Nota del Autor: Quería volver a actualizar esta historia. Pero me di cuenta que no me gustaba demasiado como estaba narrada y explicada en el fanfic antiguo. Por lo que decidí volver a escribirla. La historia no será cambiada y el argumento seguirá su curso, sólo cambiara la forma en la que está escrita y se dará enfoque a nuevos aspectos de los personajes. ¡Gracias por leer y espero lo disfrutes!
CAPÍTULO I
Habían pasado dos años.
Exactamente dos años desde que el profesor se marchó.
Ahora podía decirlo perfectamente. El profesor Layton se había ido. Le había abandonado. Como quien se da cuenta que ha estado malgastando precioso tiempo de su vida en algo que no vale en absoluto la pena.
Era una actitud pesimista el pensar de esa forma, pero así fue como sucedió.
-Luke, cariño. No te quedes muy atrás. Va a llover y queremos regresar pronto a casa, ¿si?
El niño levantó su mirada al salir de sus pensamientos y siguió rápidamente a su madre, Brenda.
Luego de que el profesor se marchó ya no pudo seguir viviendo en su apartamento, y mucho menos sólo. Su padre Clark fue a buscarle, sin querer contarle demasiado de lo que estaba pasando. De lo que le estaba pasando a Londres y ahora vivía con su madre en el hogar que tenían allí, mientras su padre trabajaba en altos cargos del estado.
Su madre sabía lo mucho que le había dolido esa marcha. Ese rotundo corte en al conexión con su profesor. Ya ni siquiera le animaba hablar con los animales, casi ni los escuchaba en aquellos tiempos tan tristes. Por eso ella intentaba animarle. En aquellos dos años estuvo con él y su relación con su madre se había estrechado. Casi se había olvidado del profesor...
Casi.
Debía admitirlo. El primer paso es la aceptación o eso dicen, ¿no? Le echaba de menos. Su forma de ser, su paciencia y tranquilidad, su actitud paternal y segura hacia él. Porque sí, Hershel Layton había sido como un padre para él, pero sobre todo había sido su mejor amigo.
Nunca desconfiaban el uno del otro, siempre habían resuelto cualquier problema por simple que fuera juntos. Cuando le admitió que podía hablar con los animales, Hershel no se lo cuestionó, no dudó en su palabra. Confió en el desde el primer momento. Aquello había sido muy importante para él.
Los recuerdos, los buenos recuerdos no se iban y por ello, por mucho que las noticias y periódicos dijeran, Luke Triton no podía dejar de extrañar al hombre que alguna vez fue su profesor y el mejor amigo que jamás tuvo.
"Rápidamente abrió la puerta. La cabina se veía agradable, cómoda y hogareña. Con una sonrisa llena de ánimo se lanzó a correr y entró, dando vueltas para ver todo.
-¡Este lugar es increíble! -dijo el muchacho divertido, viendo al hombre que comenzaba a entrar junto a él con cuidado de su sombrero.- ¿No lo cree así, profesor?
Hershel Layton tenía una sonrisa agradable, dispuesto a disfrutar de un viaje que aunque no era de placer, seguro tendría agradables vistas.
-Francamente. -contestó observando el vagón que les había tocado.- Por eso dicen que el Molentary Express es un yate de lujo sobre raíles.
Para cuando observó a su aprendiz, este estaba en los sillones saltando con gran alegría.
-¡Hahaha! ¡Es maravilloso! -comentaba entre risas.
Layton sólo sonrió de manera comprensiva.
-Luke, un verdadero caballero siempre debe mantener la compostura. Esté donde esté."
El profesor siempre le daría consejos de ese tipo y él siempre los tendría presentes. Como si fueran normas inquebrantables. Y mientras los periódicos y noticias no le contaban y explicaban cómo en dos años el profesor se había convertido en el Primer Ministro de Londres, los recuerdos importantes seguían solemnes en su corazón.
"Observó con decisión al hombre junto a él.
-Señor Layton...-recibiendo una mirada llena de confusión y curiosidad en el nombrado.-...quiero ser su aprendiz.
Hershel abrió sus ojos en sorpresa ante aquella propuesta inesperada.
-Quiero seguir sus pasos y ser como usted. Acompañarle en todos sus casos y ser un caballero. ¡Me gustaría ser su aprendiz!"
