Introducción

- Necesitamos hablar - susurré

-Ok- me contestó mientras trataba de descifrar mi expresión

Nos sentamos en la mesa más alejada de todos en la cafetería.

- Dime – me dijo…sacándome de mis pensamientos.

- Edward… - comencé – creo que… - no podía hablar sin detenerme a pensar cuáles eran las mejores palabras para decir lo que tenía que decir - …

- Vamos Bella – trataba de animarme mirándome a los ojos, pero esta vez rehuí de su mirada, sabía que si me perdía en esos orbes esmeraldas no podría hablar.

- Ok – traté de tranquilizarme, respiré profundamente – creo que deberíamos tomarnos un break – dije, sacando de golpe todo el aire que tenía

Su rostro era todo un poema, entre todas las expresiones que pasaron por él pude reconocer algunas. Confusión. Dolor. Tristeza. Dolor.

Después de que le di su tiempo para pensar y asumir lo que estaba pasando, me desesperé y comencé a tamborilear los dedos en la mesa, cada vez más nerviosa.

- Para – dijo poniendo su mano sobre mis dedos en movimiento - ¿por qué?

- No estoy del todo segura de lo que estoy sintiendo Edward – dije rápidamente, y a si mismo arrepintiéndome – lo que quiero decir es que quiero pensar en nuestra relación, por eso hay que darnos un break, siento que todo ha sido muy rápido y necesito...tiempo – ahora sí que estaba yendo al grano, recordando un artículo que una vez leí en una revista sobre "Como cortarlo sin cometer errores" o algo así, hablaba que para tener una ruptura limpia se debía decir en verdad lo que se sentía y no andar con rodeos.

- ¿Quieres tiempo para perderlo pensando? – Susurró más para él, que para mí – Si eso es lo que quieres… - vi una mueca que hizo "disimular" su dolor - …no puedo hacer otra cosa, yo en verdad te amo y te daré todo el tiempo que necesites – sonrió, pero esa pequeña sonrisa no le llegó a los ojos.

Ahora sí que estaba loca, mira que decirle al más perfecto de los novios que necesitaba tiempo para "pensar" no había sido lo mejor que había hecho en mi vida.

Pero eso ya no importaba, mis pensamientos se arremolinaban alrededor del nombre por lo que hacía todo esto. Jacob.