Al abrir los ojos quedó cegado por el sol de primeros de septiembre que a las 7 de la mañana ya inundaba la habitación.

Año nuevo, curso nuevo, clases de nuevo, tener que soportar a quejicus de nuevo...

En definitiva un nuevo año en el colegio Hogwarts de magia y Hechicería implicaba muchas diversiones y también muchos riesgos.

Eso joseph lo sabía muy bien. Llevaba ya 5 años en aquel colegio, y era su hogar casi tanto como lo era su casa.

Joseph Dawson era un merodeador, o por lo menos uno de ellos. En total eran 5: Canuto-Sirius Black, Cornamenta-James Potter, Lunático-Remus Lupin, Colagusano-Peter Pettigrew y Delko-Joseph Dawson.

Eran los alborotadores de Hogwarts en su época, y todos, menos Lupin eran animagos ilegales. Sirius era un enorme perro negro, James un hermoso ciervo, Peter una rata y Joseph un precioso puma de ojos grises.

Os preguntareis que porque si todos eras animagos no registrados porque Lupin ¿no? Pues Lupin tenía un pequeño secreto, muy bien guardado, solamente lo sabía su familia sus amigos y el director de Hogwarts, Albus Dumbledore. Remus Lupin era un licántropo.

Le habían mordido a los 5 años y desde entonces cada mes tenía que soportar una noche de tortura y soledad. Pero sus amigos al enterarse no iban a permitir de lupin pasara por eso solo y se transformaron en animales para poder acompañarle en sus escapadas mensuales.

Cada chico era diferente de los demás, aunque todos levantaban pasiones entre las hembras del colegio. Sirius era un tremendo moreno de ojos grises con melena corta a la altura de los hombros y un cuerpo impresionante. A James le caracterizaba su pelo indomable de color azabache y sus ojos color avellana, con una expresión dulce y amable, Remus y el eran los sensibles del grupo, y James estaba enamorado de Lily Evans con la que salí desde finales del año anterior.

Remus tenía el cabello castaño, rizado ligeramente largo, y sus ojos siempre mostraban lo que sentía.

Peter era el amargado del grupo, el resto de los merodeadores eran sus "guarda-espaldas" y tenía la habilidad de huir de todas la situaciones como una asquerosa rata (N/a: nunca mejor dicho). Era de corta estatura con el cabello ralo y la expresión de su cara cada vez se asemejaba más a la de dicho roedor.

Joseph era definitivamente el rompecorazones del grupo; rubio, su cabello ligeramente largo y desordenado le daba un aire de chico malo junto con su atractiva perilla, y sus enormes ojos grises se asemejaban a la luz de los fríos amaneceres de invierno. Al igual que Sirius se había acostado con la mitad del colegio y era el típico "me disfrutas una noche, y luego si te he visto no me acuerdo" hasta ahora no había encontrado a ninguna persona a la que amase realmente, solo eran obsesiones y luego todo perdía el encanto.

Se levanto de su cama desperezándose para luego descorrer los doseles rojos y dorados de su cama.

Todos sus amigos aún dormían a excepción de Peter al que ni saludó puesto que no se llevaban bien. Así que decidió bajar a la sala común a saludar a antiguos compañeros y a visualizar nuevas posibles presas para ese año.

Se vistió con algo sencillo y bajo las escaleras con paso lento, aburrido. Al llegar a la sala común vio sentada en un sillón frente a su amiga Lily, la novia de James, hablando animadamente con una chica, parecía nueva, mmm... tenía buena pinta lo que podía ver desde atrás. Una larga cabellera rizada, casi rubia le caía por la espalda, sujeta por una visera blanca; llevaba una camiseta de manga larga blanca, con los puños naranjas, los hombros al aire dejando ver su dorada piel. Unos pantalones vaqueros algo anchos dejaban a la imaginación sus encantos de la parte baja del cuerpo.

De repente Lily miró hacia las escaleras y al verle grito:

- ¡¡Joss...!

