Disclaimer: Los nombres de Dioses nórdicos le pertenecen a... no se, a la mitología escandinava? Cierto personaje le pertenece a JK Rowling y no pretendo lucrar con él (no digo el nombre para no spoilear). La mesita, la silla y la cama de pino me pertenecen, así como el ancianco que está sentado ahí y la puerta que se azota (jijiji). Y ya, porke les cuento la historia de nuevo ¬¬

PRÓLOGO

"Más allá de la leyenda"

La tormenta de nieve resonaba por todos lados y era tan densa que obstruía la vista de aquellos que intentaba atravesarla para llegar a algún lugar. Dentro de la casucha vieja de piedra fría se encontraba un anciano con la mirada posada en el hueco de la ventana, no se había molestado en levantarse a cerrarla, no lo había hecho ni siquiera con la puerta que ahora se escuchaba dar azotes estridentemente. Parecía como si estuviera esperando a que alguien apareciera en el horizonte, como si fuera capaz de distinguir si alguien se acercaba o no, pero aún así, le esperaba.

La gente del pueblo no se preocupaba por él, había llegado solo hacía algunos años y jamás se le había visto familia que lo visitara. Siempre solo y descuidado, era como si nunca se diera cuenta de lo que acontecía a su alrededor. Algunos aldeanos habían contemplado varias veces cómo se quedaba de pie frente a la puerta de la casa con los brazos cruzados y la mirada fija al frente como si estuviera resguardando algo adentro. Pero luego de repente otros días parecía una persona normal que salía a conseguir sus víveres, a veces saludaba a los demás e incluso a veces les sonreía al verlos pasar, pero no hablaba con nadie. Con el paso de los años, la gente se había acostumbrado a él.

Y esta tarde, aparentemente como las demás, mientras esperaba sentado en la vieja silla de madera, la cual era el único mueble dentro de la casa aparte de la mesa roída y la cama de madera de pino, pudo contemplar por fin que, en efecto, alguien lo buscaba. Por fin la persona que había estado esperando se presentaba ante su humilde morada. A pesar de los espeso de la tormenta, a escasos metros de la puerta que se abría y cerraba sin parar, se aproximaba un hombre de estatura promedio. Su andar firme y decidido y su complexión erguida denotaban que se trataba de un hombre en sus treintas o cuarentas. Vestía una capa negra y una capucha que le cubría el rostro, sus manos blancas como la misma nieve asomaban levemente sus dedos tratando de mantener su vestimenta lo más cerca posible del cuerpo.

Estando a escasos dos metros de la puerta, se detuvo, y haciendo un movimiento de mano, la puerta dejó de azotarse. El hombre dentro de la casa, se aferró a su silla pero se resistió a voltear la mirada; había sido como si la puerta hubiera obedecido una orden. Sin pedir permiso, el hombre se invitó a sí mismo dentro y con otro movimiento de mano, la puerta se cerró por completo y luego lo hizo la ventana. Aún de pie, se acercó a la vieja chimenea y la apuntó con un dedo y en segundos aparecieron unos leños que ardían abrasadoramente, calentando la habitación y el ambiente instantáneamente.

-Tú debes ser el último,- dijo el extraño en una lengua extranjera que el anciano no tuvo problemas en entender. Con su edad había logrado aprender alrededor de cincuenta idiomas, y el del extraño era uno de los más comunes. Además había un cierto tono despectivo en su voz, pero ya estaba acostumbrado a que la gente le hablara así.

-No, yo soy el anterior, señor.- Contestó con nerviosismo el anciano. Sabía que estaba frente a alguien muy importante, así que se puso de pie e hizo una reverencia. Y dado que había sido sirviente toda su vida, sabía que sus frases debían terminar en señor y señora.- Y dudo mucho que jamás haya un último. Creo que más bien usted debería buscar al actual.

-Siéntate,- le ordenó el caballero sin perder su tono anterior.- Aún cuando tú no seas el actual, creo que me puedes ser de gran ayuda.

-Lo ayudaré con gusto, señor.- contestó el anciano haciendo ademán para que se sentara. Invitación que no se tomó la molestia en declinar o aceptar, simplemente lo ignoró.

-Cuéntame acerca del espejo.- Dichas éstas palabras, la actitud del anciano cambió. El hombre frente a él le estaba pidiendo precisamente la única cosa en la que era experto.

