Los personajes son obra de Tsugumi oba y Takeshi Obata
Advertencias: lemon, violación, y quizás tortura :p
Un joven de cabello negro al igual que sus ojos y nívea piel caminaba con ambas manos en los bolsillos de su pantalón. Su cuerpo era esbelto, de misteriosa apariencia y encorvada figura.
Elle Lawliet…mi…nombre o la etiqueta que identifica a las personas como individuos, lo que sea, sinceramente me da igual, me he pasado días enteros tratando de encontrar una explicación lógica a todo…cada acción tiene una reacción, causa y consecuencia van de la mano, pero…aunque sé que es complicado hallarle sentido a cada momento, a cada persona, sé que es empíricamente imposible. Aun así no soy una persona supersticiosa, a pesar de no poderle hallar lógica a todo lo que me rodea, no creo en esas tonterías del destino o la mala suerte, son simples casualidades, aunque en este caso odie mi maldita casualidad
La gente pasaba a su lado sin tomarle mayor importancia al chico y este hacia lo mismo, solo caminaba sin retirar su vista del piso, sus ojos eran de un hermoso y enigmático tono negro pero a pesar de poseer una bella mirada las ojeras ya se hacían presentes en sus ojos.
Se detuvo a la entrada de la universidad, observando pensativo el edificio. Inconscientemente llevo su dedo pulgar a su boca.
-s…se supone que debo- se quito la mochila del hombro y lentamente deslizo el cierre de la misma, dejando al descubierto un pequeño compartimiento, suspiro con pesadez y saco un pastillero. –A veces me gustaría poder interactuar con las demás personas, pero no puedo…no soy normal, o al menos eso es lo que dijo el psiquiatra, un humano evaluando otro humano…"que irónico", diagnostico:…neurosis, ansiedad, lagunas mentales, bipolaridad, insomnio… paranoia, aunque suene ilógico la ultima de todas es la que mas detesto porque se con certeza que de ella se derivan las otras ¿Enfermedades mentales?...trastornos, como quieran llamarlo, el punto es que estoy loco ¿No? Neurosis, psicosis, lo que sea. - abre el pastillero y saca dos diminutas píldoras, las observa con detenimiento. –Siempre es lo mismo conmigo, ¿No puedo simplemente tomarlas y ya?- en ese momento una hermosa chica rubia paso corriendo junto al pelinegro, empujándolo con brusquedad. Tanto Elle como la chica cayeron al suelo.
-Ajjj- se quejo la rubia sobando su brazo. –Ten más cuidado idiota, arruinaste mi manicura- exclamo iracunda mostrando una uña rota al confundido de Elle. – ¿Sabes qué? No tengo tiempo que desperdiciar con perdedores como tú-se levanto del suelo, sacudió su falda y se encamino molesta al edificio ignorando por completo al pelinegro.
-Ahh- suspiro elle poniéndose de pie. Esa es la clara muestra del egoísmo…mi psicoanalista dice que el 80% de las personas son egoístas...creen que todo gira en torno a ellas y no hacen nada por cuenta propia sino obtienen un beneficio a cambio - sonrió con melancolía. supongo que está bien ser así…es decir ¿Quién soy yo para juzgar a las personas?...soy igual o peor - se puso de pie y saco su botella de agua para después tomar las píldoras. Odio sentirme así, estas pastillas me hacen sentir adormilado, y eso es estúpido porque no me ayudan a dormir - coloco su mochila sobre su hombro y entro con paso vacilante al enorme edificio delante suyo.
Entro ignorando los estudiantes a su paso, ya no simplemente porque lo quisiera sino porque se encontraba bajo el efecto de los calmantes. Suspiro por tercera ocasión y saco un papel de su pantalón- 1D, pasillo cuatro- leyó en voz baja sin dejar de caminar. –"Maldición"- se freno en seco al toparse con unas escaleras. En su estado seria más difícil subirlas.
