Esto es una adaptación de una de las obras de AMANDA QUICK. Los personajes los hemos tomado de CCS obra del grupo CLAMP. Esta obra solo la hemos adaptado para llevarla a ustedes con el fin de entretenerlos.
CAPÍTULO I
No había nubes cubriendo el cielo. La luz de la luna descendía sin obstáculos, cubriendo con su suave resplandor a una figura montada que cabalgaba en medio de esa soledad. Cabalgaba tranquilamente, pensando en que ya casi era la hora. Pronto llegaría al lugar donde había quedado de ver a esa persona. La única persona que vino a su mente para el proyecto que estaba por emprender. Su mente se perdía en semejantes cavilaciones cuando una ráfaga de viento amenazó con despojarla del velo que cubría su rostro, incluso forzándola a cerrar momentáneamente sus verdes ojos, mas cuando el viento ceso, pudo ver una silueta. Su presencia se destacaba bien a la luz de la luna.
Envuelto en aquella plateada luz que iluminaba el prado, Syaoran Clow, conde de Li, mostraba un aspecto tan de misterio y peligro como si fuera una leyenda que volviera a la vida.
Sakura Kinomoto hizo detener a la yegua que montaba junto a la arboleda y contuvo la respiración cuando Li, al trote, se acercó a ella. Trató de tranquilizar las manos tomando bien fuerte las riendas. Este no era momento de ponerse nerviosa. Ella era una señora con una misión.
Necesitaba los servicios de un caballero y no estaba en situación de poder elegir mucho. En realidad, Li era el único candidato que sabía que reunía las cualidades adecuadas. Pero primero debía convencerlo para que aceptara el puesto.
Durante semanas había estado trabajando en ese proyecto. Hasta esta noche, el solitario y ermitaño conde había ignorado de forma continua las cartas deliberadamente llenas de intriga que ella le enviaba. En medio de la desesperación, había recurrido a otras tácticas. En un esfuerzo por tentarlo a salir de su madriguera, le había tendido una trampa utilizando un anzuelo tentador ante el cual sabía que él no podría resistirse.
El hecho que hacía que esta noche Syaoran se encontrara en este solitario paraje de Sussex significaba que ella por fin había logrado provocarlo para reunirse.
Li no sabía quién era ella. En sus cartas había firmado sólo como la Dama del Velo. Sakura sintió remordimiento por ese pequeño engaño, pero había sido una maniobra necesaria. Si Li hubiera conocido su verdadera identidad al comienzo de esta empresa, lo más probable hubiese sido que se negara a ayudarla. Debía convencerlo para que aceptara aquella misión antes de que ella se animara a revelar su propia identidad. Sakura estaba segura de que una vez que él comprendiera todo, entendería también las razones de su inicial secreto.
No, Li no la conocía, pero Sakura lo conocía a él.
No lo había visto en los últimos ocho años. A los dieciséis lo había imaginado como una leyenda viva, como un noble y valiente caballero sacado de un romance medieval. Ante sus jóvenes ojos lo único que le había faltado a aquel hombre era la brillante armadura y su espada.
Aunque Sakura recordaba con claridad la última vez que lo había visto, sabía que Syaoran no guardaba recuerdo alguno de aquel momento. Había estado demasiado ocupado planificando la huida con la hermana de Sakura, Tomoyo.
A medida que él se acercaba, Sakura se sentía embargada por la curiosidad. Desafortunadamente la combinación del velo que le cubría el rostro y la luz pálida de la luna hacía que le fuera imposible darse cuenta a ciencia cierta de cuánto este hombre había cambiado con los años.
Su primer pensamiento fue que parecía más grande de lo que ella podía recordar. Más alto. Más esbelto. De alguna forma, más fuerte. Los hombros se marcaban robustos debajo del abrigo con capa que vestía. Unos ajustados pantalones de montar resaltaban las líneas fuertes y musculosas de sus caderas. El ala curva del sombrero arrojaba sobre los rasgos de Li una sombra prohibida e impenetrable.
