-¡Ranma!

Detuvo sus katas para erguirse y mirar a la entrada del dojo.

Ahí, se encontraba Akane con su vestido amarillo preferido sucio y maltratado, su mejilla derecha enseñaba un corte y su antebrazo izquierdo traía sujeto una venda. Parecía molesta, también dolida ...lo supo él porque además se fijó en sus ojos enrojecidos por el llanto y también en la voz ronca con que pronunció su nombre.

-¡Akane! - y corrió a donde ella alarmado.

-¡No te acerques!

El silencio siguiente fue sepulcral. Ranma quedó a medio camino, entre sorprendido y desconcertado hasta que reaccionó enfadado y le rebatió rabioso:

-¡Qué demonios te ocurre, niña boba! ¡Mira como vienes, no es momento para tus berrinches! - y avanzó un par de pasos, y ella volvió a gritar.

-¡Dije que... dije que no te me acercaras!

Abrió un poco más sus ojos y retrocedió un paso.

Akane lloraba sin emitir sonido alguno que lo revelara, y sin embargo no escondía su rostro de él.

Se quedó mirándola desde su posición, sin moverse, pero observándola fijamente queriendo adivinar los motivos detrás del comportamiento de su prometida.

-¿Qué pasó? ¿Te encontraste con Shampoo o con Kodachi? -inquirió con voz firme.

Se le ensombreció el rostro.

-Ranma...Ya decídete, ¿Quieres?

Pestañeó un par de veces desconcertado.

-¿Que me decida?

-Sí, decídete de una vez por una prometida. Sólo así las muy bobas me dejarán en paz de una vez- y dio un golpe a la pared con rabia y que provocó que pequeños trozos de madera se desprendieran inevitablemente.

Se dio la vuelta y se marchó a paso lento, seguramente sus piernas le dolían... y no le importó empaparse de lluvia.

Se detuvo a medio camino, y se dio la vuelta para encontrase frente a sí a una seria pelirroja de mirar preocupado. Siempre lo había pensado, pero a Ranma siendo chica las emociones le afloraban de un modo natural, parecía que inconscientemente se permitía el expresarse con mayor libertad, y por ello, es que a base de la misma inconsciencia le sonreía de un modo distinto.

-Akane...- se calló y sustituyó la sonrisa para morderse el labio inferior con urgencia-Akane... yo...es que...

Akane también le sonrió, y agradeció a la lluvia por disimular sus lágrimas.

-No han sido muchos nuestros momentos agradables -dijo y desvió la mirada a otro punto- Son contados con los dedos una mano. Solemos discutir a menudo y pocas veces conseguimos entendernos- volvió la mirada a la pelirroja, que oía atentamente sin atreverse a interrumpirla. La observaba con seriedad, y tal vez, si Akane se hubiera fijado mejor, hubiera captado además cierto deje de angustia escondido en su mirar azul - Y-Yo... yo te quiero mucho, Ranma, y en verdad te agradezco todo lo que has hecho por mí todo este tiempo. Te estoy muy, pero muy agradecida. Sin embargo, yo... -hizo una pausa y agregó- ...sé que tú te convertirás en un gran artista marcial, respetado por todos y que cumplirás tu sueño, Ranma, pero yo... yo...

-Entiendo - murmuró la pelirroja, queriendo salvar su dignidad y su orgullo, es que sonrió enseñando sus dientes - Es obvio que cumpliré mis sueños, Akane. Es un hecho que me convertiré en un artista marcial de fama mundial, ya verás. A-Ahora mejor entra a casa que puedes enfermar, y dile a Kasumi que cure tus heridas, se pueden infectar, Akane. El corte que tienes en la cara se ve muy grande y tu cuerpo... tu cuerpo en general se ve dañado, por favor ve a descansar- de a poco pronunciaba la oración la sonrisa fue haciéndose más pequeña.

-Entonces...- comenzó a hablar ella con cierta cautela- ...Te convertirás en el mejor artista marcial con reconocimiento mundial,¿no? Es decir, que tú...

La pelirroja volvió a adquirir cierto ánimo en su timbre de voz.

-Sí, Akane. Ya lo había decidido de antes, pero me iré a Estados Unidos. Aprovecharé esta oportunidad. No todos los días un par de norteamericanos millonarios te ven pelear y te ofrecen una oportunidad como esta. Simplemente no la puedo dejar pasar jeje -y se rascó la nuca con simpatía- ya, pero bueno Akane tu sí que eres masoquista ¿no? . Ve a dentro.

Akane asintió y le dio la espalda para avanzar un par de pasos y girarse hacia él de nuevo.

-¿y tú?

-Entrenaré un poco más - le dijo, e hizo un ademán con la mano para que siguiera su camino.

Apenas su prometida desapareció por completo de su vista, la pelirroja agachó el rostro y como si llevara consigo una enorme carga sobre sus hombros flexionó sus rodillas, y se dejó caer sobre la tierra húmeda. Dirigió el rostro al cielo y permitió que la lluvia empapara su rostro y mezclara sus gotas con sus lágrimas propias, y murmuró:

-Si me hubieras dicho que sí, hubiera renunciado a ese tonto viaje y me hubiera quedado aquí contigo...boba.

Continuará...


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