-¿Qué es lo que mi señor desea saber?- inquirió humildemente pero aún así su mirada había despedido un brillo que nunca había manifestado. En toda su vida, jamás le había sido útil a nadie, lo mismo que su predecesor y seguramente su sucesor tampoco.

-Todo lo que me puedas decir ¿Es real? ¿En verdad es capaz de hacer lo que he escuchado? ¿En dónde está? ¿Quién lo tiene?...

-Son demasiadas preguntas, mi señor. Y creo que poder contestarle la mayoría de ellas con una simple historia.

-¿Qué historia?

-La historia del espejo, por supuesto.- el anciano invitó a su interlocutor a tomar asiento una vez más y ésta vez no se negó.-Supongo que he de comenzar mi relato en el reino de Asgard, justo en el palacio Valhala…

-Espera un momento,- interrumpió el hombre que para entonces todavía no se quitaba la capucha del rostro.- ¿Acaso piensas contarme historias mitológicas muggles? Te advierto que…

-No es así. Mi señor,- le interrumpió el anciano con toda la cortesía posible.- Se sorprendería usted de toda la verdad que hay en las mitologías y viceversa.

-Como le decía, mi señor. Hemos de situarnos en la tierra de Asgard, en un tiempo tan lejano que a veces parece que nuca existió. Y del cual ahora solo nos quedan leyendas y tal vez las bases de toda una civilización consecuente. Fue en el palacio de Valhala, el cual existió en realidad aunque fue muy diferente a lo que la gente común ahora piensa de él. En dicho palacio vivía el regidor llamado Odín de la tierra entonces conocida como "la tierra de la blanca nieve", pero que con el tiempo se le ha denominado "Tierra de los Dioses" es decir, Asgard.

"Pero no es de Odín de quien usted quiere escuchar, sino de una de las Valkirias. Según se me ha dicho, esta mujer guerrera, era bastante diferente a las demás. Cuenta la historia que ella poseía varios dones que ninguna de sus compañeras poseía, dones que la hacían estar en ventaja no solo por sobre las demás valkirias, sino que del mismo rey también. Mientras que algunos la llamaban sabia, otros decían que sus habilidades no eran buenas. Pero fuera como fuera, ella gustaba de lucrar con dichas habilidades. Hacía cosas a su favor y a favor de aquellos que estaban dispuestos a pagarle por ellos.

"De entre sus tantas habilidades se contaba del don de poder ver cosas a grandes distancias, otros mundos y reinos que carecían de nieve y que jamás habían sido vistos por los hombres de las regiones; también veía la verdad en los ojos de las personas que se paraban frente a ella; sabía cuando alguien mentía y podía acusar sin temor a equivocarse; y entre sus otros dones, podía ordenarle a la materia hacer su voluntad y se corría el rumor de que utilizaba el poder de las runas y aquello que ahora llamamos magia.

"No pasó mucho tiempo antes de que Odín escuchara hablar de ella, estaba consciente de la posibilidad de que ella fuera una charlatana (como sus sabios consejeros, Huggin y Munnin se lo hicieron notar); pero también le ilusionaba la posibilidad de que en verdad fuera una poseedora de conocimiento. Y aún mejor, que existiera la manera para que él pudiera lograr las habilidades de la mujer guerrera, así como poder aprender de ella la sabiduría de las runas y la magia. Así que arregló una reunión con ella. No era muy común que el rey pidiera reunirse con ninguna valkiria, y mucho menos a solas; eso llamó mucho la atención de las demás valkirias así como la gente del pueblo, pero nadie se atrevió a mencionar nada que indicara disconformidad. No por miedo, sino por el gran respeto y admiración que le tenían a su regidor.

"Odín, como era sabido, tenía una gran sed de conocimiento. No podía soportar que alguien más tuviera más acceso al conocimiento. Desde sus inicios había gastado gran parte de sus esfuerzos en recolectar escritos, pergaminos, papiros y cuanta cosa tuviera el saber plasmado. A sabiendas de que el ser humano jamás podría recolectar todo eso con mano propia, se creyó que por medio de acciones distintas podría lograrlo. Y la valkiria a su servicio, parecía ser el mejor medio.

