Nunca supo como llegó a ese punto, y no es que se arrepintiera de lo que estaba haciendo, NO, por nada podría arrepentirse, era solo que estando ahí, viendo el castillo caerse a pedazos, a Theodore estático y con pánico en su rostro, a los Mortífagos y Aurores lanzando hechizos a diestras y siniestras, se preguntó ¿Cómo habían llegado a eso? y de pronto, como respuesta a ello llegaron a su mente una serie de momentos…

Primer año

Era la primera vez que traspasaba la barrera del anden 93/4, era la primera vez que estaba frente al expreso de Hogwarts, era la primera vez que asistiría al colegio y aun así, no entendía la emoción de los demás, y es que acaso ¿no eran magos? ¿No iban a un colegio de magia? Todo eso era normal, el tren, la barrera, TODO. Cuanta plaga de sangres sucias- pensó

Se despidió de sus padres, quienes la abrazaron con ternura, lo cual la incomodó y quienes le repitieron lo orgullosos que estaban de ella.

mo si no lo supiera

Luego se despidió de su hermana, y eso fue difícil, era lo único que la conmovía de tener que asistir a Hogwarts, ¿Por qué no podía llevar a su hermana? La gente llevaba mascotas, ella misma llevaba una lechuza ¿Por qué entonces no podía llevar a su hermana pequeña? Fue lo mas duro de dejar su casa, y es que su hermana pequeña lo era todo para ella.

Daphne Greengrass abrazó a Astoria y besó su mejilla.

Te escribiré todos los días- prometió

De lo contrario te escribiré yo.- respondió la pequeña.

Ninguna lloró, ninguna demostró tristeza, no, eso no era para ellas, aun a pesar de tener 9 y 11 años.

Después de eso tomó su baúl e ingresó al tren, vio como su madre lloraba y como su padre la observaba con angustia, sabia que era la favorita de sus padres, pero ella no había echo nada para serlo, le otorgaban atención en exceso y cumplían todos sus caprichos, aunque en realidad nunca fueron muchos. Tal vez por eso cuando Astoria llegó a sus vidas la amo como a una de sus muñecas y cuido de ella como si su madre no existiera, no podía decir que sus padres ignoraran a la pequeña, NO, ellos la adoraban, solo se trataba de preferencias, habrían dejado todo por Astoria, pero habrían apostado toda su fortuna a Daphne y a pesar de ello Astoria no se sentía mal, para ella la única opinión importante era de la Daphne y es que su hermana le había enseñado a no bajar las escaleras, a ir al baño sola, a hablar correctamente, a leer, a escribir y luego a sobrevivir.

Cuando encontró un vagón vacío, acomodó sus cosas y se sentó a observar por la ventana, quería que el tren partiese ya, le molestaba el bullicio de afuera, le molestaban los chicos ansiosos y emocionados, le molestaba tener que asistir a ese colegio a aprender cosas que perfectamente sus padres podrían enseñarle, le molestaba poderosamente dejar a Astoria.

Mientras pensaba en eso la puerta del compartimiento se abrió y un grupo de chicos ingresó.

Aquí estas Greengrass- dijo el chico rubio que había abierto la puerta- nos preguntábamos donde te habías metido.

Antes de que Daphne pudiese reaccionar los 3 chicos y la chica ya habían invadido el vagón

No te invite a entrar Malfoy- gruñó

No te pedí que lo hicieras- respondió el chico.

La chica respiró sonoramente, odiaba a Malfoy, lo conocía desde siempre y no lo aguantaba, no eran amigos y nunca lo serian. Sus padres eran amigos de los de ella, al igual que los padres de Crabbe, Goyle y Pansy- la única a quien llamaba por su nombre- pero eso no quitaba que lo detestara por su narcisismo, su arrogancia y su estupidez, para ella, Malfoy no era mas que un niño malcriado en busca de atención y por lo tanto, su enemigo, no estaba acostumbrada a compartir la atención de nadie ¿Por qué? Si ella era inteligente, amable, educada, y especialmente bella, ¿Por qué debía permitir que el mundo girase entorno a otra persona?

