Rotten
Summary: —Mataría por ti, Blossom. Nunca lo olvides —murmuraba siempre cuando terminábamos de consumar nuestro amor. Ella siempre reía o hacia un comentario gracioso. O simplemente me besaba… Nunca sospechando la oscura verdad que se escondía tras mis palabras. ADVERTENCIA: Este one-shot tiene incesto y a un Brick muy psicópata. Lee bajo tu propio riesgo.
Nota: Ningún personaje me pertenece.
La primera vez que mate tenía siete años.
En ese entonces puedo decir que fue un completo accidente. El niño simplemente no se callaba. No dejaba de molestarnos a mí y a mi melliza, burlándose de todas esas cosas que nos hacen diferentes y especiales.
Siempre fui una persona que reacciona de forma violenta ante las provocaciones, a primera vista soy muy frío y retórico, retraído y solitario. Puedo tolerar que se burlen de mis ojos rojos como la sangre, de mi cabello pelirrojo como el corazón de un rubí, pero no puedo soportar la idea de que mi adorada hermana sea ridiculizada por todas esas cualidades que la hacen perfecta.
Porque ella es perfecta.
Pero en ese entonces nadie parecía notarlo, nadie parecía ver en Blossom lo que yo siempre vi. Que ella era un ángel con sus ojos del rosa más suave que podía haber, su piel blanca como la nieve con finas pecas espolvoreadas en sus mejillas y su cabello rojo con mechones dorados entretejidos en ellos. Ella era hermosa.
Y yo era demoniaco.
Así, que sí, podían burlarse de mí. Pero nunca de ella.
Yo lo único que hice fue empujar al molesto niño y este se cayó por las escaleras, y se rompió el cuello.
Listo. Finito. Las burlas se habían acabado.
Fue un completo accidente porque mi intención nunca fue matarlo… Pero estaría mintiendo si digo que al final no lo disfrute.
El sonido del hueso al romperse... Música para mis oídos…
La sangre que formó un pequeño charco debajo de la cabeza del niño… Del mismo tono que el color de mis ojos…
Y la vida dejar esos ojos antes vibrantes… Me hacía sentir poderoso.
Saber que con tan solo una acción podía jugar a ser Dios… O el Diablo.
Blossom había llorado. ¿Cómo no iba a hacerlo? Había presenciado una muerte. Yo fui llevado a la comisaria. Pero era un niño de siete años, nadie nunca pensaría que había malicia en mi interior, a pesar del color de mis ojos. Por lo que los cargos fueron retirados y todo quedo como un trágico accidente.
Desde luego recibimos terapia, todos querían saber que había dentro de esa cabecita pelirroja nuestra después de presenciar una muerte. Pero yo siempre fui bueno para fingir.
Nunca nadie podía meterse en mi cabeza.
A partir de ahí las burlas cesaron.
Todos me temían. Podía estar absuelto de culpa ante la ley, pero eso no significaba que la gente me perdonaría.
Sin embargo ellos nunca me importaron. No buscaba su aprobación o su perdón… Solo quería a Blossom.
Protegerla de todos y cuidarla. Amarla.
Sabía que el mundo estaba podrido, yo era el vivo ejemplo de eso.
Parecía que mientras yo había nacido con toda esta maldad, ella se había quedado con todo lo bueno y dulce.
Ella era la imagen de todo lo bueno y puro… La única que me seguía tratando como una persona a la que se debe cuidar y amar.
La gente me trataba con odio. Mis padres, a partir de ese accidente, me miraban con recelo. No tenía que ser un gran genio para saber que también me temían.
Yo intentaba ser un buen hijo, ¡juro que lo intente! Solo quería que madre me volviera a sostener fuerte, como si no quisiera nunca dejarme ir. Que padre volviera a mirarme orgulloso y volviera a jugar conmigo… Pero eso nunca volvió a pasar.
Madre evitaba incluso mirarme. Padre solo me hablaba para regañarme. Y la única que estaba ahí para mí era mi hermana.
Solo ella…
Mi melliza se convirtió en mi mundo.
La segunda muerte vino a los catorce años.
Todo había transcurrido con normalidad. Había olvidado como esa muerte me había hecho sentir.
Solo era yo, Brick Utonium, un chico normal que intentaba cada día ser mejor para enorgullecer a su hermana. Para merecer el amor puro que ella me profetizaba.
Pero todo eso cambio cuando ese niño cuatro ojos llamado Dexter robó el primer beso de Blossom.
En ese entonces no había entendido que fue lo que me paso. Solo lo vi a él presionar sus labios contras los de mi hermana… Y todo se había vuelto rojo.
¿Cómo se atrevía esa patética escoria a tocar a alguien como Blossom? ¿Cómo…?
Actué por instinto.
