Hola!
Estoy encantado de poder ofreceros esta historia. Su título original es "Un voyage d'oú le passé surgit" de Tobby. El fic original es en francés y lo podréis encontrar en mi profile.
Esta traducción la hago con el consentimiento de la autora. Está completo y consta de 25 capítulos. Intentaré actualizar lo más pronto que pueda, y aunque este capítulo es corto, le siguen unos que casi llegan a las 20 páginas, y pueda que tarde.
De momento tengo los primeros capítulos traducidos y voy a ir subiéndolos por semana, y ya podéis dejar reviews para poder indicarle a la autora que su fic es bien recibido, así que , aunque conste de solo una par de frases, dejarlos, que solo es un minutito de nada, y ya está, complacéis a esta servidora y la autora también. Bueno, os dejó con la historia,
Bikiños
Deirdre.
Disclaimer: Los personages que aparecen aquí son propiedad exclusiva de JKR. Yo no abtengo ningún beneficio escribiendo esto. Solo sale de mi imaginación y esta aclaración es válida para el resto de los capítulos que la componen.
N/A: el capítulo ha sido corregido por Nanou
Capítulo 1: ¡¡ El principio de un verano difícil!
Hacía una semana que Harry estaba de vacaciones y no había recibido aún noticias de Remus o Dumbledore, solo de Ron y Hermione.
Era una noche negra y como todas las noches, Harry no encontraba el sueño. Siempre se despertaba sudado y gritando el nombre de su padrino, y cuando se daba cuenta de la realidad, estaba igual de triste.
Al principio de la segunda semana de julio, Harry por fin recibió una carta de Remus, donde le preguntaba si quería pasar el resto de las vacaciones en el cuartel general de la Orden del Fénix.
Harry dudó durante algún tiempo. ¿Podría volver a la casa de su padrino? Los recuerdos que tendría allí de Sirius...¿y si no estaba preparado para afrontarlos?
Pero estaba pasando unas vacaciones dolorosamente solitarias con los Dursley, en vez de estar con sus amigos que estarían allí para sostenerlo. Entonces le respondió:
Querido Lunático:
Me gustaría pasar las vacaciones contigo. Me siento muy solo aquí, y eso que los Dursley son menos insoportables de que costumbre. ¡Los habéis asustado de verdad en la estación de tren!
Cuídate,
Harry
Escribió la dirección y le dio la carta a su lechuza, Hedwig.
-Toma, llévasela a Lupin y ten cuidado.
Hedwig se echó a volar y Harry se volvió a acostar, mas no pudo dormir.
A la mañana siguiente, Harry bajó a desayunar y se encontró con los Dursley a la mesa. Tío Vernon leía el periódico como siempre; Dudley intentaba convencer a su madre para que le diera más comida, pero ella se negaba a eso. La discusión paró en el momento en que Harry entró en la cocina. Siempre pasaba lo mismo, sobre todo desde la advertencia que había hecho la Orden del Fénix. No estaba mal, al menos ahora dejaban a Harry en paz.
Se apuró en comer la pequeña porción de pomelo que su tía Petunia le había dado y les dijo con un tono monótono:
Me voy a ir. Han quedado en venir a buscarme.
- ¿Ya? Estupendo, un mes menos este año. Podremos estar más tranquilos –dijo Vernon con una voz alegre que enfadó a Harry.
Si, él deseaba marcharse ya.
Harry subió directamente a su habitación y se puso a hacer algunos deberes. Ya tenía hechos unos cuantos, pensando que él podría guardar su pena dentro, pero eso no reconfortaba la falta que sentía.
Antes de acabar sus deberes de pociones (había querido hacerlos al final pues su profesor Severus Snape era el profesor que más detestaba, aunque durante el año anterior Umbridge, profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras, había sido bastante peor), metió sus deberes en la mochila.
Lo peor era que Snape se había ensañado contra él simplemente porque era el hijo de James Potter, quién había pasado sus cursos escolares ridiculizando a Snape. Ahora, cobraba su venganza a través de Harry.
