Nota: Esta es la secuela de la historia "Pieza por pieza". Recomiendo que la lean primero para que puedan entender "Puzzle".


-Un paquete de goma de mascar, un encendedor, quinientos veintitrés dolares, un boleto de autobús, un collar de oro, un cinturón, un juego de llaves y una cajetilla con tres cigarros.-La mujer detrás del escritorio dejó todos los objetos sobre este. Quinn los tomó para meterlos en una bolsa.-Cuidate, Quinn.


D: Te ves fatal.-Fue lo primero que dijo al estar frente a la ojiverde.-¿Y tu cabello rubio? Nada atractivo.

Q: Deja el rosa para mi. En ti se ve horrible.-Le dijo tocando algunos mechones rosas.-Y gracias por extrañarme.

D: Dejate de cursilerías.-Rodó los ojos con una sonrisa.-Vamos, te invito una cerveza que de seguro la extrañas.

Q: No tienes idea.-Respondió mirando a su alrededor, esperando que alguien mas se acercara a ella, pero estaban solas.

D: Pues vamos. Tenemos que celebrar que Quinn Fabray fue liberada.


D: ¿Lo mas sobresaliente en los últimos tres años?.-Puso una mano debajo de su barbilla mientras meditaba la respuesta.-Tenemos un presidente gay.

Q: ¿Solo eso?.-Enarcó una ceja dándole un gran trago a su botella.

D: Solo fueron tres años, Q, no una década.-Subió sus pies al asiento opuesto.-¿Y bien? ¿Fuiste la perra de alguien ahí adentro o creaste tu propia pandilla?

Q: Ninguna de las dos.-Cogió un salero, esparciendo una pizca en la mesa para jugar con los pequeños granos.-Claro que mas de una vez quisieron reclamarme, pero supe defenderme.

L: Oh Dios. Que bueno que sigan aquí.-Dijo un evidentemente alterado LeRoy avanzando hasta su mesa.-No conozco la ciudad y al taxista le pareció conveniente tomar una ruta larga. Además tu texto no fue muy claro, Danielle.

D: Hice todo lo que pude.-Dijo levantando las manos.

Q: ¿En donde está Rachel?.-Preguntó escaneando el bar con desesperación.

L: ¿Que te pasó en el rostro, Quinn?.-Cuestionó acercándose a ella para examinar algunas cicatrices.-¿Te hicieron algo ahí adentro? Porque si fue así podemos...

Q: En realidad yo me las hice...

D: ¿Si? Se te ven mal.-Intervino mientras metía una papa frita a su boca.

Q: A mi me gustan.-Sonrió.-Combinan con el color de mis ojos.

Danielle rió y LeRoy las miró curioso por la interacción.

L: Está bien, yo solo... Me alegro mucho de que fueras liberada, Quinn.-Le sonrió sentándose frente a ella.-Juro que cuando Hans llamó para darnos la noticia, me solté a llorar.

D: No es para tanto.-Murmuró mojando una papa frita en salsa de tomate. LeRoy la miró desafiante.-Me refiero a que, si, el que fuese liberada es grandioso, pero ni usted, ni su esposo, ni su hija le hicieron visita alguna después de los primeros dos meses.

Q: Danielle...-Dijo como advertencia.

D: Si quieres que me calle, lo haré, pero no se me hace justo que ahora se preocupen por ti si cuando mas los necesitabas se desaparecieron.-Encogió los hombros y miró en otra dirección.

L: Gracias por preocuparte por ella, Danielle.-Dijo con la quijada tensa.-Es bueno saber que Quinn tiene un soporte cuando mi esposo y yo fallamos.

D: Claro que si, Quinn sabe que nunca sería tan hipócrita como ustedes o Ra...

Q: Basta.-La interrumpió con tono serio que obligó a Danielle a rodar los ojos y a hundirse en su asiento.

L: Bueno, antes de que las cosas se tornen aún mas incomodas.-Miró a la rubia.-Solo venía a asegurarme de que estuvieras bien, y a decirte que en la casa siguen todas tus cosas, por si quieres ir por ellas algún día de estos...

