HOLA FAMILIA ICHIRUKISTA!
HOY LES TRAIGO UNA ADAPTACIÓN PERO DESDE MI PUNTO DE VISTA, NO CAMBIO NOMBRES Y NUNCA SON TAL CUAL EL LIBRO Y LA PELÍCULA, SIEMPRE HAGO MIS CAMBIOS A COMO LO VOY IMAGINANDO.
ADAPTACIÓN POR: LA CHICA MELOCOTÓN.
PVOS:TERCERA PERSONA.
PELÍCULA: MIENTRAS DORMÍAS.
TITULO ORIGINAL: WHILE YOU WERE SLEEPING
PROTAGONISTAS DE LA PELÍCULA ORIGINAL: SANDRA BULLOCK y BILL PULLMAN
DIRECTOR: JON TURTELAUB
AÑO:1995
**ACLARACIONES**
—NI LOS PERSONAJES NI LA HISTORIA ME PERTENECEN.
—TODOS LOS DERECHOS DE AUTOR AL DIRECTOR DE LA PELÍCULA Y MANGAKA DE BLEACH.
AHORA SI, A LEER
MIENTRAS DORMÍAS.
CAPITULO 1.
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Rukia Kuchiki era una mujer de casi 30 años, tenía un pequeño departamento en las afueras de Tokio, un gato peludo, amoroso y estaba perdidamente enamorada de un hombre de cabello negro, alto, apuesto y de unos ojos verde que la hacían perder el sentido.
Cuando era una chica de 12 años su madre murió pero su padre se hizo responsable de ella, él le solía decir que su madre le enamoró cuando le regaló el mundo, y literalmente le regaló un globo terráqueo en lámpara pero para un romántico como su padre, eso era el mundo.
Él solía decirle que cuando uno hace planes la vida te da otros.
Y es lo que estaba apunto de experimentar.
—Buenos días Kuchiki.
Su jefe llego hasta su cabina para saludarle, era un hombre alto, de cabello blanco y alegres ojos, su nombre era Ulitake y era amigo de Rukia.
—Buenos días.
—Rukia, eres una empleada modelo, nunca llegas tarde, trabajas en días festivos incluso si trabajaste el día festivo pasado. Eres la empleada del mes.
—Gracias—no le parecía extraño, una solterona como ella que se dedicaba a estar todo el día viendo películas en la comodidad de su sofá no podía esperar más.
—¿Trabajarás esta Navidad?
—No —dijo a secas y la alegre cara de su jefe se descompuso.
—¿Qué? Pero contaba contigo.
—No trabajare esta Navidad y este Año Nuevo.
—Te aumentaremos el sueldo.
—Vivo sola, ahorro dinero y cuando quiera puedo dejar el trabajo.
—Te traeremos el desayuno cada día por siempre.
—No.
—Piénsalo por favor.
Se fue cuando las primeras personas entraban, oculto sus orejas con un gorro negro, hacia demasiado frío.
Como cada mañana desde el 17 de septiembre, aquel hombre subía a prisa a la estación donde Rukia trabajaba, él le daba 135 yenes y ella le daba un boleto para poder acceder al metro, Rukia siempre se impulsaba a preguntarle su nombre pero no era capaz siquiera de decirle un "Hola". Y esa era la rutina pero esta vez él le dio el dinero y dijo:
—¡Feliz Navidad!
Ella se quedo tan impresionada que ni tiempo le dio de responder, nunca había visto su sonrisa de cerca, siempre veía como era de amable con las personas mayores. Cuando estaba a punto de responder él ya cruzaba los torniquetes.
—¡Espera!—grito pero ya era demasiado tarde—Feliz Navidad, te amo, cásate conmigo. —murmuró desesperada y estampó su rostro en sus manos, era ya demasiado tarde.
Una familia conformada por los esposos, una niña y un niño le piden boletos, se los da ocultando su tristeza y con nostalgia piensa que es lo que ella quiere, una familia la cual nunca tuvo pues sólo diez años después su papá murió y desde entonces está sola en este mundo.
Llena de tristeza vuelve a ver a su príncipe azul que, a lo lejos, espera el metro cuando dos tipos muy sospechosos se le acercan, él gira con miedo y puede ver una pistola que es apuntada a su estómago, ella asustada esta apunto de salir de su cabina cuando estos le arrebatan la cartera de su abrigo beige y lo empujan a las vías.
Rukia, corre tras aquel hombre que desde hace pocos meses se enamoró, los delincuentes pasan a su lado pero ni se inmuta en detenerlos, aquellos ojos verdes la necesitan. Cuando llega al lugar donde su primer amor está en peligro puede ver que su frente sangra y está inconsciente, se tira a las vías sin pensarlo dos veces y trata de despertarle.
—¿Señor? ¿Esta bien?
Ella trata de despertarle pero es inútil, cuando trata de levantar su cuerpo y se da cuenta que pesa mucho escucha el pitido del tren que se aproxima a ellos.
