Si Pudieras Verme Ahora
En la vida de Sasuke Uchiha todo tiene su sitio. El orden y la precisión le dan una sensación de control sobre su vida que mantiene el corazón de Sasuke alejado del dolor que ha sufrido. Intentando triunfar en su carrera, deja poco margen al error y la diversión. Hasta que alguien muy singular aparece en su vida. La misteriosa Sakura, espontanea, cariñosa y amante de la aventura. Reconoce a su verdadero amor antes incluso que él le vea. Y le enseña lo que realmente es vivir, pero ¿Quien es Sakura realmente?
N/A: (solo lo pondré una vez) La mayoría de los personajes no me pertenecen sino son parte de la serie Naruto y la historia original es de Cecelia Ahern de la novela "Si pudieras verme ahora". Este fic es una adaptación, siguiendo la línea de la historia lo mas fiel posible, pero combinado con mi manera de escribir.
Espero que les guste y les recomiendo la historia original.
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Capitulo 1:
Lo más difícil siempre eran las despedidas. Podía decirse que eran una de las 5 cosas que más detestaba en el mundo, después de las personalidades cerradas de algunas personas y antes de las pizzas sin anchoas. Si definitivamente en ese lugar estaban las despedidas; y lo peor de todo es que las había hecho tantas veces en el transcurso de su vida que cada una le rompía el corazón de una manera diferente.
Sabia que vendría otra persona que recogería los pedazos, los armaría correctamente y pondría dentro de el solo los buenos momentos antes de volverlo a quebrar. Algunos podían pensar que era masoquismo seguir una vida así, pero ella no, ella estaba segura que aquel dolor agridulce era necesario para que todas las personas que querían fueran más felices. ¿No era eso lo importante? Por eso debía concentrarse y guardar cada uno de los buenos momentos como el más grande tesoro que poseía, y es que esa era la realidad.
Después de toda su vida estaba llena de despedidas.
Camino por el sendero de piedra que atravesaba el jardín hasta el pequeño portón que indicaba la salida de la casa, estaba abierto, así que lo cruzo y salió dejándolo tal y como estaba. Se dio la vuelta para ver por última vez ese lugar que había sido su hogar los últimos meses.
—Adiós Sora. – murmuro y sonrió al ver la cabellera negra y desordenada a través de la ventana de los cuartos superiores. Probablemente no se daría cuenta de su partida hasta unos días después y eventualmente la dejaría solo como un bonito recuerdo.
Se dio la vuelta y siguió su camino. No tenia un rumbo fijo y caminaba mirando sus zapatillas converse rosadas. Logro vislumbrar un dibujo hecho con pintura de tela que representaba a ella y a Sora tomados de las manos; no eran mas que círculos y líneas pero ella sabía muy bien su significado. Suspiro, recordando ese día en el que lo conoció…
El ruido de los automóviles la saco de sus pensamientos y al levantar el rostro se dio cuenta que había llegado al final del complejo residencial.
Camino y camino durante la mayor parte del día, siempre había tenido un sexto sentido para saber donde la necesitaban. Solo debía identificar hacia donde se sentia atraída y encontrar las — como a ella le gustaba decir – pistas del destino.
¿Acaso había perdido ese don especial del que se sentía orgullosa? Comenzó a sentirse preocupada y recordó otros momentos de su vida que se encontraba en peores situaciones; cuando no había podido regresar en el avión a Italia con Esteban y tuvo que quedarse en Hawái, pero pronto conoció a la extrovertida Emily que la acogió en su casa sin ninguna duda y fue gracias a ella que ahora estaba en Irlanda donde conoció a Sora solo unas semanas después.
El sonido de las risas infantiles llego a mis oídos y sonreí. Estaba frente a otro complejo residencial. Por alguna razón había terminado junto a una urbanización de viviendas de alquiler subvencionadas por el ayuntamiento que se llama Fucsia Lane. Debieron de ponerle ese nombre por las fucsias que crecen por doquier. Crecen silvestres, aquí, en una población llamada Baile na gCroíthe que se encuentra en el condado de Kerry. En un momento dado Baile na gCroíthe pasó a conocerse en inglés como Hartstown, pero traducido literalmente del irlandés significa Ciudad de los Corazones. Lo cual me suena mucho mejor. Ya había estado aquí antes, cuando comencé en este trabajo, es un lugar muy acogedor ideal para hacer amigos, lo cual es mi parte favorita del trabajo. Supongo que por eso me encuentro en la compañía.
Entre a probar suerte.
Era una calurosa tarde de verano y el lugar era un hervidero de actividades y todo el mundo estaba de buen humor, bueno, no todo el mundo. Fuscia Lane constaba de dos hileras de seis casas cada una, todas distintas y con un jardín frontal. Dos hermanas corrían en traje de baño mientras su padre las mojaba con la manguera, otro grupo de niños jugaba pelota siendo supervisados por sus madres que hablaban animadamente entre ellas. Todos parecían muy felices y simpáticos, pero el problema es que no podía ser amiga de cualquiera, no es eso en lo que consiste mi trabajo.
