Hola a todos! ¿Cómo va la vida?
La vida va bien! Va bien!
En esta vida a diario nos vemos obligados a tomar decisiones. El conjunto de estas decisiones son la esencia, de quienes somos. En esta ocasión son Hermione y Draco los que deben decidir. Todos en un momento de la vida decidimos o decidiremos, si… follar… o no follar.
Espero que les guste! A mi me ha encantado escribirlo!
Disclaimer: Harry Potter como es obvio no me pertenece, es de JK Rowling. Lo que es en realidad una lastima es que JK Rowling crea que Draco es de ella. Ja! Cuan equivocada esta. Ese dios del sexo es mio!
Follar… o no follar… e ahí el meollo del asunto.
Follar y disfrutar de largas horas de sexo/delicioso/ ardiente/ apasionado y pecaminoso y luego tener que lidiar con un enorme cargo de conciencia…
O… no follar y no tener ningún cargo de conciencia… y a la vez perderse horas y horas de sexo desenfrenadamente placentero con su amado…
Hermione tenía frente a ella un gran dilema. Oh si! Grande problema, con ya varios días rondando su cabeza. La niña que tenia las respuestas a todas las intrincadas preguntas que le hacían sus profesores, en esta ocasión no sabia que responder.
Hermione Granger había decidido decir no al sexo prematrimonial con su sexy novio pero si las cosas seguían así no creía poder aguantar.
- VENGA CHICOS! tienen que hacer el movimiento correcto con sus varitas, si no se pierde todo el punto del ejercicio!- grito el diminuto profesor de encantamientos desde la pila de libros detrás de su escritorio en la que se encontraba parado.
Hermione regreso a la realidad con un respingo. Su compañero de la par lo noto.- Pasa algo Mione?- pregunto un moreno ojos azules, frunciendo el seño ante la reacción de su amiga. El chico tenia una mirada tan profunda y cristalina que Hermione tuvo temor que le estuviera leyendo los pensamientos.
-¿A mi?- contesto Hermione haciéndose la desentendida. – No no no Harry a mi no me pasa nada- dijo haciendo un ademán con las manos - ¿Por qué la pregunta, Parece que me pasara algo?
-La verdad si- dijo Harry entre sorprendido y divertido por la extraña actitud de su amiga.
-En absoluto Harry, en absoluto!
-Segura Mione? La verdad parece que si te pasa algo…
-¡Que no! Estas siendo paranoico!
-Vale, no pregunto mas- Harry río, realmente su amiga estaba actuando extraño ya en otra ocasión volvería a insistir.
-Es que no hay nada que decir, ahora pon atención en clase. Ahora!- y mas vale que tu también lo hagas Hermione, pensó la chica para si.
Cuando la clase de encantamientos termino Hermione se excuso rápidamente con Harry y salio disparada como un cohete hacia el cuarto, piso donde nunca hay nadie. Donde se puede estar sola. Sola, solita en la mas pura soledad. Sola con sus pensamientos, sola con sus pensamientos que incluyen recuerdos. Con los recuerdos que la perseguían a cada instante, recuerdos con los que ya, honestamente ella no podía, ni deseaba pelear.
Recuerdos de labios. Finos, seductores y deliciosos… apretándose contra los suyos con necesidad, en un vaivén de fogosos besos.
Recuerdos de manos. Masculinas, fuertes y eficaces… sujetándola fuertemente por la cintura, recorriendo con experticia palmo a palmo cada curva de su cuerpo.
Hermione sintió como sus bragas empezaban a humedecerse, se llevo las manos al rostro, lo tenía caliente. Suspiro y con pasos decididos salio rápidamente del cuarto piso. Si seguía ahí mas tiempo, con esos recuerdos asaltando su casta mentecita, seguramente tendría que salir corriendo a buscar a cierto ojigris para suplicarle que la tomara en ese mismo instante…
Oh, demonios! Como lo detesto! Odio todo lo que provoca en mi!- pensó la chica del cabello enmarañado mientras se dirigía a pociones. Por favor, por favor Dios mío! AYUDAME a controlarme!
Sabiendo lo que la esperaba adentro, Hermione suspiro y entro al aula de pociones. Al instante sintió como un par de ojos grises se clavaban en ella. Tratando ser lo mas discreta posible le devolvió al chico la mirada, solo por un micra segundo. Lo ignoraría, cada ves entendía mas y mas la perversa mente del rubio de sus sueños. Y le encantaba jugar con el…
Draco Malfoy, vio a su novia entrar. La chica había llegado tarde, aumentando así la ansiedad que el tenia por verla. Odiaba tener que esperar hasta media mañana para verla. Y ahora que por fin llegaba casi ni lo había volteado a ver. Y para rematar se había sentado con la estupida comadreja y el cara rajada. Es verdad que ella quería guardar las apariencias y mantenerlo todo bajo secreto. Pero, demonios! Habeces exageraba.