Haciendo que la chica que estaba de espaldas a él se diera la vuelta. Entonces pudo admirar su alucinante belleza, la visera casi le tapaba los ojos, color ámbar, casi naranjas que recordaban a los de un tigre, una pequeña nariz con un piercing naranja, y unos labios rosados y carnosos... Tuvo un fuerte impulso de acercarse y morder, besar, lamer esos labios hasta quedar exhausto

-Hola- miró a su alrededor, para saber a quien saludaba salio de su asombró cuando se dio cuenta de que la chica le saluda a él mientras agitaba la mano suavemente.

-Hola preciosa- se acercó a ella simulando ser un gentil caballero, se arrodillo le cogió la mano y la beso en el dorso-. Joseph Dawson a su disposición para lo que necesite. Después de eso se levanto intentando adivinar los pensamientos de la chica pero su mirada enigmática solo le dejo mas confundido.

-No le hagas caso, eso se lo dice a todas- la voz que habló sonó tan despectiva que Joseph se dio la vuelta asombrado para ver quien era-.

- ¡Stefany!-una chica de largo pelo moreno y penetrante mirada azul le hacía una mueca despectiva mientras descruzaba las piernas para luego volver a cruzarlas sentada donde estaba dejando ver por un momento su tanga verde transparente y su vello negro y rizado. La chica estaba traumatizada ya que Joss solo se la había tirado veces contadas dos -. ¿Que dices?-dijo este intentando ser amable, pero si la morena seguía buscándolo finalmente le encontraría, solo porque era una golfa y se había obsesionado con él no tenía ningún derecho a hacer eso.

-La verdad Dawson, siempre digo la verdad aunque a veces joda- tras decir esto se levantó y se acercó peligrosamente a Joseph-. A mi también se me da muy bien mentir- le susurró demasiado cerca del oído-. A ver si te crees que mis orgasmos eran ciertos...

-¡¡MALDITA ZORRA FURCIA, ALEJATE DE MI Y OLVIDAME DE UNA MALDITA VEZ!- lo que más odiabaera que insinuaran que no las dejaba satisfechas, cuando él sabía que Stefany lo había disfrutado como nunca-.

Se sentó en un sillón con la cabeza gacha entre las manos, resoplando, decididamente hoy no era su día.

-Cualquiera diría que lo que diga "esa" te importa- la que había hablado era Lily así que Joseph levantó la cabeza y le mandó una mirada asesina haciendo que la muchacha no pudiera evitar sonreír.

-Lily, querida, sabes que no, pero me conoces y sabes perfectamente lo que me molesta y lo que no...

-claro que si, solo era una broma tonto...-se sentó junto a él y le giró la cabeza agarrándole de la barbilla-. Tranquilo ¿vale? Y anímate o ¿que pensará Shane de ti?

-¿Shane?- Joseph la miró extrañado, ¿de quien estaba hablando?

- No me he presentado, yo soy Shane Williams, he venido nueva este año, de un colegio de España, y me encanta esto- al sonreír dejo ver unos perfectos dientes, como diamantes perfectamente alineados, realmente era muy hermosa-.

-Encantado, no hagas caso de lo que ha dicho la perra de Stefany...

-Tranquilo, no te voy a colgar ningún cartel, pero antes de nada tengo que conocerte para decir lo contrario...

A Joseph no le gusto nada ese comentario, esperaba parecerle grandioso a Shane, como una especie de dios rubio (N/a: a quien nos recuerdaaaaaaaaa? Drakinnn). Eso solía pasarle con casi todas las chicas, incluso a las de cursos superiores. Los merodeadores eran los sex-simbol del colegio, sobretodo Joseph y Sirius, pero al parecer aquella chica permanecía impasible ante ellos.

-bueno voy a despertar a los chicos- la voz le salió mas fría de lo que habría deseado, pero sin dejar de mostrarse inmutable subió las escaleras de dos en dos-.

Shane estaba muy confusa, al ver a aquel chico había sentido algo muy extraño, pero se prometió a sí misma hacía bastante, que nunca dejaría que los demás notasen sus sentimientos, era la mujer de hielo cuando lo quería. Sobretodo en los temas amorosos.

