Hola Soy Sukima Moe un gusto publicar en este nuevo fandom. Estoy algo nerviosa porque es mi primer fic aquí así que no se como responderán. Gracias a mi Beta Neki. Me gusta mucho escribir historias con contenido adulto llámenlo lemon, erotica etc. Seran tres capítulos de cada pareja de PPG y RRb .Espero sea de su agrado.

Para ShinobuByako

Cuando leí unos de tus historias de HTF me enamore de tu forma de escribir, por ti me anime a escribir aquí , también me ha llamado la atención este fandom y quiero dedicarte este fic, espero que te guste y aunque no soy tan buena espero mejorar como tu.

Burbuja x Boomer

Poco a poco abrió los ojos y un dolor fuerte en su cabeza se hizo presente, después notó que todo estaba oscuro a su alrededor. Trató de mover sus manos pero no pudo, alrededor de sus muñecas había un metal frío y se dio cuenta que estaba atado y sentado en una silla.

Trató de recordar qué había pasado pero en su mente no estaba claro, aún notaba el pans de su uniforme, supuso que había ido a la escuela con sus hermanos y al terminar las clases se cambió para el entrenamiento del equipo de fútbol americano.

Tenía que salir de ahí. Él era un chico de los RRB, la banda más temible de saltadilla. Entonces ¿por qué no podía liberarse de unas simples ataduras, —¡Él que hizo esto lo pagará caro! —pensó.

Un sonido llegó a él, así que aguzó el oído; alguien había entrado y escucho cómo sonaban un par de llaves. Lo estaban encerrando. Empezó a tener miedo. Cerró los ojos ideando un plan. Tal vez podría pretender estar desmayado y quitarse rápido las esposas, después golpearía a su secuestrador con especial saña por hacerle pasar como un débil y no ser el hazme reír de sus hermanos. Hablando de ellos... ¿no deberían estar preocupados por su ausencia? Algún día los ataría a un palo sin nada de beber y con el sol hasta su punto como venganza.

—¿Aún estás durmiendo? —Habló una vocecita.

¿Donde había escuchado esa voz? Había estado esperando una voz de hombre, no de una chica. Se sintió aliviado, pero no debería bajar la guardia. Sin embargo, la curiosidad mato al gato, así que abrió los ojos poco a poco para adaptarse a la luz brillante del foco en el techo.

Era una habitación con cama y unas grandes cortinas que tapaban las ventanas, al parecer era un cuarto y, efectivamente, estaba sentado en un silla.

Mientras miraba alrededor, se sorprendió al ver a una chica de espaldas, viéndose en el espejo, acomodando su cabello, estaba peinada con un par de coletas. Solo existia una chica con ese peinado y con ese color de cabello que él conocía

No podía ser ella ¿o si? La menor de las chicas superpoderosas. Aquella chica que desde que podía recordar peleaban por defender a su ciudad. Pero ahora con la adolescencia tenían otros asuntos; ya no era un niño, era un joven. Y la pubertad fue tan gloriosa en las chicas, que aquella rubia desarrollo un cuerpo exuberante y con muchas curvas. No negaba que tenía sueños húmedos con ella como la protagonista.

—¿Burbuja? —Tragó un poco de saliva.

Ella dejó su cabello y se volteó, dedicándole una sonrisa. Vestía aún el uniforme de porrista de la preparatoria, un top azul y una falda corta del mismo color. Caminó hacia él y se arrodilló.

—Espero que las esposas no te estén lastimando —Sonaba preocupada—. Bellota me dijo que estas esposas que creó mi padre fueron hechas para supervillanos.

Así que era eso. Lo había atrapado para vengarse de todas las veces que él y sus hermanos habían destruido saltadilla. Tenía la esperanza de que algún día declararse, aunque ella era popular entre los chicos junto a sus hermanas. Por eso se deleitaba con mirarla entrenar con las porristas. Adoraba su sonrisa, sencillez y ternura. Se imaginaba caminando con ella, tomados de la mano mientras comían un helado.

—¿Porque haces esto? —La miró a los ojos, tan azules como zafiros.

—Lo siento —Desvió la mirada—. Pero tengo mis motivos personales.

—¿Cuál de tus hermanas ideó este plan?, Apuesto a que fue tu hermana mayor, ¿También mis hermanos están así?

