De lado del copiloto, bajo una joven pelirroja, aun sintiéndose cansada seguía con la barbilla alta y una mirada inexpresiva. Sin alejarse mucho del carro inspecciono el lugar. Tenía que captar cada detalle de su nuevo hogar. Tendría que aceptar la idea de que era lo mejor para sus hermanas y su padre, como su madre le había dicho: "Eres el tronco de esta familia, no vayas a torcer"

Detrás de ella, una rubia abandono el móvil y disimuladamente trataba de limpiar sus ojos llorosos. En todo el camino no había parado de llorar, tanto como a ella como a sus hermanas habían pegado el grito al cielo cuando su padre les informo que era mejor tomar aires nuevos y eso significaba literalmente "Aires nuevos". Viajaron de un lado del país a otro. Abandonando su casa, sus amigos, sus recuerdos, infancia, alegrías y especialmente la tumba de su madre.

Ambas hermanas voltearon a ver la hermana faltante, y no se sorprendieron al verla enfurruñada en un rincón de la puerta. La morena veía hacia el asiento del piloto como si quisiera destrozar el material. La mayor decidió intervenir antes que algo hiciera la otra.

-Vamos sal de una buena vez, ni siquiera has dado un vistazo a nuestro nuevo hogar.

-Tú y yo sabemos que nuestro hogar está a 12 horas de este maldito sitio olvidado por Dios-grito enojada sin moverse de su posición-ni insistas en sacarme de aquí porque no tocare esta tierra maldita.

-Bellota, no es tan malo, mira la casa es enorme-trato de convencer la menor.

-Enorme, enorme como el espacio vacío que tienes en tu cabeza.

-Eres inaguantable cuando andas con ese humor-le saco la lengua infantilmente la rubia.

-Vete acostumbrando porque me veras así todos los dias-sonrio maliciosa sin despegar la vista de enfrente.

Fastidiada por el comportamiento de su hermana menor, la pelirroja regreso al auto y le dio la vuelta hasta quedar frente a puerta del pasajero duras del piloto, sin aviso abrió de golpe la puerta, provocando la casi caída de su hermana la morena.

-Idiota ¿cuál es tu problema?-contesto furiosa, viéndola por primera vez después de medio día-Casi me tumbas.

-Ay pobre de Bellorita -junto sus manos sobre su pecho hablo como si se estuviera dirigiendo a una niña de 5 años-casi hago que se lastime. Hay que asegurarse que ella este bien, es la que más ha sufrido de todas nosotras. A ella de seguro le dolió más que a sus hermana el dejar su vida a cientos de kilómetros, soy una malvada bruja por no considerar eso-dejo las burlas a lado y se enfrentó directamente al asunto-Deja de actuar así, no lo haces más fácil ¿sabes? Ahora te quiero ver aquí abajo y ver de frente el problema-sentencio dejando un espacio para que la chica saliera.

-Eres una bastarda cuando te pones con esos aires de grandeza-se quejó.

-Si sigues actuando de esa manera "Vete acostumbrando porque me veras así todos los días"-repitió sus palabras.

Con el ceño fruncido accedió a salir. Sabía que Bombón, su hermana mayor, solo trataba de ayudar a sobrellevar las cosas, pero eso no significaba que resolvía el asunto. El irse a la ciudad para llegar al pueblo de Townsville era tan malo que dudaba que fuera a aceptar esa idea. Odiaba esa nueva casa que amargaba su existencia, odiaba ese maldito pueblo que seguramente sería aburrido, odiaba a su gente que lo más probable es que la vieran como un bicho raro por ser extranjera, odiaba a su padre por obligarlas a dejar su hogar y sobretodo odiaba a su madre por haberlas dejado solas en el mundo.

Siguiendo estando de espaldas de la casa, comenzó a estirar sus brazos y hacer crujir su espalda, dedos, cuello, brazos, etc. solo para desesperar un poco a la mayor. El efecto no supo si dio resultado pues la pelirroja seguía tan inexpresiva como en un principio. Derrotada decidió girarse y ver la casa, grande fue su sorpresa al reconocer la belleza del lugar.

