Yukihana: No soy de las autoras que escriben algo antes del capítulo pero debo hacerlo. Esta historia así como los personajes no me pertenecen. Lo primeros son de Kishimoto-sensei y referente a lo segundo, esto es una adaptación de la historia de una escritora amiga mía, Tetsuna Hibari... Ella ha escrito esta historia para el fandom de Diamond no Ace -para los que gusten leerla- no obstante, a mí me ha gustado bastante y me he preguntado cómo sería con Naruto como protagonista, por lo que termine haciendo esta adaptación con su debido permiso. Eso es todo. Nos vemos en las notas finales.
Advertencia: esta historia es un genderbender.
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Capítulo 1 - MI VIDA
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Casa Namikaze:
La puerta del baño privado se abrió lentamente, mostrando a Naruko Namikaze, una jovencita -rubia de ojos azul, cabellera larga y figura excepcional- muy hermosa, la cual terminaba de tomar una ducha. Las gotas de su reciente baño caían resbalándose por su desnuda y bronceada piel, la cual era solamente cubierta con una toalla.
―Oh, has salido…
― ¡Ahh! ― La repentina voz femenina extra en su cuarto la asusto.
La rubia observo su alcoba, creía haber cerrado con seguro la puerta de su habitación por lo que confiadamente había salido de su baño privado. Al voltear en dirección a su cama, se encontró con la intrusa, una bella mujer un año mayor que ella de cabello azabache largo, ojos negros, piel nívea, de cuerpo envidiable, vistiendo un vestido negro muy elegante.
― ¡Teme! ―exclamo al ver a su cuñada sonriéndole mientras agitaba una mano en forma de saludo.
―Es Satsuki-Neesama para ti, urausuratonkachi. ―le corrigió― Y te recuerdo que mi apellido también es Nami...
― ¿Cómo fue que entraste? ―exigió saber, ignorando las palabras de la contraria. ― Recuerdo haberle puesto el seguro a la puerta...
La rubia se cubrió mejor con la toalla y se acercó a su puerta, descubriendo que la manija había sido forzada por la intrusa.
―Un seguro como ese, no es nada para mí. ―alardeo la chica azabache jugando con su juego de llaves, el cual también contenía la herramienta que uso para forzar la entrada.
― ¡Tu maldita delincuente! ―grito exaltada la menor, llorando por su destrozada chapa.
La azabache mostro una sonrisa ladina llena de superioridad, en verdad se divertía de las reacciones de su cuñada; tal vez era su inocencia o su personalidad tan escandalosa, lo que le provocaba el deseo de molestarla.
― ¡No es un divertido! ―le grito a la mayor― ¿Qué haces en mi cuarto en primer lugar?
―Solo vine a decirte que es mejor que te apures, muy pronto llegara Tsunade-san.
―Ya lo sé. No era necesario que vinieras a holgazanear a mi habitación, Teme.
La rubia frunció el ceño al ver a la invasora tan cómoda en su habitación; recostada sobre su cama, comiendo las frituras por las que hizo un pequeño desvió en su camino a casa y leyendo una revista que seguramente encontró entre sus cosas. ¡Ah, como quería golpearla!
― ¿Cuándo aprenderás que debes llamarme Satsuki-Oneesama? ―se levantó de golpe de la cama cuando la dueña jalo las cobijas.― Si sigues sin hacerlo, comenzare a pensar que te faltan más neuronas de las que ya creo. ―rio ante el gruñido que le dirigió la rubia.
―Solo eres un año mayor que yo. ―le mostro la lengua mientras caminaba hacia su armario a medida― No hay razón para llamarte "Nee-sama" o de algún otro modo. ―azoto la puerta una vez estuvo adentro.
― ¡Haaa! ―Satsuki exhalo cansada cuando se supo sola en la habitación, su "hermanita" seguía siendo difícil de tratar en algunos aspectos.
Sonrió llena de motivación ante el reto que representaba ganársela, haría que algún día en verdad la llamara "Satsuki-Oneesama" por respeto, no porque necesitara que la ayudara a cubrir alguna travesura. Con nueva energía dejo que la chica se cambiara, saliendo de la habitación para continuar sus deberes.
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Una vez azoto la puerta, Naruko se recargo en ella soltando un gran suspiro, su cuñada siempre lograba alterarla. En momentos así, agradecía que su cuarto contara también con un pequeño cuarto que utilizaba como armario para ella sola, no era que su familia fuera rica pero gracias a su hermano mayor y a la herencia de sus padres, podían vivir de manera decente y con algunos lujos.
Sus padres habían muerto años atrás en un accidente de avión; su padre Minato Namikaze y su madre Kushina Uzumaki viajaban hacia Corea para cerrar un contrato con una empresa mercantil de allá, con la cual planeaban asociarse, harían prosperar la empresa de familiar de ese modo. Sin embargo, el motor del avión en el que viajaban sus progenitores tuvo problemas y de manera inevitable, perdió altura y sucesivamente se desplomo.
Tal desgracia sucedido justo un mes después de que su amado hermano mayor Gaara cumpliera los 18 años, dejándolos solos y a merced de varios familiares oportunistas que deseaban la herencia que les habían dejado pero sin hacerse responsables de ellos. Al final y después de una gran batalla, quien gano su custodia fue su tía Tsunade Namikaze, hermana mayor de su padre. La conocían desde pequeños al igual que a su esposo, Dan Kato y a su única hija, Ino, con quien Naruko compartía la misma edad.
Su tía Tsunade y su pequeña familia, estaban dispuestos a tomar la responsabilidad de su crianza, sin embargo Gaara había tomado la decisión de hacerse cargo de su hermanita y de sí mismo. Gaara con gran esfuerzo convenció a sus tíos de que estarían bien por su cuenta. Y después de arreglar algunos asuntos legales en los que obtuvo la asesoría legal de su tía Tsunade -una respetada abogada- a Gaara no le fue imposible conseguir la custodia de su hermanita Naruko, al ser él mayor de edad.
De mutuo acuerdo, los hermanos Namikaze decidieron regresar a vivir a la antigua casa familiar. Sus tíos prometieron -y cumplieron- estar siempre al pendiente de ellos y gracias a su apoyo, el hermano mayor pudo estudiar la carrera de medicina mientras los adultos cuidaban del hogar y de la pequeña por las horas suficientes para que lograra estudiar.
La empresa de sus padres tuvo que ser vendida al caer en banca rota como consecuencia de que la empresa Coreana retirara el apoyo financiero después de la muerte de los señores Namikaze, demandando una compensación y otras cosas más por incumplimiento de contrato. La pequeña empresa "Kaze" se vio en bancarrota con tanta deuda, por lo que solo pudieron vender lo que quedo de ella. El poco dinero de la venta, Gaara lo resguardado en una cuenta bancaria, con la que actualmente, Naruko paga su carrera universitaria. La pequeña rubia siguió el ejemplo de su madre y su tía, escogiendo como carrera profesional; Derecho.
Alejando sus pensamientos del pasado, Naruko escogió con gran rapidez su atuendo para esa noche, cambiándose en tiempo record. La cena seria con toda la familia o al menos, con los que se encontraban en el país. Su vestimenta consistía en una falda corta negra, acompañada de una playera de manga larga blanca, calcetas negras hasta mitad de muslo y unos zapatos negros. Se miró en el espejo para peinar adecuadamente en dos coletas su rubio cabello, su tía Tsunade era una mujer que gustaba de que sus sobrinos e hija tuvieran una presentación adecuada sin importar la hora o el lugar, por lo que no le quedaba más que vestir bien aunque fuera una cena informal, misma razón por la que Satsuki vestía casi de gala.
― ¡Naruko, baja! ¡Ya llego la tía Tsunade! ―el grito de su hermano mayor la alerto.
Se apresuró a salir de su armario y habitación, si no bajaba rápido a recibir a su tía, seria regañaría y torturada con un discurso sobre la puntualidad. Bajo corriendo las escaleras, en donde tropezó salvándose de caer al agarrarse del barandal. Ante tan peligroso momento, se detuvo unos segundos para tomar aire, regulo su respiración y se encamino más tranquilamente hacia el comedor, donde se encontraba su familia ya reunida.
En la cabecilla de la mesa se encontraba sentado su hermano mayor, Gaara Namikaze; pelirrojo de ojos aguamarina, piel blanca y la peculiaridad de que carecía de cejas pero sus ojos poseían grandes ojeras debido a la falta de sueño por culpa de su profesión, un joven muy apuesto de 26 años, el cual le sonrió al verla entrar a la habitación. Naruko sonrió al notar que su amado hermano vestía un traje negro, que ella le había regalado semanas atrás. Si alguien le pidiera describir a su hermano, ella solo podría hacerlo de una forma; Gaara era un hombre ejemplar, perfecto.