Aquel día había sido el más importante de su vida. Quizás fuera una tontería para otros, pero para él había sido un momento importante. Por fin tenía un objetivo en su vida, en su futuro. La Hora Crucial, como le llaman. Cuando el profesor cambió su rostro lleno de sorpresa a una sonrisa y dijo "Puedes seguirme a donde quieras, muchacho. Eres bienvenido." y finalizaba con una broma "¡Siempre que Clark esté de acuerdo!" Y, ¿cómo no iba a estar su padre de acuerdo? Conocía a Hershel desde hacía años, tenía una confianza plena en él y él no podía pasar tanto tiempo con su era un hombre ejemplar, una buena imagen en la que su hijo fijarse.
Ahí comenzaron sus aventuras, ahí empezó todo, fue el principio del cambio.
"Ambos caminaban por las calles londinenses. Luke sosteniendo su pequeña maleta, mientras que el profesor cargaba dos en sus manos de un tamaño mayor. Finalmente, llegaron a una puerta de aspecto desgastado.
Antes de conocerse, Hershel vivía en un apartamento. Luego de que Luke decidiera ser su aprendiz tuvo que pensar en un mejor lugar donde residir con un niño.
-¿Aquí es donde vamos a vivir, profesor? -preguntó Luke con sospecha. El lugar necesitaba una mano de pintura y mucho cariño. Parecía bastante tiempo solitario.
Hershel le observó impasible, sin perder el buen humor que le había acompañado toda esa mañana.
-Luke, un caballero nunca se deja engañar por las apariencias. -dicho esto, comenzó a buscar dentro de su maleta.- Lo único que necesita este humilde lugar es paciencia y cariño.
Finalmente sacó una placa y la colgó en la puerta.
-¡Qué ingenioso, profesor! ¡Es su sombrero!
Layton rió ante el entusiasmo del muchacho y le observó.
-¿Por qué poner un nombre si todos me reconocen por este peculiar complemento de vestir?
Cogió sus llaves y abrió la puerta, entrando ambos a la casa. Muchas aventuras les esperarían a partir de ese día."
Sin embargo, no siempre se pasaba el tiempo perdido en sus recuerdos o lamentándose a sí mismo. Había ocasiones en las que pensaba y pensaba en la razón por la que Hershel Layton se hubiera atrevido a llevar a cabo una serie de planes, que parecían muy bien elaborados, sin decirle nada, sin contar con él, rompiendo su amistad y su relación con su aprendiz en el proceso.
Era demasiado extraño, demasiado inusual, incomprensible, imposible de creer. La gente cambia de esa forma, pero Hershel Layton no.
El día anterior a su desaparición todo había ido bien. Todo seguía igual, como siempre. No notó una actitud sospechosa u oculta en Hershel, no parecía ocultarle nada.
"Llamó a la puerta y entró. No pudo evitar observar a su profesor trabajando en los proyectos de sus alumnos de la Universidad. Despacio y sin hacer demasiado ruido, se acercó a donde se encontraba y miró los proyectos. Le fascinaba su forma de trabajar.
-¿No va a descansar, profesor? -preguntó al fin.
Hershel se detuvo, dejando el proyecto que estaba corrigiendo a medias en la mesa. Se estirazó levemente y golpeó un poco su propia espalda para quitar una leve molestia que llevaba sintiendo desde hace un rato. Finalmente vio a Luke con una sonrisa agradable, aunque ligeramente cansada.
-No te preocupes, Luke. Son pocos los proyectos que quedan. En una hora, aproximadamente, habré terminado.
El aprendiz asintió comprendiendo.
-¿Quiere que le ayude? -recibiendo una negativa del mayor.
-Tú ve a descansar, muchacho. Es más tarde de la hora apropiada en la que un caballero debería descansar. -comentó casi de forma divertida para aligerar el ambiente.- Mañana nos espera un día duro.
Luke asintió y se fue hacia la salida, abriendo la puerta y observó a su profesor antes de salir. Este le miraba y en sus ojos se denotaba un ligero cansancio. El cansancio de un maestro de Universidad.
-Buenas noches, profesor.
De haber sabido que luego de esa noche no volvería a verlo nunca más...
-Buenas noches, Luke.
De haberlo sabido jamás se hubiera marchado de ese despacho."