Lily propuso bajar a desayunar, pero ella quería esperar al dios rubio como había decidido llamarlo en secreto (N/a: jajajajajajaja) así que se dedicó a poner excusas tontas, diciendo que quería conocer a los demás chicos y cosas por el estilo.

Al subir, Joseph vio que todos estaban ya levantados; Remus se había vestido ya, James salía del baño con solamente una toalla alrededor de la cintura (N/a: ahhhhhhhhhh babas babas babas...) y Sirius se estaba abrochando los pantalones e iba sin camisa (ahhhhhhhhhh más babas más babaaaaaas).

- Venga chicos daros prisa, Lily nos está esperando sola-dijo mientras se sentaba en su cama, con la moral por los suelos, pero él tampoco lo reconocería nunca, tenia el listón demasiado alto como para dejar ver que un simple comentario de una chica le había dejado en ese estado-.

Al cabo de unos minutos los 4 chicos bajaban las escaleras hacia la sala común ( Peter había desaparecido). Al ver a Lily, James se tiró en sus brazos comenzó a darle rápidos besitos por toda la cara y a abrazarla con fuerza.

Los otros dos chicos se quedaron boquiabiertos al ver a Shane. Sirius la repasó de arriba abajo varias veces antes de acercarse a Remus y susurrarle

- Este trofeo será mío antes que de Joseph, te lo aseguro- después sus ojos se posaron en el cuerpo de la chica de manera muy pícara como si quisiera desnudarla con la fuerza de la mirada-.

Joseph se dirigió hacia Shane con la intención de acompañarla hasta el comedor y mostrarle un poco el castillo, pero se quedó a medio camino al ver como Sirius la agarraba del brazo y se la llevaba por la puerta de la sala común. En ese momento estaba furioso, muy furioso, habría podio derribar a un trol de un puñetazo si se lo hubiera propuesto. Sirius se las iba a pagar, su venganza sería silenciosa, pero inminente.

Con su estado de humor arremetió con lo primero que encontró a su paso, que fue una pequeña mesita de madera, a la que dio una patada tan fuerte que la partió en varios pedazos, haciendo que la gente le mirara extrañado.

-¿¿QUE PASA?-su cara estaba roja de ira, y no iba a ceder ante nadie, ni siquiera ante Sirius que era como su hermano, esa chica sería primero para él, costase lo que costase.

Shane había quedado sorprendida por Sirius, parecía un chaval muy simpático, además de enormemente atractivo, y le atrajo desde que le vio aparecer por la escalera de su habitación.

Cuando pasaban junto a los cuadros Sirius le explicaba que los personajes de estos se movía de un lienzo a otro y que hablaban, pero cuando Shane quedó mas impresionada fue cuando entraron en el gran comedor. Esa mañana el cielo estaba de un azul inmaculado, sin rastro de nubes, ese azul le recordó a los ojos de Sirius, y sonrió disimuladamente al ver cuanta atención le prestaba el moreno.

A Shane siempre le había gustado que los chicos estuviesen pendientes de ella, y la verdad es que el ojigris le había impresionado mucho, era muy apuesto, y vía Lily se había enterado que tanto Joseph como él tenía una larga lista de conquistas.

Se dirigieron a la mesa de Gryffindor y se sentaron hacia la mitad, se fijó el los platos dorados con montones de comida y las jarras con café y zumo de calabaza.

-¿Quieres zumo, tostadas, huevos con beicon, pastel de chocolate, de fresa, de...?-le preguntó Sirius a Shane acercándose peligrosamente a su cara-.

Shane se retiró un poco, sin dejar mostrar que le incomodaban esos acercamientos tan directos, con una leve sonrisa en los labios.

- Café y tostadas, gracias- dijo alegremente para después mirar hacia atrás y ver al resto de los merodeadores dirigiéndose hacia ellos-.

Joseph se sentó al lado derecho de Shane, ya que Sirius se había sentado a su lado izquierdo, y cogiendo la jarra de zumo se sirvió frunciendo el ceño, pensativo.