Sentada al lado izquierdo de su hermano, se encontraba una hermosa mujer de larga cabellera rubia amarrada en dos coletas bajas, piel blanca, ojos color miel, una figura envidiable para alguien de su edad, así como poseedora de un gran busto, además de su engañosa aura hogareña. En cuanto la mujer la observo, ella sonrió y saludo cortésmente.
―Bienvenida ba...―Naru se atraganto al darse cuenta de la forma en que saludaría y le aseguraba un golpe. ― Bi... Bienvenida tía Tsunade.
―Buena noches pequeña. ―la voz de la mujer era delicada y le dio a entender que se salvó por poco de un golpe― Veo que tus modales han mejorado. ―le sonrió en aprobación.
― ¡Si, en verdad me he esforzado por no llamarte Baa-chan! ―exclamo la menor, dejándose llevar por ser alabada― ¡Ah!
Lo siguiente que supo, fue que había sido golpeada por la rubia mayor, quien le exigió que no volviera a llamarla de nuevo así. Con un gran dolor en su nuca, escucho la petición de su odiosa cuñada que iba entrando al comedor con un carrito con los platos de la cena.
―Siéntate Naruko, serviré la cena.
Con gran pesar la pequeña rubia solo pudo asentir, su tía era muy estricta a la hora de que se siguiera el protocolo en que debía obedecer a la dueña de la casa, y para su desgracia, esa era Satsuki al ser la esposa de Gaara. Tomo asiento en la segunda silla del lado derecho de su hermano debido a que la primera silla le pertenecía a su cuñada, algo más por lo cual odiarla, la alejaba de su amado hermano.
La comida fue servida de manera esplendida y felicitaron a la anfitriona por tan buenos platillos. La cena paso entre una pequeña plática que al principio trato de asuntos serios para luego pasar a algo más familiar.
―Entonces, ¿Ino regresara en un mes? ―pregunto con emoción la menor.
Se encontraba muy feliz, al fin, después de tres años vería a su prima y mejor amiga. Ino se había marchado a Inglaterra a estudiar, regresando solo una vez de visita en todo ese tiempo, y no había sido el mejor momento para la familia.
―Así es, dentro de poco tendremos a nuestra amada niña de vuelta. ―Agrego Tsunade feliz de tener de regreso a su adorable hija― La verdad es que me habría sentido más segura si tú también hubieras ido con ella. ―suspiro con pesar― Si tan solo hubieras aceptado la beca que también te ofrecieron, en estos momentos estarías acabando tu carrera y podría ofrecerte un puesto permanente en la firma. Estaríamos recibiendo la noticia de que estas por graduarte junto con Ino. Las dos serian mis mejores abogadas en un futuro. Que desperdicio de oportunidad...
Naruko reía de manera nerviosa ante las palabras de la mayor, sentía que aquellos comentarios eran flechas de quejas que se incrustaban en su cuerpo, invadiéndola de culpa y arrepentimientos al saber que en parte eran verdad. De haberse ido con su prima estaría por graduarse y entraría como abogada a la firma de su tía, en donde se esforzaría por ser de las mejores abogadas del país cuanto antes.
Por su parte, los hermanos mayores solo podían reír al ver como Naruko se doblaba de dolor como si en verdad fuera lastimada por flechas. La más pequeña de la casa en ocasiones dramatizaba más de la cuenta, el ejemplo de la noche fue cuando cayó de su asiento por la última frase de su tía, "Que desperdicio de oportunidad". Tsunade sonrió victoriosa, gustaba de ver las reacciones de su sobrina.
―...Si hubieras ido con ella, estoy segura de que no nos habría dado tan mala noticia cuando nos visitó hace dos años...
Cuando la pequeña Naruko estaba resignada a recibir el tiro de gracia, fue que se descubrió el verdadero pesar de su tía, lo que le genero un gran alivio. No era que la mujer estuviera molesta porque rechazara estudiar en el extranjero, estaba molesta porque no acompaño a su prima e impidió que cometiera el peor error en la vida, según sus padres.
― ¿Porque tenía que regresar de aquel viaje solo para presentarnos al holgazán que trajo con ella y que declaro ser su prometido? ¿Porque no fuiste con ella para impedir eso? ―le reclamo la rubia mayor.
―Jajája...―rio de manera nerviosa ante la mirada de reproche de su tía.― Bu... Bueno, en ese tiempo una retorcida mujer se encontraba seduciendo a mi Onii-sama, no podía abandonarlo. ―aclaro mirando de reojo a su cuñada.
―Gracias por lo que me toca. ―se burló Satsuki con gran orgullo.
― ¡Teme!
―Naruko...―llamo la atención de la rubia menor antes de que comenzara una discusión con la azabache.― Ni quedándote aquí te fue posible evitar que la "retorcida Satsuki" se casara con Gaara. ―le sonrió con burla a su sobrina.
A la afamada abogada le hacía gracia el hecho de que a pesar de que Gaara llevara dos años casado con Satsuki, la pequeña Naruko se negaba a aceptar la unión y aunque hoy en día la relación entre las cuñadas era mejor que al inicio, aun había un poco de distancia entre ellas. Sobre todo porque la menor se rehusaba a aceptar que su amado hermano se había enamorado de alguien, a quien estaba dispuesto a apoyar incondicionalmente. Y es que Naruko aún no experimentaba esa emoción, ese sentimiento que movía al mundo para bien o para mal.
Naruko Namikaze, a sus 21 años y a pesar de ser muy popular en su escuela por poseer una alegría desbordante, una personalidad muy sociable, amable y varias virtudes más, y que recibía confesiones por lo menos una vez a la semana, nunca se había interesado en nadie de ese modo. Ni una persona había logrado llamar nunca su atención en un ámbito sentimental... en palabras propias de la chica; "Ningún hombre es tan perfecto como Onii-sama."
*Niña con complejo de hermano mayor…* Tsunade suspiro ante su pensamiento, observando como a petición del único hombre presente, la pequeña rubia terminaba su batalla de miradas mortales con su cuñada. Al menos su familia no debía preocuparse por el momento, porque lo sabía, el día que Naruko se fijara en alguien de un modo romántico, ardería Troya.
Gaara era muy celoso y sobreprotector con su hermanita, no dejaría que un hombre se acercara a ella con intenciones dudosas. Por parte de su familia, tanto ella como su esposo no permitirían que un tipo cualquiera se uniera a su familia sin antes pasar por muchas pruebas, siquiera el hecho de besarla seria todo un reto... E incluso estaba segura que a pesar de todo, Satsuki haría alguna jugada por proteger a su cuñada, quien era tan inocente que aun creía que los bebés eran traídos por la cigüeña. En conclusión, quien intentara mantener una relación con la pequeña Namikaze debería ser como ella misma decía… alguien perfecto.
―La suerte estaba en mi contra y a favor del demonio. ―alego en su defensa Naruko, sacando de sus pensamientos a la mujer mayor― El día de la boda el tonto del padre se saltó la parte de: "Si hay alguien que se oponga a esta unión, que hable ahora o que calle para siempre"… mi intención era gritar en ese momento "¡Yo me opongo!"
―En realidad si lo dijo, Naruko.
― ¿Eh? ―la chica miro a su hermano― Pero yo nunca lo oí…
―Fuiste tú quien se retiró a mitad de la ceremonia. ―Gaara vio la sonrisa burlona de su esposa que no decía nada.
―La madrina ausente en la boda, eso no es para nada bien visto Naruko. ―se burló su tía.
―No fue mi culpa que a mitad de la ceremonia tuviera que retirarme y luego regresara tarde… o que técnicamente no llegara... ―murmuro lo último― El servicio de meseros me llamo para informarme que los que tendrían que haber llevado el pastel de bodas todavía no llegaban. La fiesta de recepción tenía que estar lista y sin pastel no hay fiesta… ―aclaro la chica amante del dulce― La encargada de la fiesta se estaba casando, y yo como única madrina tenía que arreglar eso para que todo fuera perfecto…
―Si ibas arruinar mi boda, ¿para qué, querías que todo estuviera perfecto? ―pregunto Gaara con una ceja enarcada.
Naruko guardo silencio. Ahora que lo razonaba mejor, había algo de razón en lo dicho por su hermano. Si iba a impedir el matrimonio, ¿por qué debía ser perfecta la recepción? Sin tener respuesta a la pregunta olvido que debía decir algo o su silencio seria usado en su contra.
―…En otras palabras. Aparte de arruinar mi boda, ¿querías celebrar mi desgracia? ―el pelirrojo fingió sentirse dolido. ― No recuerdo haberte criado de esa manera. Creo que no hice muy bien mi trabajo al educarte...
― ¡Onii-sama, eso no es verdad! ―se apresuró aclararle a su querido hermano, no quería quedar mal con él. ― Claro que no sería capaz de celebrar tu desgracia. Odio verte triste. Es solo que Satsuki me pidió que la ceremonia fuera perfecta porque sería para ti, el hombre perfec…―la chica repentinamente dejo de explicarse, observando a su cuñada que le sonreía de lado.― ¡Todo fue tu plan!
