Bajo el mismo techo.
Disclaimer; Harry Potter pertenece a J. K. Rowling, yo solo lo prostituyo en mis historias. Algunas escenas son sacadas de la película 'bajo el mismo techo', ya que esto esta mas que inspirado en ella. Yo solo lo escribo con algunas diferencias.
Hombres.
Nunca le gusto como Ron Weasley, el novio… esposo de su hermana trataba a esta. No es que fuera una mala persona, que la insultara, golpeara o cualquier cosa mínimamente parecida. Solo era que, desde siempre, ese hombre le pareció eso; un hombre. Uno de esos que parecen haber crecido en una cueva, con la idea fija de que la mujer era lo suficiente inferior como para quedarse en casa y cuidarlo como si de un dios se tratara Algo que Hermione consideraba muy del siglo pasado. Y ahora que se habían casado, podía afirmar lo que tantas veces pensó de su ahora cuñado.
Su hermana Lavender cocinaba, limpiaba y atendía a un cien por ciento a su esposo, sin importar lo cansada que estuviera. Le cumplía sus caprichos y dejaba que el reposara mientras ella lavaba los platos. ¿Por qué? Por que Ronald Weasley creció con la idea de que así debía de ser, y su hermana lo dejaba seguir creyendo aquello.
Pero no culpaba del todo a Ron, su hermana también era responsable de aquella situación. Si tan solo supiera hablar y exigir la equidad que debía tener un matrimonio, ella no tendría que escucharla quejarse constantemente sobre lo mucho que detestaba que Ron dejara tirada la ropa sucia, que no lavara un plato y que dependía completamente de ella para cocinar la comida.
Patético, pensó al ver como su hermana mayor le pedía, no, pedía no, suplicaba disimuladamente la ayuda al bulto que tenia por esposo para que recogiera la mesa, algo que él se negó a hacer, argumentando que se sentía cansado y no deseaba hacer esfuerzo con el estomago lleno. Como si su hermana no deseara hacer lo mismo.
Tenia ganas de lanzarle un baso y decirle que esa no era solo la casa de Lavender, si no que también era de él, y que por lo tanto también debía de contribuir en las tareas domesticas. Pero se contuvo. No era su matrimonio y no eran sus peleas.
Ron era una de las razones por las que prefería no visitar a su hermana. Le parecía hipócrita y falso, y estaba muy segura de que hablaba pestes de ella en cuanto se iba. Tenia la cara. Pero no era solo la cara, era por que Ron hablaba mal de muchas personas a sus espaldas y luego les sonreía cuando las tenia de frente. ¿Por qué iba a ser diferente con ella? Después de todo, era obvio que no le gustaban muchos de los comentarios que ella hacia acerca sobre casi cualquier cosa. Podría estar lloviendo, ella comentarlo y el intentaría de alguna manera decir que estaba equivocada.
— Cariño, tráeme un vaso con agua.
— ¿Es qué no puedes venir tú por el? Estoy ocupada. — Le grito Lavender de vuelta. Aquello hizo que Hermione sonriera orgullosa. Si quiere agua, que se levante.
— Por favor, tráemelo.
Aquello no era una petición, era una orden mal disimulada. Al final, tras una discusión breve en donde Ron exigió su vaso, Lavender termino por llevarle el dichoso vaso con agua, refunfuñando lo perezoso que era. Esa era otra de las razones por las que prefería no ir ahí. Cada que Ron hacia algo que a Lavender no le gustaba, le preguntaba su opinión. Algo que siempre la dejaba en una mala situación, pues no quería ser grosera, pero tampoco iba a mentir. Por lo que al final, Ron la veía con mala cara, algo que la tenia sin cuidado, pero igual no le gustaba.
— Tengo que irme — dijo en cuanto Lavender entro a la cocina. Si se quedaba por mas tiempo terminaría diciendo cosas que a nadie ahí le gustaría escuchar. Además, si quisiera lavar trastes se hubiera quedado en casa. — Me despides de Ron.
— Te acompaño a la puerta.
Lavender se seco las manos para poder acompañar a su hermana menor a la salida, lejos de los oídos curiosos de Ron. Necesitaba que alguien le cubriera las espaldas, y que mejor que Hermione para hacerlo.
— ¿Iras mañana a la despedida de Luna?
Se lo pensó un segundo. Claro que asistiría. Luna era una de sus mejores amigas y pronto se casaría con Theodore Nott, el idiota que le presento a un hombre aun mas idiota. Pero existía algo en la mirada de su hermana mayor que la hacia dudar de su respuesta.
