Muy bien, esto no era planeado para salir antes de tiempo, pero quiero quitarme estas ideas de la cabeza, para poder seguir en pie con mis otros proyectos, (o eso espero).

Este fic es únicamente para one-shots/viñetas/drabbles/ "Headcanon's" de esta pareja, no tienen un orden cronológico o de contexto, son solo escritos que hice al azar, o que no fueron mencionadas en algún otro fanfic por ciertas circunstancias.

Hasta se podría decir que podrían estar o no en la trama "original" de las series de fanfic que he hecho alrededor de esta pareja.

[[Idea botada: El primer beso que se darían estos dos.]]

Coco no me pertenece, uso sus personajes sin fines de lucro.


Beso


Miguel, desde hace tiempo, odia el dichoso festejo de San Valentín, de pequeño no le importó mucho, hasta podía hacerle cartas de corazón a sus familiares. Pero desde que comenzó la secundaria parecía un dolor de muela, cuando llego esa fecha cuando estaba en primero, casi lo llenaron de regalos, estuvo en situaciones de presión; ya que no quería ver la cara de decepción de las niñas que le pedían ser su novia y él respondía que no.

Por eso, ha decidió escaparse lo mejor que puede de esas fechas con ayuda de su amigo, después de clases, no salían por la puerta principal y llegan a la huerta como un escondite, con la esperanza que nadie lo siguiera. Parecía que se escapó del tal temido día, solo que no conto que llegará ser un tema de conversación. Entre oraciones y cambios de palabras, Miguel sentía que la paciencia se le iba.

—Pues de besos, no te faltan, de seguro saldrás con alguna chica el fin de semana—comentó Rob antes de darle otra calada al cigarro.

—Pues ahí te equivocas, no voy a salir con nadie—exclamó con molestia, y abrazo sus rodillas con un suave puchero—Además, ellas lo hacen, yo no.

Hubo un silencio pequeño, antes de que las palabras volvieran a surgir—Aguarda ¿Ellas te besan a ti?

—Si.

— ¿Les has respondido el beso?

—Pues no.

— ¿Entonces porque te quejas? No has dado tu primer beso, tú tienes que dar ese pasó así que no te preocupes.

Miguel se pensó sobre esa lógica, de alguna manera él tenía razón; se sentía raro, un poco asqueado y no le gusta la sensación en los labios después de que alguna chica le diera un beso repentino. No volvió a tocar la guitarra y quedó sumergido en sus pensamientos.

—No te acomplejes, algún día lo darás…

Miguel suspiro—Lo sé, pero ¿Y si lo hago mal? ¿Y si realmente me gusta esa persona? ¿Y si le eructo en la boca?

Ante esa última pregunta Roberto estalló en carcajadas, para el mal humor y la vergüenza de Miguel ¿Pa' que le platicaba sus cosas?

—Rob, ya. No da risa…

— ¡Si da!

—Ya no te cuento nada—bufó mientras se paraba a la par de guardar sus cosas.

Rob sonrió nervioso por sus acciones—No es para que te enojes así.

Miguel no hablo y se fue, Rob rodó los ojos y lo siguió hasta el puente de piedra que hay en el río.

—No te enojes ¡Hasta te podría enseñar!—bromeó para sacarle una sonrisa.

Miguel se dio la media vuelta, lo miro por un momento y después rio en bajito. El pecoso logró su cometido, pero luego Miguel se acercó a él y dejó la mochila.

—Bien, enséñame pues'.

Miguel se deleitó con la cara sacada de pedo y nerviosa de Rob, desde que empezó ese tema de conversación su amigo lo tomaba como payaso y la verdad ya se hartó de eso, pero al decir eso, podría cambiar los papeles a su favor y burlarse.

— ¿Hablas en serio?

—Muuuuy en serio.

—No andes verbiando.

—No lo hago, tú ya lo diste y hasta tuviste novia; eres más experimentado. Y ya te dije que tengo miedo, ¡Hasta me lo ofreciste!

Rob quería retractarse, no pensó que Miguel le contestará con eso, si era cierto lo de la novia, ya que fue la prima de Miguel, Rosa, pero él era el tímido de la relación. Por lo que llevar ese paso a Miguel lo haría ver cómo un ridículo frente a él.

Respiro en hondo, resignado por sus malas burlas—Bien lo primero, debes de hacer contacto directo.

—Ósea, como ahorita ¿No?

—No wey, incítame.

— ¿¡Qué!?

—Ya sabes, coquetear con la mirada ¿Qué no lo sabes hacer?

—Pues no, a ver, muéstrame.

"No lo va hacer" pensó en sus adentros Miguel, sabía lo tímido que llegaba hacer, verlo todo rojo y poder burlarse en su cara, sería una cucharada de su propia medicina.

Rob bufo un poco antes de quitarse toda la greña que tenía en la cara, agarró el rostro de su amigo con delicadeza junto con su mano y lo miró. Esto lo tomo desprevenido a Miguel, su rostro esta sereno, tal vez había un ligero rubor coloreando esos cachetes charpeados de pecas, pero de lo que esta seguro era estar más rojo que su "instructor".

