar la presencia del chico que manejaba a lado de ella.

- ¿Así quieres que termine todo? ¿Es tu forma de contestar? – dijo Zuko con enojo.

- Me siento mal. ¿Podrías parar todo esto? Estoy cansada…- admitió la chica. El malestar de Mai era verdad, pero también era cierto que era para evitar la conversación con su amigo.

- No puedo creer que después de todo lo que ha pasado entre nosotros, todavía vayas a casarte con Kei Lo – dijo Zuko acelerando la velocidad del vehículo.

- ¿Cómo puedes decir eso? ¿Cómo puedes pedirme que no me case con él? ¡Le di mi palabra, Zuko! No puedo simplemente ignorar mi compromiso sólo porque te diste cuenta de que yo no era un juego para ti – soltó Mai con ira.

- ¿Juego? ¿De dónde sacas eso? ¡Tú nunca has sido un juego para mí! Tú eras la que siempre me evitaba. Ni siquiera te atrevas a decir que todo esto es sólo mi culpa… - le gritó Zuko a Mai, mientras apretaba las manos en el volante del auto.

- ¿Que yo te evitaba? ¿Cómo pretendías que no lo hiciera si tú siempre tenías una nueva conquista? ¿Quién fue primero? ¡Ah sí! Song. Después Jun, luego todas esas chicas en la universidad. ¡Saliste hasta con Katara, Zuko! ¡Katara! No me sorprendería que te le hubieses insinuado a Ty Lee. Y ni siquiera mencionemos a tu última adquisición, porque ella fue la gota que derramó el vaso. ¡¿Jin?! ¿De verdad, Zuko? ¡¿Jin?! Sabiendo que ella y yo no podíamos siquiera estar en el mismo lugar… - soltó Mai en el mismo tono que había usado Zuko.

- ¡Ya te expliqué que todo eso lo hice para llamar tu atención! – se defendió el chico.

- Pues que pésima estrategia… - dijo Mai, dándose cuenta de la velocidad aumentada del auto. La chica se aferró al reposabrazos a su lado.

Zuko pisó el acelerador, pasándose una luz amarilla. Lo que el chico no notó, era que otro auto no esperó la luz verde. Lo siguiente que Zuko vio fue una intensa luz dirigiéndose a toda velocidad hacia Mai y él. Escuchó vidrios rompiéndose. Se aferró a la mano de ella y de repente nada…

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Cuando Mai abrió los ojos no recordaba mucho. Sólo la imagen de Zuko, una luz que se acercaba directamente hacia a ella y la mano de él tomando la suya. La chica estaba en shock. Mai no recordaba haber experimentado tanto dolor en su vida como ahora.

- Mujer de 25 años. Presenta múltiples contusiones en rostro y torso, además de una severa hemorragia. Presión sumamente baja…

Mai escuchó a un paramédico hablar, mientras empujaba la camilla donde ella yacía recostada. Todo se escuchaba como si ella estuviera encerrada en una pecera. El ambiente era confuso para ella. Mai cerró nuevamente los ojos.

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Unos días más tarde…

Zuko abrió los ojos y se encontró con su madre sentada en una silla frente a él.

- ¡Gracias a los dioses que estás bien! – exclamó Ursa levantándose de su asiento al ver que su hijo había abierto los ojos.

- ¿Qué… qué me pasó? – preguntó Zuko sintiéndose adolorido y confundido.

- Tuviste un accidente. Fue grave, Zuko. Los paramédicos dicen que es un milagro que estés vivo. El carro quedó hecho añicos – contestó Ursa tomando la mano de su hijo.

Zuko trató de reincorporarse en la cama sin éxito alguno debido a sus costillas rotas. Ursa ayudó a su hijo a sentarse. De repente, Zuko palideció al recordar todo. El carro, la luz, los vidrios, Mai

- Mai… ¿qué le pasó a Mai? ¿Cómo está? – preguntó Zuko con urgencia y angustia.

- Tranquilo Zuko – dijo Ursa tratando de que el chico no se alterara – Ella está bien, aunque no sé mucho al respecto. Michi no me ha querido hablar de su estado y Azula menos…

- ¿Está aquí? ¿Mai está aquí?

- Sí. En el piso de arriba – confirmó Ursa.

Zuko trató de levantarse con urgencia para ir a ver a Mai, pero el dolor en su torso era demasiado. Ursa vio con preocupación a su hijo.

- Zuko es mejor que descanses por ahora. Si viene Azula después, puedes preguntarle al respecto. Los doctores dijeron que no es bueno que te esfuerces demasiado. Todavía estás en observación y no están seguros que estés del todo bien…

Zuko no le contestó a su madre y se echó para atrás en su cama sintiéndose miserable.