—No —Negó ella con vehemencia—. Mis hermanas no tienen nada que ver en esto y tus hermanos están bien —Ella parecía un poco asustada de que él pensara así.

Se apartó de él, se dirigió hacia el tocador y sacó un pedazo de tela de una mochila.

—¿Que vas a hacer? —Dijo y sonó preocupado.

Burbuja se acercó a él y se inclinó hacia delante, le vendo los ojos, él trató de quitarse las esposas.

—Tranquilo, esto te va a gustar —Le dijo casi labios contra labios.

Y lo besó. Se apropió de su boca de forma dulce al principio, capturando su labio inferior entre los suyos, él se quedó quieto por unos segundos, luego le correspondió el beso, aunque fue lento y suave, un acto que terminó rápido cuando la rubia decidió apartarse de él.

¿En verdad Burbuja lo había besado? ¿Era alguna clase de broma hecha por sus hermanos? Esperaba que salieran de detrás de las cortinas, riéndose. Él les había dicho que estaba enamorado de la rubia, por eso había entrado al equipo de fútbol americano, sobre todo para verla en ese uniforme que se ajustaba a su cuerpo. Pero lo único que recibió fueron burlas. "Será mejor que te rindas, esas chicas solo nos ven como enemigos, jamás saldrás con alguna de ellas." Le había dicho Brick cuando veía la tele.

—Ahora viene la mejor parte —Susurró a su oído derecho.

Burbuja estaba nerviosa pero una vez que empezó todo no podía volver atrás, le era más fácil que no la viera. Además había investigado en revistas todo lo relacionado con el sexo.

Tomó valor y miró la entrepierna del rubio; con su mano derecha empezó a acariciarle sobre la tela. Sintió al chico tensarse, un bulto se formó poco a poco en sus pantalones y de inmediato, empezó a crecer.

—¿Te gusta? —Le preguntó en un tono que quiso que sonara pervertido.

Con algo de dificultad logró bajarle el pants negro hasta las rodillas y después el boxer. Quedó asombrada, era la primera vez que veía uno. "Vaya, si que es grande" pensó.

Y aunque a Boomer le tomó por sorpresa que le empezara a quitar la ropa, lo estaba disfrutando ¿Cuantas veces se había imaginado teniendo sexo con ella, en su cuarto, a solas en el cine o en un parque al aire libre? Su pene ya estaba erecto, eso lo sintió. Cuando escucho su hermosa voz preguntarle algo, no sabía cómo responder.

Burbuja vio lo que parecía un líquido que salía de la punta. "Eso deber ser". Trago saliva y se inclinó hacia delante pasando un mechón de su cabello detrás de su oreja. Abrió la boca y se introdujo la punta del pene, su lengua sintió un sabor amargo y un poco salado, pero no le importo. Lamia todo lo largo mientras dejaba rastros de saliva.

El chico tensó todo el cuerpo hasta el punto que ella pudo notarlo, y cuando le quito su ropa, trago saliva. Cuando ella le tomó en su boca, arqueó un poco sus caderas para que fuera más fácil, su boca se sentía caliente y húmeda "¡Maldición, quisiera poder verla!", a duras penas podía recordar cómo se respiraba. Apretó los dientes con fuerza pero ella se detuvo.

De repente Burbuja se sentía extraña, un calor extraño en todo su cuerpo, respiraba con dificultad, se sentó en el piso, miró al pobre chico con su miembro erecto y ella sentía un cosquilleo en su zona íntima. ¿Es por lo que acabo de hacer? Pensó al momento en que su cuerpo reaccionó. Sin pensarlo mucho bajo dos dedos hacia su zona íntima y empezó a tocarse encima de su short, trabajó con los dedos entre sus piernas en un movimiento circular, cada vez más rápido, más y más duro. Ella contuvo el aliento, cuando algo nuevo y maravilloso se produjo y creció en su interior. Sus muslos se estremecieron y se le tensó el estómago.

El sonido de sus propios gemidos llenó sus oídos.

El chico tenía buen oído ¿Ella acababa de masturbase? ¿La dulce Burbuja? A esas alturas dudaba de su inocencia. Le encanta su nueva faceta de pervertida.

—¿Por qué haces esto? —Habló por fin. No escuchó ninguna respuesta y un silencio largo se hizo presente. Se puso nervioso.