D: ¿Ahora la están echando de su casa? Increíble...-Rió.

L: Quinn ya es mayor y mi esposo y yo creemos que tiene que seguir con su vida y aprender a ser responsable.-Alzó la voz.-Y no creo que ella tenga algún problema con eso.

Q: Claro.-Le sonrió.-De hecho estaba planeando ir por algunas cosas después de encontrar a Rachel. Por cierto ¿En donde está? De seguro está muy ocupada con ensayos y trabajo como para venir...

L: Ese es otro tema que quería tratar.-Se aclaró la garganta.-No la busques, Quinn. Ella ha pasado por muchas cosas y el que reaparezcas en su vida solo la alterará mas.

Q: ¿Que?.-Le preguntó con una sonrisa.

Era una broma. De seguro Rachel estaba fuera del lugar, cubriendo su boca con una mano para evitar reírse de la cara de incredulidad de Quinn. Entraría en cualquier momento, corriendo para abrazarla y besarla, decirle cuanto la extrañaba y, por fin, reírse de ella.

L: Es por el bien de ambas, Quinn.-Se levantó alisando su gabardina.-Te pido por favor que no la busques.

Cuando LeRoy se despidió, las dos se quedaron en silencio. Dani solo lo hacía por respeto. No quería interrumpir cualquier idea que su amiga estuviera formulando en esa gran cabeza suya. Pasaron 5 minutos hasta que Quinn reaccionó. Se levantó colocándose su chamarra y sacando el fajo de billetes para lanzar algunos en la mesa.

Q: ¿Vienes?.-Le preguntó mirándola.

D: ¿A donde?.-Terminó su cerveza de un trago.

Q: New York.


D: Quinn, deja de hacer eso. Tu dedo está sangrando.-Susurró sosteniendo las manos de la rubia para que evitara hacerse más daño.

Q: Lo siento.-Dijo sonriendo.-Solo estoy nerviosa.

D: ¿Y ese es motivo suficiente para arrancarte la piel?

Q: Ya dije lo siento.-Apartó sus manos y las puso en el pasto debajo de ella, jugando con este.-¿olvídalo, quieres?

Dani suspiró prefiriendo dejarla en paz. No llevaban ni un día juntas y podía notar ciertos cambios en su amiga. Siempre estaba moviendo sus dedos; no podía dejar de hacerlo aunque Dani se lo pidiera, y tenía una rara sonrisa pegada en su rostro que comenzaba a incomodarla.

Estaba comenzando a anochecer en New York cuando terminaron de recorrer los lugares en los que Quinn creyó que encontraría a la morena: Su antiguo apartamento, NYADA, Broadway (revisando cada marquesina por si el nombre de la diva se encontraba por ahí), Times square y Central Park, en donde estaban descansando en ese mismo momento.

D: Creo que es hora de que busquemos un hotel para pasar la noche.-Le sugirió suavemente.

Q: Si, creo que si.-Asintió.-Podemos buscarla mañana.

D: Claro, a primera hora.


No logró despertar a Danielle.

La ahora pelirosa había, prácticamente, luchado para no abandonar la cama. Quinn desistió cuando Dani la golpeó en el estomago, dejándola sin aire por unos segundos. ¿En donde había quedado la chica que la había defendido de LeRoy?

Después de recorrer algunas calles y de comprar un gorro para aminorar un poco el frío que sentía, decidió entrar a una cafetería para desayunar algo. Había andado desde las 6 de la mañana y su estomago le reclamaba al cuarto para las ocho.

Q: ¿Podrías darme un café negro, por favor?.-Pidió a una camarera que pasaba a su lado cargando una gran caja. La chica asintió con una sonrisa.

Minutos después la misma chica le entregó la taza con la humeante bebida y Quinn pidió un sandwich con mucho tocino, huevos y panqueques.

-Me voy a casa, Gunther.-Escuchó que una de las camareras le decía al viejo detrás de la barra. Este solo asintió.

Quinn iba a seguir devorando su desayuno cuando la chica giró.

Santana López.

Se quedó estática. Con la taza de café a medio camino y la boca abierta. Santana debía de saber en donde vivía Rachel. Tenía que saberlo, y si no, podría ayudarla a contactar a alguien que lo supiera.

