William Albert Andrew llegó a Chicago en 1840 con su fiel amigo George, su hermano Anthony había fallecido dejando varias posesiones por lo que le fue notificado en una carta que si no reclamaba los derechos serian subastadas y los recursos quedarían para la alcaldía de la ciudad.

Fue a recibirlo su vecino El Señor Paul White, que tenía un interés particular en esas tierras ya que por estar cerca del lago eran fértiles y adecuadas para la ganadería, tenía una hija llamada Candice , ella tenía la función de capataz de la hacienda no era nada femenina, deseaba casarla con un buen hombre pero nadie se aventuraba a casarse con ella pues no se sometía a nadie, El Señor Paul siempre había querido tener un hijo varón y al morir su esposa el se encargó de la educación de su hija, mientras sus primas aprendían, bordado, costura, cocinar, Candy aprendía a cazar, arrear ganado, a dirigir los cultivos,

Paul White deseaba tener nietos, ya que sus sobrinas se habían casado y Candy se estaba quedando solterona tan sólo tenía 22 años pero las jóvenes casarse entre los 15 años y 20 años.

Albert al bajar de la embarcación vio a un hombre que tenía escrito su nombre y se acercó a él.

-Buenas tardes déjeme presentarme Soy William Albert Andrew y vengo a tomar posesión de las tierras que dejó mi hermano Anthony Andrew.

-Se parecen, yo soy Paul White, su vecino, los llevaré a mi finca porque todavía no han terminado de limpiar su casa.

Albert y George subieron al carruaje lo consideraron un poco rústico a lo que ellos estaban acostumbrados.

Y dígame Señor Andrew su esposa ¿Por qué no vino con usted?

-No estoy casado-contestó Albert

Interesante, lo que daría por casar a mi hermosa Candy con un caballero- pensó Paul White

-pero ya está en la edad ¿Cuántos años tiene?

-32 años, es que no he encontrado a la mujer idónea.

-¿Cuál es su tipo?

-La ideal para mi, Oh que pregunta, bueno deseo una mujer muy culta que le guste leer mucho, que sepa bordar, coser, dibujar, tocar el piano, que sepa cantar y me deleite los oídos con su melodiosa voz-Albert cerró los ojos y suspiró.

El Señor Paul pensó: Mi hija no posee ninguna de esas cualidades de la lista del Señor Andrew.

Por fin llegaron a la finca de los White, los pasó al salón, ¿desean comer o tomar algo?

-Sólo té por favor

Albert y George cruzaron las piernas el Señor Paul pensó: Um que se me hacen que son amanerados, les gusta tenerlos apretados.

-Sabe su hermano estaba muy enamorado de mi hija, me pidió su mano, estaban comprometidos, es una pena que haya muerto tan joven, mi hija le dedicó dos años de su vida.

-Que raro, Anthony nunca la mencionó en sus cartas, sólo mencionaba que estaba prosperando y que tenía como vecina una chica que parecía varonil.

Paul White se atragantó al escuchar que Anthony pensó eso de Candy.

-Lo que no entiendo ¿Porqué un muchacho tan débil como su hermano vino a una tierra tan hostil como esta?

-Mi hermano que en paz descanse fijó sus ojos en una mujer casada, el marido se enteró pero cómo es consejero real tuvo las influencias necesarias para hacerle daño por lo que se vio obligado a huir, creo que fue un castigo divino por cometer adulterio.

Albert se secaba la boca con la servilleta, tanto el y George tenían una manera peculiar de agarrar la taza de té.

-Que pintoresco está su salón de te-Comentó Albert

Candy llegó a su casa a las cinco de la tarde, habían encerrado las vacas en el corral.

Al entrar a la casa se escucharon las espuelas en cada paso que daba, empezó a gritar: ¡Que alguien me sirva de comer que vengo hambrienta!

Albert y George se sobresaltaron por el grito.

Rápidamente salió una señora para atender a Candy.

Ya llegó mi hija, vengan a conocerla, Candy se había quitado las botas en el comedor, se sintió un olor desagradable.

-Princesa, ya estás en casa, tenemos visitas- Entre Señor Andrew-indicó Paul.

Albert entró comedor, El y George se taparon la nariz con su pañuelo al mismo tiempo.

-¿Pero que hedor es ese? – murmuró Albert.

George comentó- Creo que el epicentro de ese mal olor son aquellas botas.

Candy se puso de pie y le dio la mano a Albert para saludarlo el se la iba a besar pero ella la retiró abruptamente diciendo: no me la he lavado, además me gusta saludar estrechando la mano—Albert le dio la mano, ella se la apretó, lo mismo que a George. En lugar de oler a perfume Candy olía a sudor. Las delicadas narices de Albert y George estaban sufriendo.

