Todo el maravilloso mundo de Harry Potter y Cia. pertenece a la Gran JK Rowling. Hurra por ella! ^.^


Responsabilidad Aprendida
Caretas

-Definitivamente no, y que no se vuelva a discutir.

Por un instante juro que percibí el brillo sádico de sus ojos. Esa maldita chispa que en mis ingenuos años correspondí a un sabio que veía gracia en las trivialidades de la vida cotidiana.

Cuán ciego era.

-Puedes dejar de fingir, Albus. Tus pretensiones no funcionan ya conmigo -comento frívolamente.

Y no volverán a funcionar.

Cómo odio al viejo disparate. Un completo maniático manipulador de ovejas, esa es su real identidad. Fingir ser una figura bonachona, siendo un total e irremediable hijo de puta. Sus propios intereses eran lo único que le importaba.

-¿Disculpa?

Su tono indignado y la mirada de reproche que me lanza es inútil.

Hubo una época en la que me hubiera encogido en el asiento, balbuceando taradeces y disculpas. Pero cuando la venda cae de tus ojos, el mundo lo ves por lo que realmente es, no por lo que un simple vejete bufón te hace sentir.

Ah... Una sonrisa sarcástica recorre mi rostro.

Sentir lo que sea que él desee hacerte experimentar. Miedo. Admiración. Orgullo. Temor. Horror. Paz. Tranquilidad. Ira. Odio. Amor... Menciona cualquier emoción, estoy seguro que él es capaz de controlar la situación lo suficiente.

Tal es el grado de su poder en las marionetas.

-Ambos sabemos de lo que estoy hablando, Director.

Alguien que dirige. Que pequeña ironía.

-Me moldeaste, Dumbledore -conecto miradas intensas.- Es tan sólo justo que yo llegue a esta bifurcación en mi camino, ¿no crees?

El bastardo me queda mirando con una expresión analítica. Obviamente tratando de tener un vistazo en mi retorcida mente.

Finjo una sonrisa dulce y completamente inocente.

Sus ojos se agrandan en sorpresa por un nanosegundo.

Ya no podía leerme como un libro abierto. Ya no era su pequeña mascota. Ya no era un niño ingenuo.

Carcajadas oscuras cortan el ambiente.

-¿No vas a admitirlo, entonces? -pregunto al vacío- Ha sido tu intención desde el principio, Albus. Tú quieres que esto suceda. ¡Incluso lo planeaste!

Deja que el silencio reine.

-Dirigiste mi vida tras los telones, de eso no hay duda -mi voz se ensombrece junto con la amargura en mi sonrisa.- ¿Por qué sino me encontraría con Draco el día que fui al callejón Diagon?

-Casualidades suceden, Harry -dice tranquilamente.

-¡Eso es mierda, Albus! ¡Reverenda mierda!

Levanta una ceja y me cuestiona con su expresión.

-Lenguaje, Sr. Potter -reprende en su tono serio.- Debo recordarle que aún atiende en Hogwarts, y por tanto esta bajo las responsabilidades y deberes...

Vuelvo a reír gustosamente. ¡Las tonterías que habla!

Fawkes me mira de reojo con curiosidad. Lo ignoro.

Me calmo.

-No puede expulsarme usted, Profesor Dumbledore -tono dulce.

-¿Y a qué se debe ello? -una pizca de humor en su receta diaria de corrupción.

¡Cómo odio a este hombre!

-Simple. Me necesitas en tu lado -imito su chispa sádica en mis esmeraldas de ojos.

Recuesta su peso en el confortable sillón de su oficina, dedos entrecruzándose y mirada fija en mi persona.

¿Finalmente va a dejar su fachada? Ya era hora. Es absurdo intentar negar algo que sabes existe frente a tus narices.

-¿Acaso te unirías a Voldemort? -rostro rígido e inexpresiva mirada.

Con que ésta era su verdadera careta. Un ser frío y calculador. Sin duda ha de haber sido un Slytherin en su época.

Sonrío ante el prospecto y las posibilidades...

-Aún considero que ambos son inadecuados para controlar al mundo -respondo agitando mi mano indiferentemente.- Él gobierna por la fuerza. Tú diriges tras bastidores. El mundo podría sobrevivir sin sus dos dictadores.

-¿Por qué mi lado, entonces?

Apoya sus codos sobre el escritorio y avanza su cuerpo en un intento de intimidarme. Sonrío hambrientamente y acerco mi postura, también.

-La guerra entre ambos está tomando su precio, Albus -lo miro a los ojos.- Él asesina indiscriminadamente. Ataca. Tú mandas a la gente a su muerte. Te defiendes con cadáveres.

Suelto una risita mientras fijo mi vista en los cuadros durmientes de anteriores directores.

-Mis padres fueron víctimas de tu poder -murmuro no esperando respuesta.

La estocada en mi pecho me recuerda una de las razones por las que estoy proponiendo esto. No necesito imperativamente de su ayuda, aún pienso que podría destruir a ambos tiranos solo. Mas el mundo mágico estaría en desacuerdo con mis ideas.

Las ovejas necesitan de un pastor después de todo.

-Eres más pacífico que Voldemort -mi expresión tornándose rígida.- Al menos sería una dictadura disfrazada, ¿no estás de acuerdo?

El viejo asiente lentamente.

-Veo que tu sabiduría a incrementado, Potter -recorre con su vista mi figura.- Comprendes la necesidad de ordenar el caos. Eres un mago inteligente a tan corta edad...

-Tus halagos no obtendrán resultados -interrumpo su tirada de veneno.

Me levanto del asiento.

-No necesito tu permiso para llevar a cabo mis planes -escupo.- Simplemente pensé que sería gratificante enterarte que un títere se ha escapado de tus manos. Tu mayor actor en la farsa, he de añadir.

Dándole un vistazo de reojo, me dirijo hacia la puerta de salida.

-Estuve en lo correcto, entonces -escucho su voz tras mi espalda.

Me detengo sin voltear.

-Slytherin hubiera sido el erróneo lugar para ti. Quién sabe qué ideas extrañas pudieras haber acumulado con el paso del tiempo -su careta humorística en lugar nuevamente.

-Sin duda tiene usted toda la razón, Director... Toda la razón.

Pausa inmóvil frente a la salida.

-Slytherin no me hubiera convencido que suicidarme sería el mejor interés para todos.

Dicho esto y aún sin mirar atrás, escapo de aquel claustrofóbico lugar.


Aún sigo pensando que hay algo erróneo con Dumbledore en los libros... No creo que es quien todos creen que es...
Reeditado el 3-Oct-2002