Era la primera vez que Harry acababa sus deberes antes de mediados de julio. No estaba orgulloso de ello. Solo había buscado una distracción y ahora, nada podía ayudarlo a olvidarse de Sirius. Sentía las lágrimas correr por sus mejilla, viniendo a caer sobre su escritorio donde habían estado sus ejercicios hacía unos momentos.
Fue ese momento el que Hedwig aprovechó para llegar, y le dio la respuesta de Remus. Harry abrió la carta y la apoyó en el escritorio. Cogió a Hedwing y la puso en su jaula, después de haberla felicitado y acariciado. Se sentó sobre su cama y se dispuso a leer la carta de Remus.
Inmediatamente.
Lunático.
Estas palabras fueron seguidas de un grito de alegría y comenzó a preparar su baúl lo más rápidamente que pudo. De pronto se paró. ¿Y si era una trampa? Quizás Voldemort quería aprovecharse de su estado debilitado para poder matarlo. Como para darle la razón, su cicatriz le empezó a doler. No tan fuerte como al principio, pero el doler fue molesto. Se desplomó, pero se levantó enseguida: si debía combatir de nuevo al Señor de las Tinieblas, lo había.
Como un loco, salió de la casa y se puso a gritar en medio de la calle:
- ¡ MUÉSTRATE! ¡SÉ QUE ESTÁS AQUÍ, NO TE TENGO MIEDO! ¡ESTOY AQUÍ, TE ESPERO VOLDEMORT!.
Pero nada pasó. Algunos vecinos sacaron la cabeza por la ventana, asombrados, y Harry se sentía más violento que antes. Aún así, Voldemort había sido un cobarde y ni lo vio aparecerse. Pero no fue la voz glacial de Voldemort lo que se escuchó, sino una voz llena de furia, que provenía de su tío, para ser precisos.
- ¿ESTÁS MAL DE LA CABEZA? ¿QUÉ HACES GRITANDO ASÍ EN MEDIO DE LA CALLA A PLENA LUZ DEL DÍA?
Harry se guardó de decirle que él acababa de hacer la misma cosa exactamente y lo miró con insolencia. Vernon lo metió en la casa violentamente. Harry se cayó y su estiró cual largo era en la cocina. Estaba lleno de rabia.
Siempre que se enfurecía sus poderes se descontrolaba, y esta no fue la excepción. Cuando cayó en el suelo de la cocina, la televisión se encendió de repente, y desde entonces el volumen se volvía cada vez más ensordecedor. Harry se tapó las orejas, su rabia no hacía más que expandirse hasta que la televisión acabo por explotar.
Iba a gritarles cuando vio que se encontraba delante de dos pares de zapatos que no conocía. Precisamente, Harry estaba tirado delante de Dumbledore y Lupin. Se levantó rápidamente con lágrimas en los ojos, lágrimas de rabia.
Lupin estaba casi aterrorizado por culpa de esa rabia y eso que sabía que no era por él, sino por el tío de Harry, pero no lo demostró.
Dumbledore miraba a Vernon con su expertos ojos azules, ojos fríos, la famoso mirada que Harry no aconsejaba a nadie.
Vernon estaba petrificado. ¿Qué había hecho? ¿Era de verdad necesario que esos dos magos llegaran en ese momento? El único momento en él que se había atrevido a tocar a Harry, y sabía que lo iba a pagar muy caro.
-¿Cómo te atreves a tocar a Harry de esa manera? ¡Te habíamos prevenido, Dursley, pero no escuchas!- dijo Lupin con una voz que Harry no le conocía, una voz glacial.
-Yo... yo... lo...s-siento... tenía solo... él se puso a gritar... en la calle como un loco... –Vernon tembló, estaba aterrorizado.
-Harry, ¿son estas acusaciones ciertas? –le preguntó Dumbledore con una voz dulce.
- Sí, es cierto, lo hice hace unos momentos.