Por favor no discutáis- intervino Pansy- ¿Qué tal has estado Daphne? Me gusta tu corte de cabello- Y aquello fue suficiente para olvidar su mal humor.

Gracias- murmuró agitando su pelo negro

En ese minuto el tren se puso en marcha y los chicos tomaron asiento; sin embargo, la puerta del vagón volvió a abrirse una vez más.

Eres un cretino Malfoy, me dijiste que estarías en los vagones de adelante- maldijo el niño de color que había aparecido en la puerta.

Pues eres un iluso Zabini- contestó el rubio sin apartar la vista de la varita que tenia en sus manos.

Daphne observó atentamente al recién llegado, no le era un nombre desconocido, pues todos los sangres pura se relacionaban entre si y lo había escuchado en casa, simplemente no había tenido oportunidad de verlo en persona.

Hola a los demás- saludó el chico mientras acomodaba sus cosas y se sentaba junto a Pansy- creo que no nos conocemos, Blaise Zabini- dijo estirando la mano en dirección a Daphne

Daphne Greengrass- contestó esta apretando ligeramente la mano extendida.

Y luego de eso los demás se sumergieron en una charla donde Malfoy y sus estupideces fueron el centro de atención, fue capaz de soportarlo durante las tres primeras horas, pero luego, se volvió insoportable, cada vez que hablaba a Pansy, Draco decía algo para atraer la atención de la chica, y esto no hacia mas que molestarla, definitivamente, no había espacio para Malfoy y ella en la misma habitación, así que con delicadeza tomó el libro que había sacado del baúl y salio de ahí excusándose necesitaba ir al baño. Simplemente huyó de las boberías del rubio.

Se dirigió al último vagón del tren y contra sus pronósticos no estaba desocupado. En su interior se encontraba un niño, aparentemente de su edad, leyendo. Tenía el pelo negro y era delgado, su aspecto era sombrío, casi enfermo, en definitiva era un chico extraño

Lo lamento, pensé que no había nadie- se disculpó, pero el niño aparentemente no advirtió su presencia

¿Puedo sentarme?- preguntó para llamar su atención

Pero el chico no la miró, si quiera levanto la vista de su libro y esto la desconcertó

La niña extrañada, carraspeó, pero nuevamente el chico no la miró.

¿Qué lees?- indagó tomando asiento, pero este no dijo nada.

Esto comenzaba a exasperarla ¿Por qué el chico no le prestaba atención?

Soy Daphne Greengrass- saludó estirando su mano

Lentamente el niño bajó el libro mientras suspiraba resignado y la miró por sobre este, unos ojos azules y fríos observaron a Daphne, inexplicablemente un escalofrío la recorrió

Theodore Nott- y estrechó la pequeña mano.

A la niña no le pasó desapercibido el nombre, conocía al señor Nott y sabia que era muy amigo de su padre, pero al igual que a Zabini no había tenido oportunidad de conocerlo.

Nott nuevamente levantó el libro y siguió leyendo, ignorando por completo a Daphne.

Aquello la exasperó aun mas, no estaba acostumbrada a que la ignorasen y menos un chiquillo al que recién conocía, ¿Qué se creía ese niño raro?

Enojada, sacó su libro y comenzó a fingir que leía, pero eso tampoco logró captar la atención del chico, ni lo logró al tomarse el cabello de un modo muy delicado, como le había enseñado su madre, ni cuando al pasar la señora de carrito le ofreció dulces, ni al hacerse la dormida, ni cuando al llegar al castillo salió dando un portazo de ahí, nada captó la atención del chico y desde ese día en adelante captar la atención de Theodore Nott se volvió una obsesión para Daphne Greengrass.