―Temía que en verdad fueras a interponerte en mi boda. ―sonrió la azabache― Gracias a dios que tardaron mucho haciendo aquel extravagante pastel, el cual solo pedí para que llegara tarde.
―Tu... ―de lo molesta que estaba le era imposible seguir hablando.
―Y después de un año apenas te enteras de todo el plan malévolo que realizo Satsuki. Eres tan inocente, hija. ―agrego la rubia mayor, divertida por la situación.
― ¡Teme! ―se levantó de su asiento, golpeando con sus manos la mesa. ― ¿Ahora qué voy a decirles a nuestros padres cuando los vea de nuevo en el cielo? Les prometí que cuidaría de Onii-chan, pero una maldita víbora lo atrapo con sus mañas. Oh, pobre de nuestra familia, se ha unido una oveja negra. ―dramatizo la menor haciendo reír a todos.
―Gracias. No imaginaba que tuvieras tan buen concepto de mí. ―la azabache interrumpió el pesar de la pequeña
― ¡No es un cumplido! ―grito Naruko. ― Además, recuerda cómo te conocí. Esa no es la mejor manera de conocer a la novia de mi Onii-sama. Sumándole tu pasado. Eras una delincuente, maldita víbora. ―exclamo la rubia menor señalando a su cuñada, quien sonrió aún más.
―Y tu primera pregunta me dejo en claro que eras una usuratonkachi.
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~Flash Back~
Tres años atrás~
―Onii-sama me regañara. ―murmuraba temerosa Naruko mientras corría hacia su hogar.― Ayer solo le mande un mensaje de que me quedaría con Ino. Me va a matar. Maldito profesor, por su culpa no pude llegar a casa ayer… ¿A quién se le ocurre dejar tanta tarea? Onii-sama estará enojado, específicamente me pidió que no faltara ayer porque hablaríamos de algo importante...
Al entrar a su casa no pudo evitar sentirse sorprendida, estaba 100% segura de que a su llegada lo que la recibirá sería un regaño de parte de su hermano mayor, el cual no habría dormido por estar preocupado por ella al no llegar a dormir a casa, sin embargo no paso, la casa se encontraba en completa oscuridad y Gaara no parecía estar ahí. Busco en la planta baja algún rastro de su hermano pero no hallo nada.
Extrañada, subió al segundo piso cuidando de no hacer ruido alguno, solo por si acaso su cansado hermano dormía. Trabajar tantas horas en el hospital le hacían mal a su amado Gaara, quien apenas dormía una cuantas horas por cuidar de ella y de la casa. Se acercó a la puerta de la habitación del mayor y la abrió con cuidado, no necesitaba prender la luz, bastaba con la luz solar que entraba por la ventana, era suficiente para ver el interior.
―Onii-sama~ ―llamo en voz baja, casi inaudible mientras abría la puerta poco a poco.
Lo que Naruko nunca espero en su joven vida, fue ver a una joven azabache completamente desnuda levantándose de la cama de su hermano, el cual debía de agregar, se encontraba plácidamente dormido aun en el otro lado de la cama.
― ¿Hola~? ―saludo la invasora, moviendo una mano y una sonrisa nerviosa.
La rubia sonrió perpleja, pensando que quizás seguía dormida y se trataba de un sueño. Opto por cerrar la puerta con el mismo cuidado con el que abrió. Con la mano en la manija espero unos segundos en los que exhalo todo el aire de sus pulmones y los volvió a llenar, tallo sus ojos y se dio unas palmadas en las mejillas para despertar, todo en menos de un minuto. Los golpes realmente le dolieron, por lo que descubrió que no se trataba de un sueño y lo que vio no desaparecería.
Sin la delicadeza anterior volvió abrir la puerta, encontrándose la misma imagen que la vez anterior, con una sola diferencia… en esta ocasión la chica -que seguía en la misma posición- portaba ahora una camisa de su hermano que le cubría el cuerpo como si fuera una bata al ser más grande que ella.
― ¡¿Hiciste magia o qué?! ―le grito a la rubia, ante la rapidez de ponerse una prenda.
― ¡¿Eso es lo primero que preguntas?!
...
Gaara había terminado despertando al escuchar los fuertes gritos de su hermanita en contra de la presencia extra en esa familia de dos, con gran esfuerzo detuvo a la menor de matar a la visita, pidiéndole la oportunidad de explicar las cosas y de que no era una ladrona como aseguraba la rubia… Fue así, como Gaara a sus 23 años por primera vez, se encontraba en un momento incómodo con su única familia directa. Reunidos en la sala, Naruko estaba sentada en un sillón individual enfrente de su hermano y la chica "ladrona" que estaban en un sofá más grande.
―Naruko, quiero presentarte a Satsuki Uchiha, ella es mi novia. Ayer pensaba presentarlas durante la cena, pero tú no llegaste…―hablo el mayor seriamente, rompiendo el tenso ambiente.
―Mucho gusto en conocerte, Naruko. Gaara me ha hablado mucho de ti…―agrego la azabache con una sonrisa.― Siento mucho la situación anterior.
―Coff… Coff…―el mayor fingió un ataque de tos por culpa de la vergüenza.― Naruko… perdón, no fue mi intención que vieras eso… Ella vino porque iba a presentarlas... Una cosa llevo a la otra... la casa sola… estaba cansado…―sorprendiéndose de que la menor no lo interrumpiera, continuo su monologo.― Ella me acompaño a mi habitación a descansar… y...
Al inicio no hablo por la sorpresa que le invadió, después se mantuvo callada escuchando a su hermano quien se notaba nervioso y temeroso por su reacción por lo que al menos le daría el beneficioso de la duda, fue por eso que se mantuvo tranquila escuchando la historia del encuentro de los enamorados que narraba su hermano con una cara tan roja como un tomate -algo nuevo-, una expresión que nunca le vio.
Al término de la plática, se retiró a su habitación en completa calma y ya una vez en la seguridad de su cuarto, pudo liberar su sentir. Tristeza. Miedo. Felicidad. Vergüenza… Aunque le fue muy difícil comprender como su honorable hermano mayor se enamoró de aquella mujer, no quiso arruinar aún más su mañana, por lo que permaneció en su alcoba el resto del día. Quedándose dormida.
Ya por la noche y una vez su novia se retiró a su casa, Gaara subió a buscar a su hermana, debía hablar algunas cosas más con ella. Quería que la persone más importante en su vida compartiera totalmente su felicidad, y para ello, Naruko debía conocer todo de la persona que en un futuro cercano seria parte de la familia.
―Naruko, necesitamos hablar…―le dijo después de despertarla.
Le dio un poco de comida ya que no comió nada durante el día, a la par que le contaba lo que no se atrevió a decir por respeto a su pareja. La rubia escucho atentamente a su hermano, quien le conto la vida de su novia. Una vez terminado aquello, el pelirrojo se retiró dejándola sola para que pensara en sus pláticas. Al fin sola en su recamara, la rubia suspiro, observando el techo de su cuarto mientras meditaba los sucesos.
Según lo dicho por Gaara; la madre y hermano mayor de Satsuki murieron en un accidente cuando era pequeña y su padre se involucró con personas malas, a las cuales les termino debiendo mucho dinero. Al no poder pagarles les ofreció a su hija pre-adolescente, que era inteligente. Satsuki termino involucrada con una banda de yakuzas, a la cual ayudaba en sus negocios sucios a cambio de que perdonaran la deuda de su padre.
El trabajo de la chica azabache trataba de proponer formas más fáciles para incrementar las ganancias monetarias sin mucho esfuerzo, pero ella no se involucraba en lo demás. Vivió aquella vida de delincuente durante su adolescencia, librándose al cumplir 20 años, aunque no de la mejor manera.
La policía había realizado una redada en el cuartel de aquella familia mafiosa, quienes se resistieron al arresto, provocando una balacera entre bandos. Satsuki se vio involucrada sin querer cuando trataba de huir, recibiendo un balazo en la pierna, impidiéndole huir de la escena y siendo llevada al hospital, en calidad de detenida. Fue ahí donde conoció a Gaara, su médico encargado mientras estaba hospitalizada.
Al inicio la chica no confío en su doctor, pero el pelirrojo supo ganársela poco a poco. Satsuki compartió su historia por insistencia del médico al no creerla una mala persona. Al saber que la chica era inocente y solo era una víctima más de los males del mundo, Gaara le pidió ayuda a su tía Tsunade para salvarla de ir a la cárcel. La abogada acepto defenderla, logrando su libertad y al ser ya mayor de edad, Satsuki no tenía por qué regresar con su padre, era libre de hacer lo que quisiera con su vida a partir de ese momento.