Solo quería verlo pagar…
Verlo retorcerse de arrepentimiento por atreverse a profanar algo tan dulce e inocente como lo era mi hermana…
Por robar algo que debió ser mío para tomar.
Primero lo golpee tan fuerte y tan duro… Toda mi rabia e importancia escrita en cada golpe. Se sintió bien. Tan bien.
No había sentido un placer así en mi vida, que no tuviera nada que ver con estar en la compañía de Blossom.
Luego saque mi cuchillo… Y me rencontré a mí mismo en la sangre escarlata, tan profunda y brillante, que salía de una garganta cortada.
Esto es lo que era yo… Lo que debía hacer…
Pero no podía… Sabía que con hacer esto, con manchar mis manos de sangre, ya no podría volver a tocarla… Volver a acariciar su suave cabello, sus mejillas…
Y besarla. Besarla como tantas veces había soñado en hacer…
Se quedaría solo así. En un sueño.
Porque primero me condenaría antes que tocar a Blossom con mis manos manchadas de la sangre de otro…
Otro.
Oculte el cuerpo.
Sabía que nadie me descubriría si era cuidadoso. Yo siempre había sido la segunda persona más inteligente de este maldito pueblo, la primera siempre fue Blossom.
¿Por qué ella la primera y yo el segundo? Simple. A mí no me gustaba estudiar, pero siempre fui muy astuto en ciertas cosas. Y planear todo para que nunca nadie ligara la desaparición de Dexter conmigo, fue una de ellas.
Regrese a casa. Ella estaba durmiendo en su recamara.
Siempre me había gustado verla dormir. Me recordaba a un ángel, etéreo y puro.
Y yo… Sucio… Con la sangre de esa escoria…
Por lo que me duche en su baño lo mejor que pude, pero aun podía verla en mis manos… En mi cuello… En mi rostro.
Hice lo que borraría esa imagen y la sustituiría por una más… Tolerable.
Mi sangre empezó a gotear por mis dedos. La herida era profunda, la cicatriz que resultaría sería muy grande y muy fea, pero era un precio que estaba dispuesto a pagar con tal de volver a tocar a Blossom.
Como siempre, ella me encontró.
Parecía como si ella siempre supiera cuando estaba cerca, como si me sintiera. Inclusive dormida.
Me gustaba eso.
Saber que yo era una constante presencia dentro de ella… Sublime.
Lloro, ¡oh, como lloro al encontrarme así! Y como disfrute de limpiar sus lágrimas de preocupación con mis dedos sangrientos.
Mi sangre mancho su rostro.
Esa fue la primera vez que la marque.
Los asesinatos siguieron. No podía parar.
Me convertí en la pesadilla de todo hombre, mujer y niño que podía existir. Y cada muerte me volvía más sediento, más ansioso por mi próxima víctima.
Era muy cuidadoso. Varios me señalaban como el culpable de todas esas desapariciones, pero simplemente por mi apariencia tenebrosa. Nadie nunca tuvo una prueba solida de mí, porque simplemente nada me conectaba con mis víctimas.
Así como mataba a un compañero de clases que me caía mal, mataba a una señora que vivía al otro lado del pueblo y que nunca había visto. Cada muerte la hacía parecer personal, pero en realidad no era así.
No discriminaba. No era selectivo.
Solo quería saciar a ese monstruo dentro de mí. Solo quería ver ese color carmesí bañar mis manos y salpicar mi rostro.
Solo quería tocarla a ella.
Cada asesinato que cometí significo una nueva cicatriz en mi brazo.
Tenía que limpiar toda esa suciedad si quería volver a acariciarla… Y cada vez se hacía más jodidamente difícil resistirme a ella.
No supe cómo fue o qué paso, pero mis sentimientos ahí estaban. Y no eran nada fraternales.
Tal vez fue porque me acepto tal y como era cuando era niño. Tal vez fue porque ella era la única que seguía ahí cuando todos me acusaban de ser el demonio que vino a traer desgracias al pueblo.
Ella era la única que me defendía. La única que cuidaba mis heridas todas las noches que me encontraba sangrando en el baño… Limpiando mis pecados.
La única que quería buscarme ayuda por mi actitud autodestructiva y que se ilumino de alegría cuando acepte ir con un psicólogo a contarle "mis problemas."
Blossom Utonium la única que me amaba de verdad.
Y yo la amaba. Con todo mi ser podrido y retorcido.
La amaba… y la tendría.
Fui más cuidadoso de lo que en ningún asesinato habría sido. Tenía que lograr que ese inocente y puro amor que Blossom me profetizaba se transformara en algo… Más.
Yo sabía que mis ojos eran demoniacos, que mi actitud era violenta y problemática… Pero eso no significaba que no fuera atractivo ante las chicas.
Me asegure de provocarla, de cuidarla y hacerla sentir la chica más especial en la tierra… Para luego dejarla por mi cita del día.
