Los personajes de Naruto NO me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.
.
.
.
"Pancho"
.
.
.
Eran las cinco menos diez, el cielo comenzaba a teñirse de un hermoso y profundo naranja que, sin dudar, le recordaba mucho a su esposo, tan cálido y ruidoso a pesar de su edad.
Suspiró pesado mientras observaba el pintoresco arte natural por la ventana, era aún temprano para pensar en su esposo, él no estaba ni cerca de regresar a casa, a decir verdad, no sabía si esa noche regresaría, y sin sus pequeños, la casa se sentía un poco, bueno, muy vacía.
Se preguntó a si misma si fue correcto dejarlos con su hermana, lo repasó un poco y se reprendió, no debía alimentar ese egoísmo, tanto su hermana y sus niños tenían derecho de pasar tiempo juntos.
La puerta rechinó de pronto sacándola de sus cavilaciones, ¿será que sus pequeños la extrañaban tanto como ella y habían decidido regresar?, si como no, demasiado bueno para ser verdad.
—¡Estoy en casa! -saludó sonriente el hokage mientras abría sus brazos en espera del abrazo de sus hijos y su esposa-
—Bienvenido -escuchó apenas en un susurro la voz de su esposa-
—Tu emoción me lastima -respondió mientras caía al suelo en una actuación bastante dramática-
—Lo siento, cariño -respondió ella sin el mas mínimo ápice de culpa o arrepentimiento en su voz-
—No se cuál de las dos respuestas me lastima más -espetó confundido el rubio-, ¿pasa algo, amor?
—Los niños -comenzó a lagrimear la mujer-, los niños se han ido
—¿Se han ido?, ¿a dónde? -dijo alarmado el hombre-
—A la mansión Hyuga, volverán hasta mañana -respondió entre balbuceos antes de lanzarse a los brazos de su esposo en busca de consuelo-
—Oh, ya veo -dijo tranquilo mientras acariciaba la suave cabellera de su amada-, ¡¿tenemos casa sola?! -dijo en un tono sugerente-
—¡Pervertido! -le dio un suave golpe en el pecho y se alejó de él-, toma una ducha y te espero en la habitación -dijo aún sollozando-
—¿Con o sin ropa? -preguntó con una sonrisa socarrona-
—¿Tú que crees?
—¡Si! -gritó feliz el hokage mientras corría al baño desnudándose-, ésta noche cena pancho
Hinata mientras tanto se quitaba su bonito calzón, limpiaba sus lágrimas y se colocaba en una pose muy sensualona.
