Aclaración: Naruto y Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto. La imagen de portada pertenece a su respectivo creador(a). La historia es de mi completa autoría.
Advertencia del fic: Podría contener personalidades Ooc - Uso de palabras altisonantes - Clasificación 16+ - Long fic.
Time-line: Sucesos posteriores al episodio 500 del anime, con ligeros cambios - Secuela de "La Primera y la Última"
Pairing: Haruno Sakura y Uzumaki Naruto
Secondary Pairing: KibaHina, SasuSaku (o SaiSaku), SasuKarin (o SasuIno)
Resumen: El matrimonio no consumado de Naruto y su actual romance con Sakura son el detonante del descontento en el consejo de Konoha. Por ello, el Héroe de la aldea se verá obligado a firmar un acuerdo; para cumplir su sueño de convertirse en Hokage, se le impondrá una única condición: casarse con la misma persona a la que una vez se comprometió, Hinata Hyuga.
Specially Thanks: Este fic está dedicado a mi amiga Dara02 en agradecimiento por escribir tan bellas historias NaruSaku. Amiga, sé cuánto te gusta la pareja NaruSaku; espero que te guste esta historia. Te la dedico con todo mi amor. ❤
.
.
ENTRE LO MORAL Y LO CARNAL
Por: Zaphyr Bell
.
.
"El amor es un sentimiento primario
Que se vuelve secundario con el paso del desprecio..."
.
.
Preludio
»Prioridad«
.
.
Dolor, traición, humillación.
—¡Podemos estar juntos! Sólo hay que encontrar una manera.
Condena, desesperación, resignación.
—Eres mi todo.
El llanto de la chica le hacía perder cualquier esperanza. Ella no quería verlo, no deseaba saber nada de lo que le decía, ni mucho menos estaba dispuesta a hallar una manera en la que pudieran estar juntos; porque la única idea brillante que a él se le ocurría era la que involucraba el término amantes. Una palabra bizarra en contexto y meticulosa en cuanto a acción, pero bizarra si se trataba de moral.
—¡Por favor! —Suplicaba—, tú lo eres todo para mí, eres la mujer de mi vida.
Ella por un momento dejó de sollozar, solamente para fijar su vista sobre los ojos azules del chico; soltó una risa sarcástica y de nuevo apartó la mirada de él. No soportaba verlo.
—¿La mujer de tu vida? —Habló—. Tu vida es ser Hokage... Me lo dejaste claro, ¿no es así? Ninguna mujer llenará tu vida como el maldito puesto de Hokage.
Se odiaba a sí misma por sonar tan egoísta, a él por serlo y a la sociedad por empeñarse a mantener el concepto latente; pero igualmente no se arrepentía en lo más mínimo, ni siquiera le embargaba una mísera pizca de compasión por él o su ya innegablemente destrozada relación.
—No me hagas esto, sabes que yo te amo.
—Yo también a ti, Naruto.
No mentiría, el amor que le tenía a ese hombre no podía esfumarse de un momento a otro por una sentencia ridículamente de antaño. Pero tampoco mentiría al decir que la decepción era mucho más grande que cualquier clase de amor que le tuviera o la disposición a cooperar con él. La apariencia de sus ojeras la delataba. Estaba igual o más cansada que él de un discurso sin ningún sentido, que no los llevaba a ninguna parte a pesar de estar durante dos horas en la misma postura: él, intentando hallar una solución a su «más reciente problema» y ella, intentando por todos los medios «desistir» de su debate.
—¿Entonces? —La esperanza en él se hacía evidente gracias al intenso brillo de sus ojos—. ¿Qué nos detiene?
—La dignidad —soltó ella simplemente—, la maldita dignidad de querer ser algo mejor que una amante.
Su voz sonó árida al pronunciar aquella palabra que ni siquiera debía existir en su léxico. La detestaba. Mucho más al imaginársela ser pronunciada cuando se refirieran a ella. Sakura no tenía en sus planes ser etiquetada con aquella palabra tan inmoral, tampoco llamar al hombre que le proponía aquello como su amante. ¿Era que acaso no podían hacer algo más que salir a escondidas?
Pero, tampoco podía engañar a nadie con aquel complejo de moralista y orgullosa.
