Lawless x Ophelia
|AU, Reencarnación|
Ha estado sin la presencia de aquel bello ángel durante muchos años, fueron duros aquellos días para él. Pero el destino le ha dado una segunda oportunidad y esta vez es algo que no dejara pasar.
Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Strike Tanaka.
Capítulo 1: Invitación.
La bella mujer de alma libre se mira en un espejo, en sus labios se dibuja una hermosa y cálida sonrisa. Peina su cabello mientras que tararea la estrofa de una canción llevando el ritmo a su estilo. Sujeta su cabello en una coleta alta, cayendo algunos mechones en su rostro y acomoda el fleco a lado; cuando termino de alistarse se dirige hacia la puerta.
— ¡Ya me voy! — avisa antes de salir, escucha la voz de su padre diciéndole que tuviera cuidado y que regresara temprano a casa.
Sale de su hogar y se dirige hacia el lugar que fue acordado por ella y sus amigas para encontrarse, el que sería el punto de reunión. Su paso es tranquilo, disfruta de su caminata ya que salió una hora antes y a donde ella iba estaba a poca distancia.
Durante el camino veía a la gente pasar y en ocasiones detenía su paso para ver los locales comerciales, solo para que pasara el tiempo y no llegara tan temprano. Lo que le hizo divertido fue a haber visto a los niños jugar alegremente, ver esas sonrisas sinceras le ponía muy feliz.
Llego al sitio, ve que afuera de la cafetería ya se encontraban sus dos amigas.
Camina un poco más rápido y las dos personas que le estaban esperando le recibieron con un gran abrazo.
Al terminar con los saludos entran a la cafetería y cada una pidió su orden, la mujer de cabello rubio y de ojos verdes ordeno un café moka y un pastelillo para acompañarlo en su bebida. Mientras que las otras pidieron solo un café, capuchino y americano.
Mientras que están preparando las bebidas, tomaron asiento y tienen una charla amena.
El mesero llega a la mesa y les deja las cosas que habían pedido hace unos minutos. Le agradecieron y siguieron con la plática.
Le da una pequeña mordida al pastelillo. La mujer de cabello castaño recordó de que tenía que hablar algo en especial, específicamente de una persona.
—Ophelia, y dime... ¿Qué tal se te hace ese chico?— le mira y sonríe.
— ¿De quién me estás preguntando? — dejo el pastelillo en el plato.
—De tu amigo, con quien platicas mucho. Recuerda que yo no me sé el nombre de él.
—Oh, de Lawless. Él es un buen amigo mío. — ríe con delicadeza, recuerda el momento que paso la última vez con él. Le había hecho reír bastante con sus ocurrencias.
—Y ¿Te gusta? — bebe de su café.
—Por qué tanto interés de saber de él, acaso ¿A ti te llama la atención mi amigo?
—No, no. — ríe —Lo que he notado es que él te mira con cierto cariño, se podría decir con amor... como si tú le recordaras a alguien especial. — junta sus manos —¡Tal vez en algún momento te pida que seas su novia! — dijo con emoción.
—Ya veo, pero creo que estás viendo mal las cosas — toma de nuevo aquel pastelillo — Puede que él me quiere como una buena amiga o me considere como una hermana.
— ¡Tonterías! mi intuición no me engaña, ese chico te quiere.
— Si es lo que dices... — comenzaron a reír las tres chicas al mismo tiempo.
Ya era algo tarde y es hora de que cada una fuera a su respectiva casa, se despiden y se pusieron de acuerdo para volverse a ver.
Esta vez tuvo que apresurar el paso para llegar a casa.
Cuando llego aviso a su familia y va a su habitación, se acuesta en aquel cómodo colchón.
No había dejado de pensar en lo que le dijo su amiga. Sobre que Lawless, su amigo, podría sentir algo más que una amistad.
Se preguntó a sí misma que sentimiento tiene realmente por él.
Su vista pasa hacia uno de sus muebles, abre sus ojos y se levanta de la cama. Apenas se dio cuenta en que en la mesa de noche había una rosa y un antifaz.
Primero tomo la rosa y después el antifaz — ¿Quién habrá dejado esto? — iba a ir con su padre para preguntarle quién le había traído esas cosas para ella. Hasta que vio una tarjeta blanca y lo leyó.
Al terminar de leer guarda la tarjeta en un cajón y mira por un momento el antifaz, es muy bonito. Un antifaz dorado adornado con algunas figuras con purpurina, encaje y una flor; lo guarda con cuidado junto con la tarjeta.
—Mi Romeo... — sale de la habitación con la rosa, está en busca de algún florero. Es un lindo detalle que le había dejado, ahora tendrá que ver en que ponerse para la ocasión y quede con ese antifaz. Su Romeo la invitó a una fiesta y de ninguna forma faltaría.
Un joven de cabello rubio y con algunos mechones castaños está recargado en un poste y ve hacia un cierto punto mientras que sonríe, aunque no la pueda ver de frente se imagina la reacción que habrá tenido la dama.