"Se llegó el día de la reunión, pero desde el momento en que la valkiria puso pie dentro del palacio, los consejeros de Odín no estuvieron nada felices y no confiaron en la mujer en lo absoluto, así que se dedicaron a seguirle los pasos a donde quiera que ella fuera. No tengo que decir que esto le enfureció bastante a la valkiria y utilizó sus medios para convencer al rey de verse a solas en una habitación privada. Así que el rey Odín se encerró en una de las habitaciones del palacio (nadie nunca supo en cual ya que el palacio tenía quinientas cuarenta habitaciones); y luego de un largo rato, el rey salió anunciando la propuesta que tenía para la valkiria a su servicio. Lo primero que la gente escuchó de los labios de Odín, fue que la llamaba Frigga, cosa bastante rara porque las valkirias carecían de nombre o identidad alguna. Si Odín se había tomado la molestia de ponerle un nombre tal vez le interesaba más de lo que la gente creía. Y así era.

"Resulta que Frigga (como comenzaré a llamarla a partir de ésta parte del relato) le había ofrecido a Odín convidarle gran parte de su conocimiento a cambio de poder compartir el reino con él. Odín consideró que el precio era justo, dado que carecía de esposa alguna y tener una con dichas habilidades le llenaba de ilusión. Al principio, el pueblo se manifestó indeciso en aceptar a la futura nueva soberana, pero terminaron por aceptarla dado que Odín siempre había tomado las decisiones más sabias desde que su padre le había heredado el reino. Sin embargo, Frigga tenía una condición, el ritual para pasarle los conocimientos a Odín se llevaría a cabo luego de la noche de bodas. El rey no tuvo objeción en aceptar sus demandas. Pero como era de esperarse, apresuraron la boda.

"Frigga no era nada tonta, y como ya se habrá dado cuenta, se traía algo entre manos, de lo contrario ¿Por qué no solo pedir dinero y riquezas en lugar del trono? Y por si fuera poco, el día de la primera reunión con el rey, había armado su verdadero plan. Esos consejeros del rey eran en verdad un estorbo, bastante suspicaces como para dejar de Frigga actuara libremente. Así que perpetuó llevar a cabo un ritual que le daría a Odín más sabiduría, y como usted debe saberlo ya, eso no se puede aparecer de la nada. De algún lado tenía que salir…

"Como parte del ritual, Frigga le pidió a Odín uno de sus ojos. Esto era un engaño, en realidad Frigga le había pedido su ojo por dos motivos: uno, para saber de qué tanto era capaz Odín para adquirir el susodicho conocimiento y dos, para intentar otro ritual, uno verdadero, donde ocupaba, aparte de la sangre real, el ojo de un visionario. Y para desgracia de Odín, él cumplía perfectamente los requisitos.

"La noche de bodas, Frigga le dio a beber a Odín de un recipiente de piedra que tenía grabado en su exterior varios símbolos que Odín reconoció como runas. Esto le dio más confianza a Odín, dado que sabía que dichos símbolos contenían poderes más allá de su comprensión, y creía que luego de beber la sustancia plateada, algo dentro de sí se iluminaría y le daría lo comprensión deseada. El resultado, de hecho, fue algo bastante parecido. Luego de beberse el contenido del recipiente, Odín se sintió como si se hubiera leído más de mil libros en solo un minuto, y no solo eso, sino que los había asimilado.

"Lo que no sabía Odín era que lo que Frigga había hecho en realidad era haber vaciado las mentes de los ayudantes de Odín dentro del recipiente de piedra. Dice la historia que los poderes de ella eran suficientes para hacer eso y más. Los cuerpos de los sabios seguían con vida, pero habían perdido la conciencia, así que Frigga los había convertido en cuervos, los cuales acompañaron al rey a donde quiera que éste fuera y mucha gente empezó a especular que su nueva sabiduría le venía de ellos. Lo que es la ironía ¿No lo cree así mi señor? Porque de cierta manera, esa era la verdad. Aunque no fuera como la gente lo imaginaba.

"Transcurrió un poco de tiempo, y el reino parecía estar prosperando. Frigga había dejado pasar un poco de tiempo antes de llevar a cabo el ritual que tenía pensado. El rey era ahora tuerto, pero todos sabían que eso era lo que le había costado su nueva sabiduría, y nadie se atrevía a cuestionar los métodos del rey. Y la mujer que caminaba a su lado todo el tiempo era tan seria y tenía fama de ser sabia de por sí.