En un momento de duda, Sakura se preguntó si no se trataría del hombre equivocado. Tal vez estaba a punto de encontrarse con un verdadero villano, con un salteador de caminos o algo peor. Se movió intranquila en su montura. Si esta noche fracasaba, su pobre y asediada familia no tendría dudas en sentirse justificada de hacerle grabar una lápida con algo apropiado al respecto. La frase PAGÓ FINALMENTE EL PRECIO DE SU CONDUCTA IMPRUDENTE iría de maravilla. En lo que a su protector clan se refería, Sakura había pasado su vida entera saliendo de un enredo para entrar en otro. Esta vez era posible que se hubiera excedido demasiado.
-¿Supongo que es usted la misteriosa Dama del Velo? -preguntó Syaoran con tono frío. El alivio invadió su espíritu. Las dudas de Sakura en cuanto a la identidad del hombre se resolvieron al instante. No había forma de confundir aquel tono de voz oscuro, resuelto, aun cuando ella no lo hubiera oído desde hacía ocho años. Lo que la asombró fue la breve emoción de expectativa que le atravesaba el ser. Frunció el entrecejo ante aquella extraña reacción.
-Buenas noches, mi señor.- Le dijo.
Syaoran hizo detener a su caballo negro a unos centímetros de distancia.
-Recibí su última nota, señora. Me pareció de lo más irritante, tal como las anteriores. -
Sakura tragó saliva con intranquilidad cuando se dio cuenta de que él no estaba de muy buen humor.
-Esperaba atraer su interés, señor. -
-Ya veo. -
El corazón de Sakura dio un vuelco invadido por la tristeza. Un fuerte disgusto por el engaño. De pronto se preguntó si había cometido algún error táctico de importancia en su trato con Li. Daba lo mismo que hubiera tenido el cuidado de ir con un velo esta noche, pensó. Desde luego no deseaba que él descubriera quién era, si el negocio de esta noche finalizaba en una negativa.
-De todas formas, me complace que usted decidiera aceptar mi invitación. -
-La curiosidad es una de mis debilidades. -Syaoran sonrió levemente a la luz de la luna, pero la curva de su boca no denotó calidez alguna, ni la sombría mirada tampoco reveló nada-. Desde hace dos meses usted se ha transformado en una espina clavada en mi costado, señora. Espero que tenga plena conciencia del hecho. -
-Le pido disculpas -dijo Sakura con ansiedad-. Pero la verdad es que sentía bastante desesperación, mi señor. Usted es un hombre muy difícil de encontrar. No respondió a mis primeras cartas y, como no participa en acontecimientos sociales, no pude pensar en otra forma de atraer su atención. -
-¿De modo que decidió provocarme de forma deliberada, hasta el punto de llegar a agitarme de tal manera que aceptara verla? -
Sakura respiró profundamente. -Digamos que fue algo así. –
-Por lo general se considera algo peligroso molestarme, mi misteriosa Dama del Velo. -
Ella no lo dudó ni por un instante, pero ahora ya era demasiado tarde para echarse atrás. Había llegado muy lejos como para detener la aventura de esta noche. Ella era una mujer en medio de una misión y debía tener el corazón frío.
-¿Es eso así, mi señor? -Sakura trató de mostrar un tono entre divertido y distante. -La razón es que usted no me dejó alternativa alguna. Sin duda, estoy segura de que, una vez que usted oiga lo que tengo que decirle, se sentirá complacido de haber consentido finalmente en encontrarme y sé que perdonará mi pequeño engaño. -
-Si me ha llamado para regocijarse por su último triunfo, debo advertirle que a mí no me gusta perder. -
-¿Triunfo?- Ella parpadeó debajo del velo y después se dio cuenta de que él estaba hablando sobre el señuelo que había utilizado para atraerlo esta noche-. Oh, sí, el libro. Venga conmigo ahora, mi señor. Usted está tan ansioso como yo de ver el manuscrito. Es obvio que no pudo resistirse a mi invitación para verlo, aun cuando yo sea la nueva dueña. -
Syaoran acarició el cuello de su caballo con una mano enguantada.