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- ¿Cómo es eso posible? – escuchó Mai, que decía su madre, mientras ella fingía seguir dormida.

- El impacto fue muy fuerte. Fue imposible salvar al bebé. Aún no podemos decir si tendrá secuelas como que le sea difícil concebir de nuevo - dijo el doctor provocando que Michi jadeara aire. – Es mejor que se lo digan ustedes. Ahora, si me disculpan…

Mai sintió un vuelco en el corazón al escuchar que había sufrido un aborto. La chica sintió un vacío en el pecho que nunca antes había sentido, además de un nudo en la garganta y ganas inmensas de llorar.

- ¿Tú sabías que estaba embarazada? – preguntó Michi a otra persona en la habitación, una vez que el doctor se había retirado.

- No, no me dijo nada. Admito que la había notado extraña en los últimos días, pero creí que eran nervios por la boda o algo así. Además, había estado tan evasiva conmigo, que preferí que ella viniera a mí por sí sola. Ya sabes cómo es Mai…- escuchó Mai que dijo Kei Lo.

- Oh, Kei Lo… lo siento mucho – dijo Michi. – Si quieres yo puedo decírselo.

- Está bien, Michi. Yo se lo diré… si despierta ahora – contestó Kei Lo con tristeza.

- Iré por algo de comer a la cafetería, ¿quieres algo? – preguntó la madre de Mai.

- No, estaré bien. Gracias – dijo Kei Lo y con eso, Mai escuchó que su madre salió de la habitación.

La chica esperó unos minutos más, tratando de calmar su tristeza y ansiedad por lo que había escuchado, y abrió los ojos, sabiendo que lo primero que vería era la cara de Kei Lo.

- Hola extraña… - dijo Kei Lo con suavidad, acercándose a la cama de su prometida y sentándose en una silla que estaba junto a la cama de Mai.

- Hey…- saludó Mai con debilidad. Ella sintió como Kei Lo tomó su mano y la besó.

- ¿Cómo te sientes? – preguntó el chico con preocupación.

- Como si hubiera estado en un accidente de auto… - contestó Mai con su habitual sarcasmo. Kei Lo no rio.

- Mai… - comenzó a decir el chico con cuidado. - ¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada?

- Te lo diría después de la boda… - contestó ella, quitando su mano de las manos de su prometido.

- ¿Por qué esperar? – preguntó él frunciendo el ceño. La chica se encogió de hombros.

- No lo sé… quería esperar. No quería que pareciera que nos casábamos porque teníamos que… - mintió Mai, pensando en la verdadera razón.

- Perdiste al bebé, Mai… - dijo Kei Lo tratando de tomar nuevamente la mano de Mai. Ella lo evitó.

- ¿Me puedes dejar un momento a solas? – contestó la chica evitando la mirada preocupada de su futuro esposo.

- ¿Segura? – preguntó el chico con inquietud. Ella se limitó a asentir con la cabeza.

Kei Lo salió del cuarto de hospital, no sin antes darle un beso en la mejilla a Mai. Ella se recostó en posición fetal, soltando al fin las lágrimas que había estado conteniendo.

Todo esto era culpa de Zuko, ¿no? ¿Y cómo era que ella no podía odiarlo?

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Zuko observaba a Azula con cuidado. Su hermana miraba su teléfono desinteresadamente.

- Zuzu haz tus preguntas ahora para que pueda largarme de aquí de una buena vez. Si estoy aquí es porque tu madre me lo suplicó – dijo Azula con fastidio, guardando su celular en su enorme bolso rojo.

Zuko negó con la cabeza. Azula y él nunca habían tenido una relación amigable. Los hermanos siempre habían competido por todo. Honestamente, para Azula había sido un alivio el que Zuko hubiera decidido irse a vivir con Ursa, a pesar de que Ozai tenía su custodia.

- ¿Cómo está Mai? – preguntó el chico sin rodeos.

- Más o menos. Perdió mucha sangre y está anémica. Tiene moretones en la cara y un esguince clavicular. Además, está deprimida… – admitió Azula con la sonrisa torcida, sabiendo que iba a torturar a su hermano.

- ¿Deprimida? – preguntó Zuko con preocupación, frunciendo el ceño con fuerza.

- ¿Qué esperabas, Zuzu? La encontraron en un accidente un día antes de su boda con su mejor amigo, con el que se supone estaba peleada. Obviamente la están cuestionado y Kei Lo no está muy contento al respecto. Sus planes se retrasaron. Y por si no fuera poco, perdió a su bebé – explicó Azula mientras veía sus uñas.

