*Disclaimer: Axis Powers Hetalia © Hidekaz. Madison y Lindsay nos pertenecen.

*Advertencia: Universo Alterno. Nyo!USA/Emily, Nyo!Japón/Sakura, Nyo!Romano/Chiara.

*Genero: Romance, Comedia, Drama, Angustia.

*Parejas Secundarias: EspañaxNyoRomano, posible GreciaxNyo!Japón.

*Pareja Principal: UKxNyo!USA/ArthurxEmily.

*Notas: Molossia/John.


(…CUANDO LOS CAMINOS SE CRUZAN…)…

By: Anniih y Satsuki-shi.

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Otoño

Septiembre.

I

Arthur Kirkland. Así se llamaba ese chico supuestamente nuevo que no era nuevo en Thomas Jefferson High Schol. Se había ido a Inglaterra el año pasado para después volver este año, dejando avanzar algunos días para instalarse correctamente en la cuidad de Richmond, Virginia.

Al principio no le llamó la atención, solo cuando la clase completa fue a darle la bienvenida, preguntando con interés si retomaría el cargo de la presidencia estudiantil. No lo haría, sus planes estarían dispuestos exclusivamente en sus estudios y terminar el año siendo el mejor de todos, como siempre.

Vaya, era todo un presumido. Ya le caía un poco mal, aunque sin saber nada de él. No lo conocía, recién llegó a este año. Le preguntó a sus compañeras quien era ese Arthur, a lo que una de ellas con una sonrisa y sonrojada, se adelantó a contestarle. Arthur Kirkland era el mejor de la clase del año antes pasado y del antes-antes pasado, sabía todo, ayudaba a la clase en salir adelante y ganar concursos sacando el primer lugar. Practicaba la guitarra eléctrica, era perteneciente al equipo de fútbol de la escuela, él hacía de todo, y sobre todo lo más importante para todas las adolescentes de la escuela, era todo un caballero, aunque varias veces rechazaba las declaraciones de amor, solo aceptó una, que a duras penas duró tres meses la relación.

En resumen, era popular a su manera, y era amante de la literatura.

Debía ser bastante culto. Demasiado, incluso aceptó el examen que tendría la clase sin problemas, lo que no era para ella. ¡No estudió! Optó por abrir su cuaderno y darle una lectura a la velocidad de la luz. Era de química. Tuvo suerte de no ser de geografía o estaría muerta.

Respondió todas las preguntas, sabía de la materia haciendo memoria de sus letras marcadas en su cuaderno. Era simple. No fue la primera en acabar, fue la segunda después de Kirkland entregando el examen al profesor. Se sentó en su puesto, girando el rostro a la ventana, y ahí se perdió por completo, viendo las nubes blancas cubrir el cielo, y una brisa hizo mover las ramas. Hacía frío, por eso se acomodó más la bufanda en su cuello, no le agradaba los climas fríos, y tendría que soportar el invierno, esperando que no fuera tan terrible para sus huesos y resfriados.

El maestro les dijo que el resultado del examen se los daría más tarde, devuelta del receso.

Durante aquellos minutos de descanso, las chicas se sentaron en una banca, que iba al frente del pequeño partido de fútbol que los chicos armaron como bienvenida. Si que estaban entusiasmados por la llega del inglés, utilizándolo de delantero en el equipo contrario.

Las chicas chillaban de alegría, con sus hormonas en pleno funcionamiento. Parecían como si nunca en su vida hubieran visto a un hombre jugar a la pelota. Eso creía Emily. ¿Qué le veían de especial? Está bien que se vuelvan locas, quizás por un famoso de cine, ¿pero por ese tal Arthur? Ni siquiera tenía buen atractivo. O sea, miren esas horribles cejas, nada de sensual eran. Y Sakura concordaba con ella, llevándose la sorpresa que aparte de ser su mejor amiga, era amiga de Arthur, también.

Era una broma.

¿Pero cómo?

―Desde mi primer día en la escuela, fue el primero quien me habló. ―dijo, sonriendo sin exagerar.

