PRIMERA PARTE

Trevize, ahora totalmente seguro de haber tomado la correcta decisión en favor a Galaxia, miró a Bliss y a través de ella a Gaia. Intentó imaginar el resultado de su elección, la creación del súper organismo interplanetario Galaxia del que Gaia era apenas un ejemplo a pequeñísima escala. Bliss era a Gaia como Gaia era a Galaxia. Trevize no lograba hasta ese momento comprender en toda su extensión qué era Gaia, y supo que intentar comprender a Galaxia era una tarea mucho más difícil. Durante todo ese periodo que meditaba sobre este tema, mantuvo la mirada fija en Bliss, cosa que empezó a incomodar a Pelorat.

-¿Preocupado por algo? -dijo Pelorat intentando despertar a Trevize para que quite su mirada de ella.

-En realidad no. Más bien me siento totalmente tranquilo con mi decisión. Simplemente estaba pensando algunas cosas, intentando comprender lo que he escogido.

-Fue para bien -respondió Bliss quien también miraba fijamente a Trevize.

-De eso no tengo duda -contestó Trevize -simplemente estaba intentando adivinar cómo será la Galaxia cuando Galaxia sea conformada como un sólo organismo.

-Será muy grande y donde quiera que estés, siempre estarás en casa.

-Si es como Gaia que incluso los elementos inertes que componen la gran masa planetaria son parte de la conciencia de Gaia, Galaxia comprenderá no sólo los planetas habitados sino incluso todos los planetas y estrellas que están contenidos en la Galaxia. Es una gran masa de conciencia, ¿no te parece?

-Si, es un proyecto a muy grande escala. Incluso yo-nosotros-Gaia no comprendo-comprendemos-comprende el gran resultado de esa unión. Pero comparando nuestra manera de existir con la de ustedes los independientes, podemos deducir rápidamente que el resultado es mucho más ventajoso para todos.

-Para todos en general, pero el individuo desaparece.

-Eso no es cierto -dijo Pelorat -mira a Bliss, es Gaia pero también tiene una vida individual como tú o yo, incluso una vida más feliz.

-Pero es muy dependiente de su comunidad, su separación con Gaia le afecta mucho más que la nuestra con Términus. De hecho, después de mucho tiempo es que me acuerdo que existe un planeta con ese nombre, y sin embargo no por eso me he sentido mal. Eso no ocurre contigo Bliss.

-Pero cuando Galaxia esté conformada, como ya dije, en todos lados estaremos en casa.

-Tienes que reconocer que Bliss tiene razón -siguió diciendo Pelorat como su fuese el abogado de ella -y tú mismo lo has decidido así.

-Otra cosa que me preocupa de Galaxia, es que la pérdida del individuo significa la eliminación de la lucha individual por la superación. Eso es claramente le fin de la evolución.

-Tú mismo has dicho que es la única salvación en caso de un ataque de otra Galaxia más avanzada. En realidad tú tienes razón, al conformarse la conciencia colectiva, tal cual tengo yo con Gaia, todos mis esfuerzos están apuntados a obtener una ventaja para todos los elementos que conforman Gaia. La superación no desaparece, simplemente es una superación más orientada. Pero hay veces que tengo que evitar obtener una ventaja personal debido a que eso perjudicaría a Gaia, y tengo que ceder ante eso.

-Has perdido tu libertad, ¿no es cierto?

-Nunca se recibe algo a cambio de nada. Eso es una ley de la naturaleza. Pierdo algo de mi libertad, pero obtengo algo mucho más importante, un proyecto mucho más grande, Gaia, y ahora Galaxia.

-No sé si estaría dispuesto a ceder algo, aunque sea minúsculo, de mi libertad. Quizá es por que nunca me ha gustado hacer lo que otros dicen que haga. Es por eso que no creo que pueda sobrevivir en un mundo así.

-Pero tú eres consejero de Términus, y sabes que tu objetivo es conocer qué es lo más conveniente para la fundación. Y también existe la segunda fundación, que igualmente está siempre calculando con su psicohistoria lo que conviene a la humanidad en general. Ningún ciudadano de la fundación es totalmente libre de hacer lo que quiera. Ellos obedecen lo que el alcalde de la fundación norma, y el alcalde a su vez, aunque no quiera, obedece lo que la segunda fundación tiene calculado. Nadie es libre, ni tú. La única diferencia es que en Gaia lo sabemos, pero ustedes simplemente viven soñando con una libertad que no tienen. Reconozco que para ustedes debe ser pesado aceptar esa realidad, pero para nosotros que siempre hemos vivido con esa conciencia, nos resulta natural y hasta lógico que sea así.

-Suena lógico mi amigo -dijo Pelorat al ver que Trevize no pronunciaba palabra, clara señal que ella había ganado en la batalla de argumentos -y creo que al final la humanidad se acostumbrará a esa situación y verá tan normal vivir unidos con el resto de la galaxia, como lo que ahora nosotros vemos normal vivir separados. Es una cuestión de costumbre, y el hombre se acostumbra a todo, no lo olvides.

El silencio volvió a hacerse oír después de una intensa conversación, quizá la más importante de todas las que en ese momento se estaban realizando a lo largo y ancho de la galaxia. Por unos momentos, todos los argumentos expuestos recientemente dejaron de tener valor ante la certeza que ya no se podía hacer nada para detener el proceso. La aceptación de esta realidad ineludible cayó como el martillo de un juez, que con su seco golpe indica definitivamente que todo ha terminado, y que a partir de ese momento ya no valen más los argumentos y que el veredicto ha sido decidido. Si fue para bien o para mal, eso ya no importa.

Los pensamientos del futuro que le esperaba a la humanidad rondaron por las cabezas de los tres, y durante un largo tiempo permanecieron en silencio. Cuando sus mentes habían analizado todas las alternativas ante las cuales el mundo se enfrentaba, el tema dejó de tener importancia y el aburrimiento por ese estado inmóvil los despertó de su letargo. Fue Trevize quien rompió la inmovilidad y giró su rostro a su alrededor, tratando de conocer más a fondo el lugar. En su revisión de su entorno se percató de una ausencia que no había percibido durante la conversación, y esa sensación lo incomodó tratando de entender a qué se relacionaba. Después de varios segundos recién logró determinar la fuente de esa sensación y no pudo sino exclamar.

-¡Fallom! ¡No está!

Los tres empezaron buscar ansiosamente con la mirada por sus alrededores, pero no lograron ver su paradero.

-Pero si estaba a mi lado. -dijo Bliss con un tono desesperado -Pensé que seguía conmigo.

-No te preocupes -dijo Trevize notando la angustia de Bliss -seguro está jugando por allí. Tú sabes cuán curiosos son los niños. Más bien busquémoslo, debe estar jugando por allí.

Diciendo eso se dirigió hacia la puerta de la sala donde se encontraban, se asomó por el pasillo y miró en ambas direcciones sin poder encontrar ninguna pista que le diga por dónde se podría haber ido Fallom.

-Vamos a tener que dividirnos -dijo Trevize a Pelorat que se encontraba justo detrás suyo igualmente mirando en ambas direcciones del pasillo -Tú te iras con Bliss en esa dirección y yo tomaré esta. El primero que la encuentre grita.

-En marcha -dijo Pelorat obedeciendo las órdenes impartidas y caminando presuroso en la dirección indicada. Bliss caminaba nerviosamente detrás suyo.

