Disclaimer:
"D. Gray-Man es propiedad de Katsura Hoshino. Este One-shot participa en el Reto: "Tabla Navideña" del Foro Resurgiendo entre las cenizas".
Fuera de los imponentes muros de la Orden Negra los copos de nieve se dejaban caer, bañando con su frío blanco el paisaje matutino. Los largos pasillos eran transitados por un alegre caminar femenino. El sonido de las tazas chocándose hizo que la mayoría de los presentes en el Departamento Científico voltearan a ver, y no era para menos, era la linda Lenalee quien traía café caliente para todos.
Una a una fue entregado las tazas, regalando a su vez una gran sonrisa. Quien la veía no podía evitar sonreír también.
—Hermano —llamó a Komui palmeándole suavemente uno de los hombros.
Lo vio abrir trabajosamente los ojos y desperezarse mientras dejaba que unos cuantos libros cayeran sobre el desordenado escritorio, Lenalee pensó que aquél cuarto precisaba un poco de orden, aunque sea en ese día tan especial.
—Mi bella Lenalee, muchas gracias —le dijo con los ojos iluminados.
—Trabaja duro —respondió ella tomando la bandeja entre sus manos para retirarse del lugar.
Animada se encaminó a la cafetería,donde Jerry hacía los preparativos gastronómicos correspondientes para aquella noche. Ayudó a Miranda, Marie y Krory con la decoración del comedor, sonrió cuando vio a Kanda ir tras Lavi con Mugen en las manos… Al parecer, el joven sucesor de Bookman había hecho de las suyas otra vez. El ambiente era cálido, hasta familiar, sólo faltaba alguien.
Distraída miró cómo las agujas del reloj avanzaban, la tarde caía pero Allen aún no regresaba de su misión. No faltó quien tuvo que llamarla más de una vez por culpa de su distracción, y a la hora de la cena a duras penas pudo comer.
—Lenalee, ¿estás bien? —le había preguntado Miranda al notar a su compañera decaída.
— ¡Claro! Es sólo que… estoy preocupada por Allen, él dijo que regresaría para celebrar con nosotros —explicó jugando con sus dedos.
Miranda sonrió.
—Estoy segura de que Allen cumplirá.
Pero los minutos se convirtieron en horas y el exorcista de cabellos blancos no llegó. Lenalee se quedó dormida sobre una de las mesas del comedor justo cuando Johnny le hablaba de cómo celebraban la Navidad en su pueblo natal. Komui mismo fue el encargado de ponerle una cobija sobre los hombros, sabía cuán duro había trabajado y no quería despertarla.
Lenalee despertó cerca de las tres de la madrugada, entredormida vio que Allen estaba sentado a su lado, descansando, y con una sonrisa en los labios volvió a dormirse, dejando caer su cabeza sobre el hombro del chico.
La luz del sol y las voces de algunos buscadores despertaron a Allen. Se sorprendió cuando vio a Lenalee a su lado, viéndolo despertar. No hubo palabras entre ambos, ella le ofreció una taza de chocolate caliente, la cual no pudo rechazar… ella se veía tan linda. A Allen no le gustaba mucho el chocolate, pero no podía rechazar una invitación como esa por tres razones: la primera, porque era Navidad; la segunda, porque era su cumpleaños, y la tercera —y tal vez la más importante—, porque con Lenalee a su lado todo sabía dulce.