Comenzó a vivir sola en un pequeño departamento que Tsunade le ayudo a conseguir, además de que constantemente visitaba a Gaara en el hospital… Como pago de su defensa, Tsunade le pidió que trabajara en su bufete como secretaria de un abogado, y aunque la rubia argumento que era para asegurarse de que no cometiera nuevamente algún delito, era obvio que lo hacía porque la Uchiha le agrado y quería ayudarla.
Naruko se removió en su cama, observando el peluche que su hermano le dio el primer año en que comenzaron a vivir solo ellos dos, lo abrazo mientras seguía hundida en sus pensamientos…
Satsuki Uchiha…
La azabache no era lo que esperaba de la mujer que uniría su vida a la de su hermano mayor, la que se volvería su ejemplo a seguir al convertirse en una hermana mayor. Siempre pensó que su hermano se casaría con alguien como él… alguien amable, cariñosa, elegante, seria, trabajadora, cautivadora, sensata, inteligente, modesta, amorosa… sin embargo, aquella invasora era todo lo contrario.
El solo hecho de recordarla le provocaba cierta molestia.
Aun así… la aceptaría un poco mientras hiciera sonreír a su hermano mayor…
~Fin del Flash Back~
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―Por cierto, cambiando de tema. Creo que Sai me había dicho que vendría solo para molestar. ¿Dónde estará?
Naruko salió de sus recuerdos al oír la voz de su cuñada. Aquel día en que se conocieron había marcado el cambio en su vida, había aceptado la relación de su hermano pero la personalidad de la chica le hacía difícil aceptarla a ella. La quería, con el tiempo la llego a querer pero se negaba a decírselo. Se sentía a gusto peleando con ella constantemente, era parte de su relación.
―Ah, el tonto de mi yerno. ―hablo la abogada sonriendo maliciosamente.― Le deje más trabajo y lo encerré en su oficina, le dije al guardia de seguridad que no lo dejara salir hasta que acabara.
―En otras palabras pasara la noche allí. ―determino el hombre de familia, recibiendo un asentimiento de parte de las mujeres.
―Creía que habías aceptado a Sai como familia al darle trabajo en la firma. ―comento la menor, observando a su tía.― Y que por eso no regreso a Londres con Ino...
Las mujeres mayores observaron a Naruko, sonriendo ante la inocencia de la chica. ¿En verdad creyó que aceptarían a aquel roba-hijas tan fácilmente?
―Le di trabajo porque Ino se ve tan feliz en esa relación que no puedo impedirle salir con él… y al tenerlo trabajando para mí, puedo vigilarlo de que no le sea infiel a mi dulce niña. ―aclaro la abogada― Aunque acepto que Sai resulto ser muy buen abogado. Que sea un maldito holgazán es algo extra…
―Estoy de acuerdo con usted, Tsunade-san. En lo que se refiere a que Sai es un holgazán. Siempre se escapa del trabajo. No sabe lo difícil que es buscarlo por todo el bufete. Hoy lo encontré durmiendo debajo del escritorio del "Colmillo rabioso", Sai se aprovechó que había salido de viaje. ―se quejaba la azabache por tener que cuidar de alguien tan infantil.
―Buen trabajo. ―le dijo su esposo dándole su apoyo.
Gaara conocía al tal Sai y solo podía decir que a pesar de ser una buena persona, era irritante. No entendía como su dulce y tímida prima, había terminado involucrada con ese sujeto, quien se creía superior.
―Por cierto Tsunade-san...―Satsuki recordó un asunto de la oficina, llamando la atención de su jefe superior― Ahora que mencione al "colmillo rabioso"…
―Volvió a despedir a su secretaria. ―termino adivinando la rubia mayor, era la misma historia de siempre.
―Exacto.
― ¿De quién hablan? ―Pregunto curiosa la más pequeña― Porque dudo que hablan de un animal.
―Hablamos de Hatake Kakashi, el…
― ¿El mejor abogado especialista en derecho mercantil, el cual ha ganado la mayoría de los casos que ha presentado y con una gran ventaja hacia su cliente? ¿En serio hablan de él? ―interrumpió fascinada la estudiante.
La repentina emoción de Naruko tenía justificante. Después de todo, su cuñada y tía hablaban de una eminencia en el mundo de las leyes. Era casi 100% que muchos de los estudiantes de leyes tuvieran a aquel hombre como alguien a quien admirar, y ella no era la excepción. Su ídolo era el gran abogado Hatake. Las mujeres asintieron.
―…Yo estuve a punto de conocerlo. ¡Ahh! ―grito al recordar su desgracia― Él se presentó en una conferencia en mi universidad pero ese día llegue tarde por mi culpa de mi mala suerte. ―chillo la chica.
Los miembros de la familia la observaron sorprendidos, era la primera vez que Naruko se mostraba de ese modo… sobre todo al hablar de un hombre ajeno a la familia.
― ¿Fue el día que estudiaste hasta tarde porque tendrías un examen al día siguiente y cuando te desperté saliste corriendo hacia afuera de la casa sin importarte que aun vistiera la pijama y cuando te distes cuenta ya era demasiado tarde porque te vio el vecino? ―pregunto al final Satsuki, con una sonrisa por recordarle aquel vergonzoso evento a la rubia.
―Si… era ese di... día…
El rostro de la menor se puso rojo por la vergüenza que sentía al aceptar y recordar lo sucedido. Gaara gruño por lo bajo al recordar también aquel fatídico día, por culpa de los sucesos de ese momento, el vecino se había interesado en su hermanita, importunando en la casa a cualquier hora con el pretexto de pedir azúcar o algún otro favor solo para verla y hablar con ella.
― Oh, se me acaba de ocurrir una grandiosa idea. ―la azabache sonrió ante el brillante plan que ideo su genial cerebro― Tsunade-san~
Satsuki realizo una leve señal con la cabeza para que la abogada mirara a la menor que murmuraba cosas sobre más accidentes que tuvo anteriormente por culpa de siempre levantarse tarde. Ambas mujeres sonrieron maliciosamente, uniendo sus mentes en una idea que probablemente causaría grandes situaciones. Se mantuvieron en silencio y viéndose fijamente transmitiéndose sus pensamientos, siendo observados por los hermanos Namikaze a los que un escalofrió les recorrió por toda la columna.
― ¿Le dices tú o yo? ―pregunto la abogada.
―Le dejare el honor, Tsunade-san. ―la azabache le dio la palabra.― Si lo hago yo, es probable que solo me gruña.
―Nee~ Naruko. ―llamo la abogada desees de reír por el comentario anterior.
― ¿Que sucede, tía? ―intentaba ocultar los nervios que le provocaba ver la sonrisa malvada de la rubia mayor.
―Tienes arroz cerca del ojo. ―señalo en su propio rostro la parte afectada.
― ¡¿Qué?! ―se exalto rápidamente pasando sus manos por su cara para quitar al rufián.
―Eso no era lo que pensaba. ―aclaro Satsuki.
―Ya lo sé, pero es que eso me estaba distrayendo… ―aclaro la Tsunade― No entiendo como ese granito de arroz llego allí.
Todos rieron por la ocurrencia de la mujer, la cual no perdía la oportunidad para alterar a su sobrina. Naruko se relajó inconscientemente al creer que el peligro había pasado, dándole paso libre a las otras dos mujeres para sus planes.
―En cualquier caso...―Tsunade retomo la plática, de seguir buscando con que burlarse de su sobrina no terminaría nunca. Eso era tan fácil.― Naruko, ¿te gustaría trabajar como secretaria para Hatake Kakashi mientras acabas tu carrera?
― ¡¿En serio?! ―la chica se levantó de golpe de su lugar, subiéndose a gatas sobre la mesa para acortar distancia con su tía y verla de frente.― ¡¿Hablas en serio, tía?! ¿No te estas burlando de mi de nuevo?
―Creo que Kakashi, sería un gran ejemplo para que veas lo que te espera si escoges especializarte en asuntos empresariales. ―apoyo Satsuki.
― ¡Ah! Pero tendría que dejar de ser la secretaria auxiliar de la tía. ―Naruko ladeo su cabeza al llegar a esa deducción.
― ¡Ah, eso es verdad! ―expreso Tsunade con gran pesar, no había pensado realmente en esa desventaja― ¿Me quieres quitar mis días libres que tengo gracias a Naruko? ―se quejó con la azabache.
Satsuki sonrió nerviosamente ante el reclamo de la mujer que era como su suegra, aunque no fue solamente su idea, al final parecía que la culpaban a ella. Aun así, la antigua Uchiha reconocía que no había pensado en ese punto.
Tsunade obtenía sus ratos libres -que sucedían seguido- gracias a que Naruko la ayudaba con algunos asuntos de la oficina; juntas resolvían algunos casos aunque la menor solo le ayudara a debatir una solución, así como también ayudaba con los presupuestos y otros asuntos que llegaran a ocurrir en la firma de abogados, incluso limpiando y ordenando la oficina de la rubia mayor, sin interactuar con los demás oficinistas debido a que no era un empleado oficial.