Trevize por su parte caminó en la dirección opuesta del pasillo, pasando al lado de innumerables puertas que permanecían cerradas. Llegó al final del pasillo donde encontró otro pasillo que lo cruzaba transversalmente en ambas direcciones. Estuvo un rato mirando hacia ambos lados intentando nuevamente decidir cuál sería el camino correcto. Ambas direcciones eran totalmente idénticas, con puertas cerradas a ambos lados, y luces tenues que manaban suavemente del techo, sin un foco definido. Todo estaba inmaculado, como si nada pudiese ensuciar esa pulcritud, como si nadie hubiese visitado esos pasillos desde el día de su construcción. Sumido en sus pensamientos escuchó un grito que provenía del otro lado del pasillo, y pudo reconocer en él, la voz de Pelorat. Inmediatamente corrió por el pasillo que le había traído, pero esta vez en dirección contraria. En dos minutos recorrió todo el trayecto que había tomado casi veinte minutos, y se encontró nuevamente con otra bifurcación. Nuevamente se encontró en el problema de escoger, por lo que recurrió a llamar a sus amigos para poder guiarse con la voz. Gritó fuertemente el nombre de ambos y a los pocos segundos escuchó la respuesta de su llamado. Con eso ya tenía claramente la dirección de donde procedía e inició nuevamente su carrera hacia la fuente de ese llamado. En su carrera pasaba por las repetitivas puertas en el tenuemente iluminado pasillo, y su ansia de llegar era tan grande que cruzó sin ver al lado de una de esas puertas que se encontraba abierta. Cruzó sin ver y fue la voz de Pelorat en sus espaldas lo que detuvo su carrera en seco. Trevize regresó sobre sus pasos hasta el lugar donde se encontraban sus amigos y pudo reconocer que Bliss sostenía entre sus manos la flauta que había pertenecido a Fallom.

-Encontramos su flauta -dijo Bliss mostrándola -pero no logramos encontrar a Fallom, a pesar de que lo hemos llamado

-Sí -dijo Trevize -escuché los gritos, por eso vine. ¿Ya revisaron todo el lugar?

-No hay rastro de ella. Hemos intentado entrar en otras habitaciones pero todas están cerradas. Sólo esta se encontraba abierta. -respondió Pelorat.

-Entonces Daneel cumplió con lo que había dicho.

-No puede ser -dijo Bliss recordando las palabras de Daneel -No creo que lo haya hecho tan pronto.

-Tal como dijo, su mente positrónica estaba totalmente agotada y necesitaba una mente humana dónde descargar todo su conocimiento y conciencia -corrigió Trevize -Lo noté muy cansado, como si hubiese estado esperando por nuestro encargo por mucho tiempo. Yo creo que la urgencia era muy grande.

-Pero no es posible -siguió diciendo Bliss -no puede violar la primera ley. No puede hacerle daño a un ser humano, y Fallom aunque tenga sus transductores, sigue siendo humano.

-Pero no te olvides de la ley cero. -respondió Trevize -Si no lo hiciera, si no tomara el cuerpo de Fallom, estaría cumpliendo la primera ley, pero violando la ley cero. No puede, por nada del mundo, violar la ley cero. Está dentro de su construcción, y tiene que cumplirla.

-Pero no tiene piedad por la pobre niña -dijo Bliss al borde del llanto -La matará.

-No la matará. -dijo Pelorat intentando consolarla -Simplemente se unirá con ella. Compartirá su cuerpo y su cerebro, al igual que tú compartes con Gaia.

-Tenemos que encontrar a Daneel.

-No podemos hacer nada. -dijo Trevize -Daneel cumplirá con lo que tiene que hacer. No tiene otra opción. No podemos apelar a su piedad simplemente porque la ley cero está encima de cualquier sentimiento que él pueda tener. Además, es lo mejor para todos. Si no hace eso, Galaxia no será posible. Tienes que comprenderlo.

-Por lo menos quiero despedirme de ella -dijo Bliss aceptando la dura realidad que le esperaba a Fallom.

-Seguiremos buscando entonces -dijo Pelorat - ¿Verdad Trevize?

-Por supuesto. -respondió Trevize entendiendo el mensaje que le enviaba su amigo -Iremos por este pasillo todos juntos. Es muy grande para dividirse, corremos el peligro de perdernos irremediablemente. Al menos así, si nos perderemos, estaremos juntos.

Bliss, más apurada que ellos dos, adelantó sus pasos siguiendo el pasillo, dando oportunidad a que Pelorat conversase privadamente con Trevize.

-Bliss puede ser parte de Gaia, pero siempre seguirá siendo una mujer, y sentirá como mujer. Eso demuestra que por más que pertenezcas a una entidad más grande, siempre posees tu individualidad.

Trevize no supo qué responder a esa clara afirmación, y lo único que atinó fue a avanzar en pos de Bliss. Una vez estuvo cerca de ella, le preguntó.

-¿Puedes utilizar tu sensibilidad para determinar la ubicación de Daneel y Fallom?

-En realidad he estado intentando hacer eso todo el tiempo, pero lo único que logro sentir es una gran cantidad de pensamientos en todas direcciones. Ellos dos no son los únicos seres pensantes que habitan la luna. Puedo detectar una gran cantidad de pensamientos, lo que significa que hay muchos robots viviendo en esta estación. No creo que sean humanos por las condiciones en que estamos -siguió diciendo Bliss -pero no podría diferenciar si el pensamiento que detecto es proveniente de un cerebro humano o de un cerebro positrónico.

-Eso no es de mucha ayuda -dijo Trevize ya preocupado por que la búsqueda se había extendido más de lo que se había propuesto. -Tiene que estar en una de estas salas. Sino, Fallom no habría perdido su flauta en este lugar.

-Todas las puertas están cerradas, -dijo Pelorat -ya hemos intentado abrirlas.

-¿Y qué crees? ¿Qué van a dejar la puerta abierta para que entremos? No seas ingenuo -dijo molesto Trevize acercándose a la puerta más cercana al lugar donde se había encontrado la flauta.

Una vez allí intentó abrirla, pero tal como había dicho Pelorat, estaba cerrada. Eso, sin embargo, no fue impedimento para que Trevize no pudiese entrar.

-Aléjense un poco -dijo Trevize y apuntó su arma contra el borde de la puerta.

Un rayo salió del arma y fulminó con un relámpago la cerradura de la puerta. Trevize se acercó y la empujó para abrirla a la fuerza y permitirles el paso. El rayo había cumplido su cometido por que la puerta lentamente se abrió, aunque la obscuridad reinante en la sala, escondía su interior. Los tres visitantes asomaron a la puerta e intentaron ver, o al menos adivinar, lo que allí se encontraba. No pudieron ver nada, y fue necesaria una dosis de valor para que Trevize se animase a atravesar la puerta hacia la absoluta obscuridad reinante. Sin embargo ni bien puso un pie dentro de la sala, el mismo tipo de luz tenue que iluminaba los pasillos, alumbró la sala en toda su extensión. Eso causó el más inesperado asombro, tanto por la aparición de la luz de manera repentina, como por los objetos que allí se encontraban almacenados.

La sala era de gran tamaño, pero gracias al tipo de luz que la cubría en toda su extensión, se podía ver todo lo que allí había sin importar lo alejado que se encontraba. Cerca de ellos había una gran cantidad de objetos de los más variados, los cuales claramente se veía habían sido arrebatados con notoria prisa. Eso era revelado por el poco cuidado que se había tenido al ubicarlos en ese lugar, así como por los daños en algunos de los objetos que claramente fueron ocasionados al ser retirados de su lugar original.

-Mira -dijo Pelorat, más conocedor de ese tipo de ambientes -parece un museo de historia universal.

-Puedo adivinar que aquí se encuentra todo lo que fue sustraído de los otros planetas, y que hacían alusión a la Tierra. -agregó Trevize

-Y estoy seguro que acertarías. Mira aquí -dijo Pelorat acercándose a una pila de documentos apresuradamente arrojados al piso -estos documentos fueron traídos de la biblioteca de Trantor. Este es el sello con el que identificaban todos sus documentos. Bien acomodados, estos documentos ocupaban cinco salas de esa biblioteca. De eso estoy seguro.

-Y allí hay más -dijo Trevize señalando a las espaldas de Pelorat -esos documentos también tienen grabado el sello que haces referencia.

-Esto es grandioso -siguió diciendo Pelorat -En esta sala se encuentra documentada toda la historia inicial de la humanidad. La época del surgimiento de la tierra y de la primera hora de los viajes espaciales.