"¿¿Por que Sirius me hace esto? Me gustaría hablar con él y decirle que necesito a esa chica para mi, pero no. Sirius no lo entendería y solo se reiría de mí, además, decírselo solo implicaría que pusiese más empeño para conquistarla, porque seguro que es lo que se propone".

Shane se dio la vuelta para coger el azúcar, y vio a Joseph con la vista fija en los huevos que tenía en el plato, de vez en cuando hacía una mueca o fruncía el ceño o soltaba un pequeño gruñido.

-¿Sueles hacer eso a menudo?-le preguntó curiosa, le pareció un chico muy simpático, muy buena persona, de esas que sabes que puedes confiar en ellas y no sabes realmente porque-.

Joss salió de su ensimismamiento al oír una dulce voz que le hablaba, al girarse y vio a Shane puso su sonrisa más encantadora, enseñando parte de su dentadura

-No, simplemente estaba pensando lo hermosa que eres, me has impresionado ¿sabes?- al decir esto le levantó suavemente la visera dejando ver sus ojos naranjas-.

-Gracias Joseph...-respondió ella, sinceramente agradecida, pero no lo interpreto como debía, simplemente pensó que Joseph lo decía como un comentario cualquiera, no para conquistarla-.

-Joss... Llámame Joss, Joseph, solo me lo llaman los conocidos, no los amigos -tras decir esto volvió a su plato observando de reojo a Shane para ver como reaccionaba-.

Shane sonrió abiertamente y se sumergió en su café.

Sirius, que había observado toda la escena, se reía con James de un chiste que había contado Lily, pero por dentro ardía de rabia al ver la sonrisa que le dedicó Shane a Joss, particularmente a Joss...

Tras desayunar se dirigieron a clase de defensa contra las artes oscuras.

Cuando llegaron se sentaron por parejas. Joss, al ver que Shane y Sirius se sentaban juntos, se enfureció y en sus ojos grises apareció un peligroso destello dorado mientras miraba como Sirius le apartaba en pelo a Shane de la cara.

Así que se sentó con Remus, la clase pasó relativamente tranquila, no les enseñaron nada que no supiesen, pues los merodeadores y Lily eran alumnos muy aventajados en defensa contra las artes oscuras, cosa que Shane también demostró.

Después de ver como Shane hacía un encantamiento escudo de los más potentes que habían visto James se acercó a Joss y le dijo:

- Cada vez la chica se gana más puntos para los merodeadores ¿no crees?

-Si, tiene buena planta, es inteligente, se maneja bien en DCAO, pero, hay que ver como va en las demás asignaturas...

-Si es así de buena en DCAO, no creo que en el resto le vaya muy mal...

-Ya.

Y así llegó la hora de la comida. En las dos siguientes clases Shane también había demostrado que dominaba a la perfección transformaciones, y pociones, algo que sorprendió a algunos, ya que Slughorn era un profesor muy exigente.

Cuando llegaron al comedor y se sentaron a comer, Joss se dio cuenta de que faltaba Shane. Recorrió el comedor con la vista, y al ver que no estaba por ningún lado, se puso muy nervioso ¿que le pasaba con esa chica?

-Joss, ¿que te pasa?-Lily se acercó a el y le miro interrogativamente-.

-¿A mi? ¡Nada!

No quería que se diesen cuenta de que estaba preocupado por la rubia, siempre había sido el chico de hielo, y nunca dejaría que sus emociones salieran a relucir, y menos delante de Sirius.- ¿Que te hace pensar que me pasa algo? Estoy como siempre...

-Joss... Te conozco perfectamente, se que estas preocupado por algo o por alguien, estas todo el rato moviendo las manos o tocándote el pelo, solo haces eso cuando estas nervioso...

-vaaaaaale, esta bien, me preguntaba... ¿Donde esta...?

Pero su frase quedó interrumpida por un grito

-¡¡MALDITO CABRÓN! ¡¡¡SUELTAME! ¡¡SUELTAME AHORA MISMO!

