Cumpleaños de Nami:

2 de Julio:

En algun lugar del amplio mar de Grand Line, un barco llamado Thousand Sunny navega sin ninguna preocupación por dicho mar. Sus tripulantes estaban muy alegres, reunidos en la cocina.

- Va Zoro, es lo unico que tienes que hacer. – Murmuro el capitan a su amigo.

- Esta bien, esta bien, ahora voy. – Dijo con malas ganas levantandose de su asiento. - Olle Nami, necesito que me dejes dinero.

- Esta bien, ven vamos a mi camarote y hablamos de negocios. – Dijo Nami con ojos de Berris.

Y asi Nami y Zoro se fueron al camarote de las chicas para hablar del dinero. El resto se quedaron en la cocina.

- Bien, ahora a dividir las tareas. – Dijo el cocinero.

En el camarote de las chicas:

- ¿Puedo saber para que quieres el dinero? – Pregunto maliciosamente la navegante.

- Pues para comprarme una espada. – Respondio el espadachín sin mas.

- ¿Pero no conseguistes una en la ultima isla? – Luego se tapo la boca, pensado que si hacia cambiar de idea a Zoro no conseguiria el trato.

- Si pero… - Desenfunda la espada. – En el ultimo combate…la rompi. – Zoro era un especialista en romper espadas.

- Bueno, entonces, ¿Cuánto dinero necesitas? – Volvio a sus ojitos de berries.

- Pues…entre 150 y 200 mil. – Dijo mirando al otro lado, después de esa pelea, Nami consiguió un buen botin.

- Esta bien te dejare 200mil, pero me tienes que devolver 3 veces la cantidad. – Sonrio Nami y puso mas énfasis en " 3 veces la cantidad".

- ¿Qué? Estas loca, eso es mucho. – Recrimino el peliverde.

- Como quieras. – Luego añadio ironicamente. – Puedes pedirle a Sanji un cuchillo de cocina, asi volveras a tener las 3.

Zoro a regañadientes acepto. – Luffy esta me la pagas – Dijo mentalmente. El no necesitaba el dinero para una espada, pero Luffy le obligo a entretenerla y con lo unico que sabia que la mantendría ocupada era con algun tema del dinero.

Nami obligo a Zoro salir un momento mientras buscaba el dinero, no queria nadie supiera donde lo guardaba.

- ¿Ya se puede? – Pregunto Zoro tocando la puerta.

- Si. – Abrio la puerta y le extendio la mano con el dinero. – Toma. – Iba a salir.

- ¿A dónde vas? – Pregunto Zoro que no se movia de la puerta.

- A la cocina. – Dijo de mala gana.

- Una pregunta, ¿Puedo pagarte de alguna otra forma? – Pregunto algo nervioso, la pregunta podia tener una segunda intencion.

- Pues si, si me haces una serie de "favores". – Dijo ella, poniendo un énfasis a la palabra favores.

- ¿Cómo cuales? – Pregunto el espadachín.

- ¿Sabes hacer masajes? – Pregunto la navegante.

- Mas o menos… se podria decir que si, no son los mejores, pero no los peores. – Respondio el espadachín, sabia a que venia la pregunta y sabia que tenia que terminar aceptando, porque no sabia si ellos habian terminado de decidir todo para la fiesta.

- Te descuento 15 mil de tu deuda si me haces uno. – Dijo Nami.

El espadachín dejo escapar un gran suspiro y luego dijo. – Esta bien. – en un murmuro pero la pelirroja lo escucho.

- Pues ven. – Lo agarro de la mano y lo trajo para dentro, lo dejo alado de la cama y ella se tumbo, y se subio la camisa hasta el cuello, luego parecia que se la iba a quitar, pero no del todo, le quedaba colgada de los brazos y le cubria los pechos, después se desabrocho el sujetador, dejando toda la espalda desnuda.

- Pe…pero ¿Qué haces? – Dijo el espadachín muy nervioso y sonrojado ante la accion de la navegante.

- ¿Si no como piensas hacerme el masaje? – Respondio con una pregunta, cosa que a Zoro no le gustaba. – Como se te valla las manos, te las corto. – Amezano Nami.

Zoro simplemente bufo, se sento en la cama y empezo con el masaje. Cuando Zoro toco la piel de Nami, ella se estremeció por el contacto, el no se podia decir que tuviera unas manos suaves, si no duras y asperas. Se preguntaba como no le molestaba, encima se la veia muy relajada y disfrutando del masaje que su camarada le daba.