-¿Qué es esa escultura que se ve en el fondo? Parece que era una persona muy importante, y muy relacionada con la tierra para estar en esta sala.

-Lo mejor será verlo de cerca, lo más probable es que tenga su nombre inscrito en la base.

Se aproximaron a la estatua de una persona, no muy alta pero claramente robusta a pesar de los años que parecía tener de acuerdo al rostro que mostraba. Estaba bastante bien conservada, considerando que debía tener muchos miles de años. Una vez estuvieron lo suficientemente próximos para poder leer la inscripción que se mostraba en letras doradas a un lado de la estatua. Estaba escrito en galáctico antiguo y empleaba términos que Trevize no logró comprender.

-¿Qué significa esa frase? Debe ser galáctico antiguo.

-Todo aquí está escrito en ese idioma. Yo tuve la fortuna de poder aprenderlo estudiando documentos muy antiguos. Ese mensaje dice, no con estas palabras, que la escultura es del famoso Elijah Baley, pionero en los estudios espaciales y padre de los viajes espaciales. Le atribuyen a él el inicio de la conquista del Universo por parte de los humanos. Debió ser una persona muy respetada. En esta parte del texto está la razón por la cual fue retirada del lugar donde se encontraba.

-Son las coordenadas de la tierra -se apresuró a decir Trevize.

-Exactamente. -confirmó Pelorat -Si hubiésemos encontrado esta escultura en un principio, no habría sido necesarios tantos viajes y riesgos. Aunque tampoco habríamos tenido la fortuna de disfrutar de esa aventura.

-Disculpen que les interrumpa -dijo Bliss después de permanecer por mucho tiempo callada y sólo escuchando todo lo que decían Pelorat y Trevize -pero no vinimos aquí para un curso intensivo de historia de la Tierra. Vinimos a buscar a Fallom o a Daneel, y les rogaría que hagamos exactamente eso.

-Disculpa Bliss -dijo Pelorat ruborizado al darse cuenta de esa situación.

-Entonces sigamos la búsqueda. -dijo Trevize con un tono claramente incómodo y dejando a un lado un objeto que había llamado su atención -Ya otro día podremos revisar todo esto a fondo.

Después de eso, los tres abandonaron la sala quedando nuevamente en el pasillo. Cuando el último de ellos estuvo totalmente fuera de la sala, la luz se extinguió dejando el ambiente sumido en la profunda obscuridad que tenía antes que ellos profanaran ese lugar. En el pasillo se encontraron con el mismo problema de determinar la ubicación de Daneel y Fallom, si es que todavía eran personas diferentes. Trevize apuntó su arma contra la puerta elegida, causando otro relámpago que abrió la puerta. Esta vez Pelorat se dirigió a empujarla. La puerta se abrió y la sala permaneció sumida en la obscuridad hasta que Pelorat terminó de vencer su temor y se atrevió a entrar. Cuando dio el primer paso, al igual que en la otra oportunidad, la sala quedó completamente iluminada en toda su extensión. Tenía las mismas dimensiones que la otra, pero el contenido de esta difería totalmente. Piezas de Robots se esparcían por toda la superficie del piso, apilándose unos sobre otros.

-Robots -dijo Bliss -y una gran cantidad.

-Deben estar dañados -dijo Pelorat -de una manera que es imposible repararlos.

-O que han perdido la capacidad de repararlos. -aclaró Trevize -Deben ser cientos de ellos. Un auténtico cementerio de Robots. Un espectáculo deprimente.

-¿Desde cuándo estarán aquí? -consultó para sí mismo Pelorat y se acercó a la pila de Robots más cercana. -Mira, no están totalmente apagados -El robot que había intentado tocar, hizo un movimiento automático al primer contacto. Eso asustó a Pelorat haciendo que diese un par de pasos hacia atrás.

-Sí -dijo Bliss -siento la presencia de una gran cantidad de pensamientos. No puedo descifrar lo que significan por la gran cantidad de sentimientos que emana de este lugar. El sentimiento más intenso, o quizá más repetitivo, es el de resignación. Como si se hubiesen acostumbrado a la situación que están, al estar tanto tiempo si recibir la ansiada reparación.

-La luna se desmorona -dijo Trevize -y con ella Daneel.

-¿Por qué dices eso? -dijo Pelorat.

-Simplemente mira, -contestó Trevize -la gran cantidad de Robots en esta sala. Si te fijas bien, la gran mayoría lo único que necesita es una reparación menor. Casi todos están conscientes, y hasta el que tocaste puede moverse, pero no pueden repararse ellos mismos, y no hay quién los repare. Seguro han permanecido aquí por mucho tiempo y ya han perdido las esperanzas de ser reparados. Eso demuestra claramente que Daneel ya no tiene los recursos ni la capacidad de mantener en operación toda esta estación. Poco a poco está todo siendo destruido por la entropía. Lo único que mantiene en pié todo este lugar, son los robots que aún no están dañados, pero ellos también eventualmente terminarán en este lugar, porque no hay quien los repare. Una vez el ultimo Robot termine aquí, no habrá quien mantenga el resto de la infraestructura y terminará, al igual que estos Robots, desmoronándose.

-Ya lo había dicho Daneel -se recordó Bliss -y por eso nos trajo aquí con Fallom. No puede reparar a un Robot, menos puede hacer uno nuevo. Su única salvación era contar con un ser humano vivo donde proseguir su existencia.

-Veamos que hay en la sala de al lado -dijo Trevize saliendo de la sala. Cuando Bliss y Pelorat le dieron alcance ya la puerta de la otra sala se encontraba abierta. Pelorat dejó que sea Trevize quien la empuje para que pudieran entrar.

La sala se iluminó con sus presencias, y descubrió su interior a las visitas.

-Máquinas -dijo Bliss -Pero estas máquinas no tienen pensamientos. No son Robots.

-Deben ser parte de los sistemas que mantienen operando esta estación. Todo está dañado -confirmó Trevize. -Sospecho que toda esta ala debe contener los equipos en desuso. No vamos a encontrar nada por aquí.

-Pero aquí fue donde Fallom perdió su flauta.

-Toda es búsqueda de Fallom me parece inútil -dijo Trevize con un tono molesto -sabíamos que lo iban a utilizar, por el bien de galaxia. Dejemos que las cosas sucedan.

-Pero quiero darle mi último adiós -dijo Bliss con voz entrecortada.

-De todas maneras solo Fallom-Daneel puede decirnos dónde está la salida -dijo Pelorat -Tenemos que encontrarlo para obtener esa información.

-En eso tienes razón -dijo Trevize reconociendo la necesidad de su búsqueda -Pero vamos a buscarlo más rápido. Debe estar cerca de estas salas.

-Gracias Trevize, sabía que tenías buenos sentimientos -dijo Bliss -Te seguimos.

A ambos lados del pasillo se encontraban innumerables puertas que permanecían cerradas. Tendrían que intentar adivinar cuál era la que conducía a donde Fallo-Daneel estaba.

-Son muchas puertas -dijo Pelorat -tendremos que forzarlas todas para poder encontrar a Fallom.

-No tenemos tanto tiempo -corrigió Trevize -y la pistola láser no tiene tanta energía para poder abrirlas todas. De hecho -dijo mirando la carga de la pistola -no podremos abrir más de tres.

-Pero son mucho más que eso -siguió diciendo Pelorat -cómo podremos adivinar cuál es la puerta correcta.

-No adivinaremos -dijo Trevize -Bliss no los dirá. Ella puede detectar la presencia de inteligencia, aun sin ver a través de la puerta.

-Solo lo he hecho a gran escala planetaria. Eso es fácil -dijo Bliss notoriamente preocupada -Me estás pidiendo que haga lo mismo para una sola habitación. No creo poder hacerlo.

-No tenemos otra opción. Ya sabes los motivos. Tendrás que enfocar más tus facultades y hacer un esfuerzo adicional. Si quieres encontrar a Fallom y salir de aquí, por supuesto.

-Me estás exigiendo demasiado -reclamó Bliss.