Se levantó para seguirla.

-¡Eh, tu!.-El viejo detrás de la barra le gritó señalándola.-¡No has pagado la comida!

La rubia gruñó y sacó dinero, dando grandes zancadas para estampar un billete de 50 dolares en la barra. El tal Gunther retrocedió.

Salió del local sosteniendo su gorro con una mano para evitar que el viento lo hiciera caer y buscó desesperadamente a la latina. La encontró del otro lado de la calle, cerrando su abrigo con fuerza , tratando de ganar algo de calor y empujando a cada transeúnte que se le cruzaba.

Q: ¡Santana! ¡SANTANA!.-Gritó con toda su fuerza mientras corría entre los coches atascados en el tráfico.

La latina se detuvo, girando para ver quien la llamaba. Cuando descubrió a la rubia su rostro cambió de confusión a sorpresa.

S: ¿Fab...

Q: ¿En donde está Rachel?.-Interrumpió cuando estuvo frente a ella.

S: Calma tus tetas, Fabray.-Le sonrió.-¿Cuando saliste de la cárcel?

Q: Ayer.-Respondió apresuradamente.-Yo solo...Por favor dime en donde está Rachel y prometo dejarte en paz.

S: Y lo primero que haces es buscarla.. Ugh, que adorable de tu parte.-Santana sonrió examinando el rostro de la ojiverde.

Q: Por favor Santana...

S: Está bien. Vamos.-Comenzó a avanzar siendo seguida rápidamente por Quinn.-Te llevaré sólo porque me gustaría ver algo de drama.


-Patético.

La palabra retumbaba en su mente, distrayendola en su camino a casa. Cada vez que parpadeaba podía ver la cara de la profesora July mirándola con aburrimiento.

Ca: Ve a casa.-Suspiró.-Y no quiero que vuelvas a mi clase hasta que resuelvas lo que sea que te tiene tan distraída.

Por suerte no lloró. Cassandra odiaba cuando un alumno mostraba debilidad ante ella.

-¿Y Eli?

R: Brody vino por ella para llevarla al parque.-Dijo sosteniendo el teléfono con su hombro para poder comprobar que la temperatura de la tina fuera perfecta.-Se enteró de lo que sucedió en clase y quiso ayudarme un poco.

-¿Que estás haciendo?.-Preguntó al escuchar un leve gemido del otro lado de la linea.

R: Estoy en la bañera, tratando de relajarme.

-Puedo llamarte en otro momento...

R: No. Necesito hablar con alguien para no sentir que me estoy volviendo loca.

-Bien, entonces te escucho.

S: Estúpidas escaleras.-Dijo recuperando el aliento después de subir pisos.

Q: ¿Por qué vives aquí si lo odias?.-Preguntó esperándola.

S: Porque a pesar de ser la segunda perra mas grande del mundo; la primera eres tu, por si te lo preguntabas, quiero cuidar de Berry aunque eso signifique tener que subir y bajar estas escaleras todos los días.-Se incorporó caminando hasta la puerta con el número 24 al final del pasillo.- Ahora, Estas son las reglas: Te quedarás aquí hasta que Berry salga. Si dice que te vayas, te vas. Si dice que no quiere volver a verte nunca mas, te compras un maldito boleto a Alaska. Y si te lleva a su habitación para follar, recuerden que las paredes no son gruesas y los vecinos las escucharán. ¿Entendido?


R: Ya no puedo mas.-Susurró limpiando sus lagrimas.-Solo, solo ya no quiero estar aquí. Estoy cansada de todo...

-¿Hasta de Eli?.-Interrumpió.

R: No. Ella es la única que me mantiene aquí...

-¿Solo ella?

S: ¡Berry! ¿Estás en casa?

R: Mierda.-Dijo sorbiendo por la nariz.-Santana está aquí. ¿Puedo llamarte después?

-Claro, saluda a todos de mi parte.

S: ¡BERRY!

R: ¡En el baño!.-Gritó levantándose para colgar la llamada.-Adiós.

