Este fic participa en el minireto de diciembre para El Torneo de los Tres Magos del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Disclaimer: Nada del potterverso me pertenece.
LA MUERTE DEL SOPLÓN
A su alrededor las familias se sentaban en la mesa y disfrutaban de una deliciosa comida. Cantando villancicos que sonaban amortiguados. Ignorándole.
Había conseguido arrastrarse hasta la pared para apoyarse, rezando porque alguien le encontrase.
Hacía tiempo que ellos se habían ido, dejándole allí tirado, sangrando y sin poder emitir ningún sonido. Su lengua descansaba a su lado, enterrada en la nieve sangrienta.
Sentía cómo manaba la sangre desde la herida en su estómago, empapando sus manos. Estaba caliente.
Los temblores comenzaron a sacudir su cuerpo y el frío le impedía mover los dedos de la mano.
Su mente era un caos en el que siempre surgía la misma escena. Una y otra vez. Él avisando a los aurores cuando terminó la Batalla de Hogwarts para que atraparan a los mortífagos. Él huyendo. La mirada de ellos jurando venganza. A veces incluso las escenas aparecían desordenadas. Ellos jurando venganza. Él llamando a los aurores. Él huyendo.
Se preguntaba cómo había sido la escena en realidad.
La sangre goteaba por su mandíbula mientras respiraba agitadamente. Sentía la boca seca a pesar de estar llena de líquido.
Daría lo que fuese por tener un poco de agua.
Sus ojos vagaban por las ventanas iluminadas que estaban frente a él. Vio cómo un niño levantaba el muslo de pollo por encima de su cabeza y se vio a sí mismo haciendo lo mismo; siendo ese niño.
Vio al padre abrazando a su mujer y se imaginó que era él quien la abrazaba.
Vio al gato desperezándose en la ventana y se preguntó cómo sería estar cubierto de pelo y poder saltar tan alto como los gatos. Qué se sentiría al caminar a cuatro patas y ser tan pequeño.
La vista comenzaba a volverse borrosa mientras miraba, distraídamente, cómo un perro callejero le olisqueaba y desenterraba su lengua para comérsela.
Antes de perder la consciencia, se imaginó que era el perro y se preguntó si él sentiría lo mismo al estar solo en aquella calle helada en Navidad.
FIN
Nota de la autora: Que quede claro que odio este minirreto, he estado intentando escribirlo desde que se dieron los personajes y no ha habido manera. Menos mal que Miss Lefroy es buena gente y me ha ayudado a sacarlo adelante, porque si no estaría preparando la muerte de los jueces. Que lo estoy haciendo de todas formas, pero será rápida e indolora.
En fin, me tocó Marcus Flint, que más que drama pedía una parodia a gritos, y esto es lo que ha salido: una tortura de 334 palabras. ¡Nos leemos!