Harry estaba loco de alegría, por eso, él se iba a marchar y había sido un estúpido por creer que Voldemort se preocuparía de mandarle esas cartas para hacerle caer en una trampa.
Bajó unos minutos más tarde para comprobar que Dumbledore miraba fijamente a Vernon, que estaba a punto de mearse encima. Eso hizo reír a Harry.
Dumbledore cogió el baúl de Harry y lo transformó en un traslador de manera que los dejara justo delante del cuartel general.
Unos minutos después, Harry se encontraba delante de nº 12 de Grimmaurd Place, la casa de Sirius. Tal y como estaba la casa por dentro, se dio cuenta de que la señora Weasley no había estado por allí, y también podía deducir que Ron tampoco. Por lo tanto no tenía ninguna posibilidad que Hermione estuviera allí.
La casa no había cambiado. Harry recordó lo sucia que había estado el año anterior. La señora Weasley había hecho unos cuantos milagros. El cuadro de la madre de Sirius, por el contrario, seguía allí, y siempre con la misma cantinela:
- ¿ COMO OS ATREVÉIS A MANCILLAR LA BELLA Y NOBLE CASA DE LOS BLACKS? ¡OS MALDIGO!
El ambiente seguía siendo igual de tenebroso, y eso que todos los objetos de magia negra habían sido tirados por Sirius.
Esa casa le recordaba a Harry los momentos felices que había tenido con su padrino, y eso hacía que le doliera el corazón.
-Volverás a ver al señor Ron Weasley y a la señorita Hermione Granger el 28 de agosto –le dijo Dumbledore con su habitualmente calmada voz y se marchó a la cocina.
Harry se encontró solo con Remus.
-Eh, de hecho, no he tenido tiempo para decírtelo pero ¿Cómo estás, Harry?- le preguntó amablemente Lupin.
Ahora sí.
No sabía si debía hablar de su cicatriz, pero decidió que para eso tendría tiempo más tarde.
-Eh... Remus... quería saber por qué vosotros... en fin... ¿Por qué me habéis traído tan rápido?
-Primero, porque sabía que no te podía dejar solo en este momento, Harry, y... que... y para compartir la ausencia de Sirius –le dijo con una voz terriblemente triste que Harry no pudo evitar abrazar a Lupin y ponerse a llorar.
-Lo echó tanto de menos, Remus. Siempre lo veo en mis sueños. Él murió por mi culpa.
Sorprendido por la actitud de Harry, Lupin comenzó a mecerlo lentamente y pudo comprobar que él también estaba llorando.
-No, Harry, no puedes decir eso: es completamente falso. Si él murió, fue únicamente porque él quería que tú permaneciera vivo y que vivieras tu vida, Harry, en nombre de tus padres. Él escogió ir porque te quería muchísimo, Harry –Lupin no llegó a encontrar las palabras necesarias, su voz temblaba. Harry lo miró y con una voz fría dijo:
- Yo lo maté, Lupin, y voy a hacer la dedicatoria para la tumba de Sirius... y mataré a Voldemort.
-Sí y es por eso que te pedí que vinieras a vivir conmigo durante el resto de las vacaciones. Yo quería, si tú estás de acuerdo, que hicieras un entrenamiento muy duro, y así poder conseguir cierto poder para enfrentarte a él.
Harry estaba encantado, cuando de pronto se acordó que no podía usar la magia fuera de Hogwarts.
-Pero es imposible que pueda practicar magia durante las vacaciones. El ministerio me expulsará de Hogwarts.
-Mira, Harry, después de pasar los TIMOS, los magos forman parte del segundo ciclo. Como tú has pasado tus TIMOS sin problema, salvo por adivinación, puedes usar la magia.
Harry saltó de alegría y abrazó fuertemente a Lupin. Por fin estaba un poco alegre desde la muerte de su padrino.
-¿De hecho, cómo conoces mis notas?
Lupin le guiñó un ojo enigmáticamente.
En ese momento entró Dumbledore. Harry sospechó que había escuchado todo y le agradeció secretamente que le hubiera dejado tiempo para hablar con Lupin.