- ¿Dónde aprendistes a dar masajes? – Pregunto Nami.

- Una amiga me enseño. – Dijo el.

El padre de Kuina queria que fuera una mujer normal, por eso la apunto para aprender a dar masajes, ella se habia negado pero el padre no la dejaba negarse. Una vez le dio uno a Zoro, después de la pelea numero 1450, y el quiso aprender para poder devolverle el masaje.

Pasaron ya 10 minutos y el espadachín ya se empezaba a cansar.

- Bueno ya esta. – Dijo levantandose y dirigiéndose a la puerta.

- Gracias. – Contesto simplemente la navegante, se acomodo la camisa y salio con el a la cocina.

En la cocina ya hace rato terminaron de hablar.

- ¿Por qué tardara tanto? – El cocinero se empezaba a impacientar.

En ese momento entran Zoro y Nami.

- Ahí mi querida pelirroja. ¿Por qué tardaron tanto? – El cocinero de un salto llego a la puerta y agarro de la mano a Nami.

- Negocios y sueltame. – Pega un tiron para asi librarse del agarre del cocinero.

- Zoro, vamos fuera que tengo que contarte una cosa. – Dijo Luffy.

- Esta bien, vamos. – Dicho eso, abrio la puerta y se fueron.

Ellos seguian andando hasta estar en la otra punta del barco.

- Bueno ya estamos lo suficientemente lejos. Dime que decidieron ya. – Dijo el espadachín.

- Mañana tu te encargas de entretener a Nami. – Dijo Luffy con una sonrisa.

- ¿Qué, porque? – Grito el espadachín.

- Porque hemos visto que hoy lo has hecho muy bien, ademas todos tenemos cosas que hacer. – Respondio Luffy.

- Asi, ¿dime que tienen que hacer? – Pregunto en un tono desafiante.

- Sanji y Yo nos encargamos de la comida, Usopp y Franky haran fueron artificiales, Robin y Chopper pondran todos los adornos.

Zoro se veia abatido, no tenia mas opcion y pasar toda la tarde con ella no queria hacerlo, del todo. Una parte de el decia que si, estaba encantado con la idea, estar a solas con ella, pero otra le decia que no, que terminaria diciendo lo que siente y eso solo empeoraria las cosas. Aparte el no es muy de largas charlas, ¿Cómo pensaba entretenerla toda la tarde?

Sobre la tarde de ese mismo dia, habian llegado a una isla, era muy comercial y grande. Alli podrian comprar todo lo necesario, incluso regalos que algunos se habian olvidado.

Nami habia salido con el instrumental necesario para tomar las medidas de la nueva isla para poder agregarla al mapamundi que esta haciendo, el resto, exceptuando a Zoro, se quedaron en la cocina hablando.

- ¿Qué le han comprado ustedes a Nami? – Pregunto un alegre Luffy.

- Pues yo le compre unos cuantos libros que me habia dicho una vez que le gustaria tenerlos. – Dijo el pequeño medico.

- Pues yo le compre ropa, ya me habia comentado que la queria y como en ese momento no teniamos dinero, asi que volvi y lo compre. – Dijo la arqueóloga.

- Pues le tengo pensado hacer una enorme tarta y mio amor incondicional para siempre. – Dijo el cocinero fantaseando como seria su recompensa por su regalo.

- Pues yo le compre este juego para dibujar mapas con su nombre grabado en los accesorios. – Dijo Luffy sonriendo.

- Franky y yo le vamos a hacer fuegos artificiales. – Dijo Usopp.

En ese momento llevo Zoro aun medio dormido.

- ¿Espadachín, que le vas a regalar a la navegante? – Pregunto Robin.

Zoro no respondio, se paro en seco y murmuro. – Mierda.

- No tienes nada. – Dijieron a la vez todos los chicos.

- Pues no. – Volvio a susurrar el espadachín.

- Pues es muy feo que no te regalen nada el dia de tu cumpleaños y mas si es un nakama. – Dijo el narigudo.

- Tengo aun tiempo para comprarle algo, mañana voy a la ciudad y le compro algo y listo. – Dijo Zoro un tanto molesto.

El resto del dia paso sin problemas, cenaron como solian cenar, con los gritos, llantos, quejas y un algunas risas.