"Dios, vamos a morir", piensa en sus adentros.
—Señor, despierte. ¡Un tren nos matará!
Desesperada, trata de levantarle, incluso le da una bofetada pero ni así respondió, no vio otra opción más que jalarlo con sus delgados brazos a una parte segura lejos de las vías y del tren que está dispuesto a arroyarlos.
El tren pasa de largo con un sonido ensordecedor, su corazón late rápido por el miedo y por estar cerca de él, con su cuerpo cubre el de ese hombre apuesto.
Estando tan cerca es capaz de ver sus largas y gruesas pestañas, sus labios perfectos y el exquisito aroma que emana.
Él, un poco inconsciente abre sus ojos, la ve por un instante sin entender nada.
—Hola, feliz Navidad. —musito con dulzura mientras, aquel hombre, cerraba los ojos de nuevo.
Rukia dejo su trabajo y le importó muy poco que no le pagarán el día, incluso que la corrieran en plena Navidad. Ella fue hasta el hospital para saber el paradero de su primer amor, y no exageraba. En su niñez nadie fue lo suficientemente bueno para ella, quizás era por las altas expectativas que los libros le habían dejado o también era por que le importaba más el viaje que hace años le prometio a su papá que haría. Pero ahora todo eso carecía de importancia.
Se acercó a Recursos Humanos para preguntar por él.
—Buenos días, hoy trajeron un hombre que cayó en las vías del tren.
Se dirigió a una enfermera regordeta que estaba pegada a una vieja computadora alambrica, no dejaba de teclear.
—¿Nombre? —pregunto de mala gana.
—No se —contesto un poco molesta por la falta de interés de esa mujer.
—Sin nombre no la puedo atender.
¿Era en serio? ¿Acaso habían 30 hombres más que se habían caído a las vías?
Mientras fulminaba con la mirada a esa seudo enfermera buena para nada vio como pasaba una camilla con su príncipe azul, tenía un collarín y muchas enfermeras lo empujaban con prisa.
—¡Ay, por Dios!
Trato de acercarse pero un doctor con lentes y cabello negro azulado la jalo de mala gana.
—¿Usted es familiar?
—No, pero...
—Sólo familiares pueden verle.
El doctor la empujo con delicadeza pero para Rukia era como una ofenza. Su primer amor era llevado lejos y ella se quedo ahí, de pie, donde el doctor le dejo.
—Esta mañana nos íbamos a casar.
Murmuro por lo bajo pensando que nadie la había oído pero una enfermera de cabello naranja y grandes curvas la escucho. Ella se tomó muy enserio sus palabras, ella no sabía que Rukia se planteó toda una pedida de mano la quinta vez que lo vio junto con la boda y al mes ya sabía cuántos hijos tendrían y sus nombres.
La enfermera se le acercó.
—Hola, me llamo Inoue Orihime.
La enfermera extendió su mano y Rukia la acepto.
—Te llevare con él.
—¿De verdad? Muchas gracias.
Las dos siguieron la camilla con un poco de dificultad. Subieron hasta su piso y en la habitación 686 Rukia lo pudo ver. Ella corrió para estar a su lado, esta vez, nadie de lo impidió. Al estar juntos, ella acaricio su cabello azabache, como el suyo, pero este era muy delgado y suave.
—Creo haberle dicho que sólo familiares.
El doctor que la había empujado entro furioso al verla pero la enfermera Orihime se interpuso diciendo:
—Ella es su prometida Uryuu.
Rukia, sonrojada negó con la cabeza.
—¡Oh no! Yo no...
—¡Kaien!
Una mujer de cabello rizado y castaño entro corriendo llena de lágrimas en sus ojos. Se acercó a su primer amor y le besó la mejilla, él seguía inconsciente y hermoso. Tras la mujer un hombre alto, de cabello azabache y barba entro junto a dos chiquillas del mismo tamaño, mismo rostro pero diferente cuerpo y cabello, la de cabello negro tenía más curvas, era más despreocupada en su ropa, como ella y la de cabello castaño tenía más su cuerpo, toda delgada, sin curvas pero a diferencia, ella era toda una princesa, muy bien arreglada. También entro una anciana y un hombre mayor como los primeros en entrar sólo que su cabello era de un amarillo platinado.
—¿Qué le paso?—pregunto la mujer de cabello castaño y rizado al doctor Uryuu mal humorado de lentes.
—Mi corazón —la anciana se sentó en la silla mientras las gemelas disparejas le decían que se calmara.
—¿Esta bien? —pregunto el doctor Uryuu.
—Si, sólo que no debe impresionarse, tuvo tres ataques al corazón. —contesto la gemela de cabello castaño.
—Cayo a las vías del tren. —respondió Orihime.
—¿Pero cómo? —el hombre de barba y cabello negro estaba preocupado y enojado.
—Lo asaltaron y lo empujaron a las vías. Ella lo salvo.
Un policía moreno, de cabello café y ondulado la señalo, no había visto su llegada y todos en esa habitación volvieron a verla.