-Parece que compartimos un interés común por los manuscritos medievales. -
-Es cierto. Veo que le molesta que sea yo la que localicé El caballero y la hechicera, además de descubrir que estaba en venta -dijo Sakura-. Pero sin duda que es lo suficientemente generoso como para dar crédito a la inteligencia de mis investigaciones. Después de todo, el manuscrito se encontraba aquí, en Sussex, prácticamente debajo de sus propias narices. -
Syaoran hizo una inclinación de cabeza en reconocimiento a sus habilidades.
-Parece tener bastante suerte en ese aspecto. En las últimas semanas es el tercer manuscrito de esta naturaleza que usted encuentra antes que yo. ¿Me permite preguntarle la razón por la cual simplemente no echó mano a él y se lo llevó de la misma forma que a los otros? -
-Porque, tal como le expliqué en mis cartas, deseaba conversar con usted, señor -Sakura dudó y después admitió con ligereza-, y porque, para ser honesta, decidí que sería sabio de mi parte esta noche tener a alguien que me acompañara. -
-Ah. -
-He llegado a la conclusión de que el señor Kino es un hombre muy extraño, aun cuando se trate de un coleccionista de libros -continuó diciendo Sakura-. Las estipulaciones que estableció acerca de la hora en la cual él me daría el manuscrito me hicieron sentir de alguna manera insegura. No me gusta hacer negocios a medianoche. -
-Parece que Kino es algo más que simplemente un excéntrico -asintió Syaoran, pensativo.
-Dice que vive de noche, casi como los murciélagos. En sus cartas explica que en su casa se vive con un esquema que es contrario al del resto del mundo. Duerme mientras los otros están despiertos y trabaja cuando los demás duermen. Es muy extraño, ¿no le parece? -
-Sin ninguna duda encajaría perfectamente bien en el mundo de la gente educada -dijo Syaoran secamente-. La mayoría de los ricachones se pasan la noche levantados y duermen durante el día. Sin embargo, es posible que usted tenga razón en tomar precauciones para no encontrarse con él a solas a medianoche. -
Sakura sonrió.
-Estoy complacida de que esté de acuerdo con mi plan para que alguien me acompañe. -
-Estoy de acuerdo, pero le confieso que me siento sorprendido por su interés -dijo Syaoran con la precisión de un espadachín que hace blanco con su espada-. Hasta donde puedo ver, usted no ha demostrado mucha inclinación a tomar precauciones ni a ser prudente. -
Las mejillas de Sakura se encendieron ante esta demostración de sarcasmo.
-Cuando uno se encuentra investigando algo, debe ser osado, mi señor. -
-¿Se considera usted en una investigación? –
-Sí, mi señor, así es. -
-Ya veo. Hablando de investigaciones, debo decirle que estoy aquí esta noche llevando a cabo una pequeña misión por mi cuenta. –
Un escalofrío de temor se apoderó de Sakura.
-¿Sí, mi señor? ¿De qué se trata? -
-No es solamente la promesa de ver el manuscrito de Kino antes de que usted tome posesión de él lo que me ha traído aquí, mi Dama del velo. -
-¿Es verdad eso, mi señor? -Tal vez su esquema había de verdad funcionado, pensó Sakura. Quizás ella realmente había atraído su interés, tal como deseaba hacer-. ¿Está usted interesado en lo que tengo que decir? -
-No particularmente. Pero sí tengo interés en conocer a mi nuevo contrincante. Creo que es importante conocer a nuestros enemigos. -Syaoran la observó con frialdad-. Yo no sé quién es usted, señora, pero hasta ahora me ha hecho bailar a su gusto. Ya he tenido suficiente con sus jueguecitos. -
Un nuevo destello de intranquilidad cayó sobre el reanimado espíritu de Sakura. Quedaba aún un largo camino para la concreción de su meta.