-Yo no lo estoy haciendo -respondió molesto Trevize -es la circunstancia que estamos lo que nos está exigiendo a todos dar más de lo que podemos. Ahora te rogaría que actuemos a la brevedad.

El pasillo, después de la discusión quedó sumido en el mismo silencio que antes. Bliss, con el rostro mostrando un esfuerzo mental, permanecía quieta con los ojos cerrados sin hacer el mínimo movimiento. Sus compañeros, para evitar interrumpir en su labor, permanecían lo más quietos posibles. Por un momento Pelorat temió que sus propios pensamientos interrumpieran la labor de Bliss e intentó acallarlos, pero la labor fue imposible y Pelorat se recriminó su incapacidad de controlar su propia mente. Permanecieron por mucho tiempo esperando la respuesta de Bliss, y no se atrevían a preguntar si ya había detectado algo, por temor a interrumpir su labor. Fue Bliss la que rompió el silencio y dubitativamente señaló una de las puertas que habían dejado atrás.

-Gaia sospecha que es esa puerta. En realidad hay muchas sugerencias de cuál podría ser la puerta, pero esa es la que más votos a tenido. Yo también voté por esa.

-Entonces vamos a ver si lograron adivinar. ¿Quién quiere apostar? -dijo Pelorat acercándose a la puerta elegida.

-No hay tiempo para eso -dijo Trevize -aléjense para que la abra.

El rayo nuevamente impactó en la puerta y Trevize la empujó con el pié. Esperó que sus otros compañeros se asomaran e ingreso con ellos. Como todas las salas, el interior permanecía sumido en la obscuridad y sólo se iluminó cuando ellos ingresaron. Esta, a diferencia de las que habían visto, estaba muy bien ordenada. Tenía una mesa en medio y rodeada de instrumentos que no supieron adivinar su función. Su tamaño también difería notoriamente, ya que esta no excedía ni a la cuarta parte del tamaño de las otras que habían visitado. Apoyado a las paredes, se encontraban estantes que cubrían casi toda la extensión. En ellos se podía ver pequeños objetos, instrumentos, libros, catálogos, y fotografías; muchos de esos objetos eran totalmente desconocidos para ellos, y finalmente se resignaron a dejarlos en sus lugares. En el centro de la habitación, se encontraba la mesa y sobre la mesa, se encontraba un gran bulto. Estaba totalmente cubierto con una coraza plástica y traslúcida, por lo que no lograron determinar su contenido.

-Esto me parece la oficina de un doctor -dijo Pelorat en su ingenuidad -como los que yo solía ir cuando era niño. Yo fui un niño muy enfermo -confesó -y visitaba muchas veces al doctor. Pero después se descubrió que no era enfermo, sino que todo mi problema era psicológico. El tratamiento que me...

-Perdón que te corte. -dijo Trevize -Yo nunca he tenido necesidad de ir al médico, y por eso no conozco mucho de esto, pero quiero que me confirmes si me equivoco. Esta mesa, ¿Es un quirófano?

-No lo sé -respondió -pero me parece mucho al consultorio de un médico.

-No sé si me equivoco, pero apostaría mi nave a que dentro de esta coraza está el cuerpo de Fallom.

-Y cómo lograrás abrirlo -preguntó Bliss preocupada.

-Alguno de estos controles tiene que abrirlo, es cuestión de encontrar cuál es.

Tal como dijo Trevize, lo único que tenían que hacer era determinar cuál abría la coraza, pero para encontrarlo demoraron varias horas hasta tal punto que Trevize perdió el interés en encontrarlo.

-Déjame a mí -dijo Pelorat -Quizá yo tenga suerte.

-Tú nunca has manejado un control -le criticó Trevize -nunca lograrás hacerlo.

-La diferencia es que tú -le respondió desafiante -estás acostumbrado al control de la nave, que prácticamente lo hace todo. Estos equipos no se acercan en nada a lo que tú tienes en tu nave. Son de una tecnología muy atrasada, por lo que requiere de mayor cooperación por parte del humano. Es por eso que es más probable que lo haga yo. Acuérdate que soy historiador y estoy más adaptado a lo antiguo.

-¿Estás segura que hay algo allí? -preguntó molesto e impaciente Trevize.

-Gaia siente una débil inteligencia en ese lugar. Pero no quiero asegurar que Fallom está allí.

-Ya está -dijo Pelorat orgulloso -Mira como se está empezando a abrir.

Trevize y Bliss miraban asombrados a Pelorat mientras se abría la coraza. Para ellos, el que Pelorat haya logrado abrirlo era mucho más asombroso que el propio contenido de la coraza. Ambos mantenían fija la mirada en el rostro de Pelorat que poco a poco iba formando una mueca extraña. Este mantenía una mirada fija hacia abajo, como petrificado, y no movía un músculo de su cuerpo. Estuvieron en esa escena por mucho tiempo, hasta que Bliss despertó de ese asombro y fijó su mirada en lo que Pelorat miraba.

-¿Daneel? -dijo al reconocer lo que yacía sobre la mesa, como preguntando en voz alta para confirmar que lo que veía era exactamente eso. Fue recién en ese momento que Trevize y Pelorat salieron de su letargo y reconocieron esa gran verdad.

-¿Está dormido? -preguntó nuevamente Bliss.

-No lo creo -dijo Trevize como sospechando algo fatídico -creo que ya está muerto. O mejor dicho apagado.

-Entonces ya se hizo el cambio -dijo Pelorat comprendiendo lo que Trevize estaba pensando.

-Juraría que sí. Ya todo está hecho, como lo advertí antes.

-¿Y Fallom? -preguntó Bliss sin atreverse a aceptar lo evidente.

-Ya no existe -dijo Trevize.

Estuvieron un rato observando el cuerpo inerte de Daneel. El que durante veinte mil años había regido la galaxia. No lo había hecho mal, tenían que reconocerlo, pero podía hacerlo mejor. Y ahora, con un nuevo cuerpo esa era su misión.

-Lo mejor que podemos hacer, es buscar la salida e irnos de este lugar. Ya hemos cumplido con nuestra misión, le hemos traído un cuerpo a Daneel y hemos dado vida a Galaxia. Es hora que nos dediquemos a nuestra propia vida. Ya no quiero seguir viajando, es hora de descansar.

Siguiendo la sugerencia de Trevize, salieron de la sala y se encontraron nuevamente en el pasillo, sin saber qué camino tomar para encontrar la nave y poder marcharse lo más pronto posible.

-No sé si lo que digo pueda ayudar -dijo Bliss tímidamente -pero Gaia está sintiendo una comunicación con alguna inteligencia muy básica y débil Podría decirse que es una inteligencia básica, por lo que deduzco corresponde a una computadora, no a un robot.

-Puede ser la computadora de la nave -dijo Trevize recordándola, y extrañándola con mucha intensidad -¿Cuál es la dirección de la señal?

-Es en esa dirección -respondió Bliss señalando con la mano en dirección del pasillo. Acto seguido, y sin avisar a sus compañeros, inició su marcha hacia donde sentía provenía la señal.

Por un tiempo estuvo caminando silenciosamente por entre pasillos y bifurcaciones. Caminaba con la seguridad de quien conoce el camino y lo ha recorrido infinidad de veces. En cada bifurcación, escogía el pasillo a seguir, demostrando plena confianza en lo que sentía. Por detrás de ella, e intentando no hacer ni el mínimo ruido, Trevize y Pelorat seguían sus pasos a corta distancia. La estuvieron siguiendo hasta que finalmente ella se detuvo frente a una puerta. Automáticamente Trevize sacó su arma láser y apuntó hacia la puerta, pero no pudo utilizarla porque Bliss, sin mirar lo que Trevize hacía, empujó suavemente la puerta. La puerta se abrió y dejó ver la silueta de la nave, y los tres se acercaron rápidamente como si el sólo hecho de estar frente a ella sea suficiente para recuperar la seguridad.

-Llegamos al fin -dijo Pelorat -ya estaba extrañando su presencia.