- ¿Que Mai qué? – preguntó el chico sintiendo un hueco en el estómago.

- Perdió a su bebé. ¿Acaso no sabías que estaba embarazada? – dijo Azula viendo a su hermano directamente a los ojos, sonriendo satisfecha.

- Ella… no… ella… yo… yo no sabía nada – admitió Zuko sintiéndose terriblemente culpable.

- Bueno, ahora ya lo sabes. Y también sabemos que tú eres el culpable, hermanito.

- ¿Podrías… podrías llevarle una nota? ¿O llamarla? – preguntó el chico con desesperación.

- No creo que sea conveniente, Zuko. Es más, es mejor que ya no la busques más – dijo Azula fríamente mientras tomaba su bolso y se preparaba para salir del cuarto de hospital.

- Azula, por favor… - insistió Zuko con desesperación – Si ella y Kei Lo perdieron a su bebé por mi culpa, creo que al menos yo debería…

- ¿Quién dijo que el bebé era de Kei Lo? – soltó Azula interrumpiendo a su hermano y salió de la habitación dejando a Zuko confundido.

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- ¿Qué hacías con Zuko esa noche? – le preguntó Azula a Mai una vez que entró a su habitación. Ty Lee estaba al lado de la pelinegra tratando se ponerle un poco de rubor en las mejillas.

- Azula, no es el momento… - le reprendió Ty Lee a la chica.

- Siempre es un placer verte, Azula – le comentó Mai con voz ronca.

- ¿En qué estabas pensando cuando te viste con mi hermano? Sabías perfectamente que él iba a intentar parar todo. Lo supiste desde el momento en el que se te metió a la cama. Además, ¿cómo tienes la cara para ver a Kei Lo a los ojos? Que decepción, Mai… - soltó la hermana de Zuko, dejándose caer en el sillón de visitas.

- Si tanta decepción te doy, ¿qué demonios estás haciendo aquí? – soltó Mai con enojo viendo directamente a los ojos dorados de Azula.

- Mai, Mai, Mai, ¿no es obvio? Vengo a ver en qué termina el drama…- contestó la chica con sarcasmo. – Dime, ¿planeas decirle a Kei Lo que el hijo que esperabas era de mi querido hermano?

- Azula, basta…- le dijo Ty Lee mirándola con desaprobación.

- Déjala que saque su veneno, Ty… Azula no es feliz si no muerde mínimo tres veces al día… - soltó Mai echándose para atrás en sus almohadas…

Las tres chicas se callaron y Mai miró al reloj. 01:15 pm…

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6 meses atrás.

Era la 1:15 pm, Zuko limpiaba una mesa en el Dragón del Jazmín, cafetería de su tío Iroh. No era que el chico se dedicara a limpiar mesas en el negocio de su tío, sólo que a veces le gustaba salir de su agitado trabajo en Agni Industries para convivir con la gente y combatir su estrés.

El chico terminó de limpiar y no pudo evitar sonreír al ver por la ventana como una chica de piel blanca y largo cabello negro se acercaba a la entrada del establecimiento.

- ¿Puedo sentarme aquí? – dijo la chica señalando la mesa que recién había limpiado Zuko.

- ¿Y no puedes escoger otra mesa? Acabo de limpiar – contestó Zuko fingiendo molestia. La chica rodó los ojos.

- Me quejaré con el dueño.

- Adelante. Ve y quéjate – contestó el chico.

- Zuko trata bien a los clientes… - reprendió Iroh desde lejos.

- Oh tío, sólo es Mai… no es nadie importante – bufó Zuko con sarcasmo.

- ¿Que no soy importante? Llevo consumiendo en este establecimiento desde que abrió, así que creo que merezco un poco más de respeto, ¿no te parece? – dijo Mai poniendo las manos en sus caderas.

- Ven acá… - dijo Zuko, mientras atraía a Mai para darle un largo abrazo. – Siento que no te he visto en siglos.

- Lo sé. Ha sido más de un mes – dijo la chica, mientras disfrutaba el calor y aroma de Zuko.

Y ese era el día que Zuko había estado esperando por mucho tiempo…


Nota del autor: This is it! Básicamente ahí está el primer capítulo. No planeaba hacer a Mai una adultera ni a Zuko un rogón, pero vaya, se dio y no pude resistirme. No crean que apoyo estas cosas... Espero les haya gustado y me dejen un bello review con sus opiniones, quejas y/o sugerencias. Sin más qué decir, los dejo y nos leemos la siguiente semana con otro capítulo.

- TheGirlInGlasses.