¡Hola! sí, soy una inconciente. No tengo tiempo ni de actualizar mi otro fic y sin embargo aquí estoy ¡Pero es que no me podía quitar esta idea de la mente! La he tenido por casi un mes y bueno, no me resistí. Espero que les vaya a gustar porque me ha encantado como se ve la idea en mi mente, ojala y logré plasmarla bien aquí... en fin ¡no los molesto más! :D
Ese día despertó antes de tiempo y sintiéndose muy miserable. Había pasado una semana desde que tuvo que mudarse y hoy era su "tan esperado" primer día de clases. Suspiró y se levantó de la cama más que dispuesto a tomar una ducha, muy a pesar de encontrarse en un lugar que le resultaba poco atractivo, él jamás saldría sin estar presentable. La estética era su marca personal.
Se desnudó e ingresó a la bañera sintiendo como sus músculos se tensaban, debía admitir que aun le dolía el cuerpo debido a los moratones y cicatrices, pero según le habían dicho los médicos si tomaba sus medicamentos y se echaba las pomadas a la hora debida no tardarían en recuperarse del todo. En parte sabía que era injusto quejarse ya que fue afortunado al recibir tan poco daño, teniendo en cuenta la magnitud del accidente que había sufrido.
Cerró sus ojos y se permitió imaginar que aún se hallaba en New York, que toda la situación era una pesadilla y que no tardaría en despertar. Luego como todos los días bajaría a desayunar con su padre mientras este le regaña por estar twiteando desde su celular muy temprano, aunque por supuesto lo haría con un tono burlón al imaginar de quién eran las publicaciones que tan anhelante esperaba.
El reloj despertador sonó sacándolo de su ensoñación. Maldijo no haber desactivado la alarma hasta que se dio cuenta de que le quedaba tan solo una hora para cambiarse y desayunar. Salió de la ducha amarrándose una toalla a la cintura y entró a su habitación para poder apagar el molesto aparato. Una vez que lo apagó, se sentó frente al tocador y empezó su rutina de cuidado de la piel. Cuando estuvo listo sonrió al verse perfecto y haciendo uso de todo su positivismo, se dijo:
-¿Qué tan malo puede ser?-
Sink me
El día que nos conocimos,
congelada, contuve el aliento.
Desde el principio supe que había encontrado un refugio
para que mi corazón se acelerara.
christina perri - a thousand years
Miró con desconfianza la puerta de ingreso a "McKinley High School". Exteriormente se veía tan terrible como imaginó que se vería una escuela pública en un lugar tan pequeño y apacible como lo era Lima, Ohio. Todo era muy tradicional y lastimosamente él no era un chico tradicional: sus maneras eran delicadas, sus gustos un poco extravagantes y su sentido de la moda era sin duda distinto a los de las personas que volteaban a verlo riendo como tontos. De estar en New York probablemente sería él quién se reiría de ellos.
-Tienes que ser fuerte- se dijo en voz baja antes de sentir como su vista empezaban a nublarse. Esas fueron las últimas palabras que le había dicho su padre antes de que lo llevasen tan lejos de él, inhaló con fuerza tratando de recordarse que llevaban separados apenas una semana y que no era un adiós definitivo. Debía ser fuerte por él.
Inhaló profundamente y empezó a caminar hacia la puerta, no era ni muy temprano ni muy tarde por lo que había una cantidad de alumnos considerable caminando entre los pasillos. Sacó un papel con un número escrito en él y empezó a buscar la que sería su taquilla, no tardó en encontrarla he hizo una mueca de desagrado al lograr abrirla y ver el limitado espacio que tenía dentro de ella. Iba lentamente comprendiendo un concepto totalmente desconocido para él hasta la fecha: "limitación".
-sean bienvenidos a un nuevo año escolar…- se escuchó una voz femenina desde los megáfonos captando la atención de los alumnos- Ahora, hagan el favor de mover sus flácidos traseros hacia el auditorio para iniciar la ceremonia-
Kurt alzó una ceja preguntándose si en verdad acababa de oír eso, por la expresión fastidiada que pudo percibir en sus compañeros se convenció de que era así. ¿Era legal en el sistema educacional hablarle así al alumnado? No lo sabía. ¿Dónde quedaba el auditorio? Eso tampoco lo sabía.