"Pero la ambición de Frigga iba mucho más allá. No se había olvidado de su plan, de su ritual ¿Cómo iba a conseguir la sangre real que tanto necesitaba? Sabía que esto no era posible sin engañarlo de nueva cuenta, y también sabía que el nuevo engaño le costaría la vida a su concubino, cosa que no le importaba en lo más mínimo. El nuevo ritual le daría algo que ella anhelaba, le daba vida eterna, longevidad y el poder suficiente como para hacer su magia con la intensidad y perdurabilidad inimaginable para el ser humano común. Frigga podría tener la dicha y el placer de decir que pasó de ser una simple valkiria a ser la soberana del mundo, la más poderosa e indestructible ¿Por qué Frigga tenía estas ambiciones? No se sabe, tal vez por el simple hecho de tener la capacidad de hacerlo.

"El nuevo plan de la entonces reina se había planeado cuidadosamente de una forma maquiavélica. Ella había dicho al rey que podía ampliar todo el poder y sabiduría que le había dado antes, así como hacer un ritual que le transferiría los poderes que ella poseía. Odín no era muy distinto a ella, también estaba dispuesta a hacerlo todo con tal de obtener lo que más deseaba. Sin embargo, Frigga le daba demostraciones gota a gota, a veces realizaba pequeños encantamientos con ayuda de las runas y otras tantas utilizaba sus habilidades naturales para asegurarse de que el rey se mantuviera atento y a la expectativa; siempre dispuesto a hacer lo que fuera que ella le pidiera.

"Y se llegó el día, Frigga había estado armando en las afueras del palacio el entorno que necesitaba para su hechizo. A pesar de que era una tierra de nieve eterna, había conseguido que los sirvientes trajeran hacia ella piedras obtenidas de tierras del sur, las había grabado con sus símbolos mágicos y las había colocado en círculo, alrededor del gran árbol que ella misma había hecho crecer utilizando sus habilidades en la parte norte del palacio, lejos de la vista de los curiosos. El árbol tenía hojas diferentes a las de cualquier árbol en todo el reino o lo reinos vecinos y daba un fruto rojo y dulce que parecía como algo mágico hasta para el mismísimo rey. También había conseguido varios ingredientes e instrumentos para manipular la energía que consagraría su ritual y había dicho a Odín que ese sería el ritual que le daría lo que él quería, sin saber éste que lo único que le daría sería la muerte.

"Como última condición, la ex valkiria le pidió que depositara total confianza en ella. El rey, ahora ciego no solo de un ojo sino de ambición, aceptó sin miramientos. Dentro del círculo de piedras, Frigga de dio a comer uno de los frutos del árbol al rey. Le aseguró que esto lo haría invulnerable al dolor y a todo el sufrimiento que la recepción de poder podría traerle. Odín se lo comió sin pensarlo dos veces, para comprobar lo que decía, Frigga le dibujó dos símbolos en la palma de ambas manos con una daga y el rey observó maravillado que lo que ella había dicho era verdad, no sentía dolor alguno. No tengo que decir nuevamente que esto era parte del engaño de la mujer.

"También le dijo a su marido que el último paso para alcanzar lo deseado, era desafiar a la muerte. Lo cual conseguiría colgándose del árbol en medio de las rocas, las cuales, supuestamente, impedirían que su alma abandonara el lugar y terminara por depositarse nuevamente dentro de su cuerpo, habiendo así triunfado sobre la muerte y habiéndose ganado el derecho de poseer todos los poderes que él quisiera. Odín accedió y esa fue su derrota.

"El cuerpo de Odín fue encontrado a la mañana siguiente por uno de los guerreros. Las piedras seguían colocadas alrededor del árbol mientras que Frigga se había encerrado en uno de los aposentos del Valhala. La noticia de que el rey se había suicidado se esparció rápidamente por todo el reino. Frigga se había encargado de que todos lo creyeran así. Pero las Valkirias no eran nada tontas, ellas hablaron con el pueblo sobre la muerte de su queridísimo rey y acusaron a la reina de haberlo inducido a ello, ella, por supuesto, lo negó, y dijo que él mismo había sugerido el ritual y que éste se consumaría en tres semanas. Les aseguró que cumplidas las tres semanas, el rey despertaría de un sueño de muerte y sería más poderoso y sabio de lo que era antes, pero que si se empeñaban en bajarlo, ellas serían las que ocasionarían su muerte.