No era una casa, era una mansión. El estilo medieval se conservaba en el lugar. De piedras grises estaba hechas las paredes y las dos chimeneas que salían expulsadas de los techos, estos eran de un exquisito color guindo.

Del frente llego a contar 6 ventanas, la ventana principal, que se colocaba al frente de la puerta, tenía forma de arco, sin duda Bombón pelearía por esa ventana, parecía que a esa ventana le llegaba más luz del sol, pues las del segundo piso eran tapadas por la sombras de los robles que decoraban el frente.

El jardín del frente contaba con arbustos y enredaderas, podría arreglarse, Burbuja se encargaría de eso. Le dolía admitir pero no podría negar que le gustaba la casa, la odiaba pero era muy hermosa.

Bombón se fijó el frente de la casona, le agradaba la apariencia de lugar, sin embargo algo la inquieto. El lugar era hermoso peor lucia tan... triste y solo. Se recordó que la única tristeza allí era la de su familia, puede ser que como ella estuviera de ese humor todo a su alrededor se lo pareciera, y en cuanto a lo solo, solo podía explicarse razonando que el pueblo quedaba a unos minutos y ellas aun no habían visto la presencia alguna de vida. Todo era muy silencioso, hasta llegar al punto de ser escalofriante.

Pensó que después de instalarse daría un paseo por los alrededores y conocería más del lugar.

La rubia sin mucha prisa se acercó al maletero y con las llaves puestas sobre este, lo abrió. Busco sus maletas y trato de bajarlas, su maleta era realmente pesada, no sabía que era lo más pesado si su ropa, su maquillaje o su joyería.

"No es que este pesada es que yo soy la débil" pensó con una cara larga.

Lucho por libera su maleta y se soltó, estando a punto de caerse creyó que el suelo golpearía dolorosamente su trasero pero grata fue su sorpresa cuando un par de brazos la rescataron a tiempo. Al voltease vio a su padre sonriéndole preocupado.

-Burbuja, no cargues cosas pesadas, sabes que yo me encargo de llevar las cosas.

-Perdón, intentaba distraerme-su sonrisa no llego hasta sus ojos.

Liberándola el dejo en tierra firme y hablando fuerte se dirigió a las tres.

-Chicas sé que esto es difícil.

-Al menos lo recponoce-interrumpio la olivarda.

-No le haga caso profesor, continúe por favor-pidió amablemente la pelirroja, que ni se molestó en ver a la olivarda.

-Pero este será nuestra nueva casa, estoy seguro que les gustara, Burbuja-sonrió ilusionado hacia la pequeña-hay atrás de la casa un enorme jardín lleno de rosas que ruegan por ser cuidadas y podadas-volteando hacia su derecha se dirige a la mayor-para ti Bombón hay una surtida y enorme biblioteca en el sótano, hay tantos libro que dudo que termines de leerlos algún dia-bombon tratando de consolar a su padre y seguirle la corriente sonrió.

-¿De verdad? Me muero por echarles un ojo.

-Me alegro cariño, suplican por ser leídos, y a ti Bellota.

-No me diga hay varios empleados que piden ser golpeados por mis puños-dijo sarcásticamente, chillando emocionada.

-No tendremos mucho empleados, solo estará la señorita Keene y el señor Fuzzy. Pero casi no estar aquí. Pero bueno, debe haber algo con lo que te entretuvieras aquí hija-se mostró dolido por la actitud agresiva de su hija, esta culpable se disculpó y trato de aceptar las cosas.

-Chicas hay tanto que ver pero primero metan sus cosas a la casa.

Cada una tomo su maleta y solo dos se dirigieron hacia la puerta principal, la mayor siguió estando observando el frente de la casa, pensando en que cosas nuevas viviría allí.

Y aunque solo fue por segundos, vio una mano levantar la cortina y asomar su rostro por la ventana. Parpadeo los ojos incrédula de lo que acababa de ver, pero estaba segura que había visto alguien, en la ventana principal. Al volver a abrir su ojos, ya no estaba, todo seguía normal.

-¿Te quedaras allí todo el día o vas a entrar?-grito irritada Bellota asomándose por las puertas.

-Ya voy-contesto