A ver, primero de todo, relajense ustedes, que aunque ya haya publicado el segundo capítulo de la serie, no voy a continuarlo ya de seguido, cielis. Sólo lo hago por ganas y tal... Así os cuento:

En esta parte, habrá

Musho drama.

Musho amor.

Algo de tragedia.

Algo de comedia.

Misterio.

¡Y mucha magia!

Disfrutad del prólogo de este capítulo, que será poco emocionante pero abre puertas. Está basado en el último capítulo de la anterior serie.

PD, esta parte es muy corta n-n


Negro. Sólo se veía negro, mucho negro. Vainilla caminaba por un suelo duro, acristalado, hueco y sonoro. Los pasos de la chica no se oían en absoluto; parecía que el vacío espectral del abismo había absorbido las cualidades sonoras de su organismo, ya que ni su respiración se oía.

"¿Dónde estoy?" se preguntó Babú, "¿Es esto el armario de Vi?"

De repente, unas sábanas negras pero invisibles en la oscuridad agarraron las piernas y los brazos de la muchacha, que se quedaba sin fuerzas al no haber ninguna fuente de luz. Tocó las sabanas: estaban hechas de una especia de espuma espesa y viscosa, grumosa y desagradable. Estaban consiguiendo cristalizarse de alguna manera, y le estaban ganando la batalla.

Babú no sabía que le pasaba, pero sólo sabía que el suelo se derretía y una masa blanda con la textura del moho la absorbía. Se moría del asco, y ahora tenía la masa viscosa por la cintura, y ahora iba más rápido. La sensación de ceguera que la oscuridad le inculcaba le volvía loca, y no sabía si de veras había alguien detrás de todo aquello. Las sombras le estaban cubriendo el cuello.

De repente, cuando la sombra se colaba ligeramente por sus poros, sintió que sus pies no tocaban suelo, y sentía un gran vacío bajo ella. Guiándse por su instincto y refiriendo el suicidio premeditado a ser tragada por las tinieblas, la chica se armó de valor y puso las manos en el cristal cubierto de masa oscura, y se impulsó hacia abajo gracias al borde de el boquete por el que se suponía que se habían colado las sombras.

Segundos depués, la masa coló a Babú por debajo suyo y la chica estuvo en aire en caída libre unos segundos. Vainilla no estaba preparada para la caída, y cuándo ésta tocó suelo, sus tobillos se aplastaron y le dolió muchísimo el impacto. Un ruido atronador, cómo una batidora atascada batiendo espuma espesa, sonó en el vacío, probándola que el lugar no absorbió ningún sonido. Vainilla creyó que la masa debía haber sido absorbida por alguna razón como un aspirador.

Vainilla dió media vuelta, y una hilera individual de espejos reflejaba su cuerpo. Por fin pudo darse cuenta de que estaba manchada de una especie de carbón líquido. Sus pupilas se dilataron al verse, y las piernas le flaquearon por la falta de energía. La curiosidad le devolvió un poco, y se levantó para ver si las propiedades de los otros cuatro espejos eran diferentes.

Por alguna razón sobrenatural, al estar detrás del primer espejo y mirado hacia un lado, se creó un laberinto de espejos. Queriendo mirar atrás, el pasillo de espejos prolongaba, y se dio cuenta de que estaba en el pasillo de un laberinto. Ni siquiera sabía hacia dónde ir, así que caminó hacia delante con el paso ligero.

Los caminos eran serpenteantes y los reflejos de una Vainilla confusa se mezclaban. Había espejos geométricos, redondos, pero todos le rodeaban y la chica no sabía hacia dónde ir ni que había al final. Se confundía con los reflejos, y ya no distinguía lo que había hacia un lado o si era un pasillo adyacente, pero logró una mínima sensación de guía al poder diferenciarlos gracias al tamaño de los reflejos, que disminuían al estar más lejos.

Pero, a pesar de tener un ligero dominio en la situación, Babú empezaba a confundirse y a marearse por las ondulaciones de algunos espejos. Llegó a varias bifurcaciones antes de toparse con un callejón, con el que al chocarse y caerse al suelo, desapareció. Se frotó la frente, y su vista se nubló. Volviendo a la normalidad, se dió cuenta de que había vuelto al espacio negro, antes de que seis espejos le encajonaran en un espacio hexagonal.

Se miró dándo vueltas, y todos los reflejos la representaban con una leve levitación de su persona, que le dirigía la mirada con desprecio derrochando su mirada, y sus ojos verdes y su pelo acaramelado estaban más oscuros. Parecía un filtro se contraste fotográfico. De repente, sus tres versiones que tenía delante rompieron el espejo con un orbe oscuro, y las dos de sus lados también. Se giró, y se dio cuenta de que el único espejo que se sostenía le reflejaba de una manera fiel y sincera. El reflejo suspiró, como quien acepta un castigo, una realidad o una maldición, y terminó por explotar en mil pedazos con el sonido del cristal rompiéndose. Pero el espejo seguía en pie.

Vainilla se sentó en su cama súbitamente con falta de respiración. Se le encogió en corazón con alivio cuando vio que estaba en su cama y habitación. Suspiró esntrecordamente y se tumbó en la cama de nuevo sin cerrar los ojos por si se dormía.

Estaba claro que esas pesadillas tan rutinarias le ayudaban a superar sus miedos... Pero esta vez no había salido Josseff y eso era algo nuevo, al igual que sus clones malvados. También había algo que le decía que había algo más sobre aquellos percances... Algo simbólico e invisible.

Pero aún era temprano para pensar sobre ello. Vainilla lo comprendería más tarde.


[Notita:]

Hay algo aquí que no cuadra... Si lo descubrís, adivinais ya la historia entera. Comentad y así subo el siguiente capítulo pronto!

icechipsx