-Entremos y allí conversamos -dijo Trevize tocando con su mano los controles de ingreso.

Sólo él y los ingenieros de la fundación podían abrir la nave. Ninguna otra persona en toda la galaxia podía activar la puerta de ingreso. Eso tranquilizaba a todos, ya que sentían la seguridad de que nadie más que ellos podrían ingresar a su interior, y por lo tanto dentro de la nave estarían totalmente seguros. La puerta se abrió y los tres ingresaron al interior de la nave. Trevize sin más demora se dirigió directamente a su habitación donde se encontraba el control de la nave. Una vez allí se sentó y tomó con su mano el control y sintió cómo su conciencia se entremezclaba con la nave y podía ver todas las habitaciones y el exterior de la nave al mismo tiempo. Pudo detectar una presencia cerca de la puerta y dirigió su conciencia hacia allí. La imagen mostró a Fallom de pie mirando hacia la nave como despidiendo a viejos amigos. Trevize sabía que si bien el cuerpo que veía era el de Fallom, era Daneel quien estaba allí despidiéndose. No quiso decir nada a sus compañeros sobre lo que veía y, mientras preparaba todo lo necesario para el despegue, sintió pensamientos provenientes de esa imagen, pensamientos de agradecimiento, fe y esperanza por el porvenir de la humanidad. No supo cómo responder el mensaje y simplemente en su propia mente reconoció la seguridad de que la elección tomada era la correcta y que lo único que quedaba era tener fe y esperanza por el advenimiento de Galaxia. Asombrosamente sintió la respuesta de Daneel a esos pensamientos, como si hubiesen establecido un canal de comunicación, y utilizaron ese canal para despedirse y desearse buena suerte.

La nave se elevó y lentamente salió del hangar hacia la superficie blanca de la luna. En ese momento la parte donde se encontraba era iluminada por los brillantes rayos solares. La imagen de la superficie era muy hermosa, tanto que Trevize quiso compartir con sus compañeros ese espectáculo, sabiendo que era la única oportunidad en toda su vida de poder verla. Los llamó a través del intercomunicador, y en pocos segundos estaban Bliss y Pelorat observando al igual que él, la brillante superficie de la luna. Se fueron alejando de la superficie y el campo de visión se ampliaba con la lejanía. Las imágenes presentadas eran indescriptibles, y todos ellos miraban como intentando capturarlas en su mente para poder recordarlas el resto de sus días. Trevize no quiso decepcionar a su público y accionó los controles para realizar un vuelo rasante por toda la superficie de la luna. Los blanquísimos acantilados, y cráteres sobre los que volaban tenían una belleza única. No por nada la naturaleza había escogido a ese planeta y a ese satélite como el lugar del nacimiento de la vida en toda la galaxia. Fue la belleza de la luna que obligó a esos primitivos monos a levantar su mirada al cielo y poco a poco erguirse para poder conquistar el universo. La belleza que transcurría ante su vista fue bruscamente interrumpida por una absoluta obscuridad.

-Estamos en el lado obscuro -dijo Trevize tranquilizando a la audiencia.

Esa obscuridad, en lugar de significar el final del espectáculo, fue en realidad la excusa para que pudieran fijar su atención en otra actriz mucho más importante y elegante. Encima de la superficie obscura de la luna pudieron ver una gran esfera azul de un gran tamaño. La tierra se presentaba ante ellos como un segundo acto en esta presentación ante sus lejanos visitantes. Les pareció mucho más bella que cuando recién llegaron. Trevize fue acercándose a la azulada superficie y dejando tras de él la obscura superficie lunar. El blanco de las nubes, y el azul del mar, formaban una acuarela de variados colores.

-Es muy bella -dijo Bliss contemplando la imagen que se les presentaba en la pantalla de la nave.

-Sí -contestó Pelorat -La humanidad no pudo haber escogido un lugar mejor para nacer.

Estuvieron sobrevolando la superficie de la Tierra capturando todo el espectáculo en sus memorias. En la acuarela que se les presentaba pudieron reconocer los límites entre el agua y la superficie terrestre.

-Es un planeta de agua -dijo asombrado Pelorat al observar que la mayor proporción estaba inundada por grandes extensiones de agua que casi cubrían todo el globo. -Eso no lo mencionaban los datos históricos.

-Quizá porque lo consideraban obvio -dijo Trevize -por lo que estaba de más comentarlo. Era la cuna de la humanidad, y todos deberían conocerla.

Pelorat no contestó a los comentarios y en lugar de eso continuó observando las imágenes que se presentaban ante ellos. Recorrieron casi toda la extensión y Trevize modificó el rumbo para volver sobre sus pasos y poder realizar una última observación, y todos volvieron a contemplar el mismo dibujo ante sus ojos.

-No sé si se podría... -dijo Pelorat sin atreverse a terminar la frase.

-Poderse qué -consultó Trevize con curiosidad por saber qué quería Pelorat.

-No vas a querer -contestó este -es una tontería.

-Dime qué querías decir -contestó Trevize -y yo te diré si es o no una tontería.

-Solamente quería saber si podemos ingresar al planeta para poder ver más de cerca la superficie.

Trevize analizó por un tiempo la sugerencia, permaneciendo en silencio. Fue tan largo su silencio que Pelorat nerviosamente contestó.

-Sabía que ibas a considerarlo una tontería.

-No -dijo segundos después Trevize -me parece una buena sugerencia, simplemente estaba realizando la medición de la radiactividad que hay en la superficie para determinar la posibilidad. Los niveles son notoriamente altos, pero si hacemos un vuelo rápido no tendremos problema.

-¿Entonces ingresaremos al planeta? -dijo Pelorat ansiosamente

-Sí -contestó tratando de tranquilizar a su pasajero -pero déjame terminar las mediciones.

Pasaron un par de minutos en los cuales Trevize realizó toda serie de cálculos mediante la computadora de la nave, cosa que fue apenas percibida por Pelorat y Bliss quienes sólo veían el rostro concentrado de su piloto, y el movimiento leve de su mano sobre los controles.

-Prepárense para el ingreso -dijo Trevize como si fuese un presentador de un espectáculo muy importante.

Al decir eso la nave cambió de rumbo y vieron cómo la superficie del mar sobre el que volaban, se iba viendo cada vez más cercana. Finalmente bajaron tanto que pudieron reconocer las olas que espumaban sobre la superficie uniforme. La imagen permaneció sin cambio por algunos minutos hasta que finalmente pudieron ver en el horizonte una línea obscura que fue creciendo en tamaño hasta convertirse en un continente. Ingresaron a la superficie terrestre y las imágenes cambiaron. La superficie terrestre subía abruptamente formando una larga cordillera, cosa que obligó a Trevize a elevar la nave para pasar por encima de picos completamente cubiertos de blanca nieve. Una vez cruzaron esa cordillera estuvieron sobre volando una superficie plana e interminable. Nuevamente se presentaron ante otra pared montañosa pero de menor altura. Trevize maniobró de nuevo para pasarlas por encima mirando el bello espectáculo. Detrás de esas cordilleras el nivel de la superficie descendió y se mantuvo a bajo nivel por el resto del viaje. Eso le permitió a Trevize poder descender más en su vuelo y poder observar más a detalle lo que se encontraba sobre esa superficie.

-¿Qué es eso? -dijo Bliss ante las imágenes que veía.

-Son árboles. -contestó Pelorat -Grandes extensiones de árboles.

-Pero están completamente secos -aclaró Trevize -y lo han estado por mucho tiempo.

-Y la tierra que se ve abajo está totalmente desértica y erosionada -hizo notar Pelorat -La falta de vegetación ha puesto al descubierto la superficie de tierra. La falta de protección durante tanto tiempo ha causado esa notoria erosión.

-Entonces es un planeta muerto -dijo Bliss con voz triste -y no hay posibilidad de recuperar la vida.

-Mientras tenga esos niveles de radiactividad, es muy difícil que cualquier organismo viviente pueda progresar en esa superficie. Se tendrá que esperar unos cuantos miles de años más antes de pensar en reacondicionarla.