-Espero que nos volvamos a encontrar en el futuro. Como usted ha dicho, tenemos el mismo interés en coleccionar los mismos libros y manuscritos. -
El cuero de la montura de Syaoran crujió ligeramente cuando éste alentó al caballo a acercarse unos pasos.
-¿Disfruta usted con sus últimas victorias, mi Dama del Velo? -
-Muchísimo.- Ella sonrió a pesar de su nerviosismo-. Estoy sumamente complacida con mis últimas adquisiciones. Representan un excelente aporte a mi biblioteca. -
-Ya lo creo. -Se produjo una leve pausa - ¿No considera que es un poco imprudente invitarme esta noche a ser testigo de su último botín? -
Era mucho más imprudente de lo que él creía, pensó con pesar Sakura.
-Lo cierto es, mi señor, que usted es una de las pocas personas en toda Inglaterra capaz de apreciar mi reciente descubrimiento. -
-De verdad que lo aprecio. Muchísimo, para ser sincero. Y es ahí donde yace el peligro. -
Los dedos de Sakura temblaron un poco mientras sostenía las riendas.
-¿Peligro? -
-¿Qué sucedería si yo me apodero por la fuerza del manuscrito una vez que usted lo retira de las manos del señor Kino? -preguntó Syaoran con suavidad mortal.
Ante la amenaza, Sakura se puso bruscamente rígida. Ella no había considerado esa posibilidad. Después de todo, Li era un aristócrata.
-No sea ridículo. Usted es un caballero. No haría una cosa así. -
-Las misteriosas señoras con velos sobre sus rostros, que planean engañar a caballeros como yo respecto de objetos que éstos desean con ahínco, no deberían sorprenderse demasiado si esos llamados caballeros se tornan un tanto impacientes. - La voz de Syaoran se endureció.- Si el manuscrito de Kino es una verdadera leyenda del siglo catorce de la Mesa Redonda, tal como él declara que es, yo lo deseo, señora. Diga usted el precio. -
La tensión se sentía como chispas en el aire. El coraje de Sakura decayó por un momento. Fue todo lo que pudo hacer para evitar hacer girar a su yegua y a todo galope regresar a la seguridad de su casa de campo en Amesbury, donde se alojaba. Se preguntó si los caballeros habían sido tan malditamente difíciles en la Edad Media.
-Dudo de que pueda llegar a pagar mi precio, señor -dijo en un susurro.
-Dígalo y veremos. -
Sakura se mojó con la lengua los labios resecos.
-El caso es que yo no tengo intenciones de venderlo. -
-¿Está segura de eso? -Syaoran obligó al caballo a acercarse un paso más. El imponente animal levantó la cabeza y resopló con fuerza, arrimándose a la yegua de Sakura.
-Muy segura -dijo con rapidez Sakura. Hizo una pausa para remarcar el efecto-. Sin embargo, podría considerar el llegar a dárselo. -
-¿Dármelo? -Estaba claro que esta afirmación tomó por sorpresa a Syaoran-. ¿De qué rayos está usted hablando?
-Después se lo explicaré, señor. -Sakura luchaba por calmar a su nervioso caballo-.
-¿Puedo recordarle que es casi la medianoche? Debo estar en la casa del señor Kino dentro de pocos minutos. ¿Vendrá conmigo o no? -
-Estoy de lo más decidido a cumplir con mis deberes de esta noche como acompañante -dijo sombrío Syaoran-. Ya es demasiado tarde como para deshacerse de mí. -
-Sí, bueno, ¿entonces seguimos con el negocio? -Sakura le hizo una señal a su yegua para que se pusiera en marcha por el sendero iluminado por la luna-. La casa del señor Kino debe de estar a corta distancia de aquí, según las indicaciones que recibí en su última carta. -
-No deseo que usted lo haga esperar. -Syaoran hizo girar al caballo para seguirla.
