Hola, he sido inspirada por el arte de setl_lon ( twitter setl_lon/status/1104709574173483008)
Historia de capítulos cortos con -aunque no lo parezca- final feliz, cualquier dedazo, error o advertencia que haya pasado por alto favor de dejarlo saber¡!
Advertencias: Justificaciones sin sentido (con respecto a su supervivencia), descripción de heridas, pensamientos suicidas, intentos de suicidio.
Personajes pertenecientes a Hirohiko Araki.
Ardía, su garganta ardía, era un dolor insoportable, quiso gritar, pero su voz no salía, en vez de eso salió sangre, ríos y ríos de sangre, empezó a ahogarse con ella, se sentía horrible y el ardor no se iba.
¡No quiero morir!
Ghiaccio, Ghiaccio.
Abrió los ojos asustado, encontrándose con la oscuridad del techo, estaba todo sudado, mira a sus alrededores consternado.
—Ghiaccio.
Alguien le llamaba, dio un suspiro y bajo de la litera.
En la cama de abajo se encontraba Melone, era quien le llamaba con insistencia.
—Quiero ir al baño, ¿me ayudarías? —Melone sonrió y trato de incorporarse.
Ghiaccio simplemente asintió y fue por la silla de ruedas que estaba en la esquina de la celda.
Sí, estaban en la cárcel.
—¿Estás bien?, luces agitado, ¿tuviste una pesadilla? —Melone se arrastro como pudo fuera de la cama y se acomodó en la silla que le ofrecía Ghiaccio, este negó con la cabeza—, vamos, no tienes que mentir, sé que tuviste una pesadilla.
Ghiaccio señalo su garganta y abrió los ojos con sorpresa, Melone negó con la cabeza.
—No, no gritaste ni nada…—el rubio bajo la cabeza un tanto triste—, te movías demasiado y tu sueles estar quieto a la hora de dormir.
Ghiaccio frunció el ceño y termino de posicionar a Melone sobre su silla.
—¿Soñaste con lo que paso ese día?
Ghiaccio apretó los puños mientras empujaba la silla de su compañero, este volteo a verle.
—No te preocupes, yo también lo hice…
Ghiaccio le dio un golpe a Melone en la nuca, este se quejó, pero no dijo nada más, ambos fueron en silencio al baño.
…
Dieron las seis de la mañana y paso un guardia haciendo ruido en su celda.
—¡Levántense! —gritó y Ghiaccio deseaba con todas sus fuerzas matarlo, pero no podía.
—¿Es una broma acaso? —comentó Melone con sorna mientras refunfuñaba, el guardia le ignoro.
—Quédense sin comer si quieren, no es mi problema—dijo el guardia, para luego irse, Ghiaccio bajo de su cama y busco la silla de Melone.
—¡El desayuno es hasta las ocho, imbécil! —gritó Melone para luego lanzar su almohada a la puerta de la celda—, le encanta jodernos a ese hijo de puta, quiero que se pudra y se muera, ¿algo así dirías tu?
Ghiaccio sonrió un poco mientras ayudaba a Melone a acomodarse en su silla.
—Lo único bueno de este lugar es que podemos insultar a estos idiotas sin límites—murmuro Melone mientras reía en voz baja, Ghiaccio asintió.
Para un preso cualquiera insultar a un guardia era castigado con golpes y en el peor de los casos te llevaban a confinamiento, pero con Melone era distinto, era un inválido, un par de golpes podría matarle y eso pondría en problemas a los guardias, y llevar a confinamiento a Melone (o a cualquiera de su «equipo») requería de mucho papeleo que nadie tenía ganas de llenar.
Así que los guardias no les hacían nada a menos que algo realmente serio pasara, por esa razón el único castigo que podían recibir era ser despertados horas antes de lo que se debía.
—Leamos algo en la biblioteca, no creo que el comedor este abierto de todas formas—comento Melone con cansancio, Ghiaccio asintió y salió de la celda mientras empujaba la silla de su compañero.
¿Cómo terminaron así?
