Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece.
Advertencias: No sé que estoy haciendo con mi vida...
Nota: Es primera vez que escribo a un Sting gay, romántico. No me hago responsable de nada. xD
Adopción
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Sting se cruzó de brazos, muy fastidiado por todo eso. Y es que, ¿por qué no entendía que no quería lo que él sí? Estaba bien, tenía sus razones, y a él también le gustaría hacer eso, pero Natsu no lo entendía.
—Sting, vamos— murmuró —¿Por qué no?
El chico suspiró frente al escritorio, no le cabía en la cabeza cómo Natsu no podía entenderlo.
Sacó su celular, frente al leve ceño fruncido del chico que le acompañaba, y hizo click en el contacto que decía Rogue.
—¿Ya vas a hablarle al emo?— entrecerró los ojos.
Sting rodó los ojos ante la pregunta que, prácticamente, le estaba acusando de... quién sabe qué.
—Si.
—Oh vamos, Sting, ¿para qué?— se quejó.
Esta vez lo ignoró por completo, y lo haría hasta salirse con la suya. Le escribió un mensaje a su amigo, y sonrió cuando éste lo contestó.
—O-oye... ¿por qué sonríes así?— curioseó Natsu, intentando ver la pantalla del celular.
—¡Eh!— exclamó escondiendo el aparato de los orbes jade del chico.
—¿Vas a decirme, o no?
—No.
Natsu frunció el ceño e hizo un puchero.
—Sting...— murmuró acercándose a su rostro peligrosamente.
El rubio hizo una mueca, odiaba cuando hacía eso, era prácticamente, un chantaje.
—N-no, no hasta que aceptes.
Al oír eso, él se alejó de Sting repentinamente. Y alzó una ceja, extrañado.
—¿De qué hablas?
Entonces, fue el turno de Sting para fruncir el ceño. Eso era genial, realmente genial. ¿Cómo podía ser posible que olvidara lo que pasaba?
—Me largo...— sentenció, poniéndose de pie para dirigirse hacia la puerta.
Natsu lo miró sorprendido. No esperaba que pasara eso.
—E-espera, Sting— corrió hacia él, para impedir que abriera la puerta —. E-era una broma.
Sting lo vio reír nerviosamente, y le dieron unas grandes ganas de golpearlo. En un ojo, en la nariz, en el estómago, en la entrepierna... Aunque si lo pensaba bien, lo último no le favorecía en nada.
Sin embargo, Sting no le dijo nada y lo ignoró, mientras intentaba que soltara de una buena vez la manilla de la puerta.
—S-Sting... Vamos, ¿cómo puedes enojarte por eso?— preguntó.
— Carraspeó y luego lo miró —Déjame salir.
—No.
—Natsu-san...
—Será niña.
El muchacho cambió su expresión. Se encontraba completamente sorprendido por eso, porque por supuesto, no se lo esperaba.
—¿Qué?— musitó con incredulidad.
—Será una niña, como querías. Ya luego de un tiempo, tal vez podamos escoger un niño, ¿qué dices?— sonrió.
Sting se mantuvo en silencio por unos minutos, asustando un poco a Natsu.
—¿Sting...?— musitó.
—¿Quién eres y qué has hecho con mi Natsu-san?— murmuró haciendo sonreír, otra vez y más ampliamente, al chico.
Él hizo un leve gesto con la cabeza, y lo tomó de los hombros para que volviera a su silla. A continuación, se sentaron frente al escritorio, como antes, ante la mirada de dos chicas. La que los había estado atendiendo antes, y una que al parecer había llegado recién.
La primera, los miraba con algo que parecía ser ternura en los ojos, a punto de los corazones. Mientras que la otra, parecía no saber cómo reaccionar.
—Niña— sonrió Sting.
—¡Perfecto!— exclamó la chica —Kenia, trae las fichas, ¿si?— le pidió a la que se encontraba a su lado. Ésta asintió, aún un poco aturdida, y entró a otra habitación, en busca de lo que la otra le había pedido.
Y mientras tanto, Natsu las observaba sin entender sus reacciones para nada. Aunque daba igual, —miró de reojo a Sting— porque él estaba feliz. Empero, aún quería saber qué decía el mensajito para el emo de Rogue.