Si había algo que Sakura tenía más extinto, eso era la dignidad, lo sabía perfectamente. Decenas de veces se humilló de forma patética y la mayoría de ellas gracias a otro hombre que ni siquiera residía en la aldea: Uchiha Sasuke. Un hombre al que nunca le importó nada de ella y sin embardo, amó con desesperación. Sí, el último miembro del clan Uchiha era digno de llamarla «molestia», intentar asesinarla en múltiples ocasiones y además de eso, abandonarla con una promesa que muy difícilmente cumpliría; pero ella, como una mujer sin rencores, lo perdonaba en primera instancia, porque no tenía un ápice de dignidad ni mucho menos orgullo.
Entonces, aceptar la propuesta de Naruto resultaría fácil de negociar, con resultados positivamente embriagadores, no obstante, no era así... Ni de cerca.
No sólo porque le resultara asquerosamente estúpida, sino porque había dos personas más de por medio: Hinata y Kiba. Si bien, el Inuzuka era más ajeno a sus disputas, Hinata sí tenía bastante que ver en el asunto y, era por la grandiosa noticia de una nueva ceremonia en la que habrían votos matrimoniales.
Y es que no había pasado ni una sola semana desde que la boda entre Naruto e Hinata se canceló, cuando el grandioso sexto Hokage, mandó llamar al Uzumaki y su ex prometida para una junta con el consejo, en la que se les pidió una generosa explicación sobre la actitud desconsiderada del par al plantar a cientos de invitados sin siquiera avisar. Por supuesto, fue la intrépida Hyuga quien les ofreció una versión maquillada de los hechos y habló por el rubio para salvar su trasero; mas sin embargo, a los ancianos les pareció una burda palabrería sin contexto. Y no era el hecho de que les hubiese contado todo acerca de la nula relación amorosa con Uzumaki, sino el dato extra en el que explicaba sus sentimientos hacia alguien más, omitiendo los detalles necesarios.
Obviamente eso no era ninguna excusa para deshacer una boda en la que se unirían el héroe de la guerra y la princesa del Byakugan y, aunque el Rokudaime trató de darles algo de entendimiento e intentar dejar el asunto cerrado, los miembros del concejal no fueron nada amables con ellos, ordenando inmediatamente arreglar su falta de consideración. Fue en ese momento en el que Naruto explotó.
«—¡Vayanse a la mierda! Es sólo un maldito matrimonio. No se armará una quinta guerra por un puto matrimonio...»
Naruto nunca reaccionaba de esa manera. Podía ser un hombre hiperactivo, que actuaba y hablaba por instinto o incluso grosero, pero la manera en la que escupió aquellas palabras mostró acidez. No al consejo, tampoco al Hokage ni mucho menos a Hinata, simplemente a la situación y a la penosa realidad a la que lo estaban sometiendo.
Al no encontrar un acuerdo factible en el que resolvieran ese ajetreo, Naruto se vio obligado a contraer nupcias con la heredera del clan Hyuga, como una condición a su más anhelado sueño: ser el séptimo Hokage. Todo esto después de que el rubio causara el escándalo de la semana al decir que la única mujer a la que amaba era a la kunoichi Haruno Sakura. Después de aquello no supo nada más, porque no le interesaba; después de haber escuchado a alguien decir la peor escoria a sus oídos, su estómago ardió como nunca:
«—Esa chica no es digna de ser tu esposa. Necesitas a una mujer de clase, con apellido... Que pertenezca a algún clan reconocido. El Héroe de la Guerra debe casarse con alguien de importancia.»
Alguien de importancia.
Que se jodieran los ancianos y todo aquel que manifestara tales palabras. Sakura era una mujer digna de él, mucho más que Hinata. No era que la Hyuga fuese poca cosa ni mucho menos, sino que entre ellos no había amor. Eso estaba claro como el agua cristalina que ahora caía de los ojos de su amada. Esos malditos miembros del consejo lo condicionaron de una forma sucia. Ahora estaba entre la espada y la pared.
—Te lo ruego —insistió sin poder acercarse a ella. La muy herida chica se lo impidió—, no quiero perderte.
