Un placer saludarlos de nuevo, tenía mucho tiempo sin hacerlo. Lo malo es que no es por que yo quiera, tengo una vida muy ocupada (xD). En fin, les traigo esta pequeña historia, mi intención era que quedara en un sólo capítulo para publicarlo como 'oneshot', pero decidí alargarlo para que se sepa algo de mi por estos rumbos. Continuo escribiendo mi historia principal, sólo que a paso lento :/

Serán dos o tres capítulos de esta historia, espero que los disfruten ;)

DISCLAIMER: No soy dueño de los personajes, sólo escribo con fin de entretenimiento personal y público.


Jarabe para la nostalgia

No, por favor no, no quiero despertar...

Seguía caminando por la banqueta, a pesar de sus constantes ruegos para que me detuviera, obviamente yo no tenía intención alguna de hacerlo. Me encontraba bastante emocionada y quería llegar inmediatamente a ese lugar.

- Oye... - Dijo él mientras caminaba casi jadeante.

- Ahora qué, Kyon? - Pregunté cruzada de brazos y marcando el tiempo con mi pie, esperaba a que el semáforo detuviera a los autos y me diera la oportunidad de seguir mi camino.

- Me puedes decir por qué es que tengo que venir contigo? - Finalmente recuperó el aliento y se incorporó, lanzándome esa mirada de perspicacia que lo caracterizaba.

- Por que yo soy tu superior, es natural que me obedezcas y... - tardé un instante en pensar lo que iba a decir, su mirada seguía clavada es mis ojos.

- Bien, Haruhi... - Me interrumpió – Quieres decirme la verdadera razón?

- Rayos! - Pensé, desde cuándo era tan fácil de ser leída? - Bueno... – Suspiré – Lo que pasa es que estas calles son peligrosas para una chica como yo.

- No me digas - Su mirada extraña se convirtió en una que reflejaba una completa ironía – Y desde cuándo es que tú...

- C-cállate! - Tenía que volver a ser yo misma, por alguna razón me estaba poniendo nerviosa - Tengo que tener a alguien que me acompañe en estas situaciones – Dije lo primero que se me ocurrió para volver a tener el control – No es de caballeros acompañar a una dama? - Le devolví el mismo tipo de mirada que él tenía, eso fue suficiente para hacerlo resignar.

Logré callarlo por varios minutos, nunca me ha gustado explicar mis motivos para hacer las cosas, sólo las hago y ya. Pero hacía tiempo que quise pensar diferente, hace varios días escuché a ciertas chicas de mi clase hablando un montón de idioteces acerca de un lugar, una supuesta tienda de pociones y demás cosas misteriosas.

- Y es por ese "montón de idioteces" que estás tan emocionada? - Escuché detrás de mí.

- Claro que no! - Fingí que su pregunta me ofendía de alguna manera - No soy la clase de chica que corre a la fuente de los chismes.

- Bien... - La mirada de sus ojos me sugería que yo era exactamente ese tipo de chica, eso me entristeció un poco, pero de alguna forma, con él, ya estaba acostumbrada a que pensara que yo estaba loca, sin embargo no vivía contenta con eso.

- El caso es que - dije finalmente para romper el hielo que había formado en mi mente - si ese lugar es como lo pintaron los comentarios, debe tener algún motivo especial para dejar en quienes lo visitan ese sentimiento de esoterismo...

- Entonces vamos a ese lugar por que piensas que vale la pena "investigarlo" y... - Esa era justamente la razón, pero por ninguna razón iba a dejarlo seguir hablando y que sumara un punto a su favor, hacía tiempo que me di cuenta de que le gustaba contradecirme o buscar el lado 'irracional y tonto' a TODO lo que yo hacía.

Al final de una calle que parecía desierta encontramos un pequeño local, que resaltaba a los demás por el hecho de ser el único funcional, al menos eso me pareció por que ningún otro tenía un cartel o algo así con su nombre. "El talismán" podía leerse con una caligrafía bastante extraña, toqué el pomo de la puerta con toda la intención de abrirla, pero sentí como si éste estuviera vivo, como si me llamara, definitivamente ese lugar no era para nada normal. Volteé a ver a Kyon, quien estupefacto veía con sumo detalle todas mis reacciones.

- No te vas a detener ahora, verdad? - Leyó una vez más mis pensamientos.

Sin decir una sola palabra, abrí la puerta. Un montón de olores me invadieron, cada uno de los tipos de incienso encendidos se mezclaba con los otros, cuando finalmente me acostumbré a todos ellos me di cuenta de que la sensación era muy agradable.

Había estanterías repletas de objetos de toda clase, algunos ya los había visto siendo portados por algunas personas en el instituto. Sin embargo, yo no iba tras ninguno de ellos.

'El talismán' es un nombre bastante seco para este tipo de lugares...

