Disclaimer: Los personajes no me pertenecen (por desgracia, XD)
Este fic ha sido corregido por Adhy Rosier Moon. Esta insipirado y dedicado a Victoire Weasley y Jem D'artagnan, espero que les guste.
Una puerta del salón del trono de Versalles se abrió y se escuchó una leve risa.
— Vamos, Victoire, no hay nadie— Un joven con el uniforme de mosquetero entró, tirando de una joven rubia que lo miraba todo con los ojos abiertos de asombro.
Victoire Weasley iba vestida con un vestido azul que hacía juego con sus chispeantes ojos.
— Pero no podemos estar aquí, Jem.
— Sí podemos— Jem se giró y empezó a besarla, pero Vic se separó mirándolo todo.
Mientras la chica daba una vuelta por el impresionante salón, Jem se sentó en el trono de su rey.
— Jem, quita de ahí, tiene que ser delito o algo.
— Solo si me pillan— extendió la mano hacia su novia y cuando ella la cogió, tiró de ella, acercándola— Desde aquí todo se ve de otra manera.
Ella se sentó en el regazo del chico y mientras iba mirando a su alrededor, él aprovechaba para besarle el cuello, haciendo que ronroneara de placer.
De repente, ella se levantó, para sentarse de nuevo sobre él, pero esta vez, de cara a su chico. Empezaron a besarse con pasión, con voracidad. Jem forcejeó para poder acceder a los senos de su novia. Aunque el vestido fuera de la época, la ropa interior no lo era.
— Eres….eres lo más maravilloso de esta tierra- Estaba verdaderamente enamorado de ella y se lo decía cada vez que podía.
— Tú lo eres, Jem.
Entre besos y caricias, la ropa interior de ambos desapareció. Jem le acariciaba bajo la falda y las manos de Vic se movían perezosas sobre el miembro de su novio.
— Esto no está bien.
— Pero es excitante.
Con una sonrisa, Vic fue bajando, sobre el pene de Jem, de forma lenta y tortuosa, haciendo que el chico se removiera debajo de ella, buscando llevar el mando, como siempre hacía. Pero ella quería disfrutar de su momento.
Jem no estaba acostumbrado a que fuera ella la que llevara el ritmo, pero descubrió que dejar a Vic que mandase, podía ser a la vez un cielo y un infierno. La chica se las arreglaba para hacerle llegar casi hasta el final y dejarlo allí.
Los únicos sonidos que se escuchaban eran sus gemidos y jadeos y estaban tan concentrados el uno en el otro que ninguno se dio cuenta de que unos ojos les observaban acechantes. Ajenos a la persona que les espiaba, siguieron moviéndose al unísono, buscando el placer del otro. Cuando finalmente alcanzaron el orgasmo, a la vez, se quedaron abrazados.
— ¿Sabes que podrían juzgarte por esto, Halcón?
La voz de Val, la madre de Jem resonó irónica por toda la sala, haciendo que ambos jóvenes se separaran totalmente ruborizados.
— Solo…solo le enseñaba a Victoire el salón del trono, madre.
— Yaaa…— los miró a ambos con una ceja enarcada— Espero que hayáis tomado precauciones, no quiero ser abuela antes de tiempo.
Val salió de la sala dando grandes zancadas, dejándolos allí, avergonzados por haber sido pillados.