Le quitó aquella venda de los ojos y al fin pudo ver la luz de nuevo. Enfrente de él estaba Burbuja, tenía las mejillas de color rosa y se humedecía los labios, era la imagen más erótica que había visto. Empezó a quitarse el short y luego bajó sus bragas para tirar ambas prendas en algún lado de la habitación. Camino hacia él de forma sexy.

—Porque me gustas, Boomer, jamás olvide el dia en que te conocí por primera vez. No puedo evitarlo, cuando te veo mi corazón late tan fuerte, ahora quiero demostrarte mi amor —Respondió mirándole sincera y fijamente a los ojos.

Boomer quería llorar de alegría, nunca creyó que la rubia se le confesaría, no podía soportar por más tiempo, no iba a dejar que ella lo hiciera todo. Sería un hombre y haría su parte.

Ella se sentó en su regazo y observo como tomaba su miembro dejando caer su peso sobre él poco a poco. La rubia se retorcía con la entrada de aquel pene en su cuerpo. Sabía que iba a dolerle, pero si aguantaba golpes de monstruos eso no era nada. Se quedó quieta, respirando profundo. Un par de lágrimas se hicieron presentes y la sangre de su pureza recorrió esa unión.

Boomer estaba desesperado por tocar esa piel suave, que con todas sus fuerzas y de un tirón rompió las esposas; ahora con sus manos libres, le tomo la cintura y la beso con tanta pasión. Aquella chica le entregaba lo más preciado. Sería delicado y gentil.

Se separó de ella.

—Burbuja, tú también me gustas. Pero tenía miedo que no me correspondieras, eres la chica más hermosa y eres la unica para mi.

Ella comenzó a llorar. Era era una de las razones por las que le gustaba, aunque tenía fama de malo también era gentil.

Recordó aquel día cuando estaba lloviendo fuerte, habían suspendido el entrenamiento de las porristas y olvidó llevar paraguas, Bombón tenía que estudiar en la biblioteca y Bellota había ido a casa de una amiga, así que tendría que irse sola. No parecía que la lluvia fuera a detenerse, así que empezó a correr

—¡Espera! —Le gritó alguien.

Ella volteó y se sorprendió al ver que era Boomer ¿Acaso buscaba pelea? ¿No había aprendido de las anteriores batallas? Él se acercó.

—No deberías mojarte, ten —Dijo como quien no quiere la cosa y extendió su paraguas.

Ella dudo si tomarlo, pero lo hizo, lo necesitaba. Pensó que era alguna clase de broma, así que no lo abrió de inmediato. Se quedaron unos segundos en silencio, todo lo que se escuchaba era el sonido de la lluvia.

—Me tengo que ir —Dijo Boomer y se fue corriendo.

Burbuja quedó sorprendida ante aquel gesto amable de su parte. Quizá no era un chico malo después de todo. Al día siguiente colocó el paraguas en el casillero del rubio con una nota de agradecimiento. Desde aquel dia lo observaba durante las clases, ya no era aquel niño que pensaba destruir la ciudad, algo había cambiado en ellos y después noto que se ponía nerviosa cuando estaba cerca de él. Si ambos cruzaban miradas se sonrojaba.

—Puedes comenzar a moverte —Habló Burbuja. Boomer estaba tenso y sonrojado.

—¿Estás segura? No quiero presionarte. Burbuja sonrió ante el tono preocupado que usó.

—Estoy bien, hay que continuar.

Boomer dudó, pero comenzó a moverse lento, al principio no encontraban el ritmo, no obstante, fue sólo cuestión de tiempo para que ella se acostumbrara. Empezó a agitar las caderas adelante y atrás. Enseguida encontraron el ritmo adecuado, la respiración entrecortada de ambos se entremezclan con sonidos de satisfacción. Placer y dolor juntos. Sus manos rodearon aquel cuello varonil.

Ella llevaba la falda aún alrededor de la cintura, con una mano el chico alzó su top, un corpiño color blanco su piel, lo alzó para ver sus pechos, la boca húmeda y ardiente se cerró sobre uno de sus pezones, saboreandolo como si fuera un dulce. Escuchó un glorioso gemido como respuesta, así que mordió levemente. Y lo soltó.

Con su otra mano tocaba todo a su paso, agarrando, apretando, acariciando.

Y ella respondía con hermosos sonidos; jadeos, gemidos ahogados y murmullos. Boomer sudaba, desprendía un aroma varonil, no penetrante pero agradable. Aquel miembro se movió adentro, afuera, adentro, afuera. Se acercó a él para besarlo, al principio dulce, luego ambos enredaron sus lenguas.

