Hola, esta es una historia llena de acción, drama y romance(pero no del empalagoso), hay muchas cosas que se van explicando mientras se va desarrollando la historia. Esto ocurre cuatro años despúes de la derrota de Voldemort, por lo que los personajes y el mundo han cambiado un poco, pero creo que todo está explicado y justificado. Espero que les guste, si es así dejen un comentario, se los agradecería.
Prólogo
Junio 2002
Cuatro años desde la derrota de Voldemort
La herida sangraba demasiado. Harry Potter no sabía cuanto tiempo más podría soportarlo. «Solo un poco más —pensó—, los demás aurores ya deben estar en camino.» Los terroristas habían tomado el Ministerio y tenían rehenes, que eran sacrificados cada hora. El auror era la única salvación de esas personas, pero la herida, ocasionada por una maldición, no le permitía moverse, libremente.
Su celular vibró. La voz del auror Ron Weasley, su mejor amigo, lo tranquilizó un poco.
—¿Harry, estás bien?
—Ron, ¿donde están los refuerzos?
—Estamos a diez minutos del Ministerio, no podemos aparecernos por los hechizos protectores —dijo el pelirrojo.— No sabemos todavía quienes son los terroristas.
—Deben tener alguna conexión con Voldemort. Los he escuchado hablando de mortífagos y resurrección. Maldita sea, están a punto de sacrificar a otro rehén. Tengo que hacer algo.
—Harry no puedes delatar tu posición, necesitamos que esperes.
—No te prometo nada —dijo Harry, luego de cortar la llamada.
El auror se arrastró hacia una mejor posición, se encontraba en un punto del techo, escondido bajo una gárgola. Lo que vio le heló la sangre.
Víctor Krum apuntaba con la varita a la nuca de un mago arrodillado. Harry no lo podía creer, el ídolo de muchos, era un terrorista. El resto llevaba las máscaras puestas, por lo cual Harry no pudo identificar a nadie más. «Sin duda, Krum está bajo la maldición Imperius. Él jamás haría algo así. Hemos jugado un partido de práctica hace menos de un año y estaba bien.»
Solo faltaban dos minutos para cumplirse otro plazo de una hora. Las órdenes del Ministerio habían sido claras: no intervenir hasta que los refuerzos llegaran.
«No puedo quedarme aquí —gritaba una voz en su interior—, mirando como matan gente inocente.»
Harry Potter se escabulló por unas rendijas que lo mantenían entre las sombras y empezó a bajar hacia el atrio. Tras unos momentos, se encontró a pocos metros del grupo de rehenes y sus captores. Se escondía entre dos salientes de una pared ornamentada. «Son cinco en total, dos a la izquierda, dos entre los rehenes y Krum frente al mago arrodillado. Tengo que ser rápido y confiar en la ayuda de los rehenes.»
Sin pensarlo dos veces, Harry salió corriendo de las sombras y lanzó un hechizo aturdidor hacia los dos magos de la izquierda. Ellos cayeron al instante, sin saber quién les había atacado. Al notar el desconcierto de los terroristas restantes, los rehenes se lanzaron contra ellos, quitándoles las varitas. Solo Krum sostenía a una bruja del cuello, con la varita apuntando a su cabeza.
—Harry, que gusto verte —dijo el capitán de Bulgaria, burlonamente—. Suelta la varita y patéala.
—Víctor, por favor ríndete. Esto es una locura. Voldemort está muerto, no tiene sentido.
—¡No tiene nada que ver con Voldemort, maldita sea! —Krum gritaba fuera de sí—¿Acaso no te das cuenta, Potter? El mundo no está divido entre mortífagos y buenos, nunca lo estuvo.
—Voldemort era una amenaza mundial, Krum, tú lo sabes. —dijo el auror apuntando con la varita a su ídolo, intentaba ganar tiempo.
—Era una amenaza para Inglaterra, no para el mundo. Pero ustedes tan orgullosos, tan egocéntricos, piensan que el mundo es una minoría y ustedes los líderes, los elegidos.
—Víctor deja ir a la mujer y hablemos de eso —dijo Harry, apretando los dientes, impotente —. Por favor no me hagas hacer esto.
—¿Hacer qué? ¿Matarme? —dijo Krum riéndose—. El gran Harry Potter ya no es el niño que lanzaba aturdidores y desarmaba a sus enemigos, eso he escuchado. ¿Te gusta matar, elegido?
Harry intentó mostrarse indiferente ante las palabras del buscador. Un eco se repetía en su cabeza. «Las cosas han cambiado —pensó Harry—, no puedo, simplemente, aturdir o desarmar. No soy un asesino, solo intento salvar personas.» Un rayo verde salió disparado de la varita de Krum hacia uno de los rehenes. El hechizo falló por poco.
—Se cumplió una hora, se cumplió una hora —gritaba, frenéticamente.
—Por favor, Víctor, no me hagas hacer esto —dijo Harry apuntando con la varita —. ¡Deja ir a la mujer!
—No tienes las agallas para hacerlo, soy amigo tuyo y de tus amigos, y de Ginny.
—Mantenla fuera de esto, bastardo.
—Me escribió, hace menos de seis meses, me contó que te dejó. Decía que habías cambiado, que eras un monstruo.
—¡Eso no es cierto!
Las chimeneas de entrada del Ministerio estallaron y Ron Weasley al mando de un grupo de aurores entró. Víctor Krum, al darse cuenta que Harry lo había mantenido hablando para ganar tiempo, lanzó un alarido de rabia y se dispuso a matar a la bruja, pero Harry estaba preparado y era más rápido.
—Avada Kedavra—gritó apuntando hacia Krum.
El cuerpo sin vida, del ex capitán de Bulgaria, se desplomó en el piso. Harry cayó de rodillas y vomitó.