Todos estaban ahí, Formaggio estaba en un estado frágil, extrañamente todas las balas desaparecieron de su cuerpo pero las quemaduras seguían ahí, las cuales le dejaron todo hinchado y rojo, estaba cubierto de vendas y tenía que tener mucho cuidado para no infectarse, por lo cual no podía hacer muchas cosas aparte de leer y ver televisión, con lo mucho que ese hombre amaba el deporte, «al menos puedes caminar» le había dicho Melone; Illuso estaba muy jodido, parte de su cuerpo estaba deformado, el único lugar visible donde se veía la deformación era su brazo derecho, parecía una masa de carne podrida, daba asco, según los doctores era carne que no alcanzo a derretirse, por alguna extraña razón su cuerpo se hizo inmune a la toxina que recibió pero aun así tenía que tomar varias sesiones de inyecciones y medicamentos para estar con vida y también debía usar una máscara para poder hablar, ya que su aliento retenía parte de la toxina que era exageradamente letal, Illuso tenía una sala especial para comer debido a esto.
Pesci era -increíblemente- el menos afectado, tenía cicatrices de corte por todos lados pero estaba bien, como si nunca hubiera sido destrozado en pedazos, Prosciutto cree que Pesci se conservó tan bien debido a que en algún momento el efecto de Sticky Fingers desapareció y Pesci volvió a unirse sin querer; Prosciutto era otro caso, perdió un ojo, un brazo y una pierna, tenía que usar una prótesis y a pesar de todo Prosciutto se erguía orgulloso, tratando de llevar una vida normal, aunque él era el que más recaídas tenía -todos tenían-, al menos una vez al día decía que se quería suicidar y por lo menos una vez a la semana intentaba hacerlo, Pesci tenía que estar sobre él todo el día debido a esto, era algo irónico que al final fuera Pesci -el mammoni que era tan miedoso que no podía ni ver el más mínimo asesinato sin llorar- tenía ahora que cuidar del gran Prosciutto.
Luego estaba Melone, sobrevivió a la mordedura, pero el veneno le paralizo la parte baja del cuerpo y ahora se la vivía en una silla de ruedas; Ghiaccio perdió la habilidad de hablar, algo irónico ya que él siempre corregía el mal hablar de la gente y quedó con una cicatriz gigante en la garganta, por último estaba Risotto, tenía muchas cicatrices de balas, al igual que Formaggio las balas desaparecieron, junto a Pesci era el menos dañado, aunque en ocasiones tenía problemas para respirar, nada más que eso.
La policía fue quien los vino encontrando uno a uno alrededor de Italia, fueron curados y puestos bajo juicio, se les dijo que podrían bajarles la sentencia si daban la más mínima información de su jefe, pero ellos no sabían nada, explicaron que nadie en Passione tenía una puta idea de quien era el jefe, claro que el juez no les creyó y todos terminaron con cadena perpetua.
Estaban tan jodidos físicamente que no valía la pena ponerlos en una cárcel de máxima seguridad, así que los enviaron a una cualquiera.
Pasaron de ser el grupo más temido de Passione a unos presos cualquiera que no requerían siquiera un guardia que les vigilara por las noches.
Ghiaccio quería hasta llorar.
Melone leía libros de genética -los de siempre- mientras hacía anotaciones en su libreta, no había mucha variedad en la biblioteca, muchos presos no sabían ni leer y Melone tenía que conformarse con los tres que había, sacando teorías sin sentido cada maldito día solo para no aburrirse.
—De está forma, un hombre podría embarazarse…—comentó con cierto entusiasmo mientras leía y escribía, todo al mismo tiempo—, ¡di molto!
Ghiaccio le dio un golpe en la cabeza a su acompañante con una revista que estaba leyendo, este soltó un quejido.
—Perdón, perdón… molto bene.
Ghiaccio sonrió, pero la sonrisa se fue tan rápido como vino, quería gritar con todas sus fuerzas, apretó la revista que traía en las manos y miro a la nada, abrió la boca y trató de hacerlo, ningún sonido salió.
—Ghiaccio…—Melone le observo en silencio y Ghiaccio le lanzó la revista en la cara.
Recordó su sueño.
No quiero morir.
Hm, estaría mejor muerto.
