Capítulo 1º "Conociendo a la Princesa de Jade"

Edward no era el típico joven al que le gustaran los locales de streptease, por el contrario, el pensaba que las mujeres valían más que para servir de simples distracciones eróticas para los hombres. Muy a pesar suyo se encontraba en uno de esos locales en esos momentos. Estaba en la despedida de soltero de su hermano mayor Emmet, al que le encantaban esos sitios, de hecho, su prometida antes era bailarina de ese mismo club.

Mientras todos se divertían, Edward se apalancó en su silla viendo como algunas chicas se acercaban a su mesa para bailar sobre el numeroso grupo de chicos. Las chicas iban si apenas ropa, lo justo para tapar sus partes más íntimas. Edward se avergonzó al ver como su hermano las llamaba a todas para que sus amigos pudieran elegir la que más les gustara.

-Edward, ¿por qué tienes esa cara? No parece que te estés divirtiendo- Le comentó Emmet, sentándose a su lado.

-Es que no me estoy divirtiendo, y a ti debería preocuparte que pensará y hará Rosalie cuando sepa que estás aquí.

-¡Qué va! Si ella lo sabe. Estas son amigas suyas. Y ellas solo van a bailar para mi, lo demás es para vosotros. Yo las conozco a todas y puedo aconsejarte bien...

-¡NO! ¿Por quién me tomas?

Emmet lo dejó allí y fue a disfrutar del baile de las chicas. Cerca de las 5 de la madrugada se escuchó por el altavoz...

"Y ahora, con todos ustedes, la joya de nuestro club, la única e inigualable Princesa de Jade."

Todas las chicas dejaron de bailar y se apartaron, los hombres volvían a sus mesas por lo que Emmet se volvió a sentar junto a Edward..

-Esta es la mejor. Aun no conozco a nadie que no haya caído bajo sus encantos, aunque ella no quiere nada con nadie.

-Permíteme que lo dude...- Edward no podía creer que alguien pudiera ser seducido solo por un baile, por muy insinuante que este fuera, y como había comprobado, todas esas chicas buscaban los mismo, sexo y dinero.

De pronto se apagaron las luces, se encendió un foco en medio de la pista donde estaba la chica más bonita que Edward había visto jamás, y conforme se movía al compás de la música él se sentía más atraído por ella. Sus movimientos eran rítmicos y acompasados, a la par que seductores y provocativos.

Cuando acabó de bailar, la Princesa de Jade se despidió con una reverencia y desapareció del escenario, dejando a Edward con la boca abierta.

-Luego te la presento si quieres- Le dijo Emmet acercándose a él.

Edward no contestó, tan solo se quedó callado.

Poco rato después, apareció la Princesa de Jade con una minifalda azul oscuro, un top blanco y unas botas de tacón blancas. Se acercó a Emmet, lo abrazó y lo besó en la mejilla.

-Emmet, felicidades. Me alegro mucho por ti y por Rosalie.

-Gracias princesita.- Emmet se giró hacia mi- Déjame que te presente a mi hermano Edward.

Ella se giró hacia Edward y le tendió la mano con una sonrisa.

-Hola, es un placer.

-El placer es mío- Dijo Edward devolviéndole el saludo.

Edward parecía embobado mirándola, eso a la Princesa de Jade no le sorprendió, todos los hombres hacían lo mismo.

-Bueno Emmet, me voy a casa.

-¿Ya? ¿No puedes quedarte un poco?

-No, sabes que no puedo. Pero nos veremos pronto, no te preocupes.

Se despidió con otro abrazo de Emmet y con un asentimiento de cabeza de Edward. Pero Edward quería saber más de ella, no podía irse sin más así que salió a buscarla. No tardó mucho en alcanzarla.

.Oye, espera...

-¿Que quieres?- Dijo ella sin girarse.

-Quería hablar contigo.

-Ya, hablar... Oye, no tengo tiempo para tonterías, si quieres tontear con alguien hay muchas chicas que estarán encantadas ahí dentro, pero yo no.

-No, si no quiero tontear ni nada parecido.

-¿Y entonces que quieres?- Ella se paró bruscamente para encararlo.

-Solo quiero conocerte.

-Bueno pues ya me has conocido. Adiós- Dijo ella subiéndose en un taxi.

Cuando volvió al local los demás seguían de fiesta, su hermano ni se había enterado de su ausencia.

Cinco días después, Edward seguía pensando en aquella mujer preciosa que bailaba en un club de streptease. Se preguntó porque una chica tan bonita tendría que trabajar allí.

Iba pensando en eso cuando vio a una niña de tres años corriendo hacia la carretera, en dirección a la otra acera. El no se lo pensó y salió corriendo tras ella, la cogió justo antes de que un coche la arrollara, mientras se oían los gritos de una mujer.

-¡¡¡KHORI!!! ¿Estás bien? Dios mío.

Levanté la vista para ver a la madre de la niña cuando me quedé de piedra.

-¡¡¡Tú!!!- Es lo único que pudo decir al verla, la madre de la niña era la Princesa de Jade.

Ella cogió a la pequeña entre sus brazos y la abrazó fuerte mientras lloraban las dos, la niña del susto que se había llevado cuando Edward la cogió y la madre por el miedo que había pasado.