-Muévete, princesa- No fue capaz de reaccionar al sentir como su cuerpo chocaba violentamente contra los casilleros y luego caía al suelo inmediatamente un terrible dolor invadió su, de por si, magullado cuerpo haciéndole soltar un grito ahogado. Desde su incomoda posición fijó sus azules orbes llenas de odio en el par de gigantes que se destornillaban de risa y caminaban junto al resto de adolescentes que parecían estar migrando.
Se preguntó realmente si nadie había visto eso, ya que todos avanzaban como si nada hubiera pasado. Tardó solo unos segundos darse cuenta de que en realidad no es que no lo hayan visto, era que no les había importado. Suspiró de dolor, puesto que se había golpeado muchos moratones, y de terror, al darse cuenta de que tanta indiferencia solo podía significar que cosas así pasaban muy seguido. Sin duda le esperaba un tiempo largo y complicado.
Cerró los ojos tomándose un momento para analizar su vida, no recordaba nunca haber hecho algo demasiado cruel o malo a nadie como para merecer tantas cosas malas… quizás era sarcástico, narcisista y un poco engreído pero de ahí no pasaba. Llevó ambas manos a su cabeza y soltó un improperio y se puso de pie a una velocidad sorprendente, para una persona tan lastimada, al abrir los ojos y darse cuenta de que se había quedado solo. Ahora no tenía esperanzas de llegar al auditorio pues su plan había sido seguir a la multitud.
-¡Ah!- soltó un agudísimo grito, retrocedió varios pasos y empezó a hiperventilar al ver frente a él a una muchacha vestida con un look de abuelita de los años sesenta, bañada en sangre- ¡Un fantasma!- empezó a refregarse erráticamente los ojos con la esperanza de que su mente le estuviese jugando una mala pasada.
-¿¡Qué!? ¿¡Dónde!?- el fantasma se sobresaltó y empezó a correr en círculos dando tropezones dándole una imagen cómica
-¡Tú!- le gritó aterrado llevándose ambas manos al corazón- ¿No eres un fantasma?- Kurt tragó con fuerza acercándose a ella. Él era la persona más incrédula que conocía, para ser sinceros incluso era ateo, y su sentido común en esos precisos momentos le aseguraba que era absolutamente imposible que ella fuese un fantasma.
-¿Yo?- la joven se señaló y bufó al instante- ¡Por supuesto que no soy un fantasma!- le gritó indignada haciendo uso de un acento muy dramático- Yo soy Rachel Berry, una viva estudiante esta escuela y futura gran estrella de Broadway- Kurt debía aceptar que le sorprendieron las altas expectativas de la joven. No obstante él aun se sentía alterado.
-¿¡Cómo esperabas que no te confundiera si andas bañada en sangre!?- le reclamó. Si ella quería una lucha de dramatismo, la iba a tener.
-¡Esto no es sangre, es slushie!-
-¡Bueno, bañada en slushie!-
-No es como si yo hubiera querido esto - dijo ella bajando la voz y abrazándose a si misma. Kurt recordó a los dos gigantes que lo habían lanzado contra los casilleros, ellos llevaban vasos de refresco vacíos.
-¿Te lo han lanzado esos dos desagradables neandertales?- ella asintió ante la incredulidad de Kurt. Entendía que lo rechazaran y maltrataran a él, no lo avalaba pero lo entendía, pero ¿Por qué meterse con una chica tan pequeña y normal como ella? -¿Hay algún baño cerca?-
-Sí, siguiendo este pasillo y volteando a la derecha, das diez pasos y luego a la izquierda- le indicó ella recargándose contra los casilleros, por la forma en que se sobaba los ojos no era difícil de adivinar que se hallaban irritados.