―Sakura, ¿finalmente te compraste tus orejas de gato? ―preguntó una de las jóvenes, donde la nombrada acertó sacando su cintillo de orejas de gato, colocándoselo sobre su cabello un poco avergonzada, toda una otaku.

¿Cómo se veía? ¡Preciosamente tierna!

― ¡Sakura, te ves linda! ―Emily no se pudo contener en frotar su mejilla contra la ruborizada de la japonesa, abrazándola con ternura.

Sakura pidió que por favor la dejara de frotar, no le agradaba mucho sus instantes de explosión de cariño. Debió pensar en eso antes de colocarse el cintillo.

― ¡Cuidado con la pelota! ―Elizaveta gritó espantada avisando a las dos a que se alejaran del balón que venía a gran velocidad desde el partido, o cualquier tipo de maniobra para que no les hiciera daño.

Emily actuó en empujar a la de cabello azabache, que fue sostenida enseguida por las demás, aprovechando dar dos pasos hacia atrás con tal de evadir el balón, que por centímetros roza su nariz. Eso estuvo cerca.

― ¡Ten más cuidado por donde pateas la pelota! ―empuñó la mano arrugando la expresión. ¿Quién se atrevió en ser tan ciego en patear mal? Jugaban fútbol, no beisbol, por el amor de Dios.

―Disculpa ―Arthur se acercó rascándose la nuca, mostrando una leve sonrisa de culpabilidad sin haberlo deseado, y por suerte a ninguna de las dos dañó. Recogió el balón―. En realidad el balón rebotó en uno de mis amigos. No se volverá a repetir.

―Ah, bien. ―no sabía que decir al respecto, que solo aceptar sus disculpas. A cualquiera le podía pasar, ¿no?

―Ten ―de la nada del de orbes verdes hurgó en sus bolsillos entregándole un dulce envuelto en papel―, como muestra de mi arrepentimiento. Adiós.

Quedó perpleja ante el regalo en su mano y la forma de hablar.

¿Por…por qué le dio un dulce?

―Te-Te-Te dio un dulce. ―Madison tartamudeó como si fuera el apocalipsis. Emily no entendía esa reacción. Buscó a Sakura, quien expresó con el rostro que a lo mejor se metió en problemas, no sabía como explicarlo, y no quería decirle.

― ¡Le dio un dulce! ―las piernas de Lindsay decayeron al suelo totalmente dramatizando su triste realidad, siendo atendida por las otras que acompañaban― ¡A nadie le ha dado un dulce! ¡¿Por qué a Emily?!

― ¿Y ahora qué le pasa? ―Emily no entendía ese comportamiento tan terrible como si fuera un pecado. ¿Qué tenía de malo recibir un dulce del británico que ni conocía? Nada, seguramente.

De regreso a clases, el profesor realizó lo comprometido, la entrega de las calificaciones del examen de hoy. Iba puesto por puesto observando los semblantes tristes y sonrientes al ver la hoja, ni con el nombre escrito ayudaba mucho en el puntaje.

Pasó por Arthur, lo felicitó por tener la calificación más alta sin haber estado listo. Su cerebro era oro.

Continuó su camino pasando por las dos filas que le quedaban. Llegó donde Emily Jones, asombrándose en haber olvidado que ella tuvo mejor calificación que la del inglés, por un punto.

Todos susurraron fascinados, por fin alguien pudo superar a Kirkland. A él no le agradó. Entrecerró la mirada, fijándose en la rubia disimulando muy bien su desagrado. No podía permitir que alguien le superara. No podía existir alguien mientras estuviera en Inglaterra, tratando de superarlo.

Giró el rostro al pizarrón, serio.

Emily por su parte, estaba contenta con su examen. Su padre se alegría, ojalá en geografía fuera igual.