El ágil corcel comenzó a caminar junto al que montaba Sakura. Ésta se preguntó si su yegua se sentiría tan nerviosa como ella. Syaoran y el caballo se mostraban enormes y amenazantes a la luz de la luna.
-Ahora que nos hemos conocido, mi Dama del Velo, tengo algunas preguntas que hacerle -dijo Syaoran.
Sakura le echó una precavida mirada de soslayo.
-Como ha ignorado mis cartas durante los últimos dos meses, me sorprende oírle decir eso. He tenido hasta ahora la impresión de que no soy una persona de gran interés para usted. -
-Usted sabe muy bien que ahora estoy interesado. Dígame, ¿tiene intenciones de ir detrás de cada inédito libro medieval que yo desee? –
-Es probable. Tal como ve, parece que compartimos gustos similares en estos temas. -
-Esto podría volverse muy costoso para ambos. Una vez que se corriera la voz de que existen dos compradores rivales para cada viejo volumen que sale a la luz, los precios subirían muy alto y rápidamente. -
-Sí, me imagino que así sería -dijo Sakura con estudiado descuido-. Pero yo puedo afrontarlo. Recibo una renta muy generosa. -
Syaoran le echó una especulativa mirada de soslayo.
-¿A su marido no le importa que tenga gustos tan costosos? -
-No tengo marido, señor. Ni tampoco estoy ansiosa por conseguir uno. Por lo que he podido observar, los maridos limitan las aventuras de una mujer. -
-Admito que existen pocos maridos que soportarían el tipo de tontería en la que usted está comprometida esta noche -murmuró Syaoran.- Ningún hombre en su sano juicio permitiría a su mujer andar por ahí sola en el campo o en cualquier otro lugar a estas horas. -
Eriol le habría permitido hacerlo, pensó Sakura anhelante. Pero su Lancelote de cabellos oscuros había muerto y ella estaba investigando para descubrir al asesino. Dejó a un lado los recuerdos y trató de reprimir la leve oleada de culpa que siempre sentía cuando pensaba en Eriol Hiragisawa.
Si no hubiera sido por ella, Eriol jamás habría partido hacia los Mares del Sur en busca de fortuna. Y si él no lo hubiera hecho, no habría sido asesinado por un pirata.
-No estoy sola, señor -le recordó Sakura a Syaoran. Trató con desesperación de mantener un tono ligero-. Tengo a un caballero que me acompaña. Me siento bien segura. -
-¿Por casualidad se refiere a mí? –
-Por supuesto. -
-Entonces debería saber que los caballeros están muy acostumbrados a ser bien recompensados por las tareas que realizan -dijo Syaoran. En los tiempos medievales, la dama confería sus favores al campeón. Dígame, señora, ¿tiene usted intenciones de recompensarme por los servicios prestados esta noche de una manera similar? -
Los ojos de Sakura se abrieron detrás del velo. Se sintió sorprendida muy a pesar de sí misma. Con seguridad él no quería decir que ella debería recompensarlo con favores de naturaleza íntima. Aun cuando él se hubiera transformado en un ermitaño y ya no se sintiera obligado a cumplir con las reglas de la sociedad educada, no podía llegar a creer que la naturaleza primaria de Syaoran hubiera cambiado hasta ese punto.
El noble caballero que se había arriesgado a rescatar a su hermana de un matrimonio arreglado hacía ya tantos años era en el fondo un galante señor. En realidad, ante los ojos de una jovencita de dieciséis años, él había sido tan valioso como persona como para sentarse en la mismísima Mesa Redonda. Desde luego él no le haría propuestas evidentemente no caballerosas a una dama. ¿O no era así?
Debió comprender mal. Tal vez se estaba burlando de ella.
-Recuérdeme darle un trozo de cinta o alguna chuchería como regalo por sus esfuerzos de esta noche, mi señor -dijo Sakura. No podía decir si su tono sonaba apropiadamente sofisticado o no. Tenía casi veinticinco años, pero eso no significaba que hubiera tenido gran experiencia con caballeros mal educados. Como hija menor del conde de Kinomoto, Sakura siempre había estado bien protegida. A veces demasiado, hasta donde le interesaba.