Por mucho que lo pensara, por mucho que le diera vueltas y vueltas no lograba comprenderlo. No lograba entender o descifrar en qué estaría pensando esa noche su profesor antes de marcharse. Sea lo que sea, quedó claro en sus palabras que no quiso preocuparle o involucrarle en nada de ello.
Pero al menos podrían haberse despedido.
En aquellos dos años, mientras la carrera de Hershel Layton se alzaba y se convertía en Primer Ministro de Londres, mientras el futuro parecía ir a pasos agigantados y su ex profesor creaba nuevas fuentes de energía, mientras se construía la Pagoda (nuevo lugar de residencia del Primer Ministro) y Hershel se mostraba "excéptico" hacia los Rebeldes, porque Luke se negaba en su inocencia a pensar que Layton estuviera usando la violencia contra ellos, mientras tanto Luke procuró pasar página.
Era obvio, luego de lo anteriormente mencionado, que Hershel Layton se había olvidado de él. Era obvio que su padre, Clark Triton, no quería ni mencionar su nombre. Era obvio que su madre evitaba el tema. Era obvio que todo esto se debía a algo que muchos parecían ocultarle, así que Luke intentó dejar de pensar en ello.
Hershel Layton, el amable y comprensivo profesor que había conocido hace años, se quedaría en su corazón. Como un buen hombre que le había prevenido de las amenazas de aquel cruel mundo en el que ambos solían vivir. Como un joven amante de los puzzles y las aventuras, alguien que le había enseñado a ser un caballero. Un amigo y una buena parte en su vida.
Pero nada más.
Las cosas buenas no duran mucho tiempo y ahora tenía que centrarse en sus estudios y ser feliz con su madre mientras aun estuviera con ella.
-¿Cómo fue tu día hoy, Luke? -preguntó Brenda a su hijo mientras cenaban sólos. Le interesaba mucho oir sus historias de la escuela y cuando paseaba cerca de casa.
-¡Muy bien! -aclaró el pequeño con ánimo.- Los profesores me han elogiado hoy por mis buenas notas, ¡oh! y encontré un gato por la calle. Estuve charlando con él. Gracias a eso pude encontrar un objeto que había perdido su dueña.
Brenda suspiró aliviada. Que Luke volviera, poco a poco, a hablar con los animales era muy buena señal.
-Eso es asombroso, Luke. Me gusta que ayudes a otros con tus habilidades. Eres un buen niño.
Luke se sonrojó ligeramente. Su madre siempre había sido cariñosa con él y él siempre la quiso mucho. Le encantaba ayudar a la gente y hablar con la gata de la señora Monray. Conocía muchos secretos de todo y de todos. El profesor también solía elogiarle sobre su don. Oh, no...Estaba volviendo a ponerse nostálgico. Debía entretenerse con otra cosa.
Por suerte su madre parecía conocerle bien.
-Y, ¿qué había perdido la dueña?
No pudo responder porque la puerta comenzó a sonar.
Por un momento pensó que podría ser su padre, pero en aquella semana estaba de trabajo y era muy poco probable que volviera a casa. Menos a esas horas de la noche.
Su madre parecía estar teniendo el mismo hilo de pensamiento mientras comenzaba a levantarse.
-¡Ya voy yo! -dijo rápidamente Luke, levantándose y yendo a la puerta. Siempre que pudiera ayudar y distraerse quería hacerlo. Su madre ya hacía mucho por él.
Con rapidez se dirigió a la puerta y abrió curioso.
-Hola, ¿puedo ayudarle en-
Luke no pudo continuar. Es decir, literalmente. Era incapaz. La voz se le había ido por completo. Un tren de recuerdos y miles de sensaciones se estrelló contra él sin avisar, dejándole espiritual y emocionalmente herido. Sus ojos se habían abierto en sorpresa y por un momento pensó si no se habría vuelto completamente loco.
Su madre alguna vez le había dicho a dónde se llevaban a las personas locas y no quería terminar en un sitio así.
-Me alegra volver a verte, Luke.
Pero no, la figura parecía muy real. Tenía solidez, tenía sombra. La voz casi había dolido en sus oídos luego de casi dos años sin oirla y aun así, luego de todo aquello, era indudable.
El hombre frente a él era Hershel Layton.