Al pensarlo de esa manera, Naruko llego a la conclusión de que era como la secretaria invisible de su tía, la amante oculta como gustaba llamarse a sí misma.
Gracias a la gran ayuda de su sobrina, Tsunade tenía demasiado tiempo libre, el cual usaba sabiamente en otras cosas más divertidas que llenarse de papeles. Al ser la presidenta del bufete, tenía muy pocos casos de los que se encargaba ella en persona; y lo que realizaba era solamente porque se trataban de personas muy importantes en el país o viejos amigos. Por lo regular, los demás casos que llegaban a presentarse los dejaba bajo el cuidado de sus subordinados.
―Tsunade-san, usted siempre está libre, en realidad nunca trabaja. Todo se lo deja a esta niña tonta y a nosotros, sus trabajadores... ―dijo con la boca llena de razón Satsuki.
― ¡¿Cómo me llamaste?!
Satsuki ignoro a su cuñada, concentrada en convencer a la abogada o de lo contrario, era ella la que terminaría dividida entre dos abogados problemáticos; su holgazán jefe y el gruñón que gustaba de despedir secretarias a diestra y siniestra. Como la única capaz de tratarlos, era obvio que todos en la oficina le pedirían que se encargara de ellos dos, y no estaba dispuesta a eso. ¡Tenia vida propia! ¡No quería lidiar con dos pequeños niños que se creían adultos! Le bastaba con su adorable e inocente hermanita personal, a la cual sacrificaba por tener un poco de tiempo libre.
―...Además, Naruko es demasiado eficiente para usted. ―continuo su discurso.
―Pero…
Tsunade guardo silencio al ver como su sobrina política le incitaba con un gesto de barbilla que mirara a un lado, justo donde se encontraba la pequeña estudiante, la cual había dejado de insultar a la azabache para colocar sus manos en forma de ruego. La rubia mayor se estremeció al ser vista fijamente por un par de ojitos azules brillosos, claramente esperanzados en que le diera la oportunidad de trabajar con su ídolo.
―...Si Kakashi continua despidiendo secretarias por tan solo una equivocación, las demandas empezaran a llegar. ―Satsuki uso su última carta, estaba segura que si eso no funcionaba, nada lo haría.
―Naruko, a partir de mañana serás la secretaria de Hatake, quien por cierto es muy estricto. ―declaro la abogada firmemente, no quería que su negocio se viera afectado por una tontería de un niñato.
― ¡No importa! ―Exclamo rápidamente y con gran alegría la universitaria― ¡No puedo creer que trabajare junto a Hatake Kakashi! ―comenzó a dar algunos saltitos de alegría, como si hubiera recibido su primer regalo de cumpleaños― Esto lo tiene que saber Hinata, hasta luego.
La rubia menor se acercó a todos sus familiares, dándoles un beso en la mejilla como despedida para luego huir a su habitación a hacer una llamada a su amiga de la facultad. Quería contarle la gran oportunidad que le dio su tía al poder trabajar con uno de los abogados más jóvenes y excelentes del mundo. ¡Oh, sería la envidia de sus colegas estudiantiles cuando se enteraran!
―Esta tan emocionada que hasta se despidió de mí. ―dijo Satsuki con una sonrisa ladina.
De acuerdo con el detalle, comenzaron a reír continuando la charla poco después. A pesar de sus deseos de que su hermanita no se involucrara con un abogado tan problemático, Gaara no aporto ningún comentario en la charla debido a que nunca interfería en los asuntos que tuvieran que ver con la carrera de Naruko, después de todo, fue gracias al apoyo y palabras de ella que había decidido estudiar lo que le gustaba, en vez de dedicarse solamente a cuidarla después de morir sus padres, si hubiera sido solamente su decisión, él simplemente habría rechazado la ayuda de sus tíos así como también habría encontrado un trabajo.
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Al día siguiente~
Bufete Konoha:
― ¿Emocionada Naruko? ―pregunto a su cuñada, la cual se movía inquieta en el asiento del auto.
A partir de ese día, Naruko entraría a trabajar a la misma hora que todos los empleados y al tener el mismo destino, Satsuki se había ofrecido a llevarla con la intención de molestarla antes de que comenzara su vida laboral. Aunque se llevó una sorpresa cuando la rubia no rechazo su ofrecimiento, extrañamente recibió una aceptación de la chica.
La pequeña Namikaze estaba feliz por su nuevo puesto, seria secretaria de medio tiempo debido a que estudiaba por la tardes en una Universidad cercana pero estaba dispuesta a hacer su mejor trabajo para impresionar a su jefe y aprender de él. Y si a cambio de llegar a tiempo tenía que aceptar unos minutos de burla, lo haría.
―Siento como si fuera la primera vez que pisara el bufete...
Decir que estaba emocionada era poco, estaba completamente feliz. Era tanta su emoción que podía ser alabada en otros aspectos; esta vez hizo todo lo posible para levantarse temprano por ella misma y arreglarse tan bien, que incluso su hermano se sorprendió, escupiendo el café que tomaba en ese momento y prohibiéndole salir argumentando que la raptarían.
―...A pesar de ser la secretaria de la tía Tsunade por tantos años, no sabía que Hatake-san trabajaba allí. Ni siquiera recuerdo haberlo visto por el edificio y créeme que nunca olvidaría a ese hombre. ―parloteaba sin fin la chica por culpa de los nervios. ― Es muy guapo.
― ¿Así que te gusta físicamente? ―dijo con malicia Satsuki, era la primera vez que escuchaba a su hermanita política hablar de un hombre con tanta emoción. ― Picarona. Con razón vienes tan arreglada y puedo decir que maquillada. Gaara tenía razón al no querer dejarte salir de casa, te has arreglado para ser tomada... te acusare por la tarde...
― ¡Claro que no es por eso! ―grito la rubia con un sonrojo mayor.
*Esto se pone interesante* pensó la azabache con una gran sonrisa. Su idea estaba yendo mejor de lo pensado, parecía ser que se divertiría un poco durante sus horas de trabajo. Y con algo de suerte, tal vez cupido pudiera flechar al fin el corazón indomable de la rubia, la cual incluso se mostraba más amigable con ella de manera inconsciente al estar concentrada en otros asuntos; su nuevo jefe, para ser más exactos.
―Oh, oh... ¿porque será que no te creo?
―Ya dije que no… bueno tal vez si fue para ser tomada con un poco más de madurez... ―acepto roja tal cual tomate ante la insistente mirada de la mayor― Pero no creas que acepte el trabajo solo por…
―Lo sé, Naruko. ―estaciono el auto en el lugar privado que le pertenecía a ella, bajando del vehículo siendo seguida al ascensor por su compañía― Tú no eres de esas chicas, sé qué harás un buen trabajo hasta el punto en que incluso Kakashi tendrá que reconocerlo.
―Es raro que me alagues tanto, ¿sucede algo? ―pregunto en guardia la menor mientras subían al piso en el que trabajaría desde ahora― ¿Tienes una enfermedad mortal, de la que no le has dicho a mi hermano y quieres dejar tus asuntos listos antes de morir?
―Tan desconfiada como siempre. ―suspiro― No hare nada. Sé que eres buena, después de todo, haces todo el trabajo de Tsunade-san y ella se la pasa paseando por horas en los centros comerciales sin tener que preocuparse de los asuntos en la oficina.
―Mmm…―asintió con un sentimiento de orgullo― Por cierto, teme... ¿Por qué Kakashi-san despide muy seguido a sus secretarias? ―pregunto con curiosidad sana, no olvidando insultar a la roba-hermanos un poco.
Desde el día anterior había sentido cierta curiosidad por aquel asunto sin embargo era mayor la emoción que sentía por haber un obtenido el trabajo que lo dejo a un lado. Pero a unos minutos de conocer a su ídolo y nuevo jefe, sentía que tenía que conocer los errores de las anteriores secretarias para no cometerlos y asegurarse de mantener el trabajo por un largo tiempo, quería aprender del mejor abogado.
―Oh, eso… en realidad no es la gran cosa...―comento Satsuki al bajar del ascensor.― Es solo porque nadie puede hacer el trabajo como él lo desea. Si fuera por él, no tendría secretaria y haría todo por sí mismo... pero siempre está tan ocupado y sale también muy seguido de viaje, que no tiene el tiempo suficiente. ―explicaba mientras algunos se acercaban a ella para que firmara o tomara algunos documentos de su jefe― Después de todo varias compañías lo tienen a su servicio, es por eso que necesita de ayuda extra pero las anteriores secretarias no podían con la marchar de trabajo, y con un jefe como Kakashi el asunto solo se complica. Al final, él decide despedirlas por considerarlas inútiles.
―No creo que Kakashi-san sea tan malo...