—Tampoco deseas perder tu meta —Sakura musitó cabizbaja—. No te preocupes, no te guardo ningún resentimiento. En tu lugar, yo haría lo mismo.
—No lo digas de esa forma... Me lastimas.
La chica esta vez soltó una carcajada llena de sarcasmo, acto que le hizo arrugar sus rubias cejas. Al parecer, ella intentaba lastimarlo a él con sus hirientes acciones. La conocía demasiado como para saberlo y no era como si se necesitará conocerla para darse cuenta, Sakura era bastante obvia.
La culpa era el factor dominante en las lagunas mentales del rubio y ella lo percibía. El viento soplaba en medio del bosque, en plena puesta de sol y en comienzo de la primavera, sin embargo, el clima parecía adentrarlos en medio del invierno, gracias a la baja temperatura ambiental. Empero, eso pasaba a segundo plano pese a la ligereza en la vestimenta de Sakura, ya que llevaba puesto su habitual atuendo para las misiones. Lo único que alertaba sus sentidos, era la devastada presencia del rubio, la cual se acercaba con extrema cautela, como si esperara el más mínimo movimiento a la defensiva.
Suspiró. No debía ser tan pancista con él, no cuando todo el tiempo lo había sido. Era de hipócritas hacer lo que ella, y es que Naruto siempre la amó, inclusive cuando ella estaba cegada de obsesión hacia el Uchiha, porque lo había analizado a profundidad, lo que sintió por el renegado no fue amor; Naruto siempre estuvo ahí para ella, aunque ella lo echara a patadas de su vida; Naruto siempre la apoyó, así tomara decisiones equivocadas.
No lo había mirado a los ojos. Eso significaría su perdición. Ya bastante tenía con su conciencia como para soportar ser la peor basura de todas. En verdad deseaba compartir su punto de vista y hallar una solución a su nuevo y segundo compromiso con Hinata antes de que lo nombraran Hokage, pero la frustración de no ser «alguien» para el mentado consejo, le acongojaba.
Si bien, no era una mujer de clase o un clan importante, era una de las mejores kunoichis en todo el país de Fuego; una de las mejores médicos en los últimos tiempos y quizás la mujer más fuerte de Konoha; era bonita, inteligente y toda una Jounin. No cabía ninguna duda de que era excepcional, ella misma lo reconocía. Empero, al parecer el consejo no.
—Yo... Lo siento —no encontraba las palabras para responder y su rasposa voz no le ayudaba—. De verdad quisiera... Yo no...
—Sakura-chan —en un momento de valor, Naruto se acercó a ella y la tomó del mentón—. Por favor, te prometo que sólo será un tiempo. Yo lograré encontrar una solución.
—No la hay —no quería sonar pesimista, pero su subconsciente era el que hablaba.
—Sakura-chan...
No lo soportó más y rompió en llanto, abrazándose del torso de Naruto y enterrando su cabeza en el pecho masculino. ¿Por qué el destino se empeñaba en hacerla sufrir? ¿Acaso no tenía el derecho de ser feliz? Estaba empezando a creer que no; Naruto se contagiaba de aquel pesimismo y eso sólo incrementaba el miedo. Un miedo a quedarse en la agonía que causaba la soledad. Ella lo sabía. Naruto no hallaría una solución y desistir de su sueño no era una opción, y si la era, Sakura no lo permitiría. No privaría a Naruto de convertirse en Hokage.
Él no dudó en rodear su delicada cintura con sus brazos y acercarla más a su cuerpo; su nariz quedó a escasos centímetros del rosado cabello y automáticamente sintió la necesidad de aspirar su olor, por lo que lo hizo; su mano derecha recorría con libertad la espalda de la fémina y su mano izquierda se mantenía firme en su cintura, como si temiera soltarla. Y era verdad, él temía soltarla y nunca más abrazarla.
Los sollozos de la chica pronto se convirtieron en hipidos y esos hipidos en suspiros, clara muestra de que su llanto se apaciguaba. Pero eso no fue suficiente para él, así que de nuevo tomó su mentón entre los dedos pulgar e índice, obligándole a mirarlo; los ojos verde jade se encontraban hinchados y rojos, producto del llanto, mientras que la nariz y mejillas, eran del mismo color que los ojos; su otra mano se deslizó suavemente hasta su mejilla en una caricia que le hizo cerrar los ojos a Sakura por un momento.
