Resumen: Porque cuando Harry se parte en dos, Draco sabe lo que tiene que hacer. Buscarlo en su alacena.
Disclaimer: El universo y sus personajes son obra de la maravillosa JK Rowling, yo solo los utilizó para pasar un buen rato sin ánimo de lucro, por supuesto.
Advertencias: SLASH suavecito, historia rara, mención de maltrato infantil en el pasado… Post-DH
Frágil
A pesar de todo el tiempo que ha transcurrido desde la batalla, cada dos de mayo es una auténtica tortura para todos nosotros. Es como si el tiempo no hubiese transcurrido y nos hubiéramos quedado estancados eternamente allí, con el olor a quemado de Hogwarts y los cadáveres rodeándonos. Ese es el castigo de los supervivientes, sobrevivir.
Y en realidad lo hemos hecho bastante bien. Hemos logrado sacar la fuerza necesaria para tirar hacia delante. Pero siempre es más difícil un día como hoy. Y encima, me ha tocado quedarme trabajando hasta tarde. Nada raro en mí. Cualquier otro día Harry estaría ya en la cama esperándome pero estoy bastante convencido de que hoy no es el caso.
Efectivamente, la cama está vacía. Intento sacar fuerzas de flaqueza y respiro con calma. No intento buscar a Harry en su despacho, ni siquiera en la cocina o el baño. Sé perfectamente donde está.
Quizás para cualquier otra persona esa manía en concreto le hubiera parecido algo preocupante, y digno de ser revisado en San Mungo. Pero para mí no lo es. Claro que no, yo mismo siento a veces la necesidad de refugiarme en las mazmorras de Hogwarts cuando voy de visita.
Lógicamente Harry está en la alacena, la alacena que ha transformado en una réplica un poco más grande de la alacena en la que vivió el de pequeño, de la que le sirvió de refugio cuando las cosas iban mal. SU alacena, suya y de nadie más.
Es absurdo, quizás. Pero ¿quién soy yo para privarle de su refugio?