-Muchísimas gracias, no se como puedo agradecérselo- Dijo ella mirando a Edward.

-No te preocupes, pero deberías tener más vigilada a la pequeña.

-No la tenía yo, estaba con un amigo mío- Bella parecía desolada- En serio, déjeme agradecérselo de algún modo, aunque sea invitándolo a tomar un café.

-Bueno, no creo que un café me haga daño.

-¡Khori!... Ah, estás ahí...- El hombrecillo que venía corriendo hacia nosotros no puedo acabar la frase porque la Princesa le había pegado un bofetón.

-¿Ha esto le llamas vigilarla, Jasper? ¡Ha estado apunto de atropellarla un coche! ¡Si no hubiera sido por este caballero...!- No pudo acabar la frase, solo de pensar en lo que podría haber pasado se le quebró la voz y empezó a llorar.

Edward no pudo evitarlo y la abrazó intentando consolarla.

-¿Qué? Pero si solo la he perdido de vista un minuto, en serio.

-Me da igual, vete, no quiero verte- Respondió ella aferrándose a su hija, después se dirigió hacia Edward- Creo que te debo un café.

Edward siguió a la joven madre hasta la mesa de una cafetería cerca de donde se encontraban. Se sentaron. Pidieron unos cafés y para la pequeña un batido.

-Lo siento, en serio. No se que habría pasado si no llegas a estar allí.

-No te preocupes. Y no te enfades con tu novio, eso nos puede pasar a cualquiera.

-Primero, no es mi novio, y segundo, no es la primera vez que la ha descuidado. Es el novio de una de mis mejores amigas y por eso me fío de su palabra cuando me dice que la cuidará.

-Te entiendo Princesa, no me hagas caso, yo no soy quien para decir nada.

-No me llames princesa, mi nombre es Bella. En serio muchas gracias por haberla salvado Edward.

-Gracias a ti por decirme tu nombre.

Bella se quedó callada durante unos minutos, miró a su pequeña hija y después lo volvió a mirar.

-Siento lo de la otra noche, es que no estoy acostumbrada a que los hombres quieran tener conmigo una relación que no sea de una noche.

-Te aseguro que no busco eso. Me gustaría conocerte mejor, que pudiéramos hacer cosas juntos y ver si realmente siento por ti lo que creo que estoy sintiendo.

-Vaya, eres directo, pero también eres encantador. Yo también quiero conocerte mejor. Creo que ahora accedería a cualquier favor que me pidieras en agradecimiento.

-Bueno, ¿y puedo conocer a la personita que ha conseguido con me des la oportunidad de hablarte?

-Claro. Khori- Dijo girándose hacia la niña, la cual levantó la cabeza de su batido- Este es Edward, Edward, esta es mi hija Khori.

-Encantado, Khori.

La niña se le quedó mirando sin decir nada.

-Cariño, ¿no tienes nada que decir? El te acaba de salvar.

-¿Igual que los príncipes salvan a las princesas?- Bella asintió, entonces la niña le sonrió a Edward- Hola príncipe Edward. Gracias por salvarme.

-Ja, ja, ja. De nada princesa Khori.

Khori volvió a su batido dejando otra vez a Bella y a Edward hablando solos.

-Me gusta mucho tu hija, es un encanto.

-Si que lo es.

-¿Puedo preguntar por el padre?

Bella se quedó callada y miró su café.

-Lo siento, creo que no es de mi incumbencia. No debí preguntar.

-No... Es que me resulta un poco duro hablar de ello.

-No tienes que hacerlo si no quieres.

-Khori no es fruto del amor entre yo y un hombre...

-¿Fue una inseminación artificial?- A Edward le extraño que una chica tan hermosa con Bella hubiera hecho algo así.

-No, a mi... me... me violaron cuando tenía 16 años. Dos meses después me enteré de que estaba embarazada.

-¿Y seguro que el padre es ese bastardo?- Edward se había puesto serio, se podían ver destellos de furia en sus ojos.

-Seguro porque yo nunca he tenido relaciones con hombres antes ni después de eso... Rosalie, la prometida de tu hermano fue la única que me apoyó, me dejó quedarme en su casa. Ella y yo somos amigas desde pequeñas. Después, cuando nació Khori, le detectaron una enfermedad muy grave de corazón, y como necesitaba el dinero para el tratamiento Rose me ofreció trabajar en el club. No tuve más remedio que aceptar.

-¿La niña ya está bien?

-No, y los médicos no son optimistas.

-Mi padre es cardiólogo, podrías llevarla a ver que dice él.

-¿Tu padre? Es un buen ofrecimiento pero dudo que pueda decir o hacer nada nuevo. ¿Quien es?

-El doctor Carlisle Cullen, y me extraña que Emmet no te lo haya dicho.

-¿El doctor Cullen? ¿En serio? Dios, por favor pídeme una cita, si alguien puede encontrar la forma de ayudarla es él. Y con respecto a Emmet, él no sabe que mi hija está enferma y que yo sepa Rose no sabe mucho de tu familia.

Edward llamó a su padre para explicarle la situación y este le dijo que la llevara esa misma tarde para que la viera.