—Te amo. Eso nunca cambiará.
No hubo más palabras de su parte, no fueron necesarias. Acercó su rostro al sonrojado de ella y rozó su mejilla con los labios, para deslizarse lentamente a la boca femenina y detenerse ahí, dándole un beso lleno de sentimientos. El contacto fue lento y el movimiento nulo en el primer momento; no obstante, cuando Sakura reaccionó, hizo el primer movimiento, abriendo los labios para dar el consentimiento a Naruto de mover los suyos. Y así fue. Pronto el movimiento de ambos fue sincronizado y rítmico; Sakura levantó los brazos y rodeó el cuello del rubio, mientras que él se aferraba con insistencia a su cintura.
Se separaron al cabo de unos segundos por falta de aire, no obstante, volvieron a besarse, esta vez con mayor intensidad. Eso les hizo desconectarse de la realidad. Naruto enredó sus dedos en las finas hebras rosadas de Sakura y tiró suavemente de ellas, con el objeto de hacerle abrir la boca; así fue, la kunoichi entreabrió los labios y esa fue la oportunidad para que su amado introduciera la lengua suavemente en su cavidad bucal. El roce de lenguas resultó torpe, pero sin duda sensual, como una danza de dos aprendices. Sus narices chocaban y sus cuerpos se pegaban cada vez más al del otro, buscando el mayor contacto posible.
Una corriente eléctrica recorrió la espalda de Sakura, junto a la caricia de los dedos ajenos sobre su piel. Naruto había escabullido su mano por debajo de la tela en su hombro, provocando un erizamiento de piel inmediato. Él no se había dado cuenta, pero su otra mano ya se dirigía hacia la nívea pierna descubierta y sus besos eran cada vez más demandantes. Cuando la espalda de Sakura chocó contra un árbol, sus sentidos regresaron a la realidad.
—Naruto... Detente.
La chica pedía entre besos. Y él seguía sin escucharla. No podía, simplemente no podía separarse de ella una vez que la besaba. Ella era como un imán que lo atraía con ímpetu hacia ella y no le permitía ser consciente de sus actos. Sentía el tacto de sus pequeños pechos rozar con el suyo y su vientre plano con el suyo. Ni hablar de la entrepierna. Esa parte prohibida que lo volvía loco en sus sueños húmedos.
Era un hombre y también sabía lo que era tener sueños húmedos.
Algo hizo "click" en su mente.
—Ba-basta...
Ella lo empujó suavemente hasta alejarlo considerablemente. Con la respiración entrecortada y su frente perlada en sudor, Lo miró una vez más antes de desviar su vista hacia abajo y salir corriendo del lugar completamente sonrojada, dejando a un anonadado Naruto y sus pantalones abultados. Genial, ahora tenía que lidiar con una erección, producto de su imaginación.
No supo si irritarse por su "problema hormonal" o abatirse por el problema mayor. Sakura no le dijo nada con respecto a la insana propuesta de romanticismo y después tendrían que volver a tocar el tema, conociendo perfectamente el rumbo que tomaría por segunda vez.
Inhaló todo el aire que sus pulmones le permitieron y lo exhaló pesadamente. Ya tendría tiempo de pensar aquel lío con ella.
Mientras tanto, debía hacerse una paja urgente para bajar su erección... Rememorando sus sueños húmedos con Sakura.
Continuará...
Notas:
Tengo cinco historias sin continuar estoy aquí publicando una nueva. Debería continuar con las demás en vez de escribir nuevo material, pero meh... Quería escribir NaruSaku.
Disculpen las faltas de ortografía. El sueño y la dislexia me ganan. 😢
Espero que sea de su agrado. A mí me encantó escribirla y me gustaría recibir sus opiniones, o tal vez críticas. Me llenaría de alegría saber sus puntos de vista. Así que no duden en escribir un rw ahí abajo ⬇⬇, de esos a los que nos gustan a nosotros los autores.
Los rws inspiran
La inspiración motiva
La motivación hace al cerebro imaginar
Y la imaginación actualiza el fic con mayor rapidez.
• ¡Gracias por leer! •