— No lo sé. He tenido mucho trabajo y preferiría descansar. — No lo decía en serio, pero quería saber a donde quería llegar Lavender con esa pregunta, sobre todo por que no la había hecho frente a su amado esposo.
— Tienes que ir. — sentencio, dejando un poco sorprendida a Hermione. — Le he dicho a Ron que estaríamos en tú casa.
Eso si que no le gusto. Que la usaran como fachada para salir era algo que detestaba, y Lavender siempre lo hizo cuando quería salir con alguno de sus novios, provocando que ella se convirtiera en una pequeña pinocha. Además, por qué rayos tenia que mentir para salir. ¿Acaso Ron no salía? Hasta donde sabia, sí. Ron se iba mas de una vez a la semana de fiesta con sus viejos amigos, con o si el permiso de su esposa.
Francamente no entendía por qué en un matrimonio o en cualquier relación ambas partes se pedían permiso para salir, como si fueran sus padre. No era normal. Ella nunca lo hizo, algo que le causo mas de una discusión con los hombres con los que salía, se limitaba a avisarles y ya.
Soy tu pareja y debería de importarte si yo no quiero que vayas, o, ¿por qué demonios te largas sin mi permiso?, y no importa que me hayas avisado que saldrías, eran de lo mas comunes cada que ella tenia novio y se iba de fiesta con sus amigas.
Quiso darle todo un discurso del por qué, a pesar de estar casada, tenia el derecho de salir sin ningún tipo de restricción o permiso. Pero volvió a contenerse, su hermana ya estaba grande y sabia lo que hacia. Además, el como las personas manejaban sus relaciones no era de su asunto y tampoco tenia que importarle.
— ¿Haciendo qué? — levanto una ceja con curiosidad. Mentir por su hermana era algo que ya le salía natural. Después de tantos años mintiendo a sus padres para cubrir las espaldas de ambas, era algo que podía hacer con naturalidad. — Si vamos a mentir, tenemos que hacerlo bien.
Lavender hacho una mirada sobre su hombro, solo para comprobar que ninguna cabellera rojiza se asomara por algún lado.
— Le he dicho que estaríamos tomando café y galletas en el departamento de una de tus amigas.
Quiso reír histéricamente por eso. Ron y Lavender se conocieron en una fiesta de Hanna, una buena amiga de ambos, y esa fiesta era cualquier cosa menos parecido a tomar café con galletas. Por eso le sorprendía que Ron le creyera, debería de saber que su hermana era de las que les gustaba los lugares con la música bien alta, muchas luces y aun más alcohol.
— ¿Y por qué no simplemente le dices que iras a la despedida de Luna?
Lavender frunció el ceño. Su hermanita era tonta.
— Conoce a Luna y a sus amigas. Sabe como son sus fiestas.
Aquello era un buen punto, aunque no le gustara del todo. Luna y otras tantas de sus amigas eran bastante conocidas por las fiestas que daban. Fiestas que distaban mucho de ser tranquilas. Eran mas bien legendarias; alcohol en exceso, marihuana y otras cosas no tan legales, y mucho, muchos chicos y chicas. Por lo que si no salías de ahí ebrio, con un potente olor a hierva o besuqueando a alguien, era como no haber ido.
— ¿Y qué hay de malo en ello? Él se va todos los viernes con sus amigos y se que no es precisamente a tomar té con galletas.
Llegados a ese punto, Hermione se sentía bastante molesta. Qué demonios les pasaba a las mujeres y eso de la liberación femenina. Que alguien le dijera donde se quedaron esas mujeres que luchaban por la igualdad, que la promovían y la practicaban. En casa, cuidando de sus hijos y esposos. O enseñando hasta el apellido en alguna red social, pensó con ironía. A veces sentía que había nacido en el tiempo equivocado y que las mujeres estaban caminando en reversa al no respetarse a si mismas.
— Tú no lo entiendes por que no estas casada.
Eso la termino de molestar. Su familia no podía dejar de decirle cosas como esas.
¿En donde dejaste a tu novio, Hermione?, ¿Para cuándo se casan?, ¿Es que no piensas sentar cabeza y tener hijos?, Eres la única que aun no lo ha hecho. Y lo que mas le molestaba era que aquello casi siempre se lo preguntaban las mujeres de su familia. Normalmente ella contestaba que era feliz sin un hombre, que no necesitaba casarse para tener uno en su cama y que mucho menos quería casarse para ser una mantenida. Eso bastaba para que sus tías la miraran ofendidas y molestas, casi tanto como sus padres.
— Gracias a Dios — murmuro molesta. Pero igual iba a complacer a su hermana mayor, solo por el placer de que ella saliera a divertirse en lugar de quedarse encerrada y aburrida. Así que hablando mas alto que antes, y con la intención de que Ron las escuchara, dijo —: Entonces mañana en mi casa.