―Es muy enojón y gritón, sobre todo no tiene paciencia. ―aclaro la azabache― Así que ten mucho cuidado, no por nada se ha ganado el apodo de "colmillo rabioso". Es un perfeccionista en su trabajo así como adicto a permanecer en su oficina gran parte del día...
―Kakashi-san es muy…
Satsuki presto gran atención a lo que diría su cuñada, se imaginaba que con lo que acababa de decirle quizás rompió cualquier estereotipo bueno que tuviera del mejor abogado en contratos, pero es que el mismo se había ganado aquella mala fama en la oficina.
― ¡Kakashi-san es tan genial!
― ¿Estabas siquiera escuchándome?
―No puedo creer lo trabajador que es para necesitar ayuda como la de una secretaria aun con lo independiente que es, según lo que dices. ―Naruko ignoro la pregunta, maravillada con su nuevo jefe.― Hare mi mejor esfuerzo para ser útil y facilitarle un poco del trabajo que tiene.
―Hahahahaha ―no puedo evitar reír ante la inocencia de la oji-azul.
Dejo escapar un poco de aire para calmarse, miro con pesar a su cuñada a la par que se encogía de hombros, desde ahora el problema sería de la chica rubia. Ella muy amablemente había intentado darle un consejo como buena hermana mayor al decirle que Hatake Kakashi era un demonio pero parecía ser que no supo explicarse… No, ella se explicó bien, la tonta era su hermanita que tomo aquellas palabras como halagos.
― ¡¿De qué te reías, Satsuki-teme?!
―No importa. No lo entenderías. ―respondió la azabache― Solo prepárate e intenta no explotar enfrente de él como es tu costumbre.
Dicho esto, la mayor abrió la puerta de la oficina a la que se dirigían, sin tocar, ni pedir permiso entro. La menor solamente la siguió al interior de aquel cuarto frío y sin color. En medio de aquella solitaria habitación se encontraba un escritorio con varios papeles encima, así como archivos por doquier. *Todo un desastre* pensó Naruko al observar la nada arreglada oficina. *Ahora entiendo porque suele mejor ir a ver a su cliente en persona...*
― ¿Necesitas algo Satsuki? ―una voz profunda se escuchó detrás de las mujeres, quienes dieron un pequeño sobresalto del susto.
Ambas chicas giraron para encontrarse con un hombre de cabellera plateada, ojos negros, piel blanca y una pequeña cicatriz en el ojo derecho, de cuerpo musculoso –pero no en exceso- debajo de la camisa blanca que solo los remarcaba. El hombre mantenía el ceño fruncido con la mirada fija en un folder con documentos que estaba leyendo mientras se adentraba a su oficina.
―Vine a traerte a tu nueva secretaria.
―Mi nombre es Namikaze Naruko. ―reverencio levemente y con un sonrojo la menor.
Los nervios se hicieron presentes en ella al ver a aquel varonil hombre que solo veía en revistas, no podía creer que estuviera conociendo a una celebridad dentro de su carrera y que se viera más apuesto en persona. Poco le importo el hecho de que el hombre ni le devolviera la mirada.
―El mío Kakashi. ―paso de largo a las dos sin mirarlas.
―Ella estará trabajando medio tiempo entre semana…
―Eso no me interesa. ―interrumpió el abogado.― Acomoda los documentos del escritorio en orden de serie. Me voy, tengo asuntos que atender. ―dijo mientras sacaba algo de unos cajones para luego salir corriendo de la oficina.
― ¡Woow! Eso fue rápido... ―expreso la rubia, observando la puerta que quedo abierta.
― ¿Ahora entiendes a lo que me refiero? ―pregunto Satsuki con una sonrisa― Siempre será frio y autoritario.
―Aun así creo que es genial...―murmuro la menor con una sonrisa.
―Bien, ya escuchaste lo que tienes que hacer. ―Satsuki no podía creer que la menor no cambiara de idea― Pero como soy una buena persona además de una gran Onee-sama, te daré algunas explicaciones y luego me voy. No quiero que te despidan en tu primer día, al menos intenta durar una semana.
― ¡Haaa! Yo durare aquí hasta mi graduación. ―aseguro.
―Si duras aquí un mes, tendrás mi respeto. ―dijo con burla.
Satsuki espero que la contraria le replicara como era costumbre, con un: "Dije que durare aquí hasta mi muerte, te demostrare que soy mejor..." o algo similar, sin embargo aquello nunca llego. Miro a su compañía que la miraba con sus hermosos ojos azules grandes y brillosos.
―Res-pe-to~ ―repitió con un tono cantarín Naruko y con una sonrisa de oreja a oreja.
―Creo que no debí haberlo dicho. ―murmuro la azabache, con el ceño fruncido.
―HAHAHAHA... YO, NAMIKAZE NARUKO TRABAJARE AQUÍ HASTA LA MUERTE...―exclamo la chica con energía al cien.― Y HARE QUE ME RECONOSCAS COMO TU SUPERIOR...
―Parecer ser que no quieres que te explique nada, así que me voy. ―comento la mayor con un tic en la ceja al ver que su hermanita comenzaba a alabarse a sí misma.― Llamare a Gaara y le diré que fuiste despedida en el primer día, que no debe preocuparse porque te roben pero si por lo tonta que eres.
― ¡Espera deidad después de Gaara-Oniisama! ―la detuvo abrazándola de la cintura, impidiendo que se fuera.
― ¿Después de Gaara?
― ¡Bríndame un poco de tu sabiduría! ¡Ilumina mi camino!
― Bueno, qué más da…―se sentía emperatriz y con el ego en alto― Vamos, te explico rápido. ―fue convencida ante la ternura del rostro suplicante de la más pequeña.
La azabache le explico a detalle como trabajaba el abogado; como le gustaban las cosas, donde se acomodaba algunos documentos para mejor acceso, el orden impecable -porque era lo que le gustaba al hombre aunque él no lo mantuviera-, así como también sus gustos extravagantes que llegaba a tener el mejor abogado del bufete.
Muchas secretarias habían sido despedidas por Kakashi ya que no conseguían seguirle el ritmo al hombre y no quería que su hermanita se retirara tan rápido, al menos que le diera algunas semanas de paz. Satsuki también le dio una lista de posibles cosas y poco comunes que el otro sería capaz de pedirle, así como en donde podría encontrarlas más fácilmente. Le facilito algunos consejos y algunos trucos para archivar los documentos.
Naruko prestaba atención total a su cuñada, dispuesta a aprenderse todo para complacer lo mejor posible a su jefe y no quedar mal ante su amado hermano. Durante ese rato, descubrió que su ejemplo a seguir era alguien muy peculiar, por no decir que era quisquilloso.
―Si conoces tan bien el como Kakashi-san trabaja, ¿porque no eres su secretaria?
―La única razón por la que conozco cómo trabaja Kakashi es porque ayudaba a sus antiguas secretarias a acabar con su trabajo. Sentía pena por las chicas. ―Explico con falso pesar y con una verdad a medias― Además, ya tengo un tonto como jefe, no necesito tener otro más.
La plática se vio interrumpida cuando un hombre ingreso a la habitación, pidiendo la atención de la señora Namikaze. Naruko vio al chico murmurar algo y luego a la azabache maldecir por lo bajo su suerte. El hombre se retiró con una sonrisa de disculpa, dejándolas nuevamente solas.
―Por tu cara, supongo que Sai se escapó de su oficina y tienes que salir a buscarlo ¿verdad?
―Así es. ―suspiro con cansancio, ¿porque su jefe debía darle tanto trabajo tan temprano? ― Ya te explique lo más esencial, por lo que te dejo el resto. Lo demás es como cuando trabajabas para Tsunade-san, así que no te preocupes. ―salió con rapidez de la oficina― Suerte.
―Gracias deidad después de Gaara-Oniisama.
Una vez a solas, la pequeña Namikaze comenzó con su trabajo sintiéndose al inicio como cenicienta al tener que limpiar aquel desastre de oficina. Acomodo todos los folders por número de serie tal y como había sido pedido, en el proceso leyó los documentos verificando que estuvieran en orden y no se mezclaran, además de que era una costumbre que tenía desde que era la secretaria de su tía, quien le dio permiso de leer los casos en los que trabajaba para que aprendiera un poco.
Al poco tiempo continuo acomodándolos pero dándole prioridad a su lectura quería saber sobre los casos que llevaba su ídolo, sin importarle mucho si a su jefe le molestaría o no su atrevimiento, y es que nadie podía culparla, a ella le interesaba exactamente aquella especialidad, por lo que los casos eran de su interés.
Estudiaba leyes ya que quería ayudar a las personas que tuvieran problemas por culpa de empresas de mayor renombre, tal y como su madre Kushina lo hacía tiempo atrás. Sumando sus deseos personales al ver en el pasado como la empresa de su padre se perdía por algo parecido, en esta ocasión estaría preparada para todo.