Salió de la tina y quitó el tapón para dejar que el agua desapareciera por las tuberías.

S: Te buscan en la puerta, enana.-Le dijo entrando al cuarto.

R: No quiero salir.-Murmuró enfrentándola. No importándole su desnudez.

S: Bueno, yo creo que esta visita en especial te va a interesar.-Le extendió su bata.


Q: La encontré.-Escribió apresuradamente en su celular, esperando que Dani respondiera.

D: Suerte.-Leyó segundos después. Guardó su celular con una sonrisa nerviosa.

La puerta estaba abierta y desde el marco podía ver la sala, la cocina y un pasillo el cual supuso, llevaba a las habitaciones. Santana reapareció por ahí, caminando hasta uno de los sillones para recostarse en el, finalmente la miró como advertencia.

R: Y la próxima vez, ¿Podrías tocar la puerta antes de entrar?.-Apareció en la sala atando su cabello.

S: No tienes nada que no halla visto antes, Berry.-Sonrió sacando su celular, Rachel negó con una sonrisa y se aproximó a la puerta.

Su sonrisa se desvaneció.

Quinn Fabray. Con su cabello rubio, sus ojos verdes y su sonrisa nerviosa. Con sus peculiares perforaciones en el labio y con todos esos fantasmas en su espalda...

Quinn Fabray.

R: ¿Que, que haces aquí.-Preguntó cruzando los brazos en su pecho. Quinn detectó el frío tono de su voz.

Q: Me liberaron.-Miró al suelo con una sonrisa.-Hans consiguió apelar mi caso alegando algunas irregularidades en el dictamen del juez y bueno, ganó mi caso.

R: Me alegro por ti, pero aun no se por que estás aquí.

Q: Vino contigo.-Sonrió algo confundida, después murmuró.-Prometiste que me esperarías y pues, aquí estoy.

Rachel enarcó una ceja y suspiró recargándose en el marco de la puerta.

R: Eso fue hace mucho tiempo, Quinn.

Q: ¿ Tres años?.-Se burló.-¿Eso es mucho tiempo?

R: Para mi lo es. Y fue suficiente para que todo lo que sentí por ti se extinguiera.

Q: Rach...-Dijo tratando de tomar la mano de la diva. Esta retrocedió.-¿D-de que estás hablando?

R: Vuelve a San Francisco y has tu vida.-Tomó la puerta.-Yo ya hice la mía.

Q: Lo prometiste.-Susurró apretando sus puños en la tela de su camisa.

R: Solo vete Quinn.-Murmuró al mismo tiempo que cerraba la puerta.


S: Vamos Fabray. Arriba.-La latina la sacudió para despertarla.

Q: No voy a moverme de aquí hasta que hable conmigo.-Murmuró desperezándose.

S: Me pidió que te dijera que vinieras mañana a la misma hora.-La ayudó a levantarse.-Ahora necesitas irte antes de que Puck venga y te patee el trasero.

Q: ¿Estás segura de que me recibirá?

S: Si Fabray.-La empujó suavemente.-¿Quieres dinero para el taxi?

Q: No. Estoy bien. Nos vemos mañana.-Santana asintió y se dio la vuelta.-¡Espera!.-Santana se detuvo, cuestionandola con la mirada.-Podrías, ¿Podrías darle las buenas noches por mi?


S: Hey.-Se asomó por la puerta. Rachel le estaba dando la espalda, murmurando suavemente una canción de cuna.-¿Ya está dormida?

R: Si.-Sonrió acariciando los rubios cabellos que cubrían la cabeza de su hija.-Brody la dejó rendida.

S: Bien, solo venía a decirte que lo que Quinn ya se fue, y me pidió que te dijera "buenas noches" de su parte.-La miró esperando alguna reacción. Rachel solo asintió levemente.-Me voy a dormir. Que descanses.

R: Igualmente.-Le susurró.

Esperó hasta que la puerta se cerró tras ella para murmurar un "buenas noches a ti también" al girasol que descansaba en la ventana de la habitación de su hija.


Muchisimas gracias a los que me apoyaron con aquel temita del plagio. ¡Galletas para todos!