A veces me pregunto para qué tener una mansión tan grande. Es cierto que mi hermano mayor y yo somos, ricos, pero, nunca me gustaron las casas así de grandes. Es fácil perderse en ella aún habiendo vivido unos cuantos años ya. Lo peor, en ciertos casos, es la seguridad. Mi hermano dice que tiene que ser extrema pero pienso que sólo exagera un poco.
Creo.
Suspiro. Oh bueno...
Recuerdo una ocasión en que hubo un apagón que duró horas.
Flash Back
Seto y yo estábamos en el living, a la luz de las velas debido a un apagón que se dio hace menos de dos horas. Yo estaba aburrido, completamente. No había nada qué hacer sin electricidad, bueno, al menos para un chico de doce años como yo. Por lo tanto, estaba sentado sobre un diván, abrazando mis piernas y descansando sobre mis rodillas mi cabeza.
-Seetooooo... Estoy aburrido.
-¿Y qué quieres que haga al respecto?-me responde, sin levantar la vista de su libro. Gimo en desaprobación.
-No lo sé. Quiero hacer algo... ¿Qué estás leyendo?
-Ángeles y demonios, de Dan Brawn. (N/A: WOOT!)
Me levanto y me dirijo a una de las ventanas. El cielo estaba estrellado, pero la ciudad seguía sumida en la oscuridad.
-¿Puedo ir al jardín?
-No.
-Pero Seeto...
-No.-dice más severamente por lo que dejo de discutir.
Salgo del living, y camino por los corredores, subo algunas escaleras y entro en el cuarto de vigilancia. No sé qué pensaba encontrar allí pero, bueno...
-¡Luna!
Mi gatita negra pasó por entre mis piernas, sorprendiéndome. La tomo entre mis brazos y ella ronronea, frotándose contra mi pecho. Le rasco las orejas y me acerco a los monitores apagados. No había casi nada de luz pero, sobre algunas mesas había velas a medio consumir por lo que un suave brillo tenue alumbraba la habitación.
-Meow...
Salí, y me dirigí a mi cuarto. Miré el reloj y este marcaba las nueve y dieciséis de la noche. Luna se bajó de mis brazos y se subió a mi cama, haciéndose una bola en mi almohada.
-Luna, ¿no tienes hambre?-le pregunté a mi gatita, pero ella estaba durmiendo, y ronroneaba. Sonreí y reí.
Luna fue un regalo de navidad, por parte de Yugi y Joey. Seto no quería mascotas en la casa pero, como ellos me la habían obsequiado, no se pudo oponer. Seguía aburrido, pero ahora tenía hambre. Salí de mi cuarto y me dirigí a la cocina.
Ahora me acuerdo... que la puerta de la cocina tiene un enorme vidrio... Al estar frente al marco, extiendo las manos y toco el frío vidrio. Encuentro la manija y la abro. Me ha sucedido muchas veces de llevarme por delante la puerta. Y de veras que dolió... (N/A: Tenía el mismo problema con la puerta de mi cocina, antes de ser cambiada. XD)
Y una estúpida, pero muy divertida idea se me pasa por la cabeza. Sonrió ampliamente.
-¡¡¡SEEEEEEETOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!-grito con todas mis fuerzas, esperando que mi grito retumbara por toda la casa.
No sólo en la cocina hay una puerta como esta. Algunas de las trampas o sistemas de seguridad retienen a los ladrones o invasores entre dos paredes invisibles, o sea, de un vidrio muy resistente...
¡¡¡PLAF!
-¡¡MIERDA!-oigo a mi hermano maldecir en voz alta, mientras se sobaba la cabeza. ¡Jo! ¡Se estrelló contra el vidrio de la puerta!
Sin poder, contenerme, comienzo a reírme a fuertes carcajadas. Me arrodillo en el suelo, y sigo riéndome sin parar. Los ojos azules de mi hermano me miran furiosamente. Sabía a la perfección que lo había hecho ciento por ciento a propósito.