"La gente no sabía que pensar, ellos no sabían nada de magia ni de rituales ¿Qué pasaría si las palabras de la reina eran ciertas? No querían, por ningún motivo, ser los culpables de la muerte de su soberano. Así que creyeron, reserva aparte, en las palabras de la mujer. Mientras tanto, Frigga se encargaría de ocupar el puesto de su amado esposo y la gente esperaría impaciente a que las tres semanas transcurrieran. Fue idea de uno de los aldeanos el utilizar esas tres semanas haciendo una gran fiesta que culminaría el día en que su rey volviera a ellos. Así que encendieron una enorme hoguera en el centro del palacio donde la gente se reunió a cantar, beber y bailar; celebrando de ésta manera el renacimiento de su rey, mientras que afuera, en las ramas del gigantesco árbol, su rey yacía sin vida, custodiado por los dos cuervos que impedían que otros animales lo hicieran su alimento.

"En la víspera del día veintiuno, la fiesta era de lo más grande. Gentes de otros reinos se habían dado cita para contemplar el evento nunca antes visto o imaginado. Un rey habría burlado a la muerte y sería el más sabio y poderoso que jamás hubiera pisado la tierra. Frigga, por otro lado, se preparaba para huir hacia el norte, en donde perpetuaría su ritual a solas y volvería con todos los poderes, que supuestamente, la gente creía serían de Odín.

"Cuando el sol se empezó a ocultar, la gente se amontonó cerca del árbol, las Valkirias tenían listas sus espadas, con las que cortarían la soga en cuando el rey diera los primeros signos de vida. Sin embargo, le reina no parecía querer asistir a la ceremonia. Los sirvientes no la encontraban por ninguna parte. Y cuando el sol se hubo puesto y el cuerpo del rey en lugar de despertar, seguía colgando inerte de la rama del árbol, todos supieron que habían sido engañados. Al principio nadie quería bajarlo, querían seguir creyendo que él despertaría de un momento a otro, aunque todos sabían ahora a ciencia cierta que eso no sucedería.

"A la mañana siguiente el cuerpo fue descolgado, glorificado e incinerado en la mejor de las ceremonias. Y los frutos del árbol fueron arrancados y quemados en la misma hoguera que habían celebrado durante las tres semanas anteriores. Mientras que un grupo de las Valkirias más hábiles se dio a la búsqueda de la reina fugitiva. Cientos de guerreros perdieron la vida en su búsqueda. A los pocos días, un grupo de valkirias volvió al Valhala con los cuerpos sin vida de varios de éstos. Y los días consecuentes pasó exactamente lo mismo.

" Cabe destacar que la gente había cambiado el nombre de la mujer antes, mientras confiaban en ella, había quienes la llamaban Jörd, dado que la consideraban como su madre, así como Odín era como su padre protector. Sin embargo, tras la traición ya nadie le daba el nombre de Frigga o Jörd, sino que le habían creado un mote nuevo, ahora la llamaban Rind, nombre que le iba mucho mejor, dada la frialdad con la que había perpetuado su plan. Tal vez los nombres no sean importantes, pero si quiere saber de ella a través de las mitologías que se han escrito con el paso de los años, tal vez esto le sirva. Los tres nombres no eran de personas distintas, sino de la misma en diferentes etapas de su vida o tal vez la forma en que se le veía en ciertas épocas.

"Pero no importó cuánto la buscaron los guerreros, parecía haberse perdido entre la nieve. No fue sino hasta que un grupo de valkirias se atrevió a buscar en los hielos del sur, que por fin dieron con su paradero. No la encontraron como esperaban, había sido algo bastante extraño, de hecho. Algunos dicen que la vieron conjurar un hechizo y que de pronto una ventisca hizo a todos retroceder. Que un torbellino de nieve se había formado en el preciso lugar donde ella estaba de pie y luego de unos momentos, todo lo que había quedado había sido un témpano de hielo en su lugar. Otros dicen que el témpano ya estaba ahí y que ellas habían intuido que ella estaba ahí dentro. El caso es que las guerreras no se rindieron, llevaría al Valhala la cabeza de la asesina de su amo, costara lo que costara. Una de ellas empezó a romper el hielo con su espada y varias otras se sumaron a la tarea. Luego de una exhaustiva búsqueda se dieron cuenta que de todo el hielo destrozado, había un trozo muy duro y grande que no pudieron penetrar. A pesar de que no se podía ver a través de él, ellas asumieron que la bruja se encontraba dentro y trasladaron el trozo de vuelta al palacio.