Dio otro suspiro y coloco su brazo derecho sobre el barandal para apoyarse mejor y comenzó a subir lentamente los escalones.
como odio esas pastillas, me relajan demasiado pero debo tomarlas, es eso o quedarme en tratamiento durante dos meses…ahora mi nivel de ansiedad es de cero, se supone que esto me tranquiliza pero no me gusta sentirme así…¿En verdad las necesito?...esto me impide interactuar con las demás personas, aunque da igual, con o sin ellas dudo que alguien quisiera hablar conmigo, no soy una mala persona, el problema es que no logro enfocar mi lado optimista y ver exclusivamente el lado positivo de las personas…lo intento, pero las personas son tan frívolas y superficiales que me resulta imposible no ver el lado negativo de ellas, mi doctor dice que depende del cristal con que lo mires, puedes ver el cristalino o el turbio y a partir de ahí es cómo ves tu vida subió el ultimo escalón y se encamino al aula asignada.
El salón era bastante amplio, puesto que esa universidad era una de las más prestigiosas y caras de Japón, solo los estudiantes más sobresalientes con alto coeficiente intelectual y Familia adinerada habían podido ingresar en ella.
En definitiva, los padres de Elle eran de la clase alta, gozaban de varios lujos y comodidades, pero su matrimonio había sido un rotundo fracaso, viéndose orillados al divorcio.
El padre del pelinegro mantenía una intima relación con su secretaria, siendo oficial al mando de un cuartel de policías con los más capacitados miembros a su disposición, el dinero estaba de sobra. A pesar de ello, a Elle no le gustaba ser ostentoso, vestía casual como cualquier chico de su edad y aunque sus padres insistieron en que su mayordomo lo llevara a la universidad en su lujosa limosina negra, él prefería caminar, no quería tener amigos falsos que se interesaran únicamente en su dinero…no…si iba a hacerse de amigos, quería que al menos fuesen sinceros y lo aceptarán tal cual era.
El pelinegro suspiro aliviado al percatarse de que el profesor no hubiera llegado aun, trato de forzar su vista para encontrar un asiento vacío, y lo encontró, en la última fila hasta el fondo, sin más se encamino a dicho asiento pero su semblante reflejo molestia al percatarse de cierta rubia fastidiosa sentada frente a su asiento.
-¿Qué me ves?- cuestiono enfadada la chica, observando con detenimiento al pelinegro. Este se limito a negar con la cabeza y se sentó detrás suyo.
Lo que me faltaba, es por esta razón que les pedí a mis padres que me dejaran inscribirme en una escuela del gobierno, pero no, tenían que meterme a esta prestigiosa escuela, llena de personas superficiales, pero aun así, no tengo porque convivir con ellos, son unos hipócritas egoístas abrió su mochila y saco un cuaderno.
Comenzó a escribir unas formulas de física, después saco una barra de chocolate y empezó a comerla mientras con su otra mano resolvía las formulas. La chica de enfrente que hasta el momento lo había ignorado se dio la vuelta y lo observo sorprendida.
-¿Sabes?- pregunto de repente la rubia viendo la habilidad matemática del pelinegro. –No deberías comer chocolate, tiene mucha azúcar.
-¿Y?- cuestiono Elle sin dejar de lado su actividad, ni retirar la vista del papel.
-Que vas a engordar- gruño la rubia al saberse ignorada.
El pelinegro dejo su lapicera a un lado y la observo fijamente.
-Cuando piensas- comenzó a decir llevando su dedo pulgar a su boca. –Quemas calorías, así que eso de dulce= sobrepeso no aplica para mí- bajo su vista a la hoja y continuo resolviendo los ejercicios.
La rubia rechino los dientes de coraje y se levanto de su asiento, haciendo una escenita en el salón, que afortunadamente para Elle solo había llegado la mitad de los estudiantes.
-"¿Me estas llamando tonta?"- le espeto dando un paso hacia Elle. El pelinegro levanto la vista algo agobiado. Agradecía por primera vez en su vida haber tomado esas píldoras o de lo contrario el estrés ya se habría apoderado de él.
-Si te queda el saco- se aventuro a responder sin bajar su mirada. La rubia alzo la mano con la intención de abofetearlo, pero en ese momento llego otro estudiante que interrumpió a tiempo la acción de la chica.
Un atractivo joven de cabello castaño y ojos color avellana, de buen físico y porte, tomo asiento junto a la rubia.