Las horas pasaron y ella continúo con su trabajo, sin ninguna interrupción hasta que noto unos documentos que poseían el nombre del problemático jefe de su cuñada. Ne Sai. Después de leer su contenido intuyo que sería de un caso reciente, por lo que se levantó y se dirigió al piso que se dedicada a asuntos familiares, la especialidad del problemático abogado.
Al llegar había mucho movimiento en aquel nivel, por lo que se tardó en encontrar la oficina del abogado. Toco la puerta y entro cuando se le dio permiso, encontrándose con una escena peculiar; pegado casi al escritorio estaba un pelinegro -ojos del mismo tono y de piel pálida- quejándose en voz baja mientras firmaba papeles y a su lado, estaba Satsuki con los brazos cruzados mientras se aseguraba de que trabajara.
―Te falta firmar ese...―dijo Satsuki con voz autoritaria.
―Uchiha, te traje esto. ―llamo, haciendo que la mujer la viera y su rostro que antes poseía el ceño fruncido se volviera una sonrisa maliciosa.
Naruko comúnmente la hubiera insultado al llamar su atención, pero estaban en la oficina por lo que opto por llamarla por su apellido de soltera, no estaba acostumbrada a referirse a su cuñada con su actual apellido de casada.
―Oh, Naruko. ¿Qué pasa? ¿Te has rendido con el trabajo? ―se burló― Es mejor que acabes hoy todo, porque te recuerdo que mañana tienes clases y es mejor no juntar el trabajo.
― ¡Naruko-chan, sálvame de tu malvada cuñada! ―rogo el pelinegro, que le dedicaba una mirada con ojos de cachorro necesitado.
―No es eso, encontré esto en la oficina de mi jefe y tienen el nombre de Sai, por lo que en realidad traje más trabajo. ―dijo con una sonrisa ignorando la súplica.
― ¡Traición! ―grito el pelinegro dejándose caer en su escritorio fingiendo llorar.
Satsuki se acercó y tomo los pápeles para leerlos, sonriendo por la eficacia del abogado peli-plateado que ya los había revisado e incluso firmado. Agradeció mentalmente la intuición de su hermanita al llevar aquellos documentos tan importantes tan rápido como los encontró. ¿Porque a su jefe no se le pegaba algo de esos dos? Eso haría su trabajo más fácil.
― ¿Me equivoque? ―pregunto un tanto insegura, su cuñada no decía nada.
―No, son de Sai. Kakashi nos está apoyando en este caso de separación de bienes. ―aclaro la azabache golpeando a su jefe en la cabeza con los documentos.― Veo que ya los ha firmado. Gracias por traerlos.
―En ese caso me retiro. Suerte con el zombie de tu jefe...―le deseo a la mayor, quien rio ante el apodo que le había puesto a su jefe debido a la palidez de su piel.
― ¡¿Cómo que zombie?! ―grito el pelinegro exasperado por la comparación.
―Te queda perfecto. Ahora ponte a trabajar. ―ordeno su secretaria.
Naruko rio al ver como el pelinegro comenzaba a quejarse como niño pequeño y la actitud de "madre" de su cuñada. Regreso a la oficina del abogado Hatake, aun debía arreglar algunas cosas. Al salir del elevador noto que a comparación del piso donde trabajaba Satsuki, en el piso en que ella trabajaría estaba en completo silencio, como si fuera un cementerio. Antes de entrar a la oficina fue interceptada por una señora que se notaba amable.
―Disculpa, eres la nueva secretaria de Hatake-sama ¿cierto?
―Sí, soy yo. Namikaze Naruko a su servicio. ―se presentó con gran entusiasmo. ― Por el momento mi jefe no se encuentra, pero si necesita algo y puedo ayudarle, lo hare con gusto.
―Oh, que linda jovencita. ―la secretaria de mayor edad sonrió complacida por la educación de la joven. ― Hatake-sama pidió específicamente estos documentos para el caso 130993, se los he traído.
―Oh, gracias. Se los daré cuando regrese. ―acepto el folder con una sonrisa aun en su rostro.
La mujer asintió y se retiró, por lo que ella entro a la oficina dejando el nuevo trabajo en el escritorio para continuar acomodando los anteriores papeles que movía antes de encontrar el de Sai. Después de casi tres horas comenzó a sentir sed, así que salió de aquella "cueva" para ir por un café. Al no saber dónde encontrarlo volvió a pensar que en verdad era la amante oculta de su tía. De aquel enorme edificio que visitaba desde antes de la muerte de sus padres, solo conocía la recepción y el pisos superiores, el cual estaba completamente equipado para la comodidad de su tía.
―Disculpe, ¿hay una cafetera por aquí? ―pregunto a la secretaria del abogado de al lado, la cual le indico donde estaba la sala de descanso.
―…Pero es mejor que salga a comprar uno afuera, el de aquí sabe asqueroso. ―le informo.
―Gracias, pero no tengo tiempo para salir por uno. ―agradeció con una sonrisa para luego retirarse.
*No creo que sepa tan mal...* pensó al momento en que entro a la sala que le habían indicado. Al localizar los instrumentos se preparó un café sencillo, anteriormente había trabajado medio tiempo en una cafetería por lo que tenía un gusto especial por aquella bebida. Se alertó de que algo estaba mal al momento de finalizar y oler un poco el aroma que desprendía su café. Era verdad que carecía de color y el aroma no era el mejor pero no podía saber mal ¿verdad? Después de todo eran las oficinas del buffet de su tía.
Dio el primer sorbo... lo escupió rápidamente.
― ¡¿Pero qué demonios es esto?! Sabe asqueroso. ¿No será agua sucia? ―se preguntó a sí misma.
La chica limpio su desorden y tiro a la basura el vaso en que se había servido. Sin más que hacer ahí, regreso a la oficina de su jefe y tomo dinero de su bolso para salir a comprar algo mejor. No podía creer que dieran ese tipo de café en esa oficina, ella jamás tomo café allí porque su tía siempre la sacaba a comer juntas... *¡Ah! Ahora sé la razón de porque siempre nos íbamos...* Suspiro derrotada, después le comentaría a su tía su fea experiencia.
.
.
― ¿Dónde está Naruko? ―pregunto Satsuki a cualquiera del piso al no encontrar a su chica en la oficina.
Había bajado a ver qué tal le iba en su primer día, no lo admitiría pero le preocupaba su cuñadita y más a sabiendas del trabajo en exceso que tenía el abogado peli-plateado, no importaba cuantos casos tuviera Kakashi, siempre tomaba otro más y aunque hacia bien su trabajo, su pensar es que algún día colapsaría, de hecho le sorprendía que no lo hubiera hecho ya. Sin embargo al entrar a la oficina no encontró a la chica y tampoco estaba en el escritorio de afuera que le correspondía al ser secretaria, por lo que tuvo que preguntarle a alguien del piso.
―Si habla de la chica rubia oji-azul, salió hace cerca de una hora. ―respondió un mensajero del lugar.
―En realidad regreso hace unos 15 minutos y se metió a la sala de descanso, traía varias bolsas consigo. Parece ser que salió de compras. ―hablo la secretaria de al lado que anteriormente le había indicado el lugar a Naruko.
― ¿Compras? ―pregunto extrañada la azabache.
Llena de curiosidad de lo que habría hecho Naruko, se acercó y abrió la puerta de la sala de descanso, encontrándose con varias bolsas del supermercado cercano sobre la mesa y la estudiante, haciendo algo con las 6 cafeteras del lugar.
― ¿Qué estás haciendo?
― Café...―respondió con un tono de obviedad.― No puedo creer la porquería de café que dan aquí.
―Así que lo probaste...―Satsuki rio un poco, se había olvidado de contarle aquel detalle.― Pobre alma en desgracia.
―Cállate, nadie me di…―enmudeció al recordar que si le advirtieron― Bueno, no pensé que el sabor fuera tan malo.
―Me hubiera gustado verte la cara.
― ¡Satsuki teme!
―Dejemos eso de lado, ¿porque estas utilizando la seis cafetera y que son todas esas bolsas?
―Salí a comprar café bueno, y estoy colocándolo en las cafeteras. Somos muchos en el lugar, es mejor tener preparado un poco para todos. ―respondió Naruko terminando su labor y encarando a su familiar― Mira, también he traído bocadillos.
Con alegría, la pequeña Namikaze le mostro una charola que tenía sobre la mesa, con una gran variedad de galletas, algunos panes y dulces japoneses. Todo acomodado perfectamente para acompañar un café. La azabache sonrió orgullosa de la pequeña, en verdad sus padres, Gaara y sus tíos la habían criado perfectamente bien y con el amor necesario. Tomo asiento probando algunas galletas en el proceso.
―Sírveme un café muy cargado. ―le ordeno.
―Sírvetelo tú misma. ―A pesar de haberle dicho aquello, de igual manera la rubia lo preparo y se lo dio, así como uno para ella― Delicioso~ ―al fin podría disfrutar de un buen café.