El profesor Slughorn entro gritando instrucciones desde la puerta a sus estudiantes. –Rápido, rápido chicos que el tiempo es oro. Saquen ya sus hojas de mandrágora tierna y empiecen a cortar cada hoja en 7 partes iguales.
El malhumor de Draco empeoro. Había salido con tanta prisa de ver a Hermione, que había olvidado empacar las dichosas hojas. De mala gana se acerco a Slughorn para solicitarle permiso de irlas a traer. Slughorn accedió sin voltearlo a ver, estaba demasiado ocupado alabando nuevamente a San Potter.
Draco salio del aula aflojándose la tunica. Tres chicas de huflepuff que estaban sentadas en una banca frente al aula suspiraron al unísono a verlo salir, la serpiente era un verdadero rompecorazones. Draco les dedico durante unos segundos una sonrisa de lado. Las tres chicas estallaron al instante en risitas estupidas. Draco no les dedico una segunda mirada y siguió su camino.
El rubio sabia que las chicas lo deseaban y que con sacar algún truquito de supermacho (de los que el tenia tantos) las podía tener a las tres al instante. No de balde tenia uno de los mejores formados abdómenes de Hogwarts y habia sido 5 veces ganador del premio a la mirada mas seductora según la revista Corazón de bruja teen Edition. Draco tenia el corazón de muchas brujas (y una colección de tangas que podia llegar a competir con la del honorable Sirius Black), el lo sabia muy bien pero al el solo le interesaba el corazón (y la tanga, no había motivito para negarlo) de Granger. De la Diosa Hermione Jane Granger.
-Aguamenti!
-¿Pero que mierda?- dijo furioso Draco volteándose. Había sido sacado en ese instante de sus profundos y muy honestos pensamientos por un chorro de agua que lo había mojado de cabeza a pies.
-Hola huroncito- dijo Hermione guardando su varita en la bolsa de su capa – ¿pensabas en mi?
La cara de furia de Draco desapareció al instante al ver a Hermione. – Tu sabes que si- contesto sonriendo.
-Me imagino- contesto acida Hermione – Vi como hacías a las huecas hupplepuff babear.
-¿Yo?- dijo el ojigris fingiendo inocencia.
-No finjas inocencia huron, no te queda- dijo Hermione dando se la vuelta par regresar a clase.
No había dado ni cuatro pasos cuando el rubio la sujeto con firmeza por el brazo y la hizo girar. Hermione miro a su novio, y enseguida se asusto, conocía demasiado bien esa mirada.
-¿A dónde se supone que vas?- pregunto el rubio
-¿Dónde crees? A clase, de donde no debería haber salido.
-Tengo una mejor idea- sonrío lascivo Draco mientas sujetaba a su chica por la cintura.
-¿Pero que demonios haces? ¡Te verán Draco!-dijo Hermione intentando zafarse, pero el agarre de Draco era firme –Te verán las idiotas de Hupplepuff además estas todo mojado. ¡Suelta!
-Amor, pero si fuiste tu la que me mojo!
-Para que se te bajara la calentura Malfoy. Das vergüenza! No puedes ver una escoba con falda porque intentas ligártelo.
-Amor, no puede ser que estés celosa.- dijo triunfal Malfoy
-Celosa, por favor. No tengo tiempo para eso. Ni siquiera vi donde estabas al entrar a clase.
El semblante del Rubio de platino cambio, sus seductores ojos grises se tornaron mas oscuros, dándole un aire de seriedad a su rostro que le sentaba a la perfección. Haciendo si era posible que se viera aun mas sexy. Hermione no pudo evitar notar esto y sintió como las piernas se le aflojaban, menos mal que Draco la seguía sujetando.
-¿Se puede saber porque diantres entras a clase y ni siquiera me saludas?- pregunto Draco soltando bruscamente a Hermione.
Esta vez fue el turno de Hermione de sonreír. Te tengo Amor, te tengo. - ¿Es necesario que te recuerde que eres mi archienemigo?
-¡Mierda Herms!- dijo exasperado Draco sacando su varita para conjurar un hechizo y secarse- Sabes que yo Te Amo.
Los cielos se abrieron para Hermione. Escuchar esas palabras de parte de su novio era como escuchar el Aleluya de la boca de los mismos ángeles del coro celestial.
-¿Cómo dices?
-Amor, tu sabes que te amo.
Respira Hermione, respira. No te le puedes tirar encima en medio del pasillo. Eres la premio anual y debes de dar el ejemplo. Pero, Coño! Si que cuesta no querer entregármele aquí mismo cuando es tan tierno.
-Y yo a ti Amor, pero nadie sabe de lo nuestro. Debemos cuidar nuestro secreto.- logro decir la castaña.
-Bien sabes que pienso que eso del "noviazgo secreto" es la peor estupidez que se le ha podido ocurrir a alguien.
-Pero por los momentos es mejor así mi Rey, no te imaginas lo difícil que es para mi no saltarte encima y comerte a besos para que todas las zorras de Hogwarts sepan que eres mío.