Se fijó en su mirada fina y oscura, parecía atraparlo y darle órdenes de que también lo sostuviera la mirada. Era hipnótico.

En cuestión de segundos su ojos ya estaban entre cerrados y podía sentir el aliento del otro, un poco más y ya no existirá la distancia entre ellos.

Pero Rob se alejó para la decepción de Miguel—Bien, tu turno, coquetéame a mí.

—Ni me enseñaste nada…

— ¿Pues qué crees que hice, Miguel? Los besos no son arrebatados, hasta tú mismo quería que te lo diera.

—Eso no es cierto...—espeto con enojo y vergüenza de que en cierta parte, era verdad.

—Da igual, has lo que yo hice, a ver si no es verdad.

"Esta me las va a pagar" se hecho el cabello para atrás e intento hacer lo mismo que hizo su amigo, pero fracasó cuando este se rio delante de él.

—Ya, no te burles—pidió entre colores Miguel.

—Perdón, pero-pero te ves bien chistoso con esa cara.

— ¡Es tu culpa! Tú te quitaste los pelos de la cara.

—Si, pero porque siempre me cubren los ojos, pero a ti ni te cubren ¡Otra vez!

— ¡Oh que la chintrola!

—Querías que te enseñará, ahora te aguantas.

El tiro le había salido por la culata, ahora lo único que quería era borlarle esa sonrisa burloncita. Lo haría bien, lo besaría si fuera necesario.

Intento hacerlo lo más natural, ahora parecía que la mirada fina sucumbíos ante la suya, poco a poco su mano se fue hasta la cadera de Rob y la otra a su nuca.

Ninguno de los dos parecía ceder, la distancia ya no estuvo y fue un beso casto. Miguel sentía el estómago como un nudo ¿¡Qué CHINGADOS se hacía en estas situaciones!? ¿¡Qué estaba haciendo!? Debía de recordar lo que las chicas hacían…

¡Mover los labios!

Lo hizo lento y con torpeza, pero Rob pudo seguirle su paso. Pudieron haber parado en ese momento, pero la sensación era tan distinta a otras, lo era porque ahora disfruta del tacto con demasía, no se quiere despegar de esa boca morenita.

Intenta alargar el beso, pero sucede lo inevitable, sus dientes chocan, el pecoso se apartó de dolor por el diente al igual que el joven músico.

—No mames, orejón—se quejó de dolor.

― ¿Te encuentras bien?―cuestionó con la mano en la boca.

―Sip, no fue tan fuerte.

― ¿Seguro? ¿Puedo ver?―Rob se retiró la mano de la boca, Miguel hizo lo mismo y agarro su rostro para revisar―No, solo fue un golpecito. Por lo menos no estas sangrando.

―No, tranquilo―rio risueño.

Miguel lo acompaño en su risita, pero su mirada se volvió a enfocar en la boca de su amigo, el pecoso por un momento se quería retirar, aunque eso no se pudo ser posible por un par de ojos chocolates.

Otro beso, uno más, probar un poco más, mano en la nuca para profundizar y otra en la cadera para no dejar escapar; y un montón de sensaciones en el estómago.

A los 14 años de Miguel, todas las chicas que lo habían besado, no eran nada en comparación con la boca de su amigo, era adictiva y le provoca un mar de sensaciones junto con pensamientos.

No creyó detenerse, hasta caer en cuenta con quien se besaba, pero eso se nublo al sentir algo de nauseas.

(…)

Lo que le había contado Rob, es que como él estaba fumando su cigarro (siendo sinceros a este punto los dos sabían que no fumaba cilantro) se mareo por el sabor de este.

― ¿Te encuentras bien, ikniuhtli?―esa palabra lo llevo a la realidad, si, solo son amigos.

El hecho que diera su primer beso con él, no importaba, no era especial, aunque no se viera como algo que los amigos hicieran; parecía un favor amistoso, vieras por donde le vieras.

Y así sin más, hablaron un poco y también bromearon, ya siendo algo tarde; Miguel se despidió del pecoso y se fue a su casa.

No podía dejar de pensar en lo que sucedió hace unos instantes, aun podía sentir la mano de Rob sobre su nuca, y él aún tenía la sensación de haber sujetado su cadera junto con el ardor que sentía en los labios.

Al abrir la entrada de su casa, Coco lo esperaba con los brazos abiertos, Miguel la cargo y la lleno de besos en sus mejillas, la niña reí mientras intentaba alejarse de él.

―No, fuchi fuchi…

― ¿¡Eh?! ¿Por qué fuchi, Coco?

La niña lo miro risueña―Te apesta la boca.

La cara de Miguel se puso roja como jitomate, antes de que algún otro familiar lo viera, fue a lavarse los dientes y tomarse unos dulces de menta para apaciguar el olor a cigarro.

La próxima vez (si es que había una) que besaría a Rob y estaba fumando, le echaría unos chicles a la boca.


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