En una tarde de verano muy calurosa un singular chico de cabello azul eléctrico y ojos verdes, leía su libro favorito despreocupadamente bajo la sombra de un árbol. Estaba tan concentrado en lo que leía que ni aunque el mismísimo ministro se lo ordenara dejaría de hacerlo.

No nadie podría separarlo de tan interesante lectura pensaba Teddy Lupin; solo que en eso estaba equivocado, porque para eso existía su primo Albus, para hacer lo imposible posible, porque en vez de saludarlo educadamente y dejar que siguiera con su lectura agarro su tan preciado libro y se hecho a correr a la madriguera.

Aun le costaba creer que Albus ya no fuera ese niño de 6 años que siempre le pedía que cambiara su cabello de color sino ya fuera todo un hombre, aunque bueno sus acciones no le ayudaban a creerlo maduro.

- Albus ven para acá y trae el maldito libro - le grito ya dentro de la madriguera.

- Búscalo - grito Albus a la distancia ya escondido en alguna de las habitaciones de la casa.

- ¿No crees que ya estas muy grandecito para esto Albus? - pregunto subiendo las escaleras exasperado Ted.

- No, no lo creo.

- Luego me preguntas porque nadie te toma enserio.

- Ya tiene tiempo que acepte que eso nunca va pasar así que ¿porque no aprovecharlo divirtiéndome?

- Pero ¿porque no molestas a Hugo o a Fred? ¿Porque a mi? - pregunto Ted pateando uno de los escalones mientras empezaba a subir las escaleras.

- Siempre as sido mi primo favorito Ted.

- Albus es tu ultima oportunidad de darme el libro y salir ileso.

- ¡Encuéntrame! Has de cuenta que estamos jugando ese juego que nos enseño mi papa creo que se llamaba "escondidas" - grito Albus para hacer después lo que parecía subir escaleras por el ruido que se escucho.

- Bueno pero cuando te encuentre no me pidas piedad - contesto riendo cambiando su cabello a verde. Albus aunque a veces fuera desesperante, lograba recordar a Ted que aunque fuera mayor que la mayoria de los primos Weasley ellos lo veian parte del grupo.

El primer lugar para buscar seria el cuarto de donde dormían todos los hombres primos. Siempre cuando se reunía la familia en la madriguera cada pareja tenía su propio cuarto y todos los primos se dividían entre hombres y mujeres para dormir. Pero al entrar al cuarto vio a todo mundo menos a su tan queridísimo primito.

- Teddy ¿que haces? - pregunto Louis acostado en una de las cuatro camas que había en ese apretado cuarto.

Louis es un chico apuesto de cabello rubio platinado y ojos azules.

- Busco al hermanito de James - dijo Teddy

- Albus es adoptado, mis papas no lo quieren aceptar - dijo James que estaba sentado en la esquina del cuarto lanzando una quaffle a Fred que estaba en la otra esquina igualmente sentado.

James es un chico alto castaño de ojos cafés chocolate; es todo un mujeriego, ninguna chica se le niega, tal vez es por eso que no se enamora, ninguna se lo pone difícil.

- ¿Porque lo buscas? - pregunto somnoliento Fred aburrido de lo que hacia.

Fred es el chico mas divertido que podrías conocer si se lo propone, si te lo encuentras de buen humor es imposible que en la conversación no te rias, es de cabello pelirrojo ondulado y de ojos verdes.

- El muy maldito se llevo mi libro - dijo Teddy sentándose en la misma cama en la que estaba Louis.

- Eso me sonó tan Rose - dijo Hugo que acababa de abrir la puerta uniéndose a la conversación.

Hugo es la persona mas curiosa que podrías conocer y también una de las mas asustadizas por su conocida fobia a las arañas heredada de su padre, del que también heredo su cabello pelirrojo y ojos azules.

- Dehecho - se mofo Louis riendo.

- ¿Donde esta Rose, Lily y Roxanne? - pregunto James dejando de tirar la quaffle igual de aburrido que Fred.

- Roxanne se fue con una de sus amigas creo que a tomar él te o no se a jugar muñecas cosas de mujeres - contesto Fred.

- ¿Jugar muñecas? Cuantos años crees que tiene tu hermana Fred - pregunto sonriendole de lado al pelirrojo Teddy.

- Lily no esta tampoco "Frank" se la llevo a su casa creo que la va a presentar a sus papas - contesto James tronándose los dedos.

- ¿Van tan enserio? - pregunto Louis.

- Pues digamos que si, ademas Frank no me cae mal parece un buen chico, paso todas nuestras mis pruebas- termino James con una maléfica sonrisa.

- Ni siquiera quiero saber - dijo Hugo.

- Y Rose Hugo ¿donde esta? - pregunto tratando de sonar indiferente Teddy, quien sabe pero desde un tiempo para acá le daba por preguntar por Rose.

- Ella si se quedo creo que esta en el cuarto de las chicas pero no estoy seguro - dijo Hugo despeinándose el cabello pensativo.

- Ok me voy - dijo Teddy saliendo.

- Trae a mi hermano muerto Teddy olvídate de las estupideces esas de vivo - dijo James gritándole mientras Teddy cerraba la puerta.

Como en ese cuarto no estaba a Teddy se le ocurrió ir a buscar en la cocina, tal vez al glotón de Albus se ocurriría comer algo, pero fue negativo, como también lo fue en el jardín y en la sala, bajo los muebles y sobre ellos ¿donde estaba su escurridizo primo? El único lugar que le quedaba por buscar en la casa era el cuarto de las chicas.

Al entrar al cuarto tampoco lo encontró, busco bajo las camas y en el ropero pero todo fue inútil hasta que trato de abrir la puerta del baño y estaba cerrada. Por fin de tanto buscar lo había encontrado, el momento merecía el baile de victoria que hacia Teddy en silencio enfrente de la puerta, tan pronto como abriera esa puerta le daría el susto de su vida, Albus lo merecía, ¿que mejor humillación que hacerle creer que todavía no lo encontraba y después atacarlo usando el factor sorpresa? Albus tenia que aprender a no llevarse sus libros y si no quería aprender por la buena él le enseñaría por la mala. Lo que haría seria esconderse en el ropero para cuando abriera la puerta lanzársele encima.

Ya estando dentro del ropero dejo la puerta un poco entreabierta para poder ver cuando Albus saliera del baño.

Después de diez minutos de esperar Teddy juraba que si no salía en seis el mismo tiraría la puerta del baño, de por sí hacía mucho calor por el verano ahora agregándole que estaba adentro de ese cuadrado de madera comprimida se sentía como helado derritiéndose, no necesitaba verse la camiseta para saber que estaba completamente húmeda pegada a su cuerpo, sus quejas mentales fueron interrumpidas cuando la puerta del baño se abrió dándole paso a lo que pensó que si valía todo el tiempo del mundo.