¡Yey! Aquí traigo otra serie de drabbles con mi primer pareja yaoi y la favorita e/////e. Estos drabbles estan inspirados en ositas que veo y escucho por ahí, así que creo que subire constantemente y no: no me olvidare de Familia, pero también necesito ditraer mi mente. Proximamente subire Drabbles de la inexplorada pareja: AustriaxPrusia ¡Hay muy pocos de oreesama! Dios nos e como se puede vivir sin él.

Disclaimer: Ludwig(Alemania) y Feliciano(Italia del Norte) son de Hidekaz Himuraya yo solo los empleo por diversión y sin fines d elucro. De fans para fans.


A Primera Vista

Aún no está seguro de cómo fue todo. Sabe que comenzó con una caja, y que termino con una promesa de meñiques. Tampoco sabe que es lo que más le atrajo de él en ese instante. Quizás fueron sus ojos azules como el brillante cielo. O su atlético cuerpo. O tal vez fue esa voz tan autoritaria y a su vez tan masculina.

Feliciano no está seguro, y realmente no le importa, porque él se volvió el motivo por el que sonría de forma boba mientras miraba la ventana, recordándolo, añorándolo. Y el motivo especial por él que no se molestaba en cantar a todo pulmón esas bellas canciones de amor en su idioma como en el extranjero. Tampoco dudaba en lanzarse a abrazarlo, transmitiéndole todo el amor y cariño que sentía por él, ni menos decirle las palabras más dulces y tiernas que solo él podía idear. Susurrarle mientras ambos descansaban, las sencillas palabras como: Ti amo, Ludwig.

Para Ludwig no existía el amor a primera vista. Sabía que era algo que se tenía que forjar con el paso del tiempo y no nacía de un momento a otro pero, a pesar de que siempre se estrellaba contra la pared preguntándose una y otra vez cómo es que alguien como él se había enamorado de algo como… como Feliciano. Pero por más que le daba vueltas al asunto solo llegaba a una conclusión: se había enamorado de aquel chico escurridizo, dormilón, cantador, amante de la pasta y torpe. Desorganizado, inexperto en cualquier ámbito que no fuese el del corazón; llorón, pero por sobre todas las cosas, la persona más dulce que jamás había llegado a él.

Aún se sorprendía a sí mismo cuando llegaba a casa y Feliciano lo recibía con una sonrisa cargada de añoranza y lo estrechaba entre sus delgados brazos, y luego lo colmaba de besos que él correspondía de buen agrado (aunque peleando en un principio). O como las veces en las que se encontraba trabajando y, sin darse cuenta, al ver alguna letra o palabra y se encontraba a si mismo sonriendo como un enamorado. O mientras charlaba con su Primer Ministro y esta lo sorprendía pensando en el italiano.

Pero algo de lo que ambos estaban seguros, era que se amaban y que harían lo que fuera por el otro. Desde cuidarlo por una gripa, hasta quedarse el uno al lado del otro sin decir nada, más que tomarse de las manos, en completa tranquilidad. Al menos hasta que alguno le diera hambre.