Disclaimer: Silent Hill no me pertenece. Seguramente Walter viviría y sería muy happy atormentándole la vida a Henry.

Nota/Advertencia: pues esto es una excusa para escribir sobre mi otepe ahora que tengo la oportunidad, y que es un AU, tal vez semi-AU bien fumado porque tenía ganas de ver a Walter celoso (?).


Venganza

~O~

El complejo de apartamentos era una zona que no da para la crianza de un pequeño infante como el que ahora Henry carga entre sus brazos paternal y amorosamente, aunque eso último puede reservarse para opiniones personales de cierto rubio si no quiere sufrir la ira del castaño.

Ellos nunca se mudaron de aquel apartamento aún cuando fuese necesario, su vida estaba hecha ahí.

Sin embargo, eso no es lo que acompleja al mayor, quien lentamente posa su mirada sobre la espalda de Henry cubierta de aquella camisa celeste. Más arriba, unos ojos imposiblemente brillantes le escudriñan. Los ojos de aquel niño…

—Mamá.

—Papá —corrigió automáticamente Henry.

—Sí, mamá… ¿cuándo estará lista la cena?

Hubo un suspiro cansino por parte del castaño, al instante Walter soltó un resoplido que pareció una risa contenida, cosa que se ganó por parte de Henry una mirada amenazante. Walter enmudeció rápidamente, mientras observaba la interacción en silencio, decidiendo que no debería estar celoso de aquella minúscula y malévola sonrisa que el pequeño le otorgaba cada vez que Henry le daba muestra de afectos.

No debería estar celoso.

—Mamá…

—Papá —volvió a corregir—, y tengo comprar el pan para el aderezo.

Walter rápidamente se incorporó en toda su gran y atemorizante estatura.

—Voy contigo —dictó.

Más atrás, el pequeño salió, retorciéndose en los brazos de Henry.

— ¡No, yo voy contigo!

Henry volvió a suspirar, más cuando ambos Walter se enfrentaron a un largo concurso de miradas silenciosas. Si las miradas mataran, estaría seguro que debería dar una explicación ante el hecho de cómo pueden haber dos cuerpos mutilados en su casa. Él no quiere eso.

— ¿Quién cuidará el apartamento? —preguntó finalmente, con la excusa de que ambos se quedaran. Si se mataban, nada tendría qué ver.

Sin embargo, Walter era lo suficientemente inteligente como para no caer en la treta.

—Que se cuide solo —resolvió, como si nada. Una minúscula sonrisa bordeándose en sus labios—. Que el pequeño Junior lo cuide por ambos.

Encima de Henry, el pequeño niño se retorcía, buscando la forma de escapar de aquella situación. A los segundos, observó a su madre, con sus ojitos de infante suplicante.

—Pero yo quiero ir contigo…

Y con eso, Henry se rompió.

—Lo siento… —una mirada de disculpa al rubio, una sonrisa prometedora—. Vas a tener que quedarte.

Con eso, Henry se afianzó más al chico a sí, tomando la cartera y las llaves.

Justo antes de salir, tras la espalda de Henry, salió la pequeña cabecita del niño, sonriéndole victoriosamente a Walter. El rubio en cambio le regaló una larga mirada, su pulgar marcando una línea invisible en su cuello, él prometiendo también que se las verían muy pronto.

—Te estoy viendo, Walter —regañó Henry su actitud. Segundos después salió del recinto.

Pero a Walter no le importaba, él obtendría su venganza. Obtendría a madre muy pronto.