Primer fic (más bien drabble) de Reborn que escribo y publico. Es un regalo de cumpleaños para mi querida Kuro-Shizu-chan, siento la tardanza, mona.

Como siempre, los personajes y la serie no me pertenecen, qué mas quisiera.

No se puede ni considerar shônen-ai, pero es lo que me apetecía escribir, lo siento.


El sudor empapaba su frente, su respiración se agitaba progresivamente conforme esquivaba los golpes de cierto muchachito japonés con la determinación y los aires de grandeza de un Dios. Fuerte, disciplinado, eficaz, serían algunos de los adjetivos que describirían fielmente la forma de pelear de Kyôya Hibari. Pese a ser solo un adolescente, era bastante obvio (incluso para alguien a menudo torpe como Dino) que se podía esperar mucho de alguien como él.

Incluso el líder de la familia Cavallione tenía que ser precavido con un sujeto como aquel. Si se descuidaba, acabaría siendo golpeado brutalmente, o "mordido hasta la muerte", como solía decir Hibari.

— Vamos, Kyôya, ¿acaso no quieres volverte más fuerte?

El muchacho de cabello negro se detuvo en seco, sin creer del todo lo que acababa de escuchar. Nadie, nadie en el mundo tenía derecho a llamarle Kyôya. Sin embargo, aquel rubio italiano lo hacía como si tal cosa, tomándose unas confianzas que él no le había concedido. Y dudaba que fuera hacerlo.

Sin pensárselo dos veces, y ante la atenta mirada de Dino, Hibari se lanzó contra él, sujetando con fuerza sus tonfas de hierro con el fin de hacer callar para siempre a ese italiano molesto que con tanta naturalidad le trataba.

El rubio esquivaba sin excesiva dificultad, se sentía seguro con Romario observándolos desde una esquina de la azotea. Lo cierto es que no estaba nada mal para un chico tan joven, peleaba con una determinación que no había visto en muchos adultos, ni siquiera en experimentados mafiosos.

— Un poco lento, Kyôya. Pero puede ponerse interesante.

— Cállate — se paró a hablar el japonés por primera vez en aquel enfrentamiento. Pudo observar cómo Dino se detenía a su vez, sin borrar aquella (apestosa, al parecer del japonés) sonrisa de su rostro de torpe consumado.

No pudo soportarlo más.

No sabía quién era, ni le importaba, pero ese sujeto le molestaba por alguna desconocida razón y quería quitarlo de enmedio. Así que se lanzó contra el molesto italiano, tonfas en mano. Lo que no esperaba es que un látigo magistralmente utilizado le inmovilizó por completo.

— Nada mal... Le ayudarás bien, Kyôya. — escuchó la voz de Dino a sus espaldas, que al parecer había aprovechado el momento de confusión de Hibari para ponerle en aquella situación tan incómoda y hablar de asuntos que ni comprendía ni le interesaban.

— Te morderé hasta la muerte — susurró el japonés con voz fúnebre.

Ambos fruncieron el ceño. Aquella iba a ser una larga, dura y desesperante lucha. Y ninguno estaba dispuesto a perder.


Gracias por leer, y no quiero morir joven XD