-Creo que un trozo de cinta no será suficiente como pago -musitó Syaoran.
Sakura perdió la paciencia.
-Bueno, probablemente es todo lo que consiga, de modo que deje ya de provocarme, mi señor. -Se sintió aliviada cuando vio una ventana iluminada a corta distancia-. Ésa debe de ser la casa del señor Kino.
Estudió la desvencijada casita que aparecía en medio del paisaje bañado por la luna. Incluso por la noche se podía ver que necesitaba de algunos arreglos. Había en todo el lugar un aire generalizado de descuido. Un portón destrozado franqueaba la entrada al sendero del jardín cubierto de pastizales. El resplandor de la luz que se veía en el interior ponía de manifiesto el cristal roto de la ventana. El tejado necesitaba ser reparado.
- Parece que a Kino no le va particularmente bien en el negocio de los manuscritos. Tengo la impresión, por sus cartas, de que posee una gran biblioteca, pero se muestra reacio a separarse de cualquier obra literaria. -Sakura hizo detener a la yegua-. Me vende El caballero y la hechicera sólo porque tiene una necesidad extrema de conseguir fondos para comprar un libro que él considera más importante que este frívolo romance medieval. -
-Entonces ¿qué puede ser más importante que un frívolo romance? -La boca de Syaoran se inclinó levemente cuando levantó las manos y tomó a Sakura por el talle. -
Ella quedó boquiabierta cuando él la levantó sin esfuerzo para bajarla de la montura. No la posó de inmediato en el suelo, sino que siguió sosteniéndola delante de él, con la puntas de las botas de ella a escasos centímetros del suelo. Era la primera vez que la tocaba, la primera vez que ella estaba tan cerca de él. Sakura se sintió impresionada de su propia reacción. Simplemente se quedó sin aliento.
Con sorpresa se dio cuenta de que él olía bien. Su perfume era indescifrable, mezcla de cuero y lana, y todo muy varonil. Supo de pronto que jamás lo olvidaría.
Por alguna razón la fuerza de aquellas manos le hicieron perder la calma. Tuvo conciencia de lo pequeña y liviana que era si se la comparaba con él. No era su imaginación; aquel hombre era más alto y fuerte de lo que ella podía recordar.
Ocho años atrás Sakura admiraba al que sería el salvador de su hermana, con la admiración idealista e inocente de una jovencita.
Esta noche se sintió fascinada al descubrir que ella podría sentirse muy bien atraída hacia él, de la misma forma en que cualquier mujer se siente atraída por cualquier hombre. Jamás se había sentido así con ningún hombre, incluso con Eriol. Jamás había existido esta sensación inmediata y devastadora de saber lo que sentía.
Tal vez era sólo su imaginación, supuso para sí. Demasiada luz de luna y tensión. Su familia siempre le advertía que dominara aquella mente imaginativa.
Syaoran por fin la dejó en el suelo. Confundida por el embriagante efecto que él transmitía a sus sentidos, Sakura se olvidó de afirmarse sobre la pierna derecha antes de volcar su peso sobre la izquierda. Se tambaleó y se tomó del brazo de Syaoran para no perder el equilibrio.
Las cejas de Syaoran se arquearon en señal de asombro.
-¿La pongo nerviosa, mi señora? -
-No, por supuesto que no. -Sakura se liberó de aquel brazo y rápidamente se alisó la falda de su conjunto de montar. Comenzó a caminar con decisión hacia el roto portón de la entrada. No había forma de ocultar la leve cojera que aquejaba su andar. Hacía mucho tiempo que se había acostumbrado a ella, pero los demás siempre lo notaban.