La extensión de árboles secos que se presentaba ante ellos era muy amplia. Era un gran cementerio vegetal y en un gesto de respeto por la gran cantidad de vida que habitara antes esos bosques, permanecieron en silencio el resto del viaje tan sólo mirando las tristes imágenes de abajo.

La superficie terrestre fue interrumpida nuevamente por la superficie del agua perfectamente plana. Tampoco allí se veía ningún tipo de presencia de vida, por lo que Trevize decidió abandonar de una vez el planeta. Dio a través de los controles la orden de elevar la nave pero esta no obedeció y permaneció sobrevolando la superficie del mar. Asombrado por la falta de respuesta de la que había considerado su fiel nave, volvió a insistir en la orden sin recibir respuesta alguna.

-No obedece -dijo nerviosamente a sus dos compañeros -La nave no responde.

-¿Qué es lo que pasa? -dijo Pelorat

-Debe ser la radiactividad que ha afectado a los controles -siguió diciendo Trevize -Es por eso que no me quiere obedecer.

-¿Y por qué puede ocurrir eso? -dijo Bliss

-Hemos permanecido más tiempo del que deberíamos haber estado. Nos hemos olvidado del problema de la radiactividad y ha afectado a los controles. La nave ya no me obedece y permanecerá sobrevolando la tierra si es que no hacemos algo.

-Y qué podemos hacer -dijo Pelorat tomando conciencia del problema en el que se encontraban. -Dilo y lo haremos.

-Ustedes nada -respondió intentando mantener la calma -Tengo que hacerlo yo. Pero esta nave no escucha lo que le digo.

-Yo, Gaia puede hacer algo -dijo Bliss -Intentaré hablar con la nave.

-Cómo lo harás -preguntó Trevize -esta no es una persona. No es parte de Gaia.

-Cuando buscaba la nave allá en la luna -siguió diciendo Bliss -Yo pude, Gaia pudo detectar un incipiente nivel de inteligencia y conciencia. En cierta forma la nave es un robot, uno muy básico, pero robot al fin. Eso quiere decir que podría intentar comunicarme con ella para enviarle la orden de salida.

-Eso es absurdo -dijo Trevize, pero después de recapacitar por unos segundos, agregó -pero no se pierde nada intentándolo.

Bliss permaneció en silencio y concentrada, como entrando en un trance ligero. Sin embargo no se veía ningún resultado y la nave seguía sobrevolando la superficie de un mar espumoso y tranquilo. El movimiento periódico y monótono del mar, cautivó la mirada de Pelorat quien no pudo quitar su vista de él. Parecía como si él también estuviese en trance con Bliss y comunicándose con la nave. Trevize, quien no había parado de intentar controlar la nave, aumentaba su nerviosismo sabiendo que a mayor tiempo en la tierra, las oportunidades de salir se reducían dramáticamente. Estaba sumido en su desesperación cuando sintió que la imagen que se presentaba a sus ojos cambiaba rápidamente. La superficie del mar se alejaba cada vez más rápido y finalmente desaparecía detrás de un banco de incipientes nubes. El cambio de imagen despertó a Pelorat de su trance quien reaccionó exclamando.

-Bliss lo logró. Estamos libres.

-La nave todavía no responde -dijo Trevize al darse cuenta que aun o obedecía a sus órdenes.

-Ya se le pasará en algunos minutos -dijo Bliss también saliendo de su trance. -Mientras Gaia se comunicaba con ella, se pudo detectar un gran ruido de fondo que hacía muy difícil la comunicación. La nave no escuchaba por tanto ruido. Toda Gaia gritó para que le escuchen, y fue la única manera para que la nave pueda entender la orden y la obedezca. El último mensaje que se le dio ya no fue necesario gritar tanto, por lo que deduzco que el ruido está desapareciendo. Sin embargo demorará unos minutos en callarse por completo.

-Es la radiactividad que afectó los controles -aclaró Trevize explicando técnicamente lo percibido por Bliss Gaia.-Eso hizo que exista demasiada energía en el sistema sobrecargándolo.

Trevize, notoriamente contrariado por lo que había sucedido, intentó nuevamente controlar la nave mediante los dispositivos que sostenía en su mano y sintió cierto temor a que la nave no le respondiese a sus deseos. Su relación con la nave había sido, desde que la utilizó por primera vez en el astro puerto de Términus, la más íntima que nunca había tenido incluyendo a todas las personas con quienes se había relacionado. Desde el primer momento que utilizó los controles, se realizó una fusión psicológica entre él y la nave Farstar, una fusión que era cada vez más intensa. Eso lo había percibido cada vez que tocaba los controles y sentía que su conciencia era aumentada con la de la nave, generando de esta manera una súper conciencia; pero cuando soltaba los controles de la nave, sentía perder toda esa conciencia y seguridad. El sentimiento que tenía después de estos momentos era de total soledad e impotencia, que sólo era soportado gracias a que tenía la seguridad de que podía volver a conectarse con la nave tan sólo tomando los controles nuevamente. Pero esa seguridad ahora ya no existía, porque mientras estuvo sobrevolando la tierra, la nave se rehusó a obedecerlo. Ya nunca más podría volver a tener confianza en la nave, y eso lo deprimió. Para su fortuna la nave obedeció a sus comandos, cosa que causó una insana felicidad en él.

-¿Qué haces Trevize? -consultó Pelorat después que estuvo mucho tiempo observándolo en silencio, y vio su paciencia agotada. Trevize no respondió a la consulta, cosa que obligó a Pelorat a preguntar de nuevo en repetidas ocasiones.

-Estoy analizando si existe algún tipo de daño en la nave. -respondió finalmente después de tanta insistencia -La radiación afectó a todo el sistema de la computadora de manera muy severa, pero aparentemente fue sólo una sobrecarga energética transitoria. Sin embargo no estoy muy seguro de eso, y es eso lo que estoy comprobando en este momento.

Trevize volvió a caer en un absoluto mutismo, y Pelorat esperó los resultados de sus revisiones. El tiempo que demoró en realizar esas comprobaciones volvió a extenderse más de lo necesario, cosa que volvió a impacientar a Pelorat quien volvió al ataque con sus preguntas.

-¿Y qué has encontrado? -preguntó repetidas veces, cada vez más nerviosamente.

Trevize no respondió hasta que el tono de voz de Pelorat fue notoriamente impaciente, cosa que desconcentró a Trevize y le hizo volver a la realidad.

-¡Espera un momento por favor! -respondió molesto Trevize -Estoy haciendo algunas comprobaciones.

-Eso dijiste hace tiempo. En todo lo que ha pasado podrías haber revisado muchas veces.

-Es que tengo que hacerlo muchas veces para estar seguro que los sensores no han resultado dañados, o des calibrados, por tanta radiación. Lo hago por nuestra seguridad, porque no quiero en un futuro tener un contratiempo. Y tú te empeñas en interrumpirme.

-Más bien creo que tienes inseguridad de soltar los controles de la nave -respondió Pelorat molesto por el reclamo que sentía injusto. -Ya una vez tu nave no te quiso obedecer, y tuvo que intervenir Gaia para ponerla en su sitio, tienes miedo que ya no te pertenezca.

-No seas tonto. Estás diciendo cosas sin sentido.

-¿Estás seguro? ¿Te has detenido a analizar tus sentimientos y pensamientos en lugar de analizar la nave? Estoy seguro que no sueltas la nave porque tienes miedo que sea para siempre.

-Esta nave está programada para obedecerme solo a mí. No tengo miedo.

-También obedece a Gaia, si no recuerdas -Esto lo dijo con toda la intensión de tocar su amor propio herido.

-Pero eso fue sólo por un momento. Ahora me obedece a mí.