"Cuando ellas llegaron, todos acordaron arrojarla a la misma hoguera que había servido para celebrar a Odín. Llevaba más de dos meses encendidas y no la habían apagado por el luto. Así que pusieron el hielo ahí dentro con la esperanza de que se derritiera y así hacerla pagar por sus crímenes. Cuál va siendo la sorpresa de la gente al notar que lo único que sucedía con éste era que se alisaba y perdía un poco de agua, pero su centro, parecía soportar el calor.

"A pesar de que el hielo fue dejado las tres semanas que Odín había durado colgado del árbol, todos contemplaron con asombro que lo que quedaba era una figura rectangular, totalmente lisa de todos lados y uno de ellos, tan brillante, que la gente podía verse reflejada en él. Intentaron destruirlo con palos, piedras y golpes, pero nada funcionaba. Incluso un herrero llamado Thor se ofreció a golpearlo con su martillo presumiblemente indestructible, pero nada sucedía. Todos estaban de acuerdo en que la mujer debía estar ahí dentro, pero no había forma de sacarla. Como último recurso, accedieron a confinarla dentro de uno de los cuartos del palacio, encerrada bajo llave, de donde supuestamente jamás saldría.

"Pero debe considerar usted, mi señor, que el tiempo borra las cosas, o por lo menos lo hace de las mentes de los humanos. Pasaron un par de siglos solamente. La historia de Rind, como le llamaré a partir de aquí, seguía en boca de la gente. Pero como era de esperarse, las nuevas generaciones estaba escépticas a dar crédito a semejante historia. Lo único que tenían para probarlo, era el árbol que no se había secado jamás en todo ese tiempo y que seguía dando esos frutos rojos que estaban prohibidos para todos y un cuarto cerrado con nueve candados que no había sido abierto en siglos.

"Fue la llegada de una nueva mujer la que ocasionó que la tragedia se volviera a ver en Asgard. La esposa del rey en turno tenía bastante curiosidad con respecto a lo sucedido dos siglos atrás y quería desenterrar la historia. El rey, viudo ya tres veces, gustaba de consentir a sus esposas en turno, porque sabía que tarde que temprano, ellas siempre tendían a vivir menos. La mujer de la cual le hablo ahora, había llegado de tierras lejanas, de un reino muy al sur de éstas tierras y no creía ni temía a las historias que se contaban ahí. Ordenó que uno de los sirvientes cortara uno de los frutos del árbol y le dio una mordida frente a todos para que vieran que era todo un mito. Y en efecto, nada sucedió.

"Lo que no sabían ellos, y creo yo que tampoco lo sabía la reina, era que ella poseía habilidades parecidas a las de Rind. Hambrienta aún de curiosidad, ordenó que el cuarto aquél fuera abierto y con templó maravillada la naturaleza del objeto dentro de ésta. Eso era, a lo que había escuchado, un espejo. Pero era bastante diferente a los que había conocido en su infancia. Éste era muy frío al tacto y al pararse frente a él, percibió algo distinto, como si éste mismo la llamara por su nombre. Y en ese momento algo sucedió, ella había extrañado su tierra incluso antes de dejarla, y todo el tiempo pensaba en ella. Y sucedió que frente a sus ojos pudo ver sus añorados campos verdes y sus montañas altísimas. Casi llorando de felicidad, no le importó lo extraño de la naturaleza del espejo, le pidió que por favor le mostrara a su familia. Pronto vio a su padre y a su madre, a sus hermanos y a sus seres tan apreciados haciendo las cosas que ella ya se imaginaba que estarían haciendo.

