Circunstancias
El viento soplaba con fuerza pero a ella no le importaba. Sentada a la orilla del lago Hermione vio salir al gran calamar 3 veces en los 40 minutos que llevaba ahí. Estaba claro que le sería más provechoso estar estudiando, pero no se sentía animada como para hacerlo... si no hubiese visto aquello... ahora no se sentiría tan desdichada.
Flash back.
- Harry, ¿has visto a Ron?-pregunto al castaña al ojiverde.
-No, pensé que estaba contigo "repasando" las lecciones-marcando una pagina de su libro de pociones-¿se han peleado ?
-No, nada de eso-viendo a Ginny acercarse a la butaca- habíamos quedado en la biblioteca pero no apareció- sonriéndole de reojo a la pelirroja que se abrazaba al chico- iré a buscarle, no vemos más tarde.
- De acuerdo-dijo el pelinegro correspondiendo al abrazo de su novia.
- Nos vemos después Hermione-dijo la pelirroja antes de besar a su novio-.
La castaña salió de la sala común pensando donde podría estar el pelirrojo. Ella sabía que tenía la manía de escabullirse cuando la chica le proponía que estudiasen juntos, después de todo Ronald Weasley era su novio.
-quizás ya este en la biblioteca...-pensó enrollando un bucle en sus dedos- o tal vez esta en la cocina pidiéndole algún bocadillo a Dobby...
La prefecta se dirigió a la cocina afirmándose mentalmente que era más probable que estuviese ahí que en la biblioteca. Camino por los pasillos esperanzada de encontrar al chico pecoso porque en cierta forma, ya le echaba de menos. Estaba a un pasillo de llegar cuando escucho ruidos. Sonaba como si alguien estuviese apartando desesperadamente los pupitres. La Gryffindor supuso que era algún alumno travieso y en su rol de prefecta se adentro en el salón...
... Y se congelo en el umbral de la misma.
Lavender Brown y Ron Weasley.
Besándose
acaloradamente.
-¡Ron!
El aludido se separó bruscamente de la chica para mirar hacia la puerta, la imagen de una Hermione sollozante lleno al Weasley de remordimiento.
- Hermione... no, no es...-balbuceo el pelirrojo-.
- Lo siento, fue mi culpa-salió en defensa Lavender-.
-¡Púdranse!
Hermione salió corriendo del salón y bajo las escaleras con cuidado pese a su prisa, a pesar de todo estaba conciente de los escalones falsos estaban ahí.
Se dirigió al hall sin pensar y abrió las grandes puertas del castillo con fuerza de flaqueza. Se sentía estúpida, engañada y ultrajada. Ella en verdad quería al pelirrojo pero a éste no parecía tomarle el peso a su relación. Sentía que ganas de regresar y petrificarles a ambos por el descaro.
Llegó, sin percatarse, al lago y ahí se derrumbo llorando y sollozando a todo lo que podía.
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La práctica de Quidditch había finalizo. Cansado pero satisfecho, Draco Malfoy decidió pasear un rato por la escoba antes de irse a las duchas.
Últimamente su cabeza estaba llena de pensamientos inquietantes para él. Hacía no más de dos semanas que soñaba lo mismo. Una chica, lágrimas en sus ojos y una luz cegadora.
Realizo muchos giros en el aire tratando de olvidar el sueño y la confusión que le provocaba, porque, en el fondo, sabía de quien se trataba la chica...
Hermione Granger.
Él llevaba dos semanas aproximadamente soñando con la impura, sangre sucia, sabelotodo insufrible, ratón de biblioteca y demases. Tenía la certeza porque aquellos bucles que se veían en la escasa nitidez del bosque eran suyos, esas mejillas suaves y tersas bañadas en lágrimas cristalinas no podían ser de otra...
Le costaba no pensarla y no entendía porqué. Fue algo automático e incomprensible, de un día se dió cuenta que la observaba en silencio cuando la veía en la biblioteca o durante las clases que Gryffindor y Slytherin compartían.
La razón de su confusión apareció a la orilla del lago, con su bufanda escarlata con líneas doradas, sus bucles mecidos por la fría brisa de invierno, sus mejillas pálida y sus ojos... tristes y húmedos. Él lo había notado aun con la distancia: ella estaba llorando.
Estaba seguro que el pobretón Weasley era el responsable y eso lo lleno de rabia.
"¿Por qué?"
Se preguntó de súbito. Ella era Hermione Granger, por Merlín! No podía estar pasándole esto.
"Al Diablo con todo"
Se respondió mientras la escoba bajaba en dirección a la leona.
El sonido de alguien aterrizando la saco de sus
cavilaciones. Automáticamente se volteo solo para hallar un
rostro conocido pero nada amigable: Draco Malfoy.
Se mordió
instantáneamente el labio, justamente se tenía que
aparecer quien menos quería en el mundo. Trato de mentalizarse
para recibir las burlas e insultos que la serpiente le lanzaría,
pero no paso nada.
- ¿qué te hizo Wealey?
- ¿Qué?-preguntó atónita-.
- Sé que el pobretón tuvo la culpa...
- no le digas así
Malfoy-enfrentándolo- ¡no tienes
derecho!
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Continuará…
