Esta historia también fue publicada en Mundo SasuSaku.
Los personajes de Kaichō wa Maid-sama! no me pertenecen a mí; le pertenecen a Hiro Fujiwara.
San Valentín.
Odiaba el San Valentín más que nadie en el mundo. Lo odiaba ya que gracias a él sus queridas compañeras femeninas eran perseguidas por hombres, incompetentes y pervertidos, que gozaban asustándolas de diversas maneras posibles. Definitivamente lo odiaba y nadie haría que su opinión cambiara; nadie excepto el alien pervertido del planeta feromonas.
Suspiró con pesadez, el día del amor había llegado y todos a su alrededor gozaban de la compañía de sus respectivas parejas. Tal vez Misaki no lo odiaba por el hecho de que los hombres persiguieran a las mujeres; tal vez lo odiaba por no tener a nadie con quién compartirlo. Volvió a lanzar un suspiró, mezclado con un toque de tristeza; estaría sola por el resto de su vida.
Fijó su mirada en el reloj que colgaba de la pared para luego lanzar un bufido, ¿por qué Yukimura tardaba tanto con aquellos documentos que le había pedido veinte minutos atrás? Volvió a suspirar, tenía ganas de golpear a alguien pero se conformaría con "atacar" al viejo armario de hojalata que yacía en una de las esquinas de la habitación. Miró a ambos lados, comprobando que no hubiera testigos, para luego acercarse al armario y golpearlo con toda su fuerza, causando así una abolladura que nadie lograría ver. Frustrada se separó de su "presa" y se sentó de nuevo en la silla que minutos antes había ocupado.
Pasó el tiempo y el vice-presidente no aparecía; las ganas de matar aumentaban pero la muchacha de cabellos castaños se rehusaba a gritar con todas sus fuerzas. Lanzó un bufido fuerte y con rapidez se acercó nuevamente al armario de metal para luego patearlo sin compasión alguna, sin saber que cierto rubio la observaba desde el marco de la puerta.
—Presidenta, debería calmarse —sugirió Usui mirando burlonamente a la camarera.
— Hmp, alien pervertido —insultó la fastidiada joven.
El ojiverde observó picaronamente a su maid personal para después acercase a la misma y abrazarla, colocando sus manos a ambos lados de su cintura. Aspiró con anhelo el aroma que la sonrojada joven desprendía por naturaleza.
—Presidenta, ¿está triste por que nadir la invitó a salir en este romántico y precioso día? —cuestionó deductivamente.
—No, estás totalmente mal —negó con la cabeza mientras se separaba de su acosador.
—En ese caso, me retiro; pero si quieres salir conmigo por una única vez, te estaré esperando en la salida del instituto. Por cierto, feliz San Valentín —felicitó con una sonrisa en el rostro, extendiendo una cajita.
Misaki agarró el obsequio y recién lo abrió al momento en el que el alien pervertido se hubiera retirado. Cuatro precioso bombones de diferentes tonos marrones estaban dentro de la pequeña cajita. La muchacha de ojos ámbar sonrió dulcemente, tal vez debía disfrutar del día de San Valentín como Dios mandaba. Saldría con Usui pero primero debía golpear al vice-presidente por su extenso retraso.
Yukimura había logrado unir a dos personas pero de los golpes de la presidenta sería incapaz de sobrevivir.