- Rachel Berry, futura estrella de Broadway- la llamó tomándola por los hombros- me parece que es hora de ir hacia allá-
Luego de unos minutos de quejas, discusiones e intentos de mantener una conversación civilizada al fin Kurt y su magnifica guía fueron capaces de encontrar un baño. A pesar de tratarse del baño de damas ni siquiera pestañeó al ingresar, no estaba para ponerse exquisito... y por supuesto no iba a negar que no tenía ganas de descubrir como era el interior de un baño de hombres en una escuela como esa.
- Obviamente eres nuevo, lo sé porque yo conozco a todos aquí y tu no eres exactamente una persona que pasa fácilmente desapercibida ¿Cómo te llamas? ¿De dónde vienes?- La muchachita se recargo contra uno de los caños y lo abrió para empezar a enjuagar su cabello. Muy habladora y preguntona en opinión de Kurt.
-Mi nombre es Kurt- le respondió haciendo una mueca al ver como ella lidiaba con los hielos que se habían quedado enredados en su cabello-Y vengo de Pensilvania- respondió poniendo a prueba por primera vez su talento histriónico
-¡Qué envidia! ¡Tú has estado más cerca de New York!- exclamó acercándose a su mochila y sacando lo que parecía ser su último recurso, un peine- ¿Por qué te mudaste aquí?- Kurt inhaló tratando de recordar a perfección toda la historia que había ensayado durante casi una semana.
-Mi papá consiguió un buen empleo en Ohio, para ser exacto en Westerville- Observó con desconfianza el suelo antes de decidir sentarse en él. Al menos olía a desinfectante.
-¡¿Vienes desde Westerville a Lima?!-
-No exactamente, mi casa esta en Lima porque un familiar nos la dejó a un muy buen precio- ella hizo un sonido de entendimiento y Kurt prosiguió- Es por eso que mi papá suele quedarse en el taller en lugar de regresar a casa, es mecánico-
-¡Listo!- canto victoria ella al ver que había logrado quitar el slushie de toda ella, a excepción de su ropa-¿Podrías pasarme el pañuelo que está dentro de mi mochila?- le pidió haciendo un gesto gracioso con su manos
-Claro- respondió aliviado de que ella hubiera dejado de preguntar, se puso de pie y se acercó a la mochila para buscar el pequeño trozo de tela- Hey Rachel-
-Dime- él rápidamente le extendió el objeto que ella empezó a usar para secarse el rostro. Kurt dudó unos instantes antes de decidirse a preguntar.
-No quiero incomodarte pero no puedo evitar preguntarme ¿Por qué te han tirado esa cosa?-
-Porque son realmente tontos... y porque soy miembro del club Glee-
- ¿Qué tiene de malo pertenecer al club Glee?-
- Nos consideran lo más bajo de la escala social- Ella terminó de secarse y puso una expresión de furia al verse al espejo- Pero últimamente no me lo hacen a mi, han aprovechado que Finn esta enfermo y no pudo venir-
-Ya veo…- Notando lo incomoda que se tornaba la situación decidió cambiar de tema -¿Quién es Finn?-
-Es mi novio- le contó poniendo una sonrisa soñadora, dejando la toalla sobre el caño y sentándose a su lado- Él es alto, guapo, divertido, dulce, canta bien, es miembro del equipo de fútbol y del club Glee. En resumen, es el chico perfecto pero es un poco distraído...- Kurt no pudo evitar soltar una risita al oírla describir a tan interesante personaje, pero paró al verla empezar a temblar.
-¿Qué ocurre?-
-Tengo frío- le confesó abrasándose a si misma y acurrucándose a su lado- No me esperaba esto el primer día así que no traje ropa de repuesto-
Kurt Hummel era una de esas personas que amaban su ropa como a nada en este mundo, era cosa de familia, no obstante también era una buena persona por lo que con el dolor de su alma se sacó una de sus "capas" de ropa y lentamente la extendió hacia ella.