Candy tenía puesto un overol, una camisa y tenía el cabello trenzado.

-Siéntense en la mesa conmigo-los invitó Candy.

Le llevaron un filete enorme con una gran pieza de maíz untado con mantequilla.

-¿Desean cenar de una vez?- preguntó Candy

-No mi Lady, estábamos en la hora del té.

-¿Y ya hablaron sobre el precio?

-¿Cuál precio mi Lady?

- En que nos venderá las propiedades de Anthony.

-La verdad primero queremos checar las propiedades, valorarlas y a lo último fijarle un precio en el que nos quede una jugosa ganancia.

Candy y el papá se miraron

Albert observó que Candy comía apresuradamente, sí usaba los cubiertos pero sin delicadeza a como lo haría una señorita de sociedad.

-Señor Andrew, mañana lo llevaré a una de las propiedades de Anthony-dijo Candy

-Mi Lady, estoy muy cansado por el viaje preferiría descansar todo el día de mañana. La verdad no me urge, estoy de vacaciones y lo que deseo es pasarme unos días tranquilos.

-Como usted guste Señor Andrew.

Candy terminó de comer, se levantó de la mesa y dijo:

-Me retiro a mi recámara, mi papá los seguirá atendiendo.

-¿Tan temprano? Todavía está comenzando la noche, yo que pensaba leerle algunos poemas.

-Oh no es tan mala idea, primero me iré a duchar- Candy pensó:Estoy segura que con el primer poema que lea me dormiré.

-Pamela ¿ya me tienes lista mi Tina?

-Si señorita Candy

Es mejor que te acompañe Candy para que me platiques como estuvo tu día, señores los dejaré solos un momento.

Candy entró a la recámara con su papá.

-¿Por qué lo trajiste a la casa? Se supone que haríamos que durmiera en la finca de Anthony a fin de que se asustara por los animales silvestres que habitan ahí.

-Hija como buenos cristianos debemos ser hospedadores.

-¿Qué planeas? No te creo eso de ser hospedadores

-¡Hija en que concepto me tienes! Verdad que se ve más gallardo que el joven Anthony

-Yo lo veo flacucho

-Hija utiliza el jabón perfumado

-Papá, la edad te está afectando.

-Deberías de ponerte un vestido

-Me voy a poner mi camisón, de seguro ahorita que me lea sus dichosos poemas me quedaré dormida.

Candy se duchó, le hizo caso a su padre de lavarse con jabón perfumado.

-Señor William, ¿que le pareció la joven White?

-George, no puedo darte mi opinión no sería caballeroso de mi parte.

Candy entró al salón en camisón de dormir, se sentó en el sofá alzó las piernas y las cruzó

-Soy toda oídos Señor Andrew- mientras se puso a cortarse las uñas de los pies.

Albert pensó: Después de todo parece que si es mujer.

Albert se aclaró la garganta, buscó un soneto y dijo:

Unos se vanaglorian de la estirpe,
del saber, el vigor o la fortuna;
otros, de la elegancia extravagante,
o de halcones, lebreles y caballos;

En altura, tu amor vence al linaje;
en soberbia al atuendo; al oro en fausto;
en júbilo al de halcones y corceles.

Teniéndote, todo el orgullo es mío.
Mi única miseria es que pudieras
quitarme todo y en miseria hundirme.

El terminó de leer y preguntó -¿quiere que le lea otro?

Candy bostezo fuertemente y dijo:¡no por favor! ¡Con eso es suficiente, ya me dio sueño!

-¿Y usted señorita Candy se sabe algún soneto?-Preguntó Albert

George y Paul estaban expectantes por la respuesta de Candy.

-Candy en tono sarcástico dijo: De hecho hoy mientras se ocultaba el sol me vino la inspiración.

-Que interesante-Dijo Albert entusiasmado.

-Así como los pelos del Maíz son tus cabellos

-Así como como los arboles eres de alto,

-Así como las ramas son tu largos brazos

-Así como…

-¡Hija ya por favor basta!- La interrumpió su papá

-Bueno ni modo mi papá no quiere que continúe con el poema, con permiso de ustedes me iré a descansar.

Albert se puso de pie por educación y esperó que ella saliera del salón.

-¿Cree que le agradé a su hija Señor Paul?

-Uh si Claro ya ve hasta le compuso un soneto.

Hola chicas como saben este es un Albert Fic, para nada saldrá el otro galán del anime o del manga, Las actitudes de Candy y Albert difieren a las de anime original.

Gracias Stormaw, sigo pendiente de tus correos. Bendiciones.