Pelorat, obedeciendo una seña que le hizo Bliss, no respondió a ese desafío y simplemente permaneció callado. Trevize no teniendo con quién discutir, reconoció que algo de lo que decía Pelorat era cierto. Sintió miedo por su excesiva dependencia a la nave y quiso soltar los controles para liberarse. Sin embargo un sentimiento de pánico lo envolvió por lo que no tuvo el valor de soltarlos. En su mente una lucha se desarrolló, cosa que fue claramente detectada por Bliss y Gaia. Bliss, sabiendo que en ese momento su amigo estaba sufriendo la más dura batalla, sintió la necesidad de intervenir en la lucha e indujo sentimientos de seguridad y confianza en sí mismo en Trevize. Eso rompía la norma que se había impuesto Gaia en no intervenir en Trevize, pero ya esa norma no importaba ya que lo que necesitaban de él, la creación de Galaxia, había sido obtenido. Trevize reaccionó favorablemente a los influjos de Gaia y soltó los controles. Contrariamente a lo que había temido, Trevize no sintió el temor y la depresión esperada, y por el contrario sintió una paz y libertad. Sin embargo pocos segundos de análisis le permitieron deducir que eso se debía a la influencia de Gaia, y en lugar de molestarse se sintió agradecido por la ayuda de su compañera de viaje.

-Gracias Bliss -dijo sintiéndose obligado a reconocerlo públicamente -Gracias por tu ayuda. Me doy cuenta que la nave no me hace bien.

-No hay de qué -respondió ella -Te comprendo, porque al igual que tú, yo también estoy en tu misma situación de dependencia. Yo también estoy fusionada con otra conciencia mayor, Gaia, y me costó bastante separarme de ella. Ahora ya me siento más segura de mí misma, pero de todas maneras reconozco la necesidad de estar fundida con ella.

-Ya está -dijo Pelorat aburriéndose del tema de conversación -es hora de dejar este planeta atrás. Si bien fue la cuna de la vida, ahora no es muy útil y más bien destruye la vida que se aproxima. Debemos irnos de una vez a casa.

-En eso tienes razón -dijo Trevize más recuperado -Vamos a casa.

Cuando dijo eso agarró mecánicamente los controles de la nave y empezó a guiarla hacia los límites del sistema solar. Ya no sentía la necesidad obsesiva de estar conectado al sistema, cosa que lo tranquilizó. Poco a poco la imagen de la tierra se fue reduciendo de tamaño hasta convertirse en apenas un punto de luz confundido en el fondo estrellado. La brillante luz del sol terminó por ocultarla y Trevize se obligó a despedirse definitivamente de esa imagen. Enfocó luego la imagen de los planetas exteriores al lado de los cuales tendría que pasar. En su trayectoria de salida se encontró nuevamente con el gigante anillado. -Sus anillos son inmensos -dijo Pelorat admirando la belleza del planeta.

-El anillo está conformado de innumerables asteroides que giran al rededor sin cesar. Es un satélite que no logró sobrevivir a las fuerzas gravitatorias del planeta y finalmente fue desintegrado en partículas. Es una situación bastante común en el universo. Aunque el espectáculo que ofrece este es indudablemente superior.

-Mira -dijo Pelorat que seguía observando detenidamente el escenario del planeta -hay pequeños satélites alejados del anillo.

-Y son bastantes -dijo Trevize ampliando la imagen de las cercanías del planeta -Deben ser una decena de ellos. Me acercaré a ese para dar un vistazo.

-Pero no te acerques mucho -dijo Pelorat con tono de preocupación -No confío en este sistema planetario.

-No te preocupes -respondió Trevize mientras realizaba algunas mediciones del satélite, resultado que era desplegado para que todos lo vean. -Su nivel de radiactividad es muy bajo, y totalmente inofensivo.

-En ese caso echemos un vistazo como dices.

Pasaron rasantes por encima de la superficie de uno de los satélites, y las imágenes que obtuvieron eran de un planeta de hielo. Todo estaba totalmente congelado. Sólo algunas grietas en el hielo arrojaban vapor hacia el cielo, para caer convertido en copos de nieve algunos kilómetros más allá.

-Este es un ejemplo de cuán fuerte puede ser la fuerza gravitatoria -dijo Trevize a sus alumnos. -El satélite rota al rededor del planeta, y eso hace que las fuerzas gravitatorias deformen al satélite constantemente. Eso genera calor por fricción que derrite el hielo en las profundidades. Es ese hielo que sale expulsado en forma de vapor y que crea esa interesante imagen.

-Muy interesante el efecto -dijo Pelorat -Nunca antes había sabido de ese efecto.

-¿Se dieron cuenta lo que pasó en el satélite de la tierra? Presentaba siempre la misma cara hacia el planeta. De esa manera no existía rotación relativa y eso hacía que no exista roce gravitatorio dentro del satélite. Eso mismo ocurrirá con el satélite que estamos viendo, con el tiempo y debido a tanto roce, finalmente el satélite frenará su rotación y presentará la misma cara a su planeta.

-Sabes mucho de planetas -confirmó Pelorat.

-En realidad estas cosas son básicas. Cualquier persona que haya tenido un curso elemental de pilotaje de naves interplanetarias, lo sabe.

La nave permaneció girando al rededor del satélite por unos minutos más, y luego se fue alejando de él y del imponente planeta anillado. Ya cuando el planeta pasó a formar parte del innumerable conjunto de puntos brillantes, Bliss dejó su estado de contemplación y consultó.

-¿Dónde vamos ahora?

La pregunta fue sencilla de formular, pero el efecto que causó fue como un golpe en seco. El silencio que siguió a esa pregunta dio a entender claramente que no existía una respuesta. Simplemente no sabían a dónde ir. O quizá en el poco tiempo que habían estado vagabundeando en la galaxia, se habían acostumbrado a su vida nómada. El sólo pensar que tendrían que regresar a algún lugar, y una vez allí permanecer quietos el resto de su vida, no fue muy del agrado de ningunos. Pero tampoco podrían permanecer saltando de planeta en planeta sin un objetivo. Antes había sido interesante, ya que tenían una meta muy clara, encontrar la tierra. El haber cumplido su meta simplemente los dejaba sin metas, y esa era la primera cosa por hacer.

-¿Regresamos a casa? -volvió a preguntar Bliss ante tan prolongado silencio. La pregunta ahora era un poco más fácil de responder, era tan solo un sí o un no, al menos para Bliss que conocía exactamente su casa. Ella tendría que ir a Gaia, habitaba en Gaia, era parte de Gaia. Pero ellos no tenían muy claro su horizonte. Pelorat tendría que escoger entre ir a Gaia y vivir junto a Bliss, como antes lo había decidido, o regresar a Términus. Lo primero significaba que abandonaba definitivamente sus estudios de historia y la posibilidad de divulgar todos los resultados de las investigaciones de toda su vida. En Gaia poco importaba la historia, ya que la conciencia colectiva mantenía toda esa información. Pasaría a convertirse en un simple turista sin mucha actividad, y eso lo aburriría muchísimo. Por el otro lado regresar a Términus significaba abandonar a Bliss y volver a la soledad de su oficina y sus estudios, tal como había vivido siempre. Era una difícil decisión, la más importante del resto de su vida.

Por otra parte Trevize tampoco tenía una decisión fácil ante sí. En Términus nadie le esperaba, o más bien nadie le quería, en especial la alcaldesa que haría todo lo posible para hacerle la vida insoportable. Existía el riesgo de que lo arreste por robarse la nave propiedad de La Fundación, cosa que hacía del regreso una no muy agradable solución. Podría volver a Solaria, con la gobernadora. Estaría bien atendido, de eso no tenía duda, pero pasaría a ser tan solo un compañero sexual de la gobernadora. Eso sería una prisión más cómoda, pero prisión al fin. Ir a Gaia nunca fue de su agrado, por lo que ese destino estaba descartado definitivamente.

-Podemos visitar uno de esos planetas que vimos en la lista que obtuvimos de Melpomenia -dijo Pelorat interrumpiendo el hilo de pensamientos de Trevize, quien permaneció por un largo rato en silencio absorto en sus pensamientos.