La persona que gritó debió de darle un golpe a la otra persona, porque gritó dolorosamente.

-¡AAAAH! ¡HIJA DE PERRA!

-¿¿¿HIJA DE PERRA? ¿A MI MADRE NI LA NOMBRES? ¿¿TE HA QUEDADO CLARO? ¡GILIPOLLAS!

-¡TU PUTA MADRE!

Eso fue lo peor que pudo decir el chico, porque hizo que la chica se pusiera muy muy muy furiosa.

-¿MI PUTA MADRE? ¡MIRA MALDITA SERPIENTE, DESPUES DE LO QUE VOY A HACER VAS A DESEAR NO HABER NACIDO!

Al oír esto Lily dijo:

- Esa es la voz de Shane!

Joss se levantó de un salto y corrió hacia la puerta, la abrió de una patada y lo que vio le dejó helado.

Shane, estaba de pie, sus ojos se habían vuelto de color violeta, estaba imponente, grandiosa, como un demonio en el cuerpo de un ángel. Se mostraba muy tranquila en eso momento, y cuando hablo lo hizo con voz calmada.

- Así que mi puta madre, ¿no, Malfoy?-Shane empezó a caminar en círculos, alrededor de una persona que había en medio del vestíbulo-.

Solo en ese momento Joss se dio cuenta de que esa persona era Lucius Malfoy, si le había echo algo a Shane lo pagaría.

Se adelantó un paso, con la intención de maldecir al rubio, que casualmente también tenía los ojos grises.

Pero una suave mano le agarró de la camiseta. Al darse la vuelta vio a una Lily con mirada furiosa

-Déjala, parece que se las sabe arreglar solita ¿no?- una sonrisa malévola apareció en su cara-.

-Es verdad Joss, veamos de lo que es capaz- ahí habló Remus, que tenía la mirada iluminada por la emoción, por fin alguien le plantaría cara al engreído de Malfoy-.

Sentía la magia dentro de ella, su corazón le pedía a gritos expulsarla y caer rendida después de matar a ese bastardo rubio; pero su mente le decía que debía esperar, tenía que ser cautelosa, tal y como le había enseñado su madre, nunca debes subestimar al enemigo, aun cuando esté desarmado o inconsciente...

Malfoy sonreía intentando parecer macabro, y lo parecía, para todos menos para Shane.

Shane podía ver el temor en su mirada, podía oler el miedo que emanaba de él.

Malfoy estaba muy desarreglado para lo que era normalmente: su camisa verde estaba rasgada en un hombro, su rubio cabello estaba despeinado, y de su labio inferior corría un hilillo de sangre hasta gotear en el pantalón negro.

En cambio, Shane estaba más que perfecta; su visera estaba perfectamente colocada sobre su pelo, su camiseta impecablemente blanca, en sus anchos pantalones había aparecido una larga cadena que colgaba de los bolsillos, y sus deportivas naranjas relucían como el fuego.

Lo único diferente eran sus ojos, antes naranjas como felinos, se habían vuelto de un seductor color violeta que les daba un toque maligno.

Nadie se esperaba el ataque, y menos quién lo realizó. Malfoy se adelantó rápidamente y dando un salto en el aire gritó:

- TARANTALLEGRA!

Un veloz rayo rojizo se dirigió peligrosamente hacia el pecho de Shane, pero esta se dio la vuelta y dando un salto mortal en el aire dejó que el hechizo chocara contra la pared.

-¿Eso es lo mas peligroso que sabes hacer?

-Te sorprenderías de lo que soy capaz maldita sangre sucia...

-Ah no no, ahí te equivocas, pequeño, mi madre pertenecía a un linaje mucho mas antiguo y más puro que el tuyo y el que se va a sorprender cuando empiece a atacar vas a ser tu...

Shane empezó a caminar en círculos acercándose cada vez más al rubio, para que se confiase y luego asestarle el golpe de gracia.

Al cabo de unos momentos estaba a menos de dos metros del rubio, y éste confiado intentó atacar de nuevo...