Viñeta por la actividad de Drabble o Viñeta en el Shikaino's Club.


Ducha

Gracias a un accidente se habían vuelto a ver y más que nada era por eso que Shikamaru se encontraba en su departamento aquel día, lo había invitado a tomar once, pero nunca pensó que él llegaría antes.

-- Adelante, espérame un momento que como veras, tengo esto en el cabello.- le dijo Ino mientras se señalaba su cabellera que en esos momentos estaba cubierta de una espuma con olor a frutilla.

Se miraron, sonrieron y ambos sintieron las mariposas en el estomago.

Al entrar al baño lo primero que hizo fue meterse a la ducha, no le importó cerrar la puerta, abrió el agua tibia, se metió a la ducha sin mirar, se estaba quitando el champú cuando ve un gran amigo arácnido cerca de sus pies y no puede evitar el grito del año.

Shikamaru entró corriendo a la ducha preocupado y vio a Ino hincada, con toda su rubia y larga cabellera mojada cayendo por su espalda hasta su desnudo y perfecto trasero, con un champú rosado en la mano que azotaba contra el piso mientras maldecía de manera poco femenina a lo que alguna vez fue una araña.

-- Lo siento.- susurró embobado Shikamaru, pero no podía dejar de mirarla, aún cuando estuviese matando una araña.

Ino se dio vuelta sonrojada y sorprendida a más no poder, iba a decir algo pero le fue inevitable, algo de la situación le hizo sentirse ultra deseada, sensual y seductora. Por lo que optó por sonreírle y comentarle el tamaño de la araña, pero no pudo decir lo que quería porque las manos de Shikamaru le cogieron del cuello en un toque electrizante y la acercaron a él para comerle la boca en un segundo.

Ella le correspondió y acarició con sus manos mojadas el rostro de él. Hicieron durar hasta cuanto pudieron el beso, abrazándose con fuerza, acariciándose y excitándose.

-- Guau.—susurró en un suspiro Ino, quien tenía las mejillas teñidas de un tinte carmesí, la respiración acelerada y el cuerpo en el punto más alto de excitación.

Nunca había estado así de desnuda frente a alguien que le causara tal estado como lo hacía Shikamaru.

Además tenía que admitir el que el encuentro fuese en la ducha le excitaba el doble.

Él le sonrió, le acarició la espalda, la abrazó y le susurró que ella le encantaba. Ella rió, le besó de nuevo con otro tipo de intención esta vez y respondió que igual, mas lo que importaba realmente, era aprovechar esa ducha y la ocación para hacer maldades.

Fin

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