-Sé que no es mucho pero podrías usarlo, si quieres- La chica levantó la mirada y observó el abrigo con cuadros escoceses que él le ofrecía- para evitar resfriarte podrías incluso quitarte ese vestido y usar solo esto, es largo y no dejará que se vea nada- ella lo observó anonadada unos segundos antes de sonreírle ampliamente y tirársele encima en un abrazo de oso
-¡muchas gracias!- ella tomó el abrigo y corrió al interior de uno de los cubículos para cambiarse dejando a un desorientado Kurt tirado en el suelo
-De nada- rió nuevamente. Esta chica era como un huracán- Después de todo, eres la primera persona que conozco en esta escuela-
-Siéntete afortunado, soy una gran cantante, guía y fuente de información-
-no lo dudo- rodó los ojos consiente de que ella no podía verlo- Finn es tan afortunado…-
-¡Exacto! ¿Tú tienes a alguien "especial" en tu vida?-
-¿Especial?- preguntó mientras trataba de arreglar a la perfección los mechones que se habían desacomodado con el abrazo- hay muchas personas especiales en mi vida: mi familia, mis amigos, incluso algunos profesores…-
-Me refiero a si encontraste a "esa persona especial"- mencionó ella asomándose por la parte superior del cubículo y dejando ver sus hombros totalmente descubiertos.
-Oh, tu te refieres a…-
-Me refiero a si tienes novio- Kurt la volvió a ver ingresar del todo al cubículo para seguir cambiándose
- Es complicado- susurró él jugando con sus dedos. Sinceramente no quería hablar sobre eso- Un momento… ¿Cómo sabes que soy…?-
-Kurt, tengo dos papás y muchos amigos de mi familia son gays. Tengo un gaydar más desarrollado que el de cualquier ciudadano promedio-
-ya veo…-
-Listo- exclamó ella saliendo del cubículo y dando una vuelta digna de una princesa Disney- ¿Cómo me veo?-
-El color te queda fenomenal- la alagó satisfecho de que su abrigo combinase tanto con su pálida piel como con la tonalidad de piel de la joven. Cuanto le gustaría que Isabelle viera lo versátil que resultó la prenda.
-Lo sé, soy una estrella y es por eso que todo me queda genial- él alzó una ceja sintiendo la necesidad de rebatir tal argumento pero ella fue más rápida y soltó un grito
-¡Llevamos mucho tiempo aquí!- dijo tomándolo de la mano- Tenemos que llegar al auditorio- Rachel empezó a correr arrastrándolo en el proceso -No tardaremos mucho, conozco un atajo-
-¿Es tan importante que estemos ahí?- se quejó sin muchas ganas de llegar al auditorio. Iba haciéndose una ligera idea sobre la gente del lugar y quería prolongar lo más posible su encuentro con el resto del alumnado.
-¡Por supuesto!-le aseguró
-¿Por qué?-
- Porque el periódico escolar tomará fotos... ¡Y en verdad quiero salir ahí!-él la siguió por entre los diferentes y confusos pasillos, que parecían no tener final, hasta que al fin llegaron
En auditorio no estaba nada mal, de hecho era grande y el escenario estaba iluminado por unas luces tenues que le daban un aspecto elegante y resaltaban en medio de la oscuridad. Rachel lo guió hasta unos asientos muy cómodos y una vez instalados decidió dejar de fijarse en la arquitectura del lugar y empezó a prestar atención a la persona que se hallaba frente a ellos.
-…y para finalizar quiero dirigirme especialmente a los alumnos de último año- un joven moreno con unos bellísimos ojos pardos les sonrió ampliamente a todos los presentes- hoy inicia la que probablemente será una de las etapas más bellas por las que pasaremos, vívanla de la mejor forma posible y disfrutando cada momento. Rían, lloren, esfuércense y den lo mejor de sí teniendo siempre muy claro quienes son y a donde desean llegar. Sean Bienvenidos- culminó su discurso dejando a Kurt completamente conmocionado.
A pesar de todo, las cosas no parecían estar tan mal.
Bueno, ese fue el primer capítulo. Espero que les haya gustado, gracias por tomarse el tiempo de leerlo y ojalá lo comenten porque eso siempre me da animos para continuar escribiendo :) ¡Hasta la próxima!