— Gracias. — Chillo emocionada, abrazo a su hermana y le dio un beso antes de dejarla marchar.
Camino directo a la cocina con una enorme sonrisa en su rostro.
.
Iba rumbo a su pequeña cafetería en el centro de la ciudad. Ser su propia jefa tenia ventajas cuando de tiempo se trataba. Su estomago gruño. No comió por ir de visita con Lavender, pero lo único que consiguió ahí fue lavar trastes, soportar alguno que otro comentario por parte de Ron, y las ganas de abofetear a su hermana hasta sacarle su coraje, si es que lo tenia. Fuera de eso, nada.
— ¿Cómo va todo? Ginny.
Ginny le sonrío con sus blancos y brillosos dientes. Señalo disimuladamente, o lo que ella creía que era un gesto disimulado hacia una de las mesas. Ahí, sentado tomando tranquilamente un café estaba el chico de cabello azabache, ojos color esmeralda, lentes redondos y una curiosa cicatriz en su frente. Era el chico que traía vuelta loca a Ginny, su mejor amiga y mano derecha. O la mandamás de sus empleados, como ella le decía jugando.
— Invítalo a salir.
A Hermione le caía muy bien Ginny por varias razones. No le tenia miedo a lo que la gente podía decir acerca de ella y su vida. Si quería salir con algún hombre y este no se animaba, ella terminaba invitándolo a salir. Por eso Luna también era de sus amigas mas cercanas. No le interesaba seguir los estereotipos de la mujer perfecta. Siempre era ella, fresca y natural. Y lo mejor de todo, ambas mujeres pensaban exactamente lo mismo que ella acerca del matrimonio. Que debía ser equitativo. Igual que la vida.
La única diferencia entre las tres, era que Hermione no deseaba casarse. Nunca.
— Lo haré cuando tú invites a su apuesto amigo.
Ginny señalo sin ningún pudor al chico que recién salía del baño. Su piel oscura y su cuerpo bien trabajado iban enfundados en unos pantalones negros y una camisa gris de seda.
Todo él la hacia babear como si de un perro frente a un trozo de carne se tratara. Y es que ese misterioso hombre cuyo nombre desconocía, tenia un precioso y rizado cabello oscuro y unos ojos azul cielo que la dejaban sin respiración.
Y para su buena suerte y deleite de sus pupilas, esos dos siempre decidían almorzar o comer ahí.
— Te aseguro que él ni si quiera me ha notado.
— Por su puesto que lo ha hecho. — Ginny puso las manos en las caderas para verse mas seria. En muchas ocasiones Hermione dejaba la seguridad en casa. — Eres tú quien suele tomarle la orden. Te ha visto, y vaya que lo ha hecho.
El tono de sugerencia hizo que Hermione soltara una leve risita.
Hermione lo pensó. No perdía naga, salvo quitarse el ¿y si…? Que rondaba su cabeza desde que lo vio entrar. Lo malo era que ni si quiera conocía su nombre. Ella no era de las que llegaba de buenas primeras, necesitaba algo de información para sentir seguridad. En este caso, el nombre.
— Recuerdas esa idea tuya de rifar una tarjeta con el 25% de descuento por un mes?
Ginny asintió un poco confundida. ¿Qué tenia que ver eso con su actual conversación? No tardo mas que un par de segundos antes de dirigirse a la parte trasera.
— Lo tenia ya todo preparado. Sabia que tarde o temprano accederías.
Puso sobre el mostrador una pecera redonda bastante grande, unas tarjetas en blanco y una pluma para que las personas se pudieran anotar sus nombres y teléfonos. Quien ganara la rifa se llevaría una bonita tarjeta con la que podría obtener un 25% de descuento en cada compra durante un mes.
Estuvieron ofreciendo la rifa a todos sus clientes del día, pero aquel par de hombres no se acerco de nuevo a la barra tras terminar su comida.
…
Hola. Resulta que no me voy hasta la siguiente semana, un pequeño error en mi boleto. Pero mientras lo hago, decidí escribir esto. Es algo que se formo en mi cabeza mientras veía la película en la que esta basada mi historia.
Y no se ofendan hombres, no es nada personal. Ron y Lavender están inspirados en mi hermana, mi cuñado y su preciosa relación (nótese el sarcasmo)
Espero les guste. No se olviden de dejar muchos comentarios ( para saber si les gusto, si no y todo eso).
También pasen a mis otras historias, Alas rotas y Celos, en las que estoy trabajando actualmente. Ya me encargare después de las otras.