"La reina estaba maravillada con su nuevo descubrimiento, pero también le preocupaba su cordura. Así que le pidió a una de las doncellas que se mirara en el espejo y le dijera qué era lo que veía. La doncella, para preocupación de la reina, no veía nada más aparte de a sí misma y el reflejo del cuarto. Intentando buscar una explicación a esto, fue al pueblo a que algún anciano le contara la historia del espejo. Al saber de la creencia de que una antigua reina vivía dentro de él, pensó que tal vez una reina solo se revela ante otra. Así que decidió dejarse las habilidades del espejo para su propio uso y conocimiento.

"La reina vivió feliz por mucho tiempo, su marido el rey era maravilloso y también tenía una hijastra de dieciséis años a la que amaba más como a una hermana. Ocasionalmente bajaba al cuarto del espejo y le pedía favores, ver cosas que conocía y las que no. Parecía que todo estaba bien, pero había algo que no había notado. De pronto, y sin explicación, la reina parecía estar envejeciendo prematuramente.

"Asustada por las imágenes que los demás espejos le mostraban de su rostro, la reina corrió hacia su Rind y le pidió que le mostrara la forma de volver a verse como luicía. La imagen que vio en el espejo fue algo confusa: parada junto a l árbol, contempló a su hijastra mordiendo uno de los frutos del árbol. Obsesionada con la imagen, ella misma salió corriendo del palacio y cortó uno de los frutos y se lo comió dándole grandes mordidas. Luego de esto, regresó al palacio y observó su rostro en el espejo de su cuarto, estaba exactamente igual: viejo y demacrado.

"Varias veces más le hizo la misma pregunta al espejo y seguía mostrándole a la reina la misma imagen, así que concluyó lo que cualquiera hubiera concluido: tenía que darle a su hijastra uno de los frutos del árbol para que sucediera lo que ella quería. Tal vez no tenía idea de lo que le sucedería a la muchacha cuando comiera del fruto, pero tal vez ya no le importaba. Su obsesión era mayor.

"En cuanto la idea le pasó por la cabeza, llamó a la chica para que la acompañara hacia el árbol, cortó uno de los frutos y se lo dio a comer. En cuanto hubo engullido el último bocado, la reina corrió hacia el palacio una vez más, dejando a su hijastra algo desconcertada bajo el árbol. Cuál va siendo su sorpresa al contemplar a la mujer del otro lado de su espejo. Era ella misma pero mucho más joven. La reina pudo contemplar con gran alegría que se veía incluso más joven que antes de llegar a Asgard. Es más, podría jurar que no se veía así desde que tenía dieciséis años...

"Y estando ahí, frente al espejo, fue cuando otra idea le cruzó por la cabeza. El solo pensarlo la horrorizaba. Su camino de regreso al árbol fue mucho más lento que cuando lo dejó. Intentaba convencerse a sí misma que tal vez lo que suponía estaba mal. Quería creer que no había hecho nada malo. Pero apenas dejó el Valhala se dio cuenta de que sus sospechas eran correctas. Tumbada bajo el árbol yacía el cuerpo inerte de su joven hijastra. Entre los dedos aún sostenía los restos del fruto que acababa de comerse, aún cuando sabía que estaba muerta, tenía la esperanza de que estuviera dormida. Pero no era así. El llanto de la reina fue tan fuerte y cargado de dolor que atrajo la atención de los sirvientes del palacio. La imagen era grotesca y extraña a la vez. No podían reconocer a la reina y al mismo tiempo sabían que tenía que ser ella por su voz y sus ropas.

"Cuando el rey se enteró de esto, acusó a la reina de practicar brujería y de envidiar la belleza de su hija. La condenó sin darle derecho a defenderse y fue ejecutada, aunque se dice que la tristeza ya la había matado desde antes. El árbol fue cortado y el espejo volvió a ser encerrado.

"Muchas historias parecidas ocurrieron en los siglos siguientes. Una y otra vez se tomaban las historias como mitos y se volvía a caer en lo mismo. Una y otra vez, llegaba alguien que era capaz de acceder a los poderes del Rind y su uso les cobraba algo. Hasta este punto de la historia, ya debe comprender, mi señor, varios principios básicos del espejo. Uno: que es muy probable que Rind viva dentro del espejo y siga practicando sus habilidades para beneficio de otras personas; dos: que dichos favores siempre tienen que ser pagados con algo dado que cuando Rind era una valkiria ya lucraba con ellos y no veo por qué ha de perder la costumbre; tres: que de los favores que impliquen otra cosa que no sea ver a través del espejo, no se aparecen de la nada, todos esos "favores" y cosas pedidas tienen que venir de algún lado, ese es el principio del intercambio. Como la sabiduría de Odín que había sido sacada de la mente de los sabios o la juventud de la reina que fue obtenida de la de su misma hijastra. Así pues todas las demás cosas son robadas, por así decirlo, de otro lado.