Seguí caminando hasta el final observándolos a todos, pero ninguno parecía percatarse de mí. Me senté en la acera de la última casa, pensando en que cruce me había equivocado. Al cabo de unos minutos llegué a la conclusión de que a pesar de todo estaba en la zona indicada. Rara vez giro por donde no toca. Me di la vuelta para ponerme de cara a la casa que tenía a mis espaldas. No había actividad en aquel jardín, de modo que me acomodé y estudié el edificio. Tenía dos plantas y un garaje con un coche caro aparcado fuera que relucía al sol. Una placa en la cerca justo debajo de mí decía «Casa Fucsia», y el chalé tenía una fucsia en flor que trepaba por la pared, se aferraba a los ladrillos pardos de encima de la puerta principal y llegaba hasta el mismísimo tejado. Partes de la casa eran de ladrillo pardo y otras habían sido pintadas de color miel. Tenía ventanas cuadradas y también redondas. Desde luego, era un edificio fuera de lo común. La puerta principal era de color fucsia y tenía dos montantes alargados de vidrio esmerilado en la parte superior, una enorme aldaba de latón y un buzón en la parte baja; parecían dos ojos, una nariz y una boca que me estuvieran sonriendo. Saludé con la mano y sonreí por si acaso.
Bueno, uno no puede estar seguro de nada en los tiempos que corren.
Mientras estudiaba el rostro de la puerta principal, un niño salió corriendo por ella y la cerró con un soberano portazo. Llevaba un gran coche rojo de bomberos en la mano derecha y un coche patrulla en la mano izquierda. Me encantan los coches rojos de bomberos; son mis favoritos. El niño saltó el escalón de la entrada y corrió al césped, donde aterrizó patinando sobre las rodillas. Me permití observarlo un rato, viéndolo hacer ruidos raros y colisionando los coches entre si. El coche de bomberos salió disparado y el comenzó a reír y luego levanto la vista.
En realidad me miro, justo a los ojos.
—H…hola – dije súbitamente nerviosa sin apartar mi mirada de aquellos dos orbes oscuros que me miraban con demasiado interés. Pase una mano por mis cabellos, el viento los había desordenado, así que los arregle rápidamente. Una primera impresión es muy importante.
Con un vistazo disimulado mire mi ropa, llevaba una camiseta blanca y una falda de paletones rojas, a veces me parecía que si no fuera por mis zapatillas converse pareciera jugadora de tenis, lo cual no me molesta ya que el tenis es con mucho mi deporte favorito. Frotaba las gomas de mis zapatillas mientras pensaba en que decir. Siempre esta parte de mi trabajo, por mucho que me gustara, me ponía nerviosa, tenía la horrorosa posibilidad de no caer bien a las personas.
—Hola – respondió finalmente.
— ¿Cómo te llamas?
El niño me miro con cierta desconfianza, evaluándome de arriba para abajo si era digno de su confianza. Es bastante difícil hacerte amigo de alguien que no quiere ser amigo tuyo.
Hundí mis manos en mis bolsillos y espere, también lo evalué con disimulo, mas por curiosidad que por otra cosa ya que siempre es bueno conocer todos los detalles, además son importantes para las narraciones ¿no?, y también quiero contarles mi historia como es debido.
—Me llamo Itachi ¿Y tú?
—Soy Sakura – respondí mostrándole una de mis mejores sonrisas.
—Hola Sakura. – también me sonrió, le faltaban un par de dientes de enfrente. – Tienes el cabello rosado – afirmo, su voz era infantil pero segura y no apartaba su mirada de mi, extrañado.
—Si ya me lo han dicho –conteste y volví a acariciar mi cabello largo – ¿Sabes? prefiero los bomberos me parece que se quedan con la mayor parte de la diversión. Mi mej... mi antiguo mejor amigo Sora tenía uno igual que éste y jugábamos con él sin parar. Aunque no creo que los coches de bomberos sirvan para gran cosa porque éste al pasar por el fuego se derrite.
Itachi se revolcaba por la hierba, muerto de risa.
— ¿Hiciste que tu coche de bomberos atravesara un peligroso fuego?—chilló.
—Bueno, los coches de bomberos están hechos para el fuego, ¿no? —repuse a la defensiva.
Itachi se tumbó boca arriba, pateó el aire desternillándose de risa y gritó:
— ¡No, tontina! ¡Los coches de bomberos sirven para apagar el fuego!
Reflexioné un rato sobre eso.
—Hummm. Mira, voy a decirte lo que apaga los fuegos, Itachi—expliqué con total naturalidad—: el agua.