Me gustaba mucho ver sus ojos rosas ser llenados de alegría cuando toda mi atención estaba en ella… Y como ardían de celos cuando estaba con otra chica.
Su atracción hacia mi surgió tan natural como debía ser. La seduje pero nunca la forcé.
Si me hubiera rechazado cuando la bese en nuestro cumpleaños número dieciocho… Tal vez habría aceptado que nuestra relación fraternal nunca podría evolucionar a lo que yo quería.
Pero no lo hiso.
Sus suaves y rosados labios se amoldaron a los míos como nada nunca lo había hecho. Y la pasión con la que me respondió, encendió todos mis instintos…
Ella iba a ser mía…
Solo mía.
Nuestra relación fue todo un secreto, por obvias razones. Pero eso no quiere decir que no fue hermosa.
Al fin la tenía como la quería, podía tocarla y ella sabía con qué tipo de anhelo lo hacía. Podía besarla y marcarla como mía todas las veces que quería.
Yo seguía saliendo con otras chicas, pero era solo para aparentar, así como ella se vio muchas veces forzada a aceptar a salir con idiotas para que igual nadie sospechara.
Por supuesto, todos esos tipos nunca intentaban nada con ella. Me aseguraba de charlar con ellos antes de que la cita empezara.
Y al final del día, después de que termináramos de fingir, tenía que tenerla. Recordarle con mis caricias que ella siempre sería la única para mí, y con mis besos que nunca la dejaría ir.
—Mataría por ti, Blossom. Nunca lo olvides —murmuraba siempre cuando terminábamos de consumar nuestro amor.
Ella siempre reía o hacia un comentario gracioso. O simplemente me besaba… Nunca sospechando la oscura verdad que se escondía tras mis palabras.
Durante meses no sentí la necesidad de matar a alguien.
¿Para qué hacerlo cuando me sentía tan completo? ¿Por qué volvería a manchar mis manos con la inmunda sangre de otras personas, cuando mejor podía llenarlas con la textura de su piel? ¿Por qué?
Por ella.
Cumpliría su promesa. Mataría por ella. Para estar con ella…
Para siempre.
Él los descubrió.
Padre había entrado a su habitación cuando notó que no había bajado a desayunar.
Me había quedado dormido, Blossom hace mucho que se había ido con madre al pueblo a comprar la despensa de la semana. Y yo había estado muy cansado para recoger sus cosas de la cama, por eso cuando entro padre no pude evitar que viera toda la ropa de Blossom esparcida en mi cuarto.
Pude ver en los ojos de mi padre que intentaba darle otra explicación a esto, que tal vez todas estas prendas rosas pertenecían a alguien más, a una tipa cualquiera con la que me revolcaba.
Pude dejarlo que creyera eso, después de todo lo último que se pensaría era en que dos hermanos estuvieran en una relación para nada fraternal. Pero la duda estaría siempre ahí…
Y cualquier cosa que amenazara mi relación con Blossom debía ser eliminada.
Así que se lo dije. Confirme sus peores sospechas.
Me llamó enfermo. Monstruo.
Demonio.
Había corrompido a su dulce hijita. Había violado cada parte de ella. De ese angelito.
No soporte que pusiera la relación más hermosa que había tenido en la vida de esa manera. Como si fuera algo impuro y malo.
Algo que no debía existir.
Nunca me había desecho de mi preciado cuchillo, con el que asesine a Dexter y a muchos otros.
Y con el cual mate a mi padre.
Esa sensación de nuevo me invadió. La de poder.
La embriaguez…
No podía enterrar esta necesidad. Tarde o temprano volvería a salir…
Porque esto era lo que yo era. Y siempre seria.
Me deshice del cuerpo, limpie toda evidencia. Me asegure de que todos pensaran que él nos había abandonado. Inclusive mate a la asistente de papá para que pensaran que había huido con ella. Vacié las cuentas del banco, hackeando el sistema por computadora, deje lo suficiente para sobrevivir unos años y oculte lo demás en otra cuenta.
Deje pistas, notas, para que todos se tragaran el cuento de que mi padre tenía una amante. Y todos al final se lo creyeron, inclusive empezaron a inventar historias de como padre miraba a su asistente, de cómo se encerraban en la oficina más de lo debido.
Chismes. Típico de la naturaleza humana.
Madre quedo destrozada. Nunca nadie sospecho que alguien tan intachable como padre podía engañarla así y dejarla como un cobarde.
Nunca nadie sospecho que yo andaba detrás de esto.
Blossom fue la más difícil de convencer. ¿Cómo podía tragarse eso de que padre nunca los quiso cuando noches antes le dio un beso de buenas noches? ¿Cuándo todas las mañanas le decía: Buenos días, mi princesa? ¿Cuándo siempre que quería salir la interrogaba arduamente de con quién y a dónde iba? ¿Cuándo siempre que lo miraba podía observar el arduo amor que le profetizaba a ella y a su madre? ¿Cómo?