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Era clase de literatura, cambiarse de sala. La maestra les pidió narrar alguna historia de sus vidas, no importaba si fuera de pequeños, de sus padres, de su abuela, de la mascota, solo escribir y narrar. Quería ver como habían avanzado como escritura y el habla. Por supuesto se sorprendió por la presencia de Arthur, dándole la bienvenida, y pidiendo que la sorprenda más con sus dotes de escritor, después de todo le encantaba la literatura británica. Era bastante patriota.

Así, cada quien fue ideando sus historias, enredándose con palabras y palabras. Algunas inventadas, otras de sus vidas, hasta terminar el tiempo.

Arthur fue el tercero en levantarse de su asiento, tomando su cuaderno abierto. Procedió a leer sobre un mito celta, que cuando pequeño, su hermano mayor le contó solo para darle pesadillas –tampoco era intencional–, pero esta vez contaría una más neutral y mágica.

Todos anonadados. No fue para nada extensa, increíblemente buena pronunciación de las puntuaciones, ni que decir de aquella historia celta. La magia que el personaje principal se había enamorado de una doncella vista en sus sueños, para luego verla en vida y luchar por tomar su mano, fue increíble, sin importar que ella se convirtiera en cisne al año siguiente, fue preciosa.

Aplausos por favor.

Turno de Emily.

―Bien, no es la gran historia, solo es de mi vida. ―de pie, explicó antes de estropear la clase, dejando sin querer en la imaginación del anglosajón, que sería desastrosa.

Carraspeó la garganta y empezó.

Venía del Estado de Missouri, específicamente del Condado de Callaway. Su cuidad natal, donde fue criada rodeada de animales y de la naturaleza, por su padre y su abuela. Aire puro. Extrañaba ese aire, no tan contaminado, pero lamentablemente tenía que realizar su sueño de ir a una de las mejores escuelas de Virginia, donde este estado en particular tenía las mejores de todo el país, sin decepcionar a su padre, obteniendo una beca por sus grandes calificaciones en sus escuelas anteriores.

Simplemente quería ser grande. No ser marginada por el simple hecho de venir de un sitio rural, ordeñando vacas, limpiando sus cerditos, cabalgar, bailar y cantar country, disfrutar la vida. Hasta el momento todos han sido buenos y amables, sobre todo Sakura, tan linda ella. A veces le daban ganas de jalarle las mejillas.

Terminando de contar su vida en resumen, agradeció la atención, recibiendo algunas preguntas de la profesora.

― ¿Algún día se podría hacer un paseo escolar en tu pueblo?

― ¡Sería grandioso! ―desde al fondo Gilbert se entusiasmó por su propia cuenta con las ganas que siempre había tenido en adoptar un pollito. Comprar huevos en las tiendas para darles de su calor no funcionaba. ¡Quería un pollito de mascota con el nombre de Gilbird! Además, decían por ahí que las chicas de allá tenían bastante cuerpo, solo era cuestión de fijarse en la joven Jones, quien no tenía inconvenientes en hacer un paseo a su pueblo, lo cual aprovecharía en visitar a su abuela. Actualmente solo vivía con su padre y su nana.

Posteriormente se sentó para dejar a otros con sus narraciones.

Arthur, curvó los labios hacia el lado.

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Por fin terminando las clases, los alumnos se iban retirando del aula. Emily y Sakura cogieron sus cosas, se irían juntas. Bajando las escaleras, a la rubia se le olvidó su libro, por lo que tuvo que devolverse a la sala. Fácilmente lo encontró sobre su mesa. Lo guardó en su mochila y salió apresurada, no quería hacer esperar a la asiática, y por salir de esa manera, sin percatarse chocó con Arthur votándole los tres libros que traía a guardar.

Rápidamente la rubia se disculpó dispuesta a ayudarlo, sin embargo el inglés no hizo ningún movimiento, solo un mal deje.

―Mira lo que has hecho ―le dijo acusándola, cambiando su actitud amable cuando fue con ella al principio―. ¿No podrías a verte fijado y no venir corriendo? Es cierto, eres una campesina, no entenderás.

¿Qué quería decir con eso? ¿Qué era estúpida? ¿La insultaba por su condición social?

Sí, era una campesina, orgullosa de serlo. Y vería de qué estaba hecha esta campesina.