La sonrisa del chico Dorado regreso.
-¿Me quieres comer a besos?- pregunto el chico con picardía
-E n t e r i t o- le contesto seductoramente la castaña mordiendo su labio inferior.
La respiración de Draco se empezó a agitar, su novia si que sabía que botones pulsar. La recorrió de pies a cabeza sin el menor de los recatos desnudándola con la mirada.
-Que buena que estas Granger- dijo el rubio mientas miraba con deseo a su novia – No tienes idea...
Hermione sintió como la invadía un calor empezando por su pecho y bajando peligrosamente hasta llegar a su entrepierna.
Dios! Ayuda! Recuerdas que te la pedí? Ahorita es que la necesito. No me dejes caer en tentación, no me dejes caer en tentación. Dios Santo! Dios Santo! ¿Por qué lo hiciste tan perfecto?
Draco camino decido hacia su novia y le tomo la mano. –Camino a clase vi un aula vacía- dijo el chico mientras guiaba a su novia hacia el rumbo definido.
Fuerza Hermione! Fuerza! ¿Para que tienes boca? Dile, que es hora de regresar a clase. ¡Vamos tu puedes! Demuestra tu autocontrol pero… pero… ¡Es que si me lleva me va hacer todas esas cosas que me encantan! No, no puedo… no puedo, no puedo! Dios! No puedo follarme a ese encanto! Pero si que quiero! Oh no! AYUDA!
-¡Oye! ¡Idiota! ¡A donde llevas a Hermione!- el niño que vivió apareció para salvar el día.
Oh Diablos! Harry! ¿Qué estoy diciendo?!! Perdon perdon! Gracias Dios! Gracias! Me salvaste!
Hermione y Draco se soltaron. Hermione escucho a su novio respirar como en busca de paciencia. Rápidamente se volteo para encarar a Harry.
-¡Hermione! ¿Estas bien? – pregunto Harry consternado.
- Tranqui, Harry no pasa nada. Dr-Malfoy solo me acompañaba a la enfermería.
La cara de confusión de Harry no tenia precio. ¿Estaba delirando o Hermione casi había llamado a la serpiente por su primer nombre? Además, ¿Malfoy siendo amable? Eso estaba mal. ¿Malfoy siendo amable… con Hermione? Eso estaba aun peor. ¿Que le pasaba al mundo estos días?
-Escuche cuando le decías a Slughorn que no te sentías bien, por eso vine a revisar.- dijo el moreno.
-No es nada. De veras.- dijo Hermione rogando que Harry no fuera a notar nada extraño.
El rubio que mientras tanto había estado muy entretenido examinando un cuadro en la pared se volteo hacia Harry, desagrado destilando de cada poro de su sexy ser.
-Como sea Potter, Hermione ya esta lo suficientemente grande, no necesita de una niñera. Así que ya deja de hacer el papel de su cuidador.
Harry ahora si que estaba confundido. Hermione noto su mirada de desconcierto e intervino.
-¡Ya me siento mejor! Venga Harry, regresemos a clase.
-¿Qué ya no iras a la enfermería?
-No no, tenemos clase- contesto a Hermione queriendo arrancar a Harry del lugar, pero este permanecía estático viendo a su amiga y luego a su recontra enemigo con cara de absoluto desconcierto.
-Me largo- dijo Draco- Hermione, ¿le dices a Slughorn que tenia asuntos que atender?- El rubio le dedico una ultima mirada de odio a Harry y se dio la vuelta emprendiendo su camino.
-Venga Harry, vámonos- Hermione por fin logro que su amigo se moviera. Luego súbitamente se volteo y grito,-¡Malfoy! ¡Te espero hoy en la noche en la biblioteca para resolver el asunto pendiente!
Los ojos de Harry se abrieron como platos. No entendía nada. Nada de nada.
-¿Qué demonios les pasa a ustedes?-pregunto el moreno en total desconcierto.
-Nada- contesto Hermione encogiéndose de hombros y sonriendo estaba feliz, si que amaba a su novio.
Harry concluyo al ver la cara de felicidad de su amiga, que en efecto si estaba alucinando, que quizás debería de ir a la enfermería. Su amiga no tenía asuntos que resolver con el huron. Y mucho menos se ponía feliz ante la oportunidad de verlo.
Mientras tanto, la sonrisa de cierto rubio platinado había regresado. El rey de Slytherin estaba radiante. Mientras caminaba hacia su sala común casi resplandecía, donde pasaba, las caras se volteaban ante tan atrayente espectáculo. Esa sonrisa esa mirada todo en el denotaba la mas pura satisfacción.
Todos los que lo vieron imaginaron mil causas para esa mirada, hipótesis cada vez mas locas del por que de su mirada triunfal. Nunca nadie se imagino que lo que Draco en ese momento sentía era la infinita alegría de un enamorado.
Draco estaba feliz, esa noche estaría con su novia…
Y tu que piensas?
Follar… o no follar?
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Gma Malfoypooh