Pero los chismes pronto la golpearon, me asegure de que así fuera. Pronto mi amada también tuvo que aceptar que tal vez padre no era el hombre que ella pensó que era.
Sin embargo las dudas de lo nuestro también la golpearon.
—Yo nunca te dejaría, Bloss —dije mientras secaba sus lágrimas con mis dedos—. La sangre nunca abandona a la sangre, y tú eres mi sangre… Y eres mía. Solo mía.
Ella me creyó.
Y yo también lo creí. Después de todo habíamos venido a este mundo juntos y así nos iríamos.
Madre se volvió paranoica. Temía que sus dos hijos también la abandonaran, por lo que nos vigilaba más de lo normal. Cosa que hacia cada vez más difícil que Blossom y yo estuviéramos juntos.
Lo cual me estaba volviendo una persona… Irritada.
Y gente moría cuando estaba de ese humor.
No quería volver a matar, solo quería estar con Blossom, pero no podía evitarlo. De algún modo tenía que saciar mi hambre.
Y si no era con mi bella hermana…
Pero no podía seguir así. Mi madre no dejaba de vigilar a Blossom y mi anhelo por ella crecía cada día, así como la sed de venganza y miedo entre los pueblerinos también aumentaba. Pronto acudirían a métodos arcaicos para intentar encontrar al asesino.
Así que de nuevo tuve que cumplir mi promesa.
Mataría por ti…
Sin embargo esta vez no mate a nadie. Hice lo que todo buen ciudadano haría…
Entregue al asesino.
Todos se sorprendieron que el pobre demonio del pueblo hiciera lo correcto y entregara a su madre.
Hubo una investigación, pero todas las pruebas estaban ahí. Cuerpos enterrados en el patio trasero, el cuchillo de los asesinatos escondido debajo del colchón de su madre… Un cabello en una de sus más recientes víctimas. Y su actitud paranoica e inestable.
Si, la Sra. Utonium era indiscutiblemente el asesino.
Blossom lloro. Primero su padre los abandonaba y ahora su madre resultaba ser una psicópata.
Nuestra familia estaba maldita. Ahora solo nos teníamos el uno al otro.
Como siempre debió ser.
Este es mi cuento. Esta es mi vida.
¿Crees que soy un monstruo? ¿Qué soy un demonio?
Tienes razón lo soy.
Estoy podrido. Demente y retorcido.
Pero también estoy enamorado. Irrevocable y perdidamente.
Pero no te equivoque.
Si, al principio mate por ella, para que pararan las burlas, por celos. Pero eso no hizo que continuara haciéndolo. Lo hice porque encontré una satisfacción en ver la vida dejar el cuerpo de mis víctimas.
Continuare matando por ella, para deshacerme de cualquiera obstáculo que intente apartarme de ella. Mi nuevo cuchillo siempre estará afilado, por si alguien en esta sucia ciudad descubre que somos hermanos.
Pero también seguiré matando por el placer de hacerlo.
Continuare y continuare y no me detendré. Porque yo lo necesito para vivir.
Es mi vicio… Es mi obsesión.
Así como ella. Mi melliza. Mi vida.
Soy un demonio y ella es un ángel.
Yo mato por placer y diversión y ella salva vidas como doctora por la compasión de su corazón. Somos lo más opuesto que hay.
Pero yo toco el cielo cada vez que estoy en sus brazos. Lo veo y lo siento.
Y ella no sabe que la marco con la sangre del infierno cada vez que la toco, pero la marca está ahí. Yo puedo verla.
Y ahora ella está ligada a mí con algo más profundo que simples promesas de amor, más unida a mí que por el simple parentesco de sangre.
Ahora nuestra semilla al fin ha florecido. Nuestro amor al fin ha dado un fruto.
Si va a ser un angelito como su madre o un demonio como yo aún está por verse.
Pero al fin, con esto, nunca nadie podrá separarnos. Ahora si ella es mía completamente.
Para siempre.
Nota de Autor: Hola a todos. Bueno, este es mi primer One-Shot y fue algo que se me vino a la mente leyendo tantos Fanfictions sobre esta pareja. Encontré uno que otro sobre ellos dos cometiendo incesto, pero yo quería darle un toque más… oscuro. Además hay tantos Fanfic sobre Brick siendo un completo psicópata pero no siendo así de oscuro y retorcido, y obsesionado con su hermanita Blossom.
Espero que les guste y que yo haya podido captar esa mente oscura y retorcida que tanto quería que me saliera.
Por favor díganme que opinan. En verdad me gustaría saber si me salió y si no pues también. Toda crítica constructiva es bienvenida.
Gracias por leer.
Sorceri.