Se colocó a un lado de su cuñada y comenzaron una plática sobre el medio día que llevaba trabajando la más pequeña. Se encontraba llena de energía a pesar de la gran cantidad de trabajo que ya había realizado.
― ¿Y Sai? ―pregunto repentinamente Naruko al notar que su cuñada estaba vagando.
―Lo encadene a su silla y le puse candado. ―contesto mostrando una llave― Es la hora del almuerzo, por lo que no debes preocuparte.
―Eres malévola.
Satsuki rio, siendo acompañada por la menor. Pasaron la hora del almuerzo en esa sala discutiendo el menú para la semana en la casa, debido al inestable horario de Gaara, nunca lo tomaban en cuenta a la hora de pensar sobre la comida, ya que había ocasiones en las que solo eran ellas dos. Al término de su descanso ambas con un nuevo vaso de café se despidieron, para ir cada una a su lugar de trabajo.
Naruko antes de adentrarse de nuevo a esa oficina suspiro, estaba disfrutando los casos que llevaba el abogado sin embargo odiaba que estuviera en tan mal estado el lugar, parecía más un basurero con todos aquellos documentos regados. Al girar la manija recordó algo importante.
―Disculpen por molestarlos...—alzo la voz, atrayendo la atención de todos los presentes― Soy la nueva secretaria de Hatake Kakashi-sama, espero ser de ayuda para todos. ―hizo una leve reverencia.― También quiero decirles que el café de la sala de descanso ya no sabe a una porquería, lo he cambiado. Y aún quedan algunas galletas para que lo acompañen. Con permiso. ―dicho esto se adentró a la oficina, se había retrasado en su trabajo más de lo esperado.
.
El expediente que tenía entre sus manos y que la tenía tan entretenida era sobre el contrato de un chef en contra del restaurante en que trabajaba, el cual se negaba a pagar una suma de dinero en compensación por una lesión que tuvo durante su jornada de trabajo, un caso muy sonado en la radio y televisión, no había nadie quien no hubiera llegado a escucharlo sobre todo porque restaurante de renombre, el cual había sido tachado de avariciosos. Lo que llamaba la atención de la chica era que a pesar de que no era un caso que le interesara a un abogado de la especialidad del Hatake, lo había tomado porque se trataba de un viejo amigo de la preparatoria. El abogado mercantil lo había ganado, con gran habilidad y destreza en el menor tiempo posible.
Lo que llamaba más la atención de la chica era que a pesar de que no era un caso que le interesara a un abogado de la especialidad del Hatake, lo había tomado porque se trataba de un viejo amigo de la preparatoria. El abogado mercantil lo había ganado, con gran habilidad y destreza en el menor tiempo posible.
― ¿Terminaste?...
Naruko se sobresaltó al escuchar la voz repentina en la habitación, al alejar su mirada de los papeles se encontró con su cuñada de pie en la entrada.
―Sí. He terminado. ―contesto levantándose de la silla, cerrando el expediente y colocándolo en su lugar.
Miro a través de la ventana, notando la oscuridad del exterior. La noche había caído sin que se diera cuenta, tan absorta estaba en la lectura del caso que ni noto el pasar del tiempo.
―Entonces vámonos a casa. ―dijo Satsuki quitándose la liga y desasiendo la coleta para dejar libre su cabello, sus horas laborales habían terminado― Quiero tomar un baño relajante, Sai me hace trabajar de más.
La menor asintió, tomando su chamarra y su bolso, el frio era un motivante más para tomar nuevamente una taza de café, solo que en esta ocasión esperaría a llegar a casa y abrazar a su hermano mientras le contaba su primer día y de ese modo impedir que Satsuki pasara tiempo con él.
―Kakashi no ha de tardar en regresar. Prepárale un café y déjaselo en su escritorio. ―le comento la azabache.
La chica miro el reloj de la oficina, al cual por cierto tuvo que cambiarle la pila para que volviera a funcionar. Durante el día y al ordenar aquella oficina, descubrió que Hatake Kakashi era un hombre muy descuidado y despistado con asuntos que no tuvieran que ver con su trabajo. El reloj marcaba que faltaban diez minutos para las diez de la noche.
― ¿Viene tan tarde? ―pregunto dirigiéndose a la sala de descanso para preparar la bebida.
―Sí, todos los días, a menos que este de viaje. ―respondió a gritos Satsuki desde el mismo lugar. El piso estaba vacío, por lo que no había necesidad de ser reservadas.― Le gusta el café amargo.
―De acuerdo.
―Como siempre está de un lado hacia otro, al final de la jornada tiene que venir hacer su trabajo de escritorio durante la noche. ―continuo la plática.
―Me quedo entonces. ―determino la estudiante ya con la bebida lista.
―No es necesario, ¿acomodaste todo como te dije? ―pregunto cuando la tuvo enfrente.
―Claro, todo está acomodado en su lugar, tal como me indicaste.
―Eso es suficiente. ―Satsuki estaba satisfecha por el trabajo de su hermanita― Si quieres ayudarlo, es mejor no estar aquí. Como todo está en orden, él solo tendrá que firmar algunos papeles y podrá irse antes de las doce a su casa. No le gusta ser molestado por los demás.
-Ya veo. En ese caso, vámonos.
.
.
Nuevamente llego a su oficina de noche y agotado. Amaba su trabajo pero eso no quitaba que fuese cansado estar de un lado a otro porque las empresas no dejaban de meterse en problemas; los líderes de estas nunca entendían que debían seguir las leyes al pie de la letra. No quería imaginarse el lio que lo esperaba al llegar a su oficina, estaba seguro que aquella nueva secretaria sería igual o peor que la anterior. Lo único que hacían aquellas mujeres era complicarle más el trabajo, en cuanto llegara todo estaría desordenado y él pelearía por encontrar las cosas.
―Buenas noches. ―lo saludo el guardia nocturno al pasar por recepción, por lo que le devolvió el saludo.
Subió al piso 6, como de costumbre el lugar se encontraba completamente solo a esa hora de la noche. Él solía llegar después de la jornada de trabajo de la mayoría de las personas para disfrutar del silencio. Al entrar a su oficina prendiendo la luz, sorprendiéndose bastante al encontrar todo ordenado y limpio. Al menos la chica nueva era buena limpiando, ahora debía buscar los papeles que necesitaban su atención. ¿Dónde los habría dejado aquella invasora?
Se acercó a su escritorio para dejar su maletín, sin embargo no lo hizo al notar que ahí se encontraba un plato de galletas y un café, que aún seguía caliente, lo que le indicaba que aquella secretaria no tendría mucho de haberse ido o en tal caso aún seguía por ahí. Miro a su alrededor y luego el pasillo, el cual estaba desolado como cuando él paso. Si, se había ido.
Regreso a su escritorio, tomando una galleta. Tenía hambre, no había podido almorzar ni cenar por el trabajo. Cuando iba a tomar la segunda galleta, se topó con una notita pegada en el teléfono. No recordando si él la había dejo ahí con un recordatorio de alguno de sus casos, la tomo y leyó mientras seguía comiendo las galletas y tomando el café.
"Hatake-sama:
Buen trabajo.
Satsuki-san me ha dicho que regresa muy tarde a la oficina, por lo que me he tomado el atrevimiento de dejarle un café y unas galletas. Tómeselo ahorita que esta calientito, le hará bien comer algo después de un duro día lleno de trabajo.
Sobre lo que me pidió antes de irse, lo he hecho. He acomodado los documentos por número de serie y los he acomodado en el lugar correspondiente.
También quisiera informarle que llegaron los documentos que pidió sobre el contrato con la empresa Nara INC, le he dejado esos documentos en su escritorio para que los pueda leer.
Y sobre los papeles que tenían que ver con un caso familiar, se los he entrego ya a su asociado Ne.
Eso es todo.
Buenas noches."
El abogado estaba honestamente sorprendido por la eficacia de la nueva secretaria, por fin le habían traído a alguien decente. La nota incluía el método y lugares específicos en donde había dejado cada uno de los casos, así como también las llamadas que recibió y la agenda del siguiente día, algo que ni él había pensado en darle a la chica.
―Al menos sabe hacer su trabajo…―murmuro después del último sorbo de café, el cual había de agregar que estaba muy bueno― ¿Cómo se llamaba...? ―pregunto al aire.
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Yukihana: Como había dicho antes, esto es una adaptación de la historia de una amiga, espero les haya gustado… votos y comentarios son bienvenidos. Debido a que ella la sigue actualizando y para no alcanzar tan rápidamente la ventaja que ella tiene, las actualizaciones las hare con irregularidad. Si se me ha escapado algún nombre extraño o una irregularidad, espero me lo hagan saber, lo he revisado varias vece pero siempre se ha escapado algo, por lo que no dudo que sea el caso. Espero con ansias saber sus opiniones con respecto a esto.
Bye~ Bye~
Se cuidan~