-Entonces, Harry, supongo que te preguntarás por qué estás aquí –le dijo Dumbledore con una pequeña sonrisa. Harry movió la cabeza afirmativamente.
-Después de tu batalla en el ministerio, pudo comprobar que, aunque tienes mucho poder para tu edad, es necesario que continúes entrenándote, sobre todo desde su retorno. Gracias a la ayuda de Remus y de otras personas de la Orden del Fénix, te hemos organizado un entrenamiento para el resto de las vacaciones.
A Harry esta perspectiva le encantó.
-Sobre todo las materias más importantes serán Defensa Contra las Artes Oscuras que te las enseñará Remus; Oclumancia, que te la enseñaré yo; Trasformaciones corre a cargo de la profesora McGonagall; Encantamientos con Tonks y duelos con el profesor Snape...
Harry se estremeció.
"Con Snape no, con cualquiera menos con él .Hace falta que caiga sobre él. Debo de estar maldito." Pensaba Harry.
-Te dejaremos un poco de tiempo libre para que puedas hacer tus deberes –le dijo Dumbledore sonriendo.
-No vale la pena, profesor: ya los tengo todos hechos.
Lupin miró a Harry con asombro y se echó a reír.
-Si James sabe que su hijo hace los deberes la primera semana de vacaciones se escandalizaría. ¡Creo que esto es herencia de Lily!
Esta frase sonsacó una sonrisa a Harry. Estas vacaciones prometía ser agradables, al final.
Harry cenó en compañía de Remus y Tonks, la cual había llegado a la tarde. Esta vez ella tenía los cabellos amarillos fosforescente y Harry se preguntaba si algún día llegaría a ser discreta.
La cena había estado animada por una conversación sin sentido.
-Harry, podrás ver que conmigo no podrás descansar: te haré trabajar duro.
Harry escuchaba a Tonks vagamente, pues el estaba absorto mirando los muebles. Por fin pudo comer, ya que desde la muerte de Sirius su apetito se había evaporado.
Después de la cena, Harry se dispuso a recorrer la casa en la que estaría hasta el 1º de septiembre. Encontró el salón donde el año anterior había visto por primera vez el tapiz del árbol genealógico de la familia Black. Se acercó a él y toco el lugar donde debía estar el nombre de Sirius, pero encontró una foto de Sirius con un pequeño comentario:
Muerto como un héroe. El mejor de los amigos y un excelente padrino.
Eso hizo que las lágrimas anegaran los ojos de Harry. Era verdad que había sido un excelente padrino, y aunque solo habían sido dos años, habían sido dos años de felicidad para él.
Harry permaneció mirando la foto de su padrino, pero, después de una breve mirado al retrato de Draco Malfoy, decidió marchar, disgustado con la última visión.
En cuanto volvió a la cocina, comprobó que ni Remus no Tonks estaban allí. Seguramente ya estarían en sus habitaciones. Fue en ese momento que Harry vio la pequeña esquina donde vivía Krecher, el elfo doméstico que indirectamente había causado la muerte de aquél en el que pensaba Harry. Se acercó y vio que estaba vacío. Algo hizo que se le helara la sangre y una corriente de rabia subió por sus venas. Delante de él estaba el retrato de Bellatrix Lestrange, sonriente, con una sonrisa maquiavélica.
- ¡Incendio! –el retrato ardió debajo de los ojos rabiosos de Harry. Salió de la cocina cuando estuvo completamente seguro que el cuadro estaba quemado.
Mas tarde durante la noche, Harry subió sus cosas a su nueva habitación, la misma que había compartido con Ron el año anterior, y se tumbó sobre la cama. Escuchó los ruidos que hacia Buckbeak, el hipogrifo. ¿Quién se ocuparía ahora de él? Remus seguramente.
Después de alguno pensamientos más, se durmió ligeramente, soñando con la batalla, oclumancia, de las horribles clases de duelo y por supuesto de Sirius... No recordó el cuadro que lo observaba con una pequeña sonrisa.
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