El índice de criminalidad está subiendo. - Dijo el Mayor. - No podemos permitir que continúe la impunidad hacia los robos de esta nueva amenaza, "Ladybug".

Tenemos que proteger nuestra amada ciudad de París. Por ello pedimos la cooperación de todos para reforzar la seguridad y mejorar el equipo de nuestra guardia. Nuestro honorable cuerpo de policía necesita actualizar su equipamiento desde hace tiempo, pero carece de los recursos suficientes. Por este motivo, y aunque sé que estamos pasando por tiempos difíciles, hemos decidido incrementar los impuestos temporalmente, en un 5%, con el fin de recaudar los fondos suficientes para llevar a cabo estas indispensables mejoras. - Concluyó.

Un murmullo general de preocupación se levantó entre la población reunida para el discurso. En verdad la situación era precaria, muchas familias apenas tenían suficiente para mantenerse, pero nada cambiaría si los robos continuaban como hasta ahora, así que pronto los murmullos cesaron, la gente confiaba en el Mayor, y esperaban que solucionara los problemas pronto, así que aceptarían las medidas. No era así como se sentía una chica de cabello negro con visos azules, pero no dijo nada, sólo entrecerró los ojos y frunció la boca.

Todos están ciegos y engañados con las finas palabras del Mayor y el candidato Gabriel. - Pensó Marinette, molesta. - Pero no los culpo. Hasta hace poco yo también creía en ellos, creía que estaban ayudándonos. Hasta que descubrí la verdad. Qué tonta fui al confiar en ellos.

Cuando comenzaron a ocurrir los robos, el Mayor y el candidato Gabriel habían solicitado la cooperación de toda la ciudadanía para vigilar cada cuadra, cada calle, cada hogar. Y ella, inspirada por uno de los discursos y queriendo ayudar, había decidido disfrazarse y salir a recorrer las calles de noche, para intentar detener cualquier robo o fechoría.

Ella admiraba a Gabriel Agreste, antes de ser candidato era un empresario exitoso, un diseñador de moda estupendo, y su ídolo. Gabriel, el "salvador" de la ciudad, perfecto y sensato, siempre sabía qué decir y hacer, siempre ayudando. Todas mentiras.

Vigilando las calles de noche fue como descubrió al verdadero criminal: Hawk Moth. Nadie había oído hablar de él, así que ella se encargaba de frustrar sus robos. Se había sentido tan importante. Hasta después se le ocurrió que era extraño que nadie mencionara su nombre, ni supieran nada sobre él. Y luego los medios la presentaron a ella como Ladybug, la ladrona fantasma.

No podía entenderlo, decían que Hawk Moth era una invención, que no existía, que siempre había sido ella, Ladybug, cometiendo los atracos. ¡Pero ella nunca había robado nada! Ella impedía los robos cuando la policía no aparecía por ninguna parte. Incluso así, había seguido admirando a Gabriel Agreste y los ideales por los que siempre abogaba. Hasta que comenzó a preguntarse quién sería realmente Hawk Moth.

Obtuvo su respuesta la noche del último desfile de modas organizado por el diseñador. Todavía recordaba el amargo resabio del engaño. Ella no estaba invitada al desfile, por supuesto, porque solo era la hija de los panaderos, pero su mejor amiga Alya, que era reportera, había tenido necesidad de un fotógrafo y Marinette se ofreció a ayudarla. Quería ir para ver el desfile, aunque se había dicho a sí misma que era sólo para ayudar a Alya.

Todo iba bien, hasta que fueron atacados. Después del desfile, donde participó el propio hijo de Gabriel, Adrien y justo cuando ella había dejado a Alya ocupada entrevistando a los invitados para ir momento al baño, sucedió una explosión. Seguida de muchas otras. Marinette se apresuró a regresar con Alya, cuando notó la firma personal de Hawk Moth: mariposas negras explosivas. Al atacar siempre de noche, las pequeñas criaturas eran casi invisibles, pero con el tiempo Marinette se había acostumbrado a buscarlas.

Hawk Moth utilizaba las explosiones para crear confusión y robar a los invitados sin que ellos lo notaran. A pesar de no traer su disfraz, la sangre le hervía de furia y ya estaba apresurándose hacia el villano, confiando en que la confusión y el caos la ocultaran, cuando vio que Alya estaba a punto de ser aplastada por unas plataformas que se habían desequilibrado con una de las explosiones. Estaba demasiado lejos para llegar a tiempo sin que su amiga descubriera su secreto. Decidió que no le importaba y estaba a punto de saltar cuando Adrien corrió hacia Alya y la empujó fuera del peligro.

Alya cayó con un grito de dolor, pero las plataformas cayeron sobre Adrien, haciéndolo perder el sentido. Marinette estaba dividida entre detener a Hawk Moth o ir a ayudar a Adrien, que era su, bueno, amor platónico, siendo tan guapo y caritativo, como su padre, cuando notó que Hawk Moth recorría rápidamente la distancia hacia Adrien. Ella se puso en marcha de inmediato, no iba a permitir que lo lastimara, pero se sorprendió cuando el villano quitó las plataformas de encima del joven y se lo llevó.

Alya estaba mareada, y no lo vio. Nadie lo hizo excepto Marinette. Le pareció muy extraño, así que se ocultó y los siguió, para descubrir (con horror) que, después de llevarlo a una habitación de la mansión, lo depositó cuidadosamente en una cama y se quitó la máscara, revelando nada menos que a Gabriel Agreste. El hombre se inclinó sobre su hijo, verificando sus heridas, pero Marinette no veía mucho. Su cerebro seguía repitiendo la escena. Gabriel Agreste era Hawk Moth. Gabriel se quitó el resto del disfraz y salió del cuarto de Adrien, llamando a su secretaria para que consiguiera de inmediato a un médico.

Como en trance, Marinette había regresado con Alya, que ya se sentía mejor, y le había asegurado que estaba bien, que se había escondido en el baño, y que su palidez se debía al atentado. Pero estaba furiosa. Furiosa con ella misma por ser tan tonta y confiada. Por no darse cuenta de que todo era una mentira de Gabriel Agreste y que el Mayor y la policía estaban de su lado. Se juró a sí misma hacer todo lo posible por detenerlo.