- No es lo que todos piensan, pequeña... - Una anciana salió de la nada, hablándome con sus ojos grises clavados en los míos.

- Q-qué cosa...? - Me sentí llamada por ella, no podía dejar de escucharla pero, al mismo tiempo, no quería hacerlo.

- Mucho antes, antes de que los talismanes tuvieran connotaciones mágicas... - Conforme hablaba se iba acercando cada vez a mi - Tenían otro significado...

- Qué otro significado? - Preguntó Kyon, sacándome de mi transe, al verlo a mi lado sentí mucha más confianza, la anciana se detuvo y siguió hablando.

- 'Culminación' - Dijo finalmente - Cada uno de estos objetos están destinados a sólo una persona, para completar su ser y convertirlos en lo que deben ser...

Eso me hizo cambiar de parecer, por un momento me olvidé de todo lo que creía saber al respecto acerca de "lo oculto" y lo transformé en simple curiosidad.

- Quiere decir que... - Pensé que tal vez, según decía, era inútil buscar algo para mi o para Kyon.

- En tus ojos, pequeña, veo mucha nostalgia y melancolía... -

Esto no puede ser posible...

- Cómo te llamas? - Dijo ella estando parada a unos cuantos pasos de nosotros.

- Ha-haruhi... - Vacilé un momento - Haruhi Suzumiya.

La anciana pareció sorprenderse por un segundo, después se volvió hacia un rincón, al parecer buscaba algo entre todas las extrañas cosas.

- Aún quieres seguir con eso? - Preguntó él.

- No lo sé... - Ese lugar ya me había desconectado completamente de mis facultades.

- Bueno, aún podemos dar media vuelta y... - Sabía cuál era su intención, pero dejó de hablar al ver que la anciana se volvía de nuevo hacia nosotros.

- Aquí tienes jovencita - Dijo acercándome un pequeño recipiente.

Era un frasco de vidrio, un poco más pequeño que una lata de jugo, tenía un tapón de corcho y una etiqueta completamente en blanco. El contenido parecía una mermelada y era de un color dorado intenso, me dio la impresión de que era simple miel de abeja, pero al abrirlo y por su olor me di cuenta de que se trataba de algo completamente diferente.

- De qué se trata? - Pregunté, señalando el hecho de que la etiqueta no tenía nada escrito.

- Esto - Respondió tomando el frasco de mis manos y mirándome a los ojos - Se trata de un jarabe muy especial, un jarabe que es capaz de calentar tu corazón y abrir tu mente, calmando así tu sufrimiento y permitiéndote descubrir tus sentimientos más profundos - Hablaba como una psicóloga, pero algo la hacía diferente, tal vez era la "experiencia"...

- Y por qué cree que necesito esto? - Intenté sentirme ofendida en mi mirada.

- No es lo que yo creo, pequeña, es lo que tú crees - Dicho eso me regresó el frasco, y con toda confianza lo recibí - Espero que nunca tengas que usarlo.

Le di las gracias y me dispuse a salir de ahí rápidamente, no tenía planeado dejar que Kyon se llevara algo de ese lugar. Pero apenas nos acercamos a la puerta la voz de la anciana nos detuvo en seco.

- Sólo tengo una advertencia para ti... - Me volví y puse toda la atención que pude en sus palabras - Esto es un arma de doble filo.

Cualquier cosa será de ayuda...

- Si no eres lo suficientemente responsable, puede que entres demasiado en tu mente y no volver en ti misma nunca más.

- Qué quiere decir? - La interrumpió Kyon, poniendo una de sus manos sobre mi hombro.

- Caerás en un sueño tan profundo que será imposible que despiertes de él...

Dicho eso no hizo más que dar media vuelta y perderse entre los estantes. Quedé completamente desconcertada, no fue sino hasta que Kyon me guió que pudimos salir de ahí. Lo último que dijo me hizo arrepentirme de haber ido a ese lugar, pero nunca usaría para nada el jarabe.

No tenía idea de lo mucho que habría de cambiar desde ese momento...

- "Esto es un arma de doble filo" - No podía parar de pensar en esa frase.

La etiqueta en blanco del frasco me llamaba, bien podría tener una señal de "veneno", así al menos mantendría a los demás alejados de algo que, según la anciana, sólo yo puedo manejar.

- Haruhi!

Escuché la voz de Kyon, alarmada. Mi andar lo había dejado atrás como de costumbre, fue lo primero que pensé, entonces él me pedía que lo esperara. Me volví hacia él, sin darme cuenta me encontraba parada en medio de la calle, me había perdido completamente en mis pensamientos y había caminado hasta el cruce de los autos. Un auto se dirigía hacia mi, no pude hacer nada para evitarlo, Kyon también lo hacía, no pensé en nada más. Sentí sus brazos sobre mi, al menos así quise hacerlo, después todo se volvió oscuro.

Al menos así nunca tendría que usarlo...