Itachi se dio unos golpecitos en la sien, exclamó « ¡Ahí va!», hizo girar los ojos y volvió a desplomarse sobre la hierba.
Me eché a reír. Itachi era la mar de divertido.
— ¿Quieres jugar conmigo? —Itachi enarcó las cejas para subrayar la pregunta. Sonreí de oreja a oreja.
—Pues claro, Itachi. ¡Jugar es lo que más me gusta! —Y salté la valla del jardín para reunirme con él en el césped.
— ¿Qué edad tienes? —Me miró con recelo—. Pareces de la misma edad que mi tío —frunció el ceño—. Y a mi tío no le gusta jugar con el coche de bomberos.
Me encogí de hombros.
—Bueno, pues será que tu tío es un osos viejo y aburrido.
— ¡Un osos! —Chilló Itachi con regocijo—. ¿Qué es un osos? ¿No queras decir oso? De todos modos mi tío no es un oso.
—Alguien que es soso —dije arrugando la nariz y diciendo la palabra como si fuera una enfermedad.
Me gustaba decir las palabras al revés; era como inventar mi propio lenguaje.
—Soso —repitió Itachi conmigo y arrugó la nariz—, eeecs.
— ¿Cuántos años tienes tú? —pregunté a Itachi mientras estrellaba el coche patrulla contra el de los bomberos. El bombero jefe volvió a caerse de la escalera—. Tú sí que te pareces a mi Tío —le acusé, e Itachi se retorció de risa. Reía muy alto.
— ¡Sólo tengo seis años, Sakura!
—Vaya. —En realidad no tengo ninguna Tío, pero se me ocurrió decirlo para hacerle reír—. No veo que seis años sean pocos años.
De repente escuchamos un fuerte golpe en la puerta principal, me di cuenta como el semblante de Itachi se ensombrecía de pronto y preocupada mire hacia donde él miraba.
Un chico rubio salía disparado de la casa.
— ¡Eres desesperante! – grito hacia la entrada. –Volveré cuando tengas algo mas que decir que tus estúpidos monosílabos. –Fruncí el seño, no me gustaba que utilizaran esas palabras frente a niños como Itachi, ¡Eran una esponja humana!
—Haz lo que quieras. – respondió una voz calmada pero fría desde el umbral y no pude evitar que el vello de mi nuca se erizara. Parado en la entrada había otro chico de cabello tan negro como el de Itachi, pero el de él crecía mas desordenado, también iba vestido bastante formal para estar en la casa. Llevaba un pantalón de tela negro y un saco y corbata a fuego. Supe de inmediato que era el tío de Itachi y no por el parecido sino porque ¡tenia todas las características de un osos!
—Vaya ya vamos progresando. – contesto el rubio, que cambio rápidamente su enfado por alegría.
—Hn. — al parecer aquellos eran los monosílabos de los que el rubio había hablado. La expresión de este cambio de nuevo a enfado y con un pitillo desbloqueo las puertas del automóvil naranja que estaba frente a la casa, y entro, marchándose del lugar mientras gruñía.
—Maldito bipolar. –murmuro el moreno y esbozo algo que parecía querer ser una sonrisa. – Itachi – llamo y voltio hacia donde nosotros estábamos, mi piel volvió a erizarse al ver aquellos ojos impenetrables y vacíos de expresión. –Ya deja de jugar y cámbiate para comer.
Sin decir más entro en la casa nuevamente.
—Ya regresara –dijo Itachi, sin darle mas importancia a aquella pequeña discusión que habíamos presenciado.
— ¿Él es tu tío? –pregunte a pesar de estar segura, como dije antes no es bueno dar las cosas por sentado hoy en día.
—Si, se llama Sasuke.
— ¿Y el otro?
Itachi se levanto y se sacudió los vaqueros en un vano intento por quitarse la hierba pintada. Yo le di los dos carritos de juguete, parecía que al tal Sasuke no le gustaba que lo hicieran esperar.
—Es Naruto, el mejor amigo de mi tío, aunque también es como de mi familia. –una sonrisa triste se asomo en sus labios y miro hacia la puerta. – Creo que tu cabello es genial, todas las niñas deberían de ser como tu. – me dijo sin mirarme. — ¿te veré mañana?
— ¡Por supuesto, tonto! – dije como si tal cosa.
Itachi sonrió y se marcho. Mire mi reloj sin estar muy segura de que hacer a continuación, ni porque lo mire, pero supongo que solo era para contar esta historia como es debido.
Así que ese viernes de verano a las cinco y cuarenta y tres de la tarde conocí a mi nuevo mejor amigo Itachi.
-.-
¿Qué tal? ¿merece la pena continuar? =D Estuve algo confusa de como hacer la narración al principio, pero ya me decidí.
Espero que lean el siguiente capitulo.
Besos.