-Sé que hasta ahora no nos ha ido muy bien en los planetas que hemos visitado, incluyendo la tierra, -dijo Pelorat ante la silenciosa respuesta de Trevize -pero yo no creo que todos ellos hayan tenido la misma evolución hacia un planeta hostil. Eso no es parte de la naturaleza humana.

-Me parece una buena idea -dijo Bliss, apoyando a Pelorat en su sugerencia -y de esa manera conoceríamos más a fondo lo que significa vivir en planetas aislados, tal como han estado estos por muchos miles de años. Sería como darles una segunda oportunidad.

-Cuarta. -dijo Trevize saliendo de su silencio -Y estoy seguro que el resultado será el mismo.

-Eso no lo sabemos -se defendió Pelorat -Tenemos que comprobarlo, tal como comprobamos la existencia de la Tierra y no nos dejamos influenciar por las creencias.

-Sin embargo lo que se decía era cierto. -aclaró Trevize con voz de triunfo -La Tierra sí estaba con niveles de radiactividad muy elevadas y mortales.

-Pero la encontramos a pesar de que no había ningún dato cierto sobre ella. -se defendió nuevamente Pelorat -Hemos visto tres planetas de los espaciales, y no nos ha ido bien, eso lo reconozco, pero tengo la certeza de que sólo ha sido mala suerte. Sé que si vamos a otro nos daremos cuenta que estábamos equivocados.

Trevize volvió a permanecer en silencio para analizar las opciones que tenía ante sí, y poder escoger la mejor. Por un momento consideró la opción de visitar el planeta y le pareció interesante y aventurero, aunque sabía de antemano que estarían enfrentándose a un planeta hostil. Durante un par de minutos estuvo buscando cuál sería la otra alternativa pero por más que pensaba no se le ocurría. Había descartado el viaje a Términus y a Gaia y finalmente reconoció que no tenía a dónde ir, o que los lugares donde podía ir no eran de su agrado. La visita a ese planeta se presentaba como una excelente solución mientras acomodaba las ideas en su cabeza, a pesar de los peligros a los que se tendría que enfrentar. De todas maneras, se dijo, ya estoy acostumbrado a vivir así.

-Está bien -dijo -Nos iremos a visitar ese planeta que ustedes quieren -El tono de sus palabras intentaban mostrar una falta de interés, como si lo hiciera simplemente por no desairar a sus amigos.

-¿En serio? -preguntó Pelorat con claro asombro en su cara.

-Sí. -contestó Trevize -Pero me tienen que prometer que harán lo que yo diga. No confío para nada en esos espaciales.

-De eso no te preocupes -dijo Pelorat contento por el regalo -Pero verás que la gente no es mala.

La nave ya estaba prácticamente fuera de los límites del sistema solar, y totalmente libre para hacer el salto hiperespacial a su próximo destino. En el firmamento apenas brillaban los gigantes gaseosos y la Tierra hacía ya mucho tiempo que había desaparecido del firmamento por su lejanía y su pequeño tamaño. El sol seguía siendo el objeto más brillante de esa zona del espacio, pero la intensidad de su brillo ya no era tan fuerte y no impedía que se lo pudiese ver directamente.

-Les voy a dar el privilegio de escoger el planeta donde iremos -dijo Trevize burlescamente -De esa manera cuando comprobemos que yo tenía razón en tenerles antipatía, no podrán decir que yo escogí premeditadamente uno que sabía que era hostil. Ustedes tendrán que decidir solos, y cargar solos su responsabilidad. Esta es la imagen del listado de todos los planetas que encontramos en Melpomenia.

En la pantalla de la nave se desplegó una serie de columnas con los diferentes nombres de los planetas y sus respectivas coordenadas espaciales. Ante ellos se presentaron cincuenta nombres de los cuales sólo tres de ellos eran conocidos, los planetas que habían visitado. Trevize permaneció en silencio como ausente mientras sus compañeros de viaje decidían por su próximo destino entre cuarenta y siete planetas cuyos nombres eran de los más variados.

-No sé cuál escoger. -fue la respuesta definitiva de Pelorat luego de una larga discusión con Bliss.

-Los nombres no me dicen nada -comentó Bliss igualmente indecisa por cuál señalar.

-Entonces hagámoslo a la suerte. Cierra los ojos Bliss.

Pelorat la hizo girar repetidas veces hasta que consideró que ya no tenía noción de la ubicación.

-Ahora acércate a la pantalla y escoge un punto.

Ella se acercó como le mandaron y tocó con sus dedos la posición de un planeta. El juego divirtió a todos en la nave quienes gozaban como niños de la posibilidad de jugar, y que ese infantil juego determine el futuro de su vida.

-El número dieciocho. -dijo Trevize una vez Bliss apartó su mano y permitió ver el planeta escogido -Baleista. Un nombre raro, como todos los nombres.

-Bliss ha escogido donde ir. -dijo Pelorat -Ahora tú Trevize es tu turno de realizar el próximo paso, llevarnos a esa estrella. Tengo mucha esperanza que encontraremos muy buenas personas allí.

-Eso ya lo veremos -respondió Trevize mientras enfocaba las coordenadas del planeta seleccionado. -Lo primero que tenemos que hacer es transformar esas coordenadas al tiempo actual. Afortunadamente ya tenemos datos de tres de los planetas, sus coordenadas antiguas y sus coordenadas actuales. Esa información le servirá a la computadora de la nave para aproximar el dato de la coordenada actual de Baleista.

-Fue muy rápida esta vez -continuó diciendo Trevize después de algunos pocos minutos -Ya tenemos las coordenadas de nuestro destino.

-Entonces saltemos de una vez a esa dirección -dijo impacientemente Pelorat.

-Un momento. La coordenada obtenida es una aproximación -dijo Trevize cortando la algarabía de Pelorat -Eso quiere decir que puede contener errores. Confío que los errores no son apreciables, pero es mejor estar seguro antes de terminar sumergido en el centro de una estrella. Haremos una aproximación por etapas, y muy pronto estaremos en el planeta que tanto quieres conocer.

El salto ocurrió sin que lo percibiera ninguno de ellos, por lo que sólo Trevize lo sabía ya que era él quien le había ordenado a la nave. Sus compañeros se dieron cuenta sólo cuando Trevize les mostró la imagen exterior notoriamente cambiada.

-Hemos saltado por segunda vez -aclaró a sus pasajeros -Echemos un vistazo a lo que tenemos por aquí.

-Mira esa estrella -dijo Bliss cuando apareció ante ellos una estrella dominaba el firmamento. -¿Allí es donde vamos?

-Exactamente -confirmó Trevize -Esa es la estrella alrededor de la cual gira Baleista. Iremos aproximándonos lentamente para ir investigando lo que nos depara en ese planeta. Tú Bliss serás de gran ayuda con tu percepción.

-Gaia es la que nos ayudará.

-Eso. Gaia y Tú.

Poco a poco la estrella iba aumentando su intensidad lumínica hasta que finalmente su brillo ocultó a todas las que se encontraban cerca de ella en la línea de visión.

-No hemos visto ningún planeta -dijo Pelorat preocupado.

-No te inquietes -dijo tranquilamente Trevize -Si te fijas bien notarás que hemos llegado a la estrella desde arriba del plano que forman los planetas en su trayecto. Mira allí -dijo señalando un extremo de la pantalla -ese es uno de los planetas. Es un gigante gaseoso como el que vimos en el sistema planetario de la Tierra, aunque no tan grande. Observa allí -siguió mostrando como si fueran sus alumnos en una clase de astronomía -Ese es otro bastante grande. Y finalmente, la estrella de la función. Esa me imagino es Baleista. Su distancia a la estrella es mucho mayor que la distancia que tiene Términus a su estrella, pero eso se compensa con una estrella mucho más brillante. El tamaño del planeta es un veinte por ciento más grande que Términus. Ahora lo que queda es acercarse lentamente, como siempre digo, e ir conociendo a nuestros anfitriones. Sólo pido que ustedes tengan razón y sean amigables.