"Ahora le quedará la duda, mi señor ¿Qué clase de personas pueden acceder al poder del espejo? Tal vez esto no me lo crea ahora, pero hay personas como lo fue Rind, con habilidades diferentes y capaces de hacer cosas que a veces ni ellos mismos saben, son ellos, y nadie más, quienes pueden ver y hacer uso de tal poder. Pero no se mortifique, porque también se sabe que ha habido personas que no son malas ni ambiciosas como la que habita el espejo. Tal es el ejemplo de la reina y así lo es el de un hombre, quien teniendo mejor uso de sus habilidades, se encargó de proteger el espejo dentro del Valhala. Cuando Asgard se convirtió en una ciudad olvidada, en cuento de forasteros, en una mera leyenda, el espejo era lo único verdadero que permanecía. Con todo su poder, su gloria y su maldición.

"Este hombre del que le hablo, era un mago, sí mi señor, un mago. E intentaba prevenir que alguien con ambiciones catastróficas se apoderara de él e hiciera mal uso. Así que s encargó de esconder el Valhala de la vista de todos, incluso de aquellos con sus mismas habilidades. Y conjuró un hechizo que hace que, en dado caso de que un mago o bruja se acerquen al palacio, todas sus habilidades, es decir, magia, se vean reducidas a la nada y así nadie podrá utilizarlo. Colocó hace varios siglos o milenios al primero que estaba encargado de asegurarse de que nadie entrara. Al primero que era como lo fui yo y quien solo podría suceder a una persona. Y yo, en mis últimos años, he sucedido a alguien más antes de morir, cosa que sucederá dentro de poco"

-En eso tienes razón, mi querido anciano- contestó el hombre ahora retirándose la capucha que le cubría el rostro.

El anciano contempló la blancura poco común de su piel y sus ojos negros, tan penetrantes y oscuros como dos trozos de carbón, al igual que su cabello que brillaba inusualmente aún en un clima tan frío. En su expresión había una mueca de satisfacción y al mismo tiempo de desprecio hacia el anciano.

-¿Disculpe usted?- inquirió el viejo algo confundido con la respuesta del hombre frente a él.

-Pero antes de que eso suceda dime ¿Cómo llego al Valhala?

-No lo se, mi señor. No podría decírselo aunque quisiera. Cuando abandonas el palacio nadie te lleva, debes partir y caminar a ver si encuentras algo, un pueblo, una persona o la muerte. Yo mismo estuve vagando en la nieve por meses antes de llegar aquí. Cuando dejé el Valhala y me dijeron que no debía decir... que no debía decir... un momento ¿por qué se lo he contado a usted?- reaccionó finalmente el viejo. A penas se daba cuenta que acababa de hacer algo indebido.

-No te preocupes, esas cosas tienden a suceder con las personas que hablan conmigo...- y entre la expresión seria y ruda del hombre pareció esbozarse una leve sonrisa.

-Pero... ¿Por qué? Se supone que no debo... espere... ¡usted debe ser uno de ellos! ¿No es así? ¡Me ha hechizado para que le diga todo! ¡Usted me ha convencido que era a usted a quien esperaba pero no es así! ¡Usted no es ningún rey! U...

El anciano ya no pudo continuar con sus acusaciones. El hombre frente a él había sacado de adentro de sus ropas una vara del tamaño de un antebrazo y la había apuntado hacia él. Una luz verde y enceguecedora penetró en sus ojos antes de perder el conocimiento, para siempre.

-No soy un rey, claro- agregó ante el cuerpo inerte del hombre en la silla- pero sí soy un príncipe. El príncipe de media sangre.

Dichas sus últimas palabras, guardó la varita dentro de sus ropas, se colocó nuevamente la capucha y partió rumbo al norte. Seguramente en esa dirección encontraría más pistas.

Fin del prólogo, ¿les gustó? ¡No sean malitos y déjenme un review! Mi salud mental se los agradecerá.

TLAL