― ¿A quién le dices campesina?

―A parte de campesina, eres sorda. ¡Vaya! ―usó su característico sarcasmo haciéndola enojar― Y no te preocupes en recoger mis libros, no quiero que se ensucien de lodo.

Ese tipo, estaba más que muerto.

Un insulto podía soportar, pero dos, jamás.

Chasqueó la lengua y lo agarró del cuello de la camisa, dispuesta destrozarle el rostro y la zona genital.

De abajo, Sakura oyó el alza del volumen de voz de su amigo Arthur. Algo sucedía, no tenía buen presentimiento, optando en subir. No solo estaba preocupada por Arthur, también por Emily, ella también yacía allá arriba. Al llegar…

― ¡Emily-san, suéltelo! ―se puso entremedio de ambos, tomando los brazos de la de ojos azules, intentado hacerla retroceder. Fue complicado ante sus pataletas de romperle el rostro de niñito bonito, pero pudo alejarla lo suficiente de su mejor amigo.

El inglés se desilusionó al conocer que Sakura, a su vez, era amiga de la campesina. Pobre de ella, ojalá no la haya llevado a ordeñar vacas. Se lamentó tanto.

No tenía de qué lamentarse, Sakura tenía a su lado una buena y linda amiga que siempre está en las buenas y en las malas.

Arthur soltó una risa suave ante su comentario cliché. Con eso la hizo enfadar más, haciendo a un lado a la japonesa. Sacó el dulce que le regaló en el primer receso, gracias al cielo no se lo comió, podía contener veneno.

―No me lo regreses, ya está sucio. Quédatelo. ―metió las manos en los bolsillos de su pantalón, curvando los labios con soberbia.

― ¡No, gracias! ¡Es tuyo! ―impulsiva, se acercó a él metiendo el dulce envuelto en papel dentro de la camisa, por encima de la clavícula.

Kirkland sobresaltó nervioso y sonrojado, intentando quitarse a Emily y que no le metiera ese dulce, ¡ya dijo que se lo quedara! ¡A parte de campesina, era terca!

Se alejó. El dulce de deslizó por la piel de su torso cayendo al suelo. Bien, si él no quería, entonces lo haría trizas.

Emily pisó el dulce con toda la rabia, espetando con la mirada al inglés, para luego marcharse con la frente en alto. Ahí tenía su dulce, por suerte no se lo comió.

―Perdón Arthur-san, disculpa a Emily-san. ―la japonesa inclinó la cabeza para seguir a la chica.

Bajando las escaleras, se agarró los cabellos dorados. ¡En un día, ese chico nuevo que no era nuevo que le caía mal! Lo detestaba. Se sentía agitada. Sakura trató de tranquilizarla con palabras sobre Arthur, que no era malo, él era muy buena persona si lo conocía bien.

― ¡Oh, pero que buena persona! ¡Me trató de campesina y de terca! ―señaló, acomodando su mochila en sus hombros.

―Pe-Pero…te doy disculpas en su nombre. En verdad, él no es así.

―Sí, como sea. ―cortó, no quería seguir hablando de ese tonto, señor de la amabilidad.

Salieron de la escuela. Cada una se despidió de la otra tomando sus rumbos a sus hogares.

Al llegar, lanzó el bolso sobre el sofá y se sentó. Le dolía la cabeza. Maldito día. Todos eran buenos y divertidos hasta que llegó ese Arthur, que de seguro la molestaría mañana, pasado mañana, todos los días del año. Maldición. La única forma de callarlo era golpearle el rostro para que dejara de hablar. Era su plan A.

Su nana la llamó a cenar. Se levantó y se dirigió al comedor, quien la esperaba su progenitor, leyendo el periódico. Le preguntó como le fue en la escuela. En regular, bien, si no fuera por ese chico no-nuevo quien la trató de tonta, cuando la había sido diferente en el primer cruce de palabras. Y para colmo insultar su condición social, pero no se quedaría así. No señor.