La fricción de la silla le quemaba la piel, pero ni loco dejaba de penetrarla. Aunque sabía que estaba apunto de correrse no quería hacerlo hasta que ella hubiera alcanzado el orgasmo.

Burbuja se separó de improviso, dejando un fino hilillo de saliva entre ellos, que se rompió cuando habló: —Boomer yo... estoy a punto de… de llegar —Y una sensación explotó que la hizo gritar tan fuerte que pensó que toda la ciudad de saltadilla la había escuchado.

De un movimiento certero, Boomer se deshizo, abrazándose a ella. Burbuja arqueó la espalda instintivamente, sintiendo como su interior era llenado completamente por una calidez que jamás había sentido. Él también terminó, derramandose en el interior de ella.

Burbuja apoyó la cabeza sobre su hombro derecho .Ambos jadearon y les tomó varios minutos en recuperarse .La habitación estaba impregnada de olor a sexo. Boomer le dio un beso en la frente.

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Ambos salieron sonrientes de aquel hotel, tomados de la mano y listos para comunicarles a sus hermanos que eran pareja.

—Lo siento —Dijo finalmente ella.

—¿Por qué?

—-Por secuestrarte.

—Ahora que lo mencionas… ¿Por qué hiciste todo esto?

—Cuando termine el entrenamiento, en los vestuarios estaban hablando de los chicos más populares y tú estabas en primer lugar, después Butch y otro de primero. Así que me puse un poquito celosa, fui a una tienda y vi revistas de amor compré una revista que decía que a los hombres les gustaba que los secuestraran. Y lo demás ya lo sabes.

Por un momento su ego de hombre se elevó y se rió porque Brick no era muy popular con las chicas. Burbuja infló los cachetes de manera cómica.

—¿Por qué te ríes?

—Quién hubiera pensando que la inocente burbuja llevará a cabo un plan así —Respondió, apretando su mejilla derecha—. Por cierto ¿cómo es que termine en ese cuarto?

—Bueno, eso no importa —Dijo ella con una tierna sonrisa.

No tenía que saber que lo había seguido mientras caminaba a casa, ni que había verificado que no hubiera nadie cerca cuando le golpeó con el bat de beisbol de Bellota, mucho menos que lo había cargado cual princesa a la habitación del hotel.

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—¡Boomer, deja de ver a las porristas y pon atención al juego! —Le gritó un enojado Brick.

Aunque el rubio fijaba su mirada a las porristas, en especial a su novia, cuando esta se estaba subiendo a los hombros de sus compañeras para dar un salto hacia arriba con una vuelta perfecta que enloqueció al público y gritaban apoyando al equipo. Le encantaba verla en uniforme de porrista, al parecer ya tenía un fetiche.

Un golpe en su cabeza lo regreso a la realidad. —Tarado, estamos en las finales del campeonato, deja de imaginar a tu novia desnuda —Le dijo Butch.

—No la estoy imaginando desnuda —Se quejó con un sonrojo.

—Mas te vale que pongas atención, te toca hacer el pase completo —Brick se alejó al igual que su otro hermano.

—¡Boomer! —Una voz alegre lo llamaba.

Corrió hacia ella, la presentación de las porristas había terminado.

—Te estaré animando desde la banca —Expresó Burbuja—. Bueno tengo que irme ya van a comenzar a jugar —Se acercó a él y le dio un beso en la mejilla—. Es para la buena suerte.

Él también se sonrojó, aún no se acostumbraba a creer que tenía novia, ni a recibir muchas demostraciones públicas de cariño.

—Algo más —Se acercó a su oído y le susurró: —Si anotas un touchdown, prometo no vendarte los ojos y dejarte ver cuando te tomé en mi boca —Y corrió donde estaban sus hermanas sentadas.

Algo se removió dentro de Boomer. Corrió hacia donde estaban sus hermanos, tomó agua desesperadamente y se colocó el casco.

—¿Y a ti qué te pasa? —Le preguntó su hermano pelirrojo.

—Tengo que ganar este partido —Y empezó a correr en círculos.

Tanto Brick como Butch se miraron ¿Qué pasaría para que su hermano se pusiera tan animado?

Mientras, una rubia animaba desde la primera fila.

FIN

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