-Eso no fue gracioso.-me gruñe.-¿Qué pasa?
-Nada, simplemente quería verte estrellar contra la puerta.-le digo entre risas. Suspira y se retira, cerrando la puerta detrás de él.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Eran las once y media, y la luz todavía no volvía. Yo ahora estaba recostado sobre el diván, mirando el techo. Lo había estado observando por casi dos horas y no había caso, seguía aburrido. Y Seto seguía con ése maldito libro...
Cierro mis ojos y doy un bostezo.
-Ve a acostarte. Ya es muy tarde.-dice Seto, con un tono suave, señalando el libro y dejándolo a un lado, mientras se levantaba.
-No quiero... no tengo sueño.-replico, y otro bostezo sale.-Bueno, tal vez un poquito...
-Arriba. A la cama. A dormir.-vuelve a repetir y me levanto.
-Bueno...
Subo las escaleras acompañado de mi hermano, que sostenía una vela para iluminarnos el camino. Nos detenemos al ver que en la sala de seguridad, los monitores estaban encendidos.
-Seguramente hay una baja corriente.-explica mi hermano.
Y es cierto. El sistema de seguridad de nuestra casa puede llegar a trabajar con mínimas tensiones, por lo que con un apagón así, es imposible que alguien logre entrar. Seto entra y tipia unas cosas en un tablero antes de que sigamos nuestro camino.
Y otra estúpida pero divertida idea se me cruza en la mente.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Son las tres de la mañana. Descalzo, salgo de mi pieza, en compañía de Luna sobre mis talones. Casi sin ruido, llego a la pieza de mi hermano. Lo espío y veo que está completamente dormido. Me alejo de él y me interno en la oscuridad, hasta llegar a la sala de controles de la mansión.
-Bien... Manos a la obra.
Rió perversamente.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
-¡¡¡MOKUUUUUUBAAAAAAAAAAAA!
Me sorprendo al escuchar el alarido de mi hermano, a las siete de la mañana. Sudó una gotita al recordar lo que hice. Todas las puertas de la mansión abren tanto hacia para adentro de la habitación, como hacia fuera. Por lo tanto, es posible programarlas para que abran en un solo sentido.
Y yo hice justamente eso, en todas las habitaciones excepto en la mía y la de mi hermano, para que no sé diera cuenta de tal travesura. Seguramente se habrá dado cuenta de algunas de las paredes invisibles que puse y de que no podía abrir las puertas de la manera habitual.
-¡¡MOKUBA KAIBA!-ruge mi hermano, entrando de un portazo en mi habitación.
-¿Siii?
-¡¿Se puede saber qué demonios hiciste!-me grita.
-¡Nada!-respondo con rapidez pero sé que no sirvo para mentirle a mi hermano. Me arrodillo en mi cama y veo su furiosa cara.-De verdad, no hice nada.
-¡Meow!-maulló Luna, como diciendo "¡Mentiroso!" a todo pulmón. Sudó una gotita y desvió mi mirada.
-Bueno, si... ¡Es que todavía me había quedado aburrido de ayer! Lo quería hacer a la noche, pero, no podía porque no sabía que había una ligera tensión.
Mi hermano suspira, derrotado. Se retira, y me deja solo.
-¡¡Al menos arregla el lío que hiciste!-me grita, antes de perderse en los pasillos.
Yo rió, tomando a mi gatita entre mis brazos y rascándole las orejas. Ya me imagino a mi hermano chocándose contra todas las puertas invisibles de la casa. ¡OHHHHHH! ¡LAS CÁMARAS DE SEGURIDAD!
Mmmm... creo que tendré una semana muuuuuy divertida, además de unos buenos chantajes jeje... Joey, Tristán y Duke morirán por verlos...
Hum, eso me da otra estúpida y divertida idea.
Fin del flashback
Owari. P