-¿Se ha torcido el tobillo cuando la he dejado en el suelo? -Ahora había una preocupación genuina en la voz de Syaoran-. Le ruego que me disculpe, señora. Por favor, permítame ayudarla. -
-No hay nada malo con mi tobillo -dijo Sakura con impaciencia-. Mi pierna izquierda de alguna forma está más débil, eso es todo. Son las consecuencias de un viejo accidente que sufrí mientras viajaba en un carruaje que volcó. -
-Ya veo -dijo Syaoran. Parecía pensativo.
Sakura se preguntó si la obvia discapacidad de su pierna izquierda lo molestaba. Desde luego eso había alejado a otros hombres en el pasado. Eran pocos los que invitaban a bailar un vals a una mujer coja. Normalmente ella no se preocupaba por tales reacciones.
Estaba acostumbrada. Pero se dio cuenta de que la lastimaba pensar que Syaoran pudiera ser uno de esos hombres incapaces de tolerar las imperfecciones en una mujer.
-Si le parezco un poco nerviosa -dijo Sakura, gruñona-, es porque no lo conozco a usted bien, señor. -
-No estoy tan seguro de ello -dijo Syaoran con un dejo divertido en la voz-. Está a punto de robarme el tercer manuscrito. Desde luego parece usted conocerme muy bien. -
-Yo no le estoy robando nada, mi señor. -Sakura tomó el ala de su pequeño sombrero y bajó la segunda capa de su velo oscuro. Dentro de la casa, un solo velo tal vez no fuera suficiente para cubrir el rostro-. Considero que somos rivales, no enemigos. -
-Cuando de esto se trata, creo que existe poca diferencia. Esté usted advertida, señora. Es posible que haya llevado su suerte demasiado lejos con el trabajo de esta noche. -
Sakura golpeó rápidamente.
-No se queje, Li. Estoy segura de que usted tendrá otras oportunidades para ganar en este juego. -
-Sin duda. -Los ojos de Syaoran estaban clavados en el rostro perfectamente cubierto de Sakura cuando sonaron pasos al otro lado de la puerta-. Le doy mi palabra de que en el futuro le ofreceré más desafíos que los que así he tenido hasta ahora. -
-Me siento bastante satisfecha con el que supone esta cita -dijo Sakura mientras se oía abrir el cerrojo del interior. El pelear con Li era como presentar un trozo de carne cruda delante de un tigre. Para decirlo suavemente, era un negocio peligroso. Pero debía mantenerlo en la intriga, se recordó. Si él perdía el interés, simplemente podría desaparecer en plena noche. Una vez más, ella sólo podría sentir remordimiento por la actual escasez de caballeros. La selección era limitada.
-Si hasta aquí se siente satisfecha con el desafío-dijo Syaoran-, es sólo porque ha venido ganando. Eso está a punto de cambiar.
Continuara…
Hoshi Kumiko Chan: Tengan todos y cada una de las personas que leen esto, un buen día. Es un placer enorme poder traerles una historia más. Muchas personas ya me identifican por mis anteriores historias como Esclava del deseo o la que estoy a punto de terminar: Corazón Salvaje.
En esta oportunidad, vengo ante ustedes con nuevos proyectos y con una hermosa compañía… mi novio, al que ustedes conocen como Belzer. Juntos trabajaremos una historia que no tiene precedentes con nuestros anteriores trabajos.
Belzer: Hola a todos. Me presento. Soy Belzer, el feliz y orgulloso novio de mi linda Hoshi y estaremos trayéndoles esta historia que esperamos les guste. Verán de todo en esta historia. Los llevaremos por un mar de emociones y aventuras como pocas veces se ven, así que ya saben. Estaremos esperándolos dentro de poco con un nuevo capítulo. Cuídense y buena suerte en todo lo que hagan.
Nos vemos la próxima semana si Dios lo permite con el segundo capítulo de esta historia. Besos y abrazos.
··:··:··:·· Hoshi y Belzer··:··:··:··
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"Cuando no se ama demasiado, no se ama lo suficiente."
CHARLES BAUDELAIRE