—¿Quien eres tú? —pregunto la mujer que no se separaba de su primer amor.
Rukia se quedo sin palabras ante la mirada atónita de toda esa familia.
—Es la prometida —dijo Orihime llena de dulzura en su boca. Rukia estaba a punto de decir que no pero la mujer que no dejaba de llorar se extraño.
—¿Prometida?
—Kaien nunca dijo nada.
—¿No Miyako era su prometida?
—¿Por qué no dijo nada?
Rukia se había metido en un lío, tantas palabras la mareaban, estaba apunto de salir cuando el doctor Uryuu le reprendió.
—Le dije que no podía estar aquí.
—Ella es su prometida y lo salvo. Es de la familia. —el hombre de barba la eligió y la puso en un lugar que nunca creyó estar, "una familia". Todos se le acercaron y la abrazaron entre llantos, palabras de cariño y besos. Rukia jamás había sentido algo así, incluso llego a escuchar la palabra "nuestra tercer hija".
Se maldecía en su interior sin saber como se había metido en ese lío, estaba a punto de decirles que era un mal entendido pero recordó que la anciana estaba enferma del corazón, si decía que no lo era y esta mujer ya la consideraba de la familia seguro la mataba.
Cuando todos se relajaron, salieron el doctor, el policía y la enfermera, espero a que quitaran la vista de ella, salió a buscar a esa enfermera y le recrimino.
—¿Por qué dijiste que era su prometida?
—¿No lo eres?
Pregunto preocupada mientras Rukia estaba que hechaba chispas por los ojos.
—No. ¿De dónde sacaste eso?
—Dijiste que se iban a casar.
—Fue un decir —gruño con los dientes apretados.
—Lo lamento.
Rukia, estampo su mano contra su frente fastidiada, era una idiotez tremenda. Amaba a ese hombre el cual ya sabía su nombre, quería entrar en su mundo pero no así.
Las gemelas la vieron y la llamaron para que se acercara. Ella fue casi arrastrandose y maldiciendo el no ser tan femenina cuando iba al trabajo. Rukia usaba un par de botas de acampar, unos jeans desgastados de las rodillas y un suéter negro mientras que esa familia vestía muy elegante, se notaba que eran de la alta incluso su amado, ahora "Kaien" vestía muy refinado, siempre se pregunto por que usaba el tren si bien podía comprarse un auto.
La familia le invito a desayunar, ella se negó argumentando que debía estar en su trabajo pero a toda familia le importó un carajo. La llevaron hasta un restaurante muy elegante y de nuevo se maldecía y se pregunto por que no uso el abrigo que recién en primavera se compró. Aquel abrigo blanco que le costó muy barato, ella acostumbraba a comprar las cosas de invierno en primavera y las de primavera en invierno, así eran más baratas y podía ahorrar para sí viaje.
—Bienvenida a la familia Kurosaki. Yo soy la abuela.
La anciana la recibió en su familia cuando apenas estaban sentadose.
—Mi madre tiene razón —dijo el señor de barba—. Mi nombre es Isshin Kurosaki, tu suegro, ella es mi esposa Masaki Kurosaki —señalo a la mujer de cabellos rizados que lloraba—ellas son mis hijas Karin —la chica de cabello negro saludo— y ella es Yuzu —esta vez lo hizo la chica dulce—. Y él es Kisuke Urahara, amigo íntimo de la familia —Esta vez sonrió el hombre de cabello platinado
—Muchas gracias por su amabilidad.
—No te preocupes querida —dijo la abuela— ahora serás una Kurosaki.
—¿Y cómo se conocieron? —pregunto la madre de Kaien.
—Fue en la estación de metro donde él cayo.
—¿Cómo se te propuso? —pregunto la abuela
—Bueno pues. Fue en un restaurante, él sólo se agachó y me lo pidió.
En realidad, ella se imaginaba a los dos en algún viaje y que él le dedicaba un poema y le pedía ser su mujer.
—¿Qué te atrajo de mi hermano? —pregunto muy curiosa Yuzu.
—Su sonrisa —se sinceró— esa sonrisa tan amable y llena de alegría que desde que la vi supe que mi vida no sería la misma.
Las mujeres Kurosaki se miraron sonrojadas y alegres entre ellas.
Ella tampoco pudo contener su emoción.
Ella estaba siendo parte de algo enredado y peligroso.
¿Cómo le diría a la familia que todo fue un error si ella sola continuo la mentira.
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Editado
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MUCHAS GRACIAS POR LEERME, ESTOY DESDE MI CELULAR ASÍ QUE PERDÓN, HOY EN LA TARDE LO EDITO.
MIL GRACIAS A LAS PERSONITAS QUE ME LEEN, A LOS QUE ME DEJEN UN COMENTARIO, A LOS QUE ME SIGAN Y ME PONGAN COMO FAVORITO.
EL ICHIRUKI AÚN NO ACABA. RECIÉN COMIENZA Y CON MÁS FUERZA.
