Los personajes son Propiedad de Rumiko Takahashi, sólo los tome prestado para transcribir una historia PROPIA.

Muchas de mis historias son locuras de momento o simplemente acciones propias. Un café de madrugada es algo mío, no es que me sucedió sino que es algo que siempre suelo hacer y me pregunte qué cosas podrían llevar a una persona a tomarse un café una noche. Para mí un consuelo de un día agitado. Para los personajes, un encuentro, una sesión de terapia gratis! Bienvenidos a esta paradoja donde un Café se vuelve el consuelo de muchos.

Prologo.

Café de Madrugada.

Como no íbamos a llevarnos bien, si nos encontrábamos en igualdad de condiciones, teniendo un mismo pensamiento, hundidos en la misma miseria. El alma gemela ya no era un mito para mí, o éramos totalmente compatibles o simplemente teníamos la misma mierda de suerte.

Ella era una mujer que había que mirarla dos veces para notar su belleza, su mirada parecía desgarrada, su angustia caía de sus ojos y se marcaba en esas ojeras de días, su cabello algo despeinado era todo un misterio, no se sabía si tenía ondas, o si estaba así por tantos días sin dormir, sus labios parecían ser los únicos en buena condición, más toda ella en palabras agradables era un delicado desastre.

Tenía esa expresión de mujer dominada a la cual su marido vive gritando, y no me había equivocado, pero cuando todo llevo a una conversación me sentí más miserable que ella, porque en pocas palabras ella me hizo notar que yo no estaba en mejor condición. Mi mujer me había ganado el último juicio que me inicio, quedándose así con mis hijos, mi dinero y mi casa. Baya dicha! Y para colmo esa misma noche me había mandado a su matón- novio- a robarme lo único de lo que me podía jactar. Mi orgullo.

Él llego a mi trabajo con aires de campeón y sin pretensiones de hacerme daño me puso de patitas en la calle- por si no aclare está parte su novio era mi jefe- al principio cuando empezaron a salir luego de nuestra ruptura, lo vi como una forma en la que él me debía. Y se había comportado de esa misma manera sin que yo dijese o plantease esa idea, teniendo un trato peculiar para conmigo lo cual ante los ojos de muchos me hacía ver como un pobre cornudo, sin embargo para mi era divertido, él sentía que debía pagarme de alguna manera así que en la empresa yo era INTOCABLE. Pues después de todo, yo era el padre de los hijos de su nueva mujer. Y eso marcaba un respeto y un límite. Mas ahora que ella se regodeaba en su crapulencia no había línea divisoria, así que lo mejor que pudo hacer fue echarme. Podía imaginar a ambos riendo al saber que ahora no tenía donde morir, lo cual tenía que haber predicho desde que inició el juicio. Pero ahora me encontraba con una extraña, en un café, esperando a que la suerte apareciera y me golpeara en la cara. Lo cual era poco probable… pero soñar no cuesta nada dicen…

Así que esa noche me quedé allí, hablando con una desconocida de la cual no sabía nada, sólo que se había separado esa misma noche tras encontrar a su prometido en la cama de otro… hombre. No se explayó sobre el tema, y sinceramente deseaba que no lo haga, quería más una psicóloga gratis, que tener que actuar yo de uno. Así que me acomode en mi silla y me abrí. No me fije si era el lugar, el momento o la persona correcta. Sólo quería contar al mundo lo triste y desdichado que me sentía… y ella sólo me escucho. Sin siquiera interferir, sólo se quedó allí y ese café que había venido a tomar para sentirme peor, se convirtió en la salida más provechosa y barata del mundo.

Continuará.