El hombre rió suave. Una señorita no debía pelear con los chicos, no se veía muy bien. Lo que tenía que hacer, era no prestarle atención y se acabó. Él solo se aburriría en molestarla. Así de fácil.

Ojalá fuera así. Suspiró.

Terminó de cenar, cogió su mochila del sillón y subió a su cuarto. Se dejó caer como pluma en la cama, rebotando. Miró el techo sin mucho interés. Se sentó procediendo a cambiarse de prendas, las necesarias para dormir. Ordenó todo para mañana, otro día de escuela. Revisó su correo encontrándose con un mensaje extraño y perturbador.

De: Cuervooscurodelamor ...

Hoy te vi en la escuela. Eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda…[…]

Te amo.

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Era el correo más extraño que jamás vio. ¿Qué era en realidad? ¿Quién se ahorró todo el tiempo en enviarle algo así? Parecía de un psicópata. Y ese nombre del correo… ¿Cuervo oscuro del amor? Prácticamente provenía de alguien demente.

No le daría mayor atención, tampoco era tan importante.

Cerró su correo y apagó el notebook. Posteriormente se acostó bajo las sábanas, muy tibias para pelear con el frío. Se acomodó en la almohada, y tan solo un segundo después…

― ¿Cómo supo mi correo? ―analizó del cómo ese tipo o tipa supo a donde mandar esas frases. Le dio un poco de susto y se acordó de una película parecida al hecho. ¿Si era un psicópata sexual? ¿Un psicópata de la escuela que la miraba siempre y no se daba cuenta? ¿Debía contarle a su padre, a sus maestros, a la policía?

Cálmate Emily, solo fue un mensaje en un día. Todo estaría bien, con tal de no estar sola en ningún momento, nada malo le pasaría.

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Al día siguiente en la escuela, discutió verbalmente con Arthur sobre la gente de Missouri y ser campesina. Lo detestaba y no importaba si las fans de ese idiota lo defendían, o les empezara a caer muy mal. Solo decía lo que pensaba hacia él. Era un creído, no por venir de Londres era la gran cosa. La gente de Missouri era mucho mejor, eran amables, alegres, fiesteros, no como él, horrible, feo, antipático. A veces sentía la necesidad de tener a su primo John, quien la protegía de cualquier idiota o bichos extraños, a pesar de su personalidad distante y poco cariñosa.

En fin. No pararon de discutir por nada, por lo que sea donde sus opiniones de contradecían hasta terminar las clases.

Regresó a su casa en compañía de la fanática del anime y manga, más agotada de lo usual. Gastar todas sus energías en gritarle a Kirkland era peor que hacer doscientos abdominales.

Como siempre, cenó, se cambió de ropa, y revisó su correo.

De nuevo un mensaje de ese tal Cuervo Oscuro del Amor, y a la misma hora de ayer, justo cuando salía de la escuela. ¿En verdad estaría cerca? ¿Sería de su clase? ¡¿Quién demonios era?!

Tragó saliva. So-Solo era cuestión de no responder al mensaje ni tomarle atención.

Nada malo ocurriría.

De: Cuervooscurodelamor ...

Hoy te vi sonreír, te veías muy linda. Y también discutir, aunque no fue demasiado atractivo. De todas maneras no pierdes tu belleza.

Eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda, eres muy linda…[…]

Te amo.

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¿Có-Cómo sabía que discutió con una sola persona en todo el día?

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N/As: La idea surgió de mí, y le propuse a mi esposa unirse a escribir este fic, el cual un amigo me dijo que era mejor que una telenovela (xD). Hemos avanzado unos cuantos capítulos más, pero todavía no nace la principal trama, hasta el momento solo es el principio. Irán de apoco, y debemos investigar más de las costumbres estadounidenses, sobre las zonas rurales de donde proviene Emily.

Y sé que debó continuar el otro también.

Eso básicamente. Casi se me olvida, creo que algunas odiaran un poquito a Arthur (xD).

Gracias por leer, dejen sus comentarios e ideas